MARÍA LLORÓ PORQUE
ERA CORREDENTORA
#Los parientes, por causa mía, que ignoraban mi origen divino, no la querían mucho
#La encuentran los consagrados en aquel desierto que es la vida monástica bien entendida
#La encuentran mis queridas "víctimas" porque María es la primera de ellas
#¿Cuál era nuestro pan? "Nuestro" pan diario era el cumplir diariamente nuestra misión.
#Cuando oréis, unios siempre, siempre a Mí.
Dice Jesús:
"Este es el cuarto dolor de María, Madre de Dios. El primero, la Presentación en el Templo; el segundo, la huída a Egipto; el tercero la muerte de José; el cuarto, mi separación de Ella.
mi separación, se dirige ante todo a los padre
y a los hijos, a los cuales la voluntad de Dios
llama a una renuncia mutua por un amor
más sublime.
En segundo lugar se dirige a todos los que TIENEN
que enfrentarse a una renuncia dolorosa.
La enseñanza que se desprende de la contemplación de mi separación, se dirige ante todo a los padre y a los hijos, a los cuales la voluntad de Dios llama a una renuncia mutua por un amor más sublime. En segundo lugar se dirige a todos los que tiene que enfrentarse a una renuncia dolorosa. ¡Y cuántas hay en el camino de la vida! Son las espinas de la tierra, que atraviesan el corazón. Lo sé. Pero quien las acepta con resignación -ved que no digo: "A quien las desea y las acepta con alegría" que esto es ya perfección; digo "con resignación"- se convierten en rosas eternