El uso del libre albedrío 

y los estímulos dejados por la primera

 Culpa constituyen un peligro de muerte 

para la criatura 

 


 

#La ley del espíritu liberó, por Jesucristo, del pecado y de la carne Mas la ley del espíritu no suprimió la ley del libre albedrío  

#entre las muchedumbres de cristianos y cristianos católicos, son muchos los que Llevan el nombre y la señal exterior de cristianos, mas no la vida de tales.   

#el amor es un impulso espiritual, como Espíritu purísimo es Aquél que, siendo el Amor infinito, lo infundió, desde su creación, en las criaturas   

#el amor, al ser espiritual, no puede ser gustado ni poseído por aquellos a los que domina la carne   

#Los que creen poder servir a Dios y a Mammón, son los amigos-Judas de Dios fingen obsequiar a Dios y al prójimo, y después traicionan a Dios y le son enemigos al desobedecer su Ley de amor y el Decálogo en su totalidad,   

#Dios es Verdad y no puede estar donde se hallan la mentira, la hipocresía y el falso testimonio contra un inocente.   

#Yo digo que es más fácil que se salve un Dimas, sincero en su confesión, que no un falso servidor de la Ley y de Cristo

 


 

A los Romanos, cap. 8.º, vv.5-6-7.

 

La ley del espíritu liberó, por Jesucristo,

 del pecado y de la carne 

Mas la ley del espíritu no suprimió la ley del libre albedrío

 

"La ley del espíritu liberó, por Jesucristo, del pecado y de la carne, redimiendo de la culpa original y lavando las culpas de la carnalidad nacidas de los estímulos dejados por la primera Culpa, estímulos que el hombre no reprime con afilada y heroica voluntad.

Mas la ley del espíritu no suprimió la ley del libre albedrío. Por lo que, de haberlo hecho, ya no sería justo dar el premio a los victoriosos que se hallarían todos sin culpa aunque también sin mérito de no haber querido pecar.

El libre albedrío y los estímulos dejados por la primera Culpa constituyen un peligro de muerte para la criatura hecha a imagen y semejanza divinas y predestinada a la gracia y a la gloria. Pero son un peligro santo, venido, dado por la Santidad infinita, permitido por el infinito Amor para poder dar con justicia a cada criatura lo que ella mereció con su amor o con su desamor en el tiempo de la carne con la ayuda de ésta y con la victoria de la voluntad espiritual sobre la carne por amor a Dios y aspiración al Cielo, no por evitar el Infierno sino únicamente por un movimiento de amor hacia el Amor indecible e incognoscible que sólo una vida y muerte en gracia permitirán comprender, conocer y poseer.

 

entre las muchedumbres de cristianos 

y cristianos católicos, 

son muchos los que Llevan el nombre 

y la señal exterior de cristianos, mas no la vida de tales.

 

Ahora, entre las muchedumbres de cristianos y cristianos católicos, son muchos los que llevan la señal exterior del cristiano lo mismo que los antiguos fariseos llevaban las filacterias en la frente y en las muñecas, pero que después no tiene la verdadera señal del cristiano en su corazón, como tampoco tenían los fariseos la verdadera ley dentro de su corazón, regla, tanto para aquellos como para éstos de la verdadera vida de hijos de Dios. Llevan el nombre y la señal exterior de cristianos, mas no la vida de tales.

La vida cristiana es amor. Todo amor. El Amor es el que dio los mandamientos a los cristianos.  El amor de los cristianos es el que háceles posible la práctica efectiva de los mandamientos. El amor es el que propone y dispone para premiar. Y es el amor de los cristianos el que los acoge y pone en práctica para merecer el premio y dar contento al Amor.

 

el amor es un impulso espiritual, 

como Espíritu purísimo es Aquél que, siendo el Amor infinito, 

lo infundió, desde su creación, en las criaturas

 

Mas el amor, impulso que viene del Generador de todo, que es Dios Creador de todas las cosas, de las criaturas procedentes de su voluntad -desde el tallo de hierba hasta el sol, desde la piedra opaca e inerte a la estrella esplendente que trasvuela por el firmamento, desde el gusano hasta el hombre divinizado por la Gracia, desde el animal al ángel- es un impulso espiritual, como Espíritu purísimo es Aquél que, siendo el Amor infinito, lo infundió, desde su creación, a una con el ser, en las criaturas habitantes del Reino de los Cielos (los ángeles fieles) y en las que surgieron y surgirán (los espíritus bienaventurados) a lo largo de milenios.

 

el amor, al ser espiritual, 

no puede ser gustado ni poseído por aquellos 

a los que domina la carne

 

Y el amor, al ser espiritual, no puede ser gustado ni poseído por aquellos a los que domina la carne. La carne acostumbra llamar "amor" al apetito concupiscible hacia otra o muchas otras carnes. Mas eso no es amor: eso es libídine, lujuria, concupiscencia de la carne.

El amor tuviéronlo perfecto, dentro de lo que cabe en una criatura y en la medida de sus méritos y de su santidad, el Hijo del Hombre, María su Madre y el Justo José. Tres grados diferentes de perfección que resplandecen a distancia de otras perfecciones de justos, desde Juan, el apóstol virgen de Jesús, a los justos de todos los tiempos, es decir: aquellos que caminaron según el espíritu, pero espíritu divinizado por la caridad que es también Dios en el hombre.

