LA DESOBEDIENCIA DE EVA

 


 

#Que se sobrentiende bajo la palabra "Dominadores"   

#Vuestra alma si estuviera viva os la diría   

#el significado verdadero, preciso, amplio como la creación, de la palabra "dominadores" es este: "Para que el hombre domine todo. Los tres estadios. El estadio inferior, esto es, el animal. El estadio intermedio, el moral. El estadio superior, el espiritual. Y los tres los enderece a un único fin: a poseer a Dios"   

#el mal es una fuerza que nació por sí sola como ciertos males monstruosos en un cuerpo sano.   

#Esa planta simbólica demuestra esta verdad   

#No hay ninguna otra cosa fuera de la gracia que pueda soltar de las amarraduras de este monstruo despiadado   

#"No temo ninguna de estas cosas, ni tengo tanta estima por mi vida con tal de que cumpla mi misión y lo que me encargó el Señor Jesús que llevase a cabo para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios"

 


 

QUE SE SOBREENTIENDE BAJO 

LA PALABRA "DOMINADORES"

 

Dice Jesús:

"¿No se lee en el Génesis que Dios hizo al hombre dominador de todo cuanto hay sobre la tierra, esto es, de todo, menos de Él y de sus ángeles? ¿No se lee que hizo a la mujer para que fuese compañera del hombre en sus alegrías y en el dominio sobre todos los seres vivientes? No se lee que podían comer de todo, menos del árbol de la ciencia del bien y del mal? ¿Por qué? ¿Qué cosa se sobreentiende bajo la palabra "dominadores"? Tantas veces os lo habéis preguntado, vosotros que os preguntáis tantas cosas inútiles y no sabéis preguntar jamás a vuestras almas verdades celestiales.

 

VUESTRA ALMA, SI ESTUVIESE VIVA, OS LA DIRÍA

 

Vuestra alma, si estuviese viva, os la diría, porque cuando está en gracia es como una flor en la mano de vuestro ángel; como una flor que besa el sol y riega el Espíritu Santo, que la calienta e ilumina, que la baña y adorna con luces celestiales. ¡Cuántas verdades os diría vuestra alma si supieseis conversar con ella, si la amaseis como la que os hace semejantes a Dios que es Espíritu como espíritu es vuestra alma. ¡Qué amiga tan grande tendríais en vuestra alma si la amaseis en lugar de odiarla hasta matarla! ¡qué grande y sublime amiga sería con la que pudieseis hablar de cosas del cielo, vosotros quienes os morís por charlar, y que os echáis a perder el uno al otro con amistades que si no son indignas (algunas veces lo son), con todo siempre son inútiles y no son más que una vana algarabía o un cúmulo nocivo de palabras, y palabras que huelen a humano.

¿No acaso os he dicho: "Quien me ama, observará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y pondremos en él nuestra mansión?" El alma en gracia posee el amor y poseyendo el amor, posee a Dios, esto es, al Padre que la cuida, al Hijo que la amaestra, al Espíritu que la ilumina. Posee, pues, al Conocimiento, a la Ciencia, a la Sabiduría. Posee a la Luz. Por esto, pensad qué conversaciones sublimes podría sostener con vosotros vuestra alma. Son las que han llenado el silencio de las cárceles, el silencio de las celdas, el silencio de los eremitorios, el silencio de las habitaciones de los enfermos santos. Son las que han consolado a los encarcelados en la espera del martirio, a los enclaustrados en la búsqueda de la verdad, a los eremitas que anhelan por un conocimiento anticipado de Dios, a los enfermos en soportar sus dolores, pero ¡qué digo! a amar su cruz.

 

EL SIGNIFICADO VERDADERO, PRECISO, AMPLIO 

COMO LA CREACIÓN, DE LA PALABRA "DOMINADORES" 

ES ESTE: PARA QUE EL HOMBRE DOMINE TODO. 

 

LOS TRES ESTADIOS: 

EL INFERIOR, ESTO ES EL ANIMAL; 

EL INTERMEDIO, EL MORAL; 

EL SUPERIOR, EL ESPIRITUAL

 

Si supieseis preguntar a vuestra alma, os diría que el significado verdadero, preciso, amplio como la creación, de la palabra "dominadores" es este: "Para que el hombre domine todo. Los tres estadios. El estadio inferior, esto es, el animal. El estadio intermedio, el moral. El estadio superior, el espiritual. Y los tres los enderece a un único fin: a poseer a Dios". Será digno de poseerlo con un férreo dominio con que sujete todas las fuerzas de su propio "yo" y las haga servir a este único objeto: merecer poseer a Dios. El alma os diría que Dios había prohibido el conocimiento del bien y del mal, porque el bien lo había dado gratuitamente a sus creaturas, y no quería que conocieseis el mal, porque es un fruto dulce al paladar, pero una vez que entra en la sangre, provoca una fiebre que mata y que produce un ardor. Por esto cuanto más se bebe de este jugo mendaz, tanto más se tiene sed.

