MARÍA PUEDE SER LLAMADA DESPUÉS
DE
CRISTO LA PRIMOGÉNITA DEL PADRE
#La Santísima Trinidad descendió con sus perfecciones,
#el Hijo, que también era su "Hijo", le enseñó por un misterio de la gracia, su verdad y sabiduría,
#Dios para manifestarse a los hombres. Quiso un seno sin mancha alguna.
LA PUREZA TIENE UN VALOR TAL, QUE EN EL SENO DE UNA
MUJER PUDO ENCERRARSE QUIEN ES INFINITO, PORQUE ELLA
ERA DUEÑA DE UNA PUREZA ABSOLUTA
Dice Jesús:
"Hoy escribe esto solo. La pureza tiene un valor tal, que en el seno de una mujer pudo encerrarse quien es Infinito, porque Ella era dueña de una pureza absoluta de la que puede ser capaz un ser humano a quien Dios creó.
La Santísima Trinidad descendió con sus perfecciones, habitaron las Tres Personas, se encerró el Infinito en un pequeño espacio -no por esto se empequeñeció, porque el amor de la Virgen y el querer de Dios ensancharon este espacio hasta convertirlo en un cielo- se manifestó con sus características:
el Padre, creador, como si de nuevo crease como en el sexto día una creatura, y con ello tenía una "hija" verdadera, digna, hecha a su perfecta semejanza. La huella de Dios quedaba impresa tan nítida en María, que sólo la que estaba en el Primogénito del Padre la superaba. María puede ser llamada la Primogénita del Padre después de Cristo, por la perfección que le dio y que Ella supo conservar, por la dignidad de Esposa y Madre de Dios y Reina del cielo, ocupa el segundo lugar después del Hijo y es en Ella en quien el Pensamiento de Dios ha encontrado sus complacencias;
el Hijo, que también era su "Hijo", le enseñó por un misterio de la gracia, su verdad y sabiduría, cuando no era todavía más que un Granito que crecía en el seno;
el Espíritu Santo, apareció entre los hombres por una larga anticipación de Pentecostés cual Amor "en quien El amó", como Consuelo para los hombres por el Fruto que latía en el seno de Ella, como Santificación por la Maternidad que se verificó.
Dios para manifestarse a los hombres.
Quiso un seno sin mancha alguna.
Dios para manifestarse a los hombres en la nueva y completa forma que empieza con la era de la Redención, no escogió para trono suyo una estrella del cielo, ni el palacio rico de un poderoso. No quiso ni siquiera las alas de los ángeles que le sirviesen de peana a sus pies. Quiso un seno sin mancha alguna.
También Eva había sido creada sin mancha, pero libremente se entregó al mal. María, que vivió en un mundo corrompido -lo que no pasó con Eva- no quiso manchar su candor ni siquiera con el pensamiento que mirase al pecado. Supo Ella que el pecado existe. Vio caras raras y horribles. Las vio todas. Aun la más horrible, la del deicida. Las conoció, sin embargo, para expiar por ella y para ser en la eternidad la que tiene piedad de los pecadores y la que ruega por su redención."
I. 3-4
A. M. D. G.