Estos tales, los separados, los segregados, consagrados a Dios, poseen y gustan el amor. Los otros: los cristianos según la letra y no según el espíritu, poseen y gustan la concupiscencia de la carne que no es amor sino apetito de placer carnal. Entre los primeros y los segundos media un abismo. Entre los primeros y los segundos está la imposibilidad de alianzas y la incomprensión en todo. Un puente se halla tendido sobre el abismo, un puente en sentido ascendente: el nombre de Dios.

Los primeros, con su amor compasivo hacia sus pobres hermanos, lanzan llamadas desde el extremo más alto del puente y les tienden la mano a sus pobres hermanos para ayudarles a salvar el abismo y ponerles en la vía del espíritu, haciendo valer para ello la seducción de ese Nombre que despierta percepciones de gozos inenarrables.

Mas los segundos, o no atienden a la invitación, o tras haber subido un poco, agobiados por el peso de la carne, seducidos por los frutos de ésta que se hallan en la parte baja del puente que enlaza la Tierra con el Cielo, se precipitan de nuevo sobre los palpables, materiales y carnales frutos de la carne y se apacientan de ellos, dejando de apetecer los misteriosos y espirituales frutos del Cielo, insípidos a su gusto carnal y pervertido que lleva la corrupción a su espíritu, por cuanto "la prudencia de la carne es muerte".

 

Los que creen poder servir a Dios y a Mammón, 

son los amigos-Judas de Dios fingen obsequiar a Dios 

y al prójimo, y después traicionan a Dios 

y le son enemigos al desobedecer su Ley de amor 

y el Decálogo en su totalidad

 

Ahora bien, los segundos, que creen poder servir a Dios y a Mammón, balanceando y contrabalanceándose con prácticas y ritos religiosos literales, con actos propios de la carne, y tomando la Misericordia divina por abobada bondad de la que es lícito reírse cuando la vida es bella, buena la salud, los negocios y riquezas cosas floridas, limitándose a un arrepentimiento en el último extremo para evitar el infierno, arrepentimiento que Dios, escarnecido durante toda la vida, no siempre concede poder llevar a cabo, se tienen por "sabios" porque saben gozar y rezar, ¡oh!, fangosas oraciones que producen náuseas al Purísimo. Esta es "prudencia de la carne" que no paz, vida, ni terreno y moneda de futura y eterna paz y vida celestial.

Mas estos tales son los amigos-Judas de Dios. Los que, al igual del Traidor, fingen obsequiar a Dios y al prójimo, presentes ambos en el Dios-Hombre Jesús; y llámanles "Amigo" -a El, presente siempre en sus verdaderos hijos, en aquellos que viven según el espíritu y se nutren con alimento espiritual del que únicamente gustan- y después traicionan a Dios y le son enemigos al desobedecer su Ley de amor y el Decálogo en su totalidad, poniendo obstáculos a su querer y oprimiendo y crucificando a sus siervos, a sus voces y a sus instrumentos.

 

Dios es Verdad y no puede estar donde se hallan la mentira, 

la hipocresía y el falso testimonio contra un inocente.

 

Ahora bien, el final de Judas no fue sólo muerte de la carne sino muerte también del espíritu. El era ya un "muerto", un "despojo" de Satanás al tiempo en que aún estaba comiendo el cordero con el Cordero y el Pan de Vida bajaba a él. Y fue justo más bien entonces que, por su hipocresía, entrase Satanás en él como supremo y eterno señor. Porque Dios es Verdad y no puede estar donde se hallan la mentira, la hipocresía y el falso testimonio contra un inocente. Todo eso era Judas. El Pan de Vida no pudo sobreponerse al sabor del fruto carnal y Judas, mezclando sacrílegamente el apetito concupiscible de la carne con el fruto suavísimo y santísimo del Sacramento de amor, signó su decreto de muerte eterna.

Porque amor y odio no pueden vivir unidos. Porque no se puede servir a la vez a Dios y a Satanás. Porque no se da perdón del pecado contra el Amor, pecado deicida y fratricida. Porque no pueden entrar en el reino de la Verdad el hipócrita, el mentiroso y el calumniador.

"Queden fuera de la celestial Jerusalén los perros, los venenosos, los impúdicos, los homicidas, los idólatras y cuantos aman y practican la mentira" (Apocalipsis, c. 22, v.15). Ahora se envenena y se mata incluso sin otro veneno que la calumnia y el dolor proporcionado al hermano. Ahora se idolatra también tomando por ídolo al propio yo al que se adora creyéndolo perfecto o se idolatra a cualquier otro yo.

 

Yo digo que es más fácil que se salve un Dimas, sincero en su 

confesión, que no un falso servidor de la Ley y de Cristo

 

Yo digo que es más fácil que se salve un Dimas, sincero en su confesión, que no un falso servidor de la Ley y de Cristo. Porque Dios ama paternalmente al pecador que se arrepiente. Mas su bondad rechaza al que convierte en fruto concupiscible los mismos dones de Dios y pone motivos de interés carnal hasta en donde no hay sino interés divino.

Y como Jesús rechazó a los falsos discípulos de que habla Juan en el cap. 6, vv. 22-72 de su Evangelio, así tampoco agradan al Padre los falsos cristianos que, al tiempo que le honran con formas exteriores, le combaten realmente criticando sus designios y a sus siervos, y juzgan, como necios, lo que sólo el tiempo y Dios mismo aclararán: acciones o aparente contradicciones que tienen su razón, y razón divina, de ser y que constituirán un sello de gracia para el siervo de Dios y una condena para quienes quisieron juzgarlas y juzgar a Dios con ellas".

8-1-50

A. M. D. G.