Normas a tener en cuenta 

en el ejercicio de la caridad

la conciencia

 


 

#Es menester comprender a los pastores, corderos, a todos, compadecerlos y ayudarles con caridad     

#Y dirigiéndose a los malos pastores que no apacientan a sus ovejas ni las asisten, antes las explotan y oprimen  

 #Esta es la palabra eterna de la Sabiduría antes, durante y después de su venida. Caridad, compasión, ayuda a las ovejas y a los corderos  

 #Nadie sabe cómo conduce Dios a cada una de las almas. Nadie hay tan capacitado que pueda juzgar siempre con justicia   

#No juzguéis" dijo la Palabra de verdad. Esta debiera ser la regla perfecta. Mas si juzgáis, hacedlo al menos, ya seáis hombres modestos o poderosos, con caridad, y esto siempre   

#El haber sido poderosos no os eximirá del juicio de Dios. Antes, en la medida en que se os dio, así será de riguroso vuestro juicio  

 #Y si es verdad que, por un alma que uno llegue a salvar, ese tal salva ciertamente la suya, asimismo, ay de aquél que caer a las almas en el pecado de desconfiar en Dios, del poder de la oración y de la verdad de cuanto creía   

#En el comer como en el beber, en la manera de vivir y de vestir, como en la habitación, hállese siempre presente la caridad y el recuerdo del que tiene hambre y sed   

#Porque en esto estriba la condena: en hacer lo que la conciencia aconseja que no se haga   

#Para que llegue a ser pecado una acción que no es buena es preciso realizarla con plena advertencia   

#Observad lo que hizo Cristo mientras vivió entre vosotros   

#Y le glorificaron los gentiles. Glorificaron a Dios Padre, finalmente conocido, a su Hijo santísimo y al Espíritu que de ellos procede   

#Este era en el pensamiento de Dios el destino de todos los hombres.   

#Y tendrán vida cuantos, de toda época y nación, hayan amado a Cristo, Causa para ellos de eterna Salvación".

 


 

Caps. 14.º-15.º hasta el final de la Epístola.

 

"La explicación sobre la caridad -y maestros en ella debieran ser aquéllos a quienes Jesús hizo "pastores, maestros, sal y lámparas"- va dirigida también a los débiles en la fe.

 

Es menester comprender a los pastores, corderos, 

a todos, compadecerlos y ayudarles con caridad

 

No a todos les es dado llegar a ser pastores, maestros, sal y lámparas o campeones de sabiduría y de justicia. Lo mismo que en el firmamento no tienen todos los astros la potencia del sol -y ¡ay si la tuvieran!- otro tanto ocurre en la Iglesia militante, que no todos son gigantes en poder y en santidad, siendo esto último lo que más cuenta por tener un valor y duración sobrenaturales. Hay corderos  y hay pastores y los corderos son de robustez diversa, pues los hay proclives: unos a las caídas, otros a las distracciones y otros más a la somnolencia. Es menester comprenderlos a todos, compadecerlos y ayudarles con caridad.

"He aquí que Yo mismo iré en busca de mis ovejas... las apartaré de los lugares de nieblas y de calígine... las conduciré a su tierra... a los pastos óptimos... iré en busca de las extraviadas, haré volver a las que huyeron, ligaré sus fracturas, corroboraré a las débiles...", dice el Buen Pastor en Ezequiel cap. 34, vv. 11-1; y dice en Juan: "Yo doy mi vida para que mis ovejas tengan la Vida y la tengan sobreabundante".

