JOSÉ PROTECTOR TAMBIÉN
DE LOS CONSAGRADOS
#José: Santo por su castidad, por su paciencia, laboriosidad, modestia...
#A José se le debía de hacer protector de los consagrados
#Zacarías sacerdote piensa humanamente, José tiene su corazón en el cielo más que el sacerdote
#Para juzgar si uno es verdadero sacerdote, es menester juzgar lo que sale del alma
#El obedecer siempre salva, aun cuando no sea un consejero perfecto.
Luego dice María:
"Lo comprendes. Lo sé. Pero me verás llorar, todavía mucho más. Por ahora consuelo tu corazón, mostrándote la santidad de José que era hombre, esto es, que no tenía otra ayuda para su corazón que su santidad. Yo tenía todos los dones de Dios en mi condición de Inmaculada. No sabía que lo fuera, pero en mi alma estaban activos y me daban fuerzas espirituales. Pero él no era inmaculado. Lo humano estaba en él con toda su pesantez, y él debía levantarse hacia la perfección con todo ese peso, a costa de una continua fatiga de todas sus facultades para querer llegar a la perfección y ser grato a Dios.
JOSÉ: SANTO POR SU CASTIDAD, POR SU
PACIENCIA, LABORIOSIDAD, MODESTIA...
¡Oh mi santo esposo! Santo en todas las cosas, aun en las más humildes cosas de la vida. Santo por su castidad de ángel. Santo por su honradez de hombre. Santo por su paciencia, laboriosidad, serenidad inmutable, modestia; por todo. Esa santidad brilla también en este episodio. Un sacerdote le dice: "Está bien que te radiques aquí", y él, pese a que sabe lo que le va a costar, responde: "Por mí no es nada. Pienso en el sufrimiento de María. Si no fuera por esto, no me afligiría. Basta con que sea útil para Jesús". Jesús, María: sus únicos amores. No amó otra cosa sobre la tierra, mi santo esposo. Y se hizo siervo de este amor.
A JOSÉ SE LE DEBÍA DE HACER PROTECTOR
DE LOS CONSAGRADOS
Lo han hecho protector de las familias cristianas y de los trabajadores y de otras clases. Pero se le debería hacer no sólo de los agonizantes, de los trabajadores, de los esposos, sino también de los consagrados. ¿Quién entre los consagrados de la tierra, al servicio de Dios, cualquiera que se haya consagrado al servicio de Dios, aceptando todo, renunciando a todo, soportando todo, cumpliendo todo con prontitud, con espíritu alegre, con siempre buen humor, lo hizo como él? No, no ha habido nadie.
ZACARÍAS SACERDOTE PIENSA HUMANAMENTE, JOSÉ TIENE
SU CORAZÓN EN EL CIELO MÁS QUE EL SACERDOTE
Y quiero que observes una cosa, mejor dicho, dos. Zacarías es sacerdote. José no. Pero observa con todo que el que no lo es, tiene su corazón en el cielo más que el sacerdote. Zacarías piensa humanamente, y humanamente interpreta las Escrituras porque no es la primera vez que lo haga. Se deja guiar fácilmente de su sentido común. Se le castigó, pero reincide, aunque con menor gravedad. Cuando se trató del nacimiento de Juan, dijo: "¿Cómo puede suceder esto si ya soy viejo y mi mujer es estéril?" Ahora dice: "Para allanarse el camino, el Mesías debe crecer aquí" y con ese tufillo de orgullo que persiste aun en los mejores, piensa que podrá ser útil él a Jesús. No útil, como José quiere serlo, sirviéndole, sino útil, haciéndose su maestro... Dios le perdonó su buena intención. ¿Pero tenía necesidad el "Maestro" de tener maestros?
Traté de hacerle ver la luz en las profecías; pero él se creía más docto que yo, y empleaba esta preponderancia a su modo. Podía haber insistido y vencerlo, pero -he aquí la segunda observación que quiero hacerte- respeté al sacerdote por su dignidad, no por su saber.
PARA JUZGAR SI UNO ES VERDADERO SACERDOTE, ES
MENESTER JUZGAR LO QUE SALE DEL ALMA
Al sacerdote generalmente Dios lo ilumina. Dije "generalmente". Cuando es un verdadero sacerdote. No es la vestidura que consagra: es el alma. Para juzgar si uno es verdadero sacerdote, es menester juzgar lo que sale del alma. Como ha dicho Jesús: del corazón salen las cosas que santifican o que manchan, las que modelan todo el modo de obrar de un individuo. Así pues: cuando alguien es un verdadero sacerdote, generalmente es inspirado por Dios. De los que no lo son, conviene tener una caridad sobrenatural y rogar por ellos.
Pero mi Hijo te ha puesto ya al servicio de esta redención y no digo más. Alégrate de sufrir para que aumenten los verdaderos sacerdotes. Tú fíate de la palabra que te guía. Cree y obedece su consejo.
EL OBEDECER SIEMPRE SALVA, AUN CUANDO
NO SEA UN CONSEJERO PERFECTO.
El obedecer siempre salva, aun cuando no sea un consejero perfecto. Ves. Obedecimos. Y estuvo bien. Es verdad que Herodes hizo matar a los niños de Belén y de sus alrededores ¿pero Satanás no habría podido incitar y propagar estas ondas de rabia más allá de Belén, y persuadir a los poderosos de Palestina a cometer crimen semejante con tal de suprimir al futuro Rey de los judíos? Lo habría podido. Y hubiera sucedido en los primeros años del Mesías, cuando la repetición de prodigios había despertado la atención de las multitudes y de los poderosos. ¿Cómo hubiéramos podido, en caso de haber sucedido, atravesar la Palestina para ir de la lejana Nazaret a Egipto, tierra hospitalaria a los hebreos perseguidos, y hacerlo con un niño, y mientras la persecución arreciaba? Más fácil era huir de Belén, aunque también fue doloroso. La obediencia siempre salva. Recuérdalo. El respeto al sacerdote siempre es señal de formación cristiana.
¡Ay de los sacerdotes -Jesús lo dijo- que pierden su llama apostólica! Pero ¡ay también del que cree que tiene derecho a despreciarlos! Porque ellos consagran y distribuyen el Pan verdadero que del cielo desciende. Y ese contacto los hace santos como un cáliz consagrado, aun cuando no lo sean. Responderán ante Dios. Tenedlos por tales y no os preocupéis de otra cosa. No seáis intransigentes. Jesús no lo es, el cual deja el cielo a su mandato y desciende para que sus manos lo eleven. Aprended de Él. Si están ciegos, si están sordos, si tienen un alma paralítica y un modo de pensar enfermo, si son leprosos de culpas muy en contradicción con lo que son, si son otros Lázaros en un sepulcro, llamad a Jesús para que los cure, para que los resucite.
Llamadlo con vuestras oraciones y sacrificios ¡oh almas víctimas! Salvar un alma sacerdotal es salvar un gran número de almas, porque cada sacerdote santo es una red que atrapa almas para Dios. Y salvar a un sacerdote, esto es, hacer que se santifique, es lo mismo que fabricar esta mística red. Cada presa que haga es un rayo de luz que se añade a vuestra corona.
Que la paz sea contigo."
I. 173-175
A. M. D. G.