 

EL MAL ES UNA FUERZA QUE NACIÓ POR SÍ SOLA COMO 

CIERTOS MALES MONSTRUOSOS EN UN CUERPO SANO

 

Replicaréis: "¿Por qué lo puso?" ¿Por qué? Porque el mal es una fuerza que nació por sí sola como ciertos males monstruosos en un cuerpo sano.

Lucifer era un ángel. El más bello de los ángeles. Espíritu perfecto, inferior tan sólo a Dios. Y sin embargo en su ser luminoso nació un vapor de soberbia que él no dispersó, antes bien lo fomentó. Y de aquí nació el mal, que existió antes de que el hombre existiese. Dios había arrojado a Lucifer fuera del paraíso, a Lucifer el fomentador del mal, a este que ensució el paraíso. Y ha permanecido como el incubador del mal, y no pudiendo ensuciar más el paraíso, ha ensuciado la tierra.

 

ESA PLANTA SIMBÓLICA DEMUESTRA ESTA VERDAD

 

Esa planta simbólica demuestra esta verdad. Dios había dicho al hombre y a la mujer: "Conocéis todas las leyes y misterios de la creación, pero no pretendáis usurparme el derecho de ser el Creador del hombre. Para propagar la estirpe humana bastará mi amor que vivirá en vosotros, y no por concupiscencia, sino por un anhelo de caridad suscitará nuevos Adanes de vuestra raza. Os doy todo, tan sólo me reservo este misterio de la formación del hombre".

Satanás quiso arrebatar esta virginidad intelectual al hombre y con su lengua viperina acarició y fascinó los miembros y ojos de Eva, creando en ella reflejos y excitaciones que antes no tenía porque la malicia no los había envenenado todavía.

Ella "vio". Y al ver quiso probar. La carne se había excitado. ¡Oh! ¡si hubiese invocado a Dios! Si hubiera corrido a decirle: "Padre. Estoy enferma. La Serpiente me ha hablado muy bonito y me siento turbada". El Padre la hubiera purificado y curado con su aliento, porque si había podido infundirle la vida, podía infundirle nuevamente la inocencia, haciendo que se olvidase del veneno viperino y hubiera colocado en ella la repugnancia hacia la Serpiente, como sucede con aquellos que enfermos de algo, después de curarse cobran una instintiva repugnancia hacia lo que sufrieron. Pero Eva no fue al Padre. Volvió sus ojos a la Serpiente. Era una sensación dulce para ella. "Al ver que el fruto del árbol era bueno para poderse comer, y que era bello y atrayente, lo cortó y comió de él".

Y "comprendió". Ya la malicia había bajado a morderle las entrañas. Vio con ojos nuevos y oyó con oídos nuevos los instintos y las voces de los animales, y sintió arder en ella algo raro. Fue la primera en pecar. Condujo a su compañero a igual cosa. Por esto sobre la mujer pesa una sentencia mayor.

Por Eva el hombre se rebeló contra Dios y por ella conoció la lujuria y la muerte. Por ella no pudo más dominar sus tres estadios o reinos: el del espíritu, porque permitió que el espíritu desobedeciese a Dios; el moral, porque permitió que las pasiones se enseñoreasen de él; el de la carne, porque se envileció hasta seguir los instintos de los brutos. "La Serpiente me engañó" dijo Eva. "La mujer me presentó el fruto, y comí de él" dijo Adán. Desde aquel momento la concupiscencia triple se apoderó de los tres estadios o reinos del hombre.

 

NO HAY NINGUNA OTRA COSA FUERA DE LA 

GRACIA QUE PUEDA SOLTAR DE LAS 

AMARRADURAS DE ESTE MONSTRUO DESPIADADO.

 

No hay ninguna otra cosa fuera de la gracia que pueda soltar de las amarraduras de este monstruo despiadado. Y si siempre vive, si conserva siempre viva la voluntad de un hijo fiel, llega a destrozar al monstruo y a no temer nada. No temerá a los tiranos internos, esto es, la carne y sus pasiones; ni a los tiranos externos: esto es, al mundo y a los poderosos del mundo; ni a las persecuciones, ni a la muerte. Es como dice el apóstol Pablo: "No temo ninguna de estas cosas, ni tengo tanta estima por mi vida con tal de que cumpla mi misión y lo que me encargó el Señor Jesús que llevase a cabo para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios". "

I. 89-92

A. M. D. G.