En los hijos de Dios También aparece
en su carne "la ley del pecado"
#Ninguno de los siervos de Dios dejó de probar este yugo
#He aquí cómo el hombre puede vivir según el espíritu, teniendo en sí el poder de Cristo
#La doctrina toda de Jesús y la de Pablo vienen a coincidir en esta lección.
#E igualmente encaja en esta lección la doctrina de Juan:
A los Romanos, cap. 8.º
"Se dirige el Apóstol a los hijos de Dios. El Amor se dirige asimismo a ellos, ese mismo Amor que inspiró a Pablo y que inspira, amaestra y santifica a aquellos que aman a Dios. También en éstos aparece congénita en su carne "la ley del pecado" desde que quiso probar la fruta prohibida.
Ninguno de los siervos de Dios dejó de probar este yugo
Ninguno de los siervos de Dios dejó de probar este yugo, esta cadena, este "aguijón" de que habla el mismo Pablo quien, por más que fuera arrebatado hasta el tercer Cielo y oyera palabras ocultas, no por eso dejó de sufrir los asaltos "de un ángel de Satanás", instigador cruel, envidioso de la santidad del Apóstol, y los estímulos de la carne.
Y el inspirado Apóstol, que tuvo entrada a los misterios de Dios sin que le fuera posible repetir aquellas "secretas palabras" que se le revelaron, no profiere lamento alguno por estos asaltos y estímulos, no se queja del Señor por haberlos permitido sino que "tenido en sí el espíritu de Cristo", comprende la razón sobrenatural de amor y de justicia que permitió tales asaltos y estímulos a seguido de "la grandeza de las revelaciones", acepta la respuesta de Dios y proclame: "Así pues, me gloriaré de mis enfermedades a fin de que habite en mí el poder de Cristo".
He aquí cómo el hombre puede vivir según el espíritu,
teniendo en sí el poder de Cristo
He aquí cómo el hombre, en el que hay naturaleza carnal y naturaleza espiritual, ley carnal y ley espiritual, puede vivir según el espíritu, teniendo en sí el poder de Cristo. La Gracia y la buena voluntad contribuyen a tener en orden las partes carnales y espirituales, contrapuestas entre sí. Mas lo que afirma, confirma y fija en la ley del espíritu, en la vida del espíritu, es la inhabitación de Cristo en el hombre, esto es, la vida en Cristo Vida. En Cristo, mística Vid que alimenta a los sarmientos. En Cristo, Cabeza del Cuerpo místico, cuya composición se produce por la unión de todos los católicos vivos por la Gracia divinamente dada, por la buena voluntad heroicamente practicada, por la unión o mejor, por la fusión con Cristo, obrando en cada momento y acción en El, como El y para El.
y la de Pablo vienen a coincidir en esta lección.
"Yo soy la verdadera Vid y vosotros los sarmientos. El sarmiento no puede dar fruto si no permanece unido a la vid. Si uno permanece en Mi y Yo en él, éste da mucho fruto y podrá hacer las obras que Yo hago y aún mayores porque mi Padre hará cuanto le pidáis en mi Nombre. Yo mismo haré en vosotros cuanto en mi Nombre me pidáis. E, incluso, el Espíritu de verdad, que procede del Padre, habitará en vosotros y os instruirá en toda verdad".
Y esto lo dijo después de haber salido el Traidor que no era digno de escuchar las otras más sublimes palabras de Vida, por ser ya un muerto, un impuro, habiendo sido siempre un impuro y un cambalachero que oscilaba entre Cristo y Satanás. La Palabra era Vida para quien la acogía, adquiriendo así el derecho a ser "hijo de Dios". Mas era, por el contrario, Muerte para quien, habiéndola conocido, no la había acogido con pureza de intención, antes, tras haber esperado sacar utilidad y gloria humana de ella, la condenaba y vendía.
Los que se sirven de la Palabra para conseguir gloria
y utilidad humanas están aún más muertos
que aquellos que no conocieron la Palabra
a los que,
les servirán de premio, incluso, la ley natural
y las buenas obras realizadas conforme a la religión
por ellos conocida
Verdaderamente, también ahora es así. Los que se sirven de la Palabra para conseguir gloria y utilidad humanas o, al menos, tratan de hacerlo, están aún más muertos que aquellos que no conocieron la Palabra, a los que, ante los ojos justísimos de Dios, les servirán de premio, incluso, la ley natural y las buenas obras realizadas conforme a la religión por ellos conocida para honrar a la divinidad tal como a ellos habíales sido dado conocerla.
¡Ay del que "mucho tuvo" sin haber dado mucho! ¡Ay de quien trata de servir a Dios y a Mammón al mismo tiempo! ¡Ay de quien, habiendo recibido, directa o indirectamente, un don extraordinario de Dios, lo rebaja poniéndole precio y trocándolo por una codicia de gloria humana y de dinero!
En la doctrina de Pablo contenida en esta lección
aparece también la profunda doctrina del Cuerpo místico.
En la doctrina de Pablo contenida en esta lección aparece también la profunda doctrina del Cuerpo místico.
"Vosotros sois el cuerpo de Cristo y miembros unidos a los otros miembros... Como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos, por más que sean muchos, forman un solo cuerpo, así también el Cuerpo místico de Cristo... que es Cabeza en el Cuerpo de la Iglesia. E, incluso, los miembros que parecen más débiles son los más necesarios... habiendo Dios dispuesto el cuerpo de tal forma que reciban un más alto honor aquellos miembros que carecían de él... pero que llegaron a ser dignos de honor por su inhabitación de Cristo en ellos, de Cristo en el que se encuentra la plenitud de la divinidad y la unión con el Padre y con el Espíritu Santo, ese mismo Espíritu "que pide (por los miembros) con gemidos inenarrables", mientras el Padre "conoce a aquél que apetece con ansia su Espíritu Santo", y el Hijo amado, que vive en el verdadero cristiano, grita con espíritu infundido en los corazones de los hijos de Dios: "Abba-Padre".