 

Y dirigiéndose a los malos pastores que no apacientan

 a sus ovejas ni las asisten, antes las explotan 

y oprimen, dice:

 

Y dirigiéndose a los malos pastores que no apacientan a sus ovejas ni las asisten, antes las explotan y oprimen, dice: "No fortalecisteis al débil, no curasteis al enfermo, no vendasteis al quebrantado, no hicisteis volver al ahuyentado, no fuisteis en busca del perdido sino que usasteis del dominio con rigor y crueldad... A mis ovejas les disteis a comer y beber el alimento y el agua corrompidos por vuestros pies (Ezequiel, 34, v. 4 y v. 19). Se ha encendido por ello mi furor contra los pastores... ¡Ay de los pastores ídolos que abandonan y oprimen a su grey...! He cogido y quebrado la vara de la Gracia para romper el pacto con los que no me han sido siervos-pastores fieles".

 

Esta es la palabra eterna de la Sabiduría antes, durante 

y después de su venida. Caridad, compasión, 

ayuda a las ovejas y a los corderos

 

Nadie sabe cómo conduce Dios a cada una de las almas. 

Nadie hay tan capacitado que pueda juzgar siempre 

con justicia

 

Esta es la palabra eterna de la Sabiduría antes, durante y después de su venida. Caridad, compasión, ayuda a las ovejas y a los corderos, como os enseñó Cristo, habiéndolo hecho El primero sin violar la libertad individual que Dios mismo respeta en el hombre y que es motivo de prueba, de premio o de castigo para cada uno.

Nadie sabe cómo conduce Dios a cada una de las almas. Nadie hay tan capacitado que pueda juzgar siempre con justicia. Hay criaturas que, a los que son miopes por su soberbia, parécenles rebeldes o culpables, no siéndolo. Y hay otras que lo son, pero que, por su astucia refinada, guardan apariencias de justas haciendo bien las obras externas y mal las internas. Aparentemente son justas, pero son injustas por partida doble: porque disimulan y porque obran mal.

 

No juzguéis" dijo la Palabra de verdad. 

 

Esta debiera ser la regla perfecta. 

 

Mas si juzgáis, hacedlo al menos, 

ya seáis hombres modestos o poderosos, 

con caridad, y esto siempre

 

"No juzguéis" dijo la Palabra de verdad. Esta debiera ser la regla perfecta. Mas si juzgáis, hacedlo al menos, ya seáis hombres modestos o poderosos, con caridad, y esto siempre, pues no podéis, por vuestra humana limitación, penetrar el interior de los hombres y ver el porqué de todos sus actos. Pensad que nada se oculta al Omnividente por más que realicéis vuestras acciones injustas y forméis vuestros fingidos, injustos y anticaritativos juicios sobre vuestro prójimo en el mayor secreto. Dios os ve y os siente mientras obráis y habláis, y El, sí, os juzga con juicio justo e inapelable.

 

El haber sido poderosos no os eximirá del juicio de Dios. 

Antes, en la medida en que se os dio, 

así será de riguroso vuestro juicio

 

El haber sido poderosos no os eximirá del juicio de Dios. Antes, en la medida en que se os dio, así será de riguroso vuestro juicio cuando, al igual de todos los hombres, hayáis de presentaros ante Dios para rendir cuenta de vuestros actos. Y recuerde todo aquél que haya estado más alto que la masa de la grey de Cristo, bien por un cargo o por elección extraordinaria, que, a veces, una sola culpa contra el Amor, o sea, contra el Espíritu Santo que es Espíritu de Sabiduría, de Piedad, de Justicia y de Amor, puede echar por tierra todos los méritos de una vida vivida en la Ley. Dios puede heriros súbitamente después de haberle herido vosotros a El en un siervo suyo o en una obra suya de amor. Puede heriros de súbito, como a Adán, a seguido de una obra vuestra de soberbia. Y entonces, ¿de qué os habrán servido las obras anteriores? ¿De qué los cargos? ¿De qué las elecciones?

"¡Ay de aquél por quien se produce escándalo!" dijo Aquel en cuyas manos traspasadas puso el Padre todo poder de juicio. Y, por más que El fuese la Misericordia encarnada, claramente dio a entender la suerte que aguarda al que escandaliza a las almas con acciones injustas.