Y He aquí cómo le es posible al hombre mantenerse en el
orden, en la armonía y en el amor,
y conseguir la perfección y el Cielo
Y he aquí cómo le es posible al hombre, a pesar de la disconformidad de la carne con el espíritu, de las leyes de la carne con las del espíritu y de los asaltos de Satanás, mantenerse en el orden, en la armonía y en el amor, y conseguir la perfección y el Cielo.
El cuerpo siempre será cuerpo y conocerá los estímulos, al igual que conocerá la muerte al final de sus días. Mas el cuerpo quedará sujeto al espíritu por la inhabitación en él de Cristo que lo hace fuerte, justo y vivo con la segunda y sobrenatural vida que no conoce la muerte.
No perecerá, por tanto, el que vive en Cristo, por Cristo y con Cristo. No se precipitará en el abismo. Podrá ser combatido y derribado a tierra tal vez, mas no permanecerá así. Resurgirá, después de cada asalto, más fuerte que antes hasta llegar a la última resurrección que no tendrá término.
También Cristo, durante su vida pública, pareció muchas veces haber sido vencido, puesto en fuga y obligado a retirarse. También Cristo pareció haber sido derrotado para siempre el Viernes Santo. Mas aquél su completo aniquilamiento hizo mucho más completo su triunfo. Precisamente, por haber sido durante algún tiempo "el reo" merecedor del suplicio de la cruz, por haber sido acusado de ser "blasfemo, sacrílego y el oprobio del Pueblo santo", fue más tarde el Vencedor, el Santo de los santos, el Pontífice eterno y la Gloria del Pueblo cristiano.
Quien vive en El y por El soporta, al igual que El,
la tentación y la vence;
y, aunque caiga,
no muere permaneciendo en el pecado,
no permanece en la muerte sino que resucita
El venció la tentación, el pecado y la muerte. Quien vive en El y por El soporta, al igual que El, la tentación y la vence; y, aunque caiga, no muere permaneciendo en el pecado, no permanece en la muerte sino que resucita. Por más que hubiera muerto a causa de un imprevisto golpe de viento carnal, resucita siempre, porque habría querido ser de Cristo y vivir en su ley que es ley de espíritu. Porque El, Cristo Salvador, que instituyó los Sacramentos para devolver la vida a los espíritus, murió para redimir y enseñó a sus Apóstoles a perdonar setenta veces siete las debilidades humanas de las que se arrepienten de haber pecado, está apostado allí, a la puerta del corazón que le echó fuera con un pecado y llama a la puerta para entrar de nuevo y devolverle la "Vida y la Luz".
En esta lección viene también al caso la doctrina de Pedro:
El poder divino de Cristo os ha dado todo cuanto
corresponde a la vida y a la piedad... para haceros partícipes
de la naturaleza divina".
En esta lección viene también al caso la doctrina de Pedro:
"... Al cual (Señor)... arrimándoos, sois también vosotros como piedras vivas, edificadas sobre El, para ser casa espiritual (del Señor, dado que el cuerpo del justo es templo del Espíritu de Dios), sacerdocio santo para ofrecer víctimas espirituales" (por cuanto todo hombre justo se ofrece a sí mismo en perpetua inmolación de obediencia a la Ley por amor a Dios y puede ser maestro espiritual con la palabra y con el ejemplo, llevando hasta Dios a otros hombres)... El poder divino de Cristo os ha dado todo cuanto corresponde a la vida y a la piedad... para haceros partícipes de la naturaleza divina".
E igualmente encaja en esta lección la doctrina de Juan:
E igualmente encaja en esta lección la doctrina de Juan:
"Si dijésemos que estamos en comunicación con El y caminamos en las tinieblas, somos embusteros y no practicamos la verdad. Si, por el contrario, caminamos en la luz, estamos en comunicación recíproca y la Sangre de Jesucristo, su Hijo, nos purifica de todo pecado... Tenemos un abogado ante el Padre, Jesucristo, el Justo... Quien diga estar en El (Dios) debe vivir como Jesús vivió... Todo aquél que nació de Dios (por haber creído y acogido a Jesús y a su Ley) no comete el pecado porque tiene en sí el germen vital de Dios... Dios nos dio la vida eterna y esta vida está en el Hijo. Quien tiene al Hijo (en sí) tiene la vida y quien no lo tiene, no tiene la vida... La divina generación le conserva (al que tiene en sí a Cristo Vida)... Vino el Hijo de Dios y nos dio inteligencia para conocer al verdadero Dios y estar en su Hijo verdadero".
Verdaderamente, para "vivir", por tanto, la vida verdadera
que no conoce término,
debe el hombre poseer "el espíritu de Cristo"
Verdaderamente, para "vivir", por tanto, la vida verdadera que no conoce término, debe el hombre poseer "el espíritu de Cristo". La carne, en tal caso, esclava del pecado, será doblemente esclava del espíritu, animado por el espíritu de Jesús Santísimo que habrá sojuzgado al pecado y a la carne que ya no podrán dar muerte al espíritu, antes, por virtud de la santidad de éste, volverá asimismo la carne a la vida para gozar jubilosa ella también en el Reino eterno".
29-1-50
A. M. D. G.