 

Y si es verdad que, por un alma que uno llegue a salvar, 

ese tal salva ciertamente la suya, 

 

asimismo, 

 

 ay de aquél que haga caer a las almas en el pecado de

 desconfiar en Dios, del poder de la oración 

y de la verdad de cuanto creía

 

Y si es verdad que, por un alma que uno llegue a salvar, ese tal salva ciertamente la suya, es asimismo verdad que por cada alma que desista o retroceda de la perfección o, lo que es peor, caiga en el pecado de desconfiar de Dios, del poder de la oración y de la verdad de cuanto antes creía, un castigo, que puede llegar hasta el tormento eterno -y con seguridad a una larguísima expiación purgativa-, alcanzará a aquél que fue ocasión de desistimiento, de retroceso o de caída de un alma.

Si puede causar turbación en el alma de un "pequeño" la injusticia que se comete contra él, también la puede producir ver cómo los pastores, las luces y los maestros dan un ejemplo que contradice cuanto enseñan. ¡Ay de quienes son intransigentes con los "pequeños" y les abruman con cargas mientras que consigo y con su yo tienen todas las condescendencias!

La mutua edificación es un deber que obliga a todos, pero mil veces más a los que están en alto.

 

En el comer como en el beber, en la manera de vivir 

y de vestir, como en la habitación, 

hállese siempre presente la caridad 

y el recuerdo del que tiene hambre y sed...

 

En el comer como en el beber, en la manera de vivir y de vestir, como en la habitación, hállese siempre presente la caridad y el recuerdo del que tiene hambre y sed, no le llega para vestir y carece de albergue ni los mantos reales, ni los vestidos de púrpura y oro dan derecho a entrar en los Cielos sino, más bien, la manera como se llevaron. Será más fácil ver la vestidura de las nupcias eternas en uno que llevó -con resignación si fue pobre y con humildad, por espíritu de caridad, si fue poderoso- un vestido sencillo y modesto, que no en quien, apeteciendo los signos externos de la pompa más que los internos del que es misericordioso, llevó vestidos de gran valor sabiendo bien que su conciencia le aconsejaba otro género de vida.

 

Porque en esto estriba la condena: 

en hacer lo que la conciencia aconseja que no se haga

 

Para que llegue a ser pecado una acción que no es buena 

es preciso realizarla con plena advertencia

 

Porque en esto estriba la condena: en hacer lo que la conciencia aconseja que no se haga. Hacerlo con plena advertencia y deliberado propósito tras una libre determinación.

Para que llegue a ser pecado una acción que no es buena es preciso realizarla con plena advertencia. Así pues, examínese cada cual a sí mismo, ya esté en puesto alto o en bajo, y sopese el porqué de cada acción suya y que este examen y esta consideración sean verdaderamente sinceros, como lo es el bisturí del cirujano al poner al descubierto hasta las raíces más profundas del mal. Y puesto que su acción es no buena, secciónela de su voluntad para quitarle la vida; y no se limite a esto sino que hunda el escalpelo de una recta conciencia en el propio terreno y en su humanidad para extirpar hasta las raíces y los jugos que puedan hacer surgir en el corazón, en la mente y en el espíritu, plantas no buenas por soberbias, y lo abrase todo en la hoguera de la caridad que, ciertamente, volverá a brillar cuando el terreno quede libre de la gélida soberbia y de las cizañas producidas por ella, cizañas estériles, venenosas y entenebrecedoras, sembradas por el Soberbio: por Satanás.

Y si aquellos que se encuentran en alto son fuertes, sostengan con piedad a los débiles sin orgullos necios, reconociendo que Dios, más que el yo, contribuye a hacer, de un hombre, un santo. Bendigan a Dios si es que les amó de un modo extraordinario; pero no se tengan por artífices absolutos de su santidad ni desprecien a quien es, o así aparece, menos santo que ellos.

 

Observad lo que hizo Cristo mientras vivió entre vosotros

 

Cristo, santísimo y perfectísimo por ser Dios, y sin pecado hereditario ni voluntario en cuanto Hombre, a nadie despreció y, por su compasión para con todas las miserias, llevó a gran número de personas a la salvación.

Cristo obró muchos y portentosos milagros y derramó ríos de sabiduría; pero lo que más atrajo las gentes a El, y por tanto, a la Salvación y a la Vida, fueron, ante todo, su misericordia y, después, su justicia incorruptible e imparcial con todos.

Al no buscar su propia satisfacción sino el verdadero bien de las almas y la gloria de Dios, atrajo sobre Sí ultrajes, improperios, rencores, odios y venganzas; mas con ello pudo llevar muchas almas a la Verdad y a la Vida.

Por su paciencia, constancia y fidelidad a la Ley, por el celo santo por su Padre, por su amor infinito hacia todas las almas, fue ejemplo para los judíos y para los gentiles y salvación para todos aquellos que no rechazaron voluntariamente la Ley venida para llevarles a la Vida y para restablecer su filiación con Dios.

Ministro para los circuncisos y Pastor único, eterno y universal que no se limitó a recoger únicamente las ovejas de su Redil sino que recogió también "a las que no eran de su Redil" a fin de que también éstas estuviesen bajo la custodia del único Pastor, recogió y acogió, tanto a los gentiles como a los judíos y así todos glorificasen a Dios por su misericordia.

 

Y le glorificaron los gentiles. Glorificaron a Dios Padre,

 finalmente conocido, a su Hijo santísimo y al Espíritu 

que de ellos procede

 

Y le glorificaron los gentiles. Glorificaron a Dios Padre, finalmente conocido, a su Hijo santísimo y al Espíritu que de ellos procede; y entraron a formar parte de la grey de Cristo y así se cumplieron las profecías en lo que en ellas se dice de que Dios entregó su Verbo para que fuese "alianza" entre los pueblos y luz para las naciones; para que abriese los ojos (no sólo materiales) a los ciegos, sacase de la cárcel del paganismo a los prisioneros, abriese las fuentes de agua viva que da la Vida eterna y entregase, a cuantos la quisieran, la Palabra que es vida, y para que las naciones, que no conocían al Señor, corriesen a El y llegaran a ser hijos de Dios cuantos observasen su Ley y se mantuviesen fieles en estrecha amistad con El, viviendo en la "Casa de oración para todos los pueblos de la Tierra", es decir, en la Iglesia de Cristo.

Todo esto hizo el Señor para salvar al hombre caído por culpa de Adán. Llevó la Luz y la Ley, incluso a los gentiles; dio al hombre los dones sobrenaturales para ayudarle a vencer la ley de la carne que hácele carnal e inclinado al mal, y para seguir la ley del espíritu que le sobrenaturaliza elevándole, de ser racional, a criatura divinizada. Porque quien vive fiel a los dones de Dios reobtenidos por medio de Cristo y fiel también a la Doctrina perfecta enseñada por Cristo, hácese merecedor de que se diga de él lo que dicen las palabras del salmo: "Vosotros sois dioses e hijos del Altísimo".

 

Este era en el pensamiento de Dios el destino de todos 

los hombres.

 

Y tendrán vida cuantos, de toda época y nación, 

hayan amado a Cristo, 

Causa para ellos de eterna Salvación

 

Este era en el pensamiento de Dios el destino de todos los hombres.

Como así habría sido de no haber pecado Adán.

Como así es posible que sea por un número inmenso de criaturas gracias al Sacrificio de Cristo que tanto amó a los hombres que dio su vida por ellos.

Como así será hasta el fin de los siglos.

Y tendrán vida cuantos, de toda época y nación, hayan amado a Cristo, Causa para ellos de eterna Salvación".

16-11-50

A. M. D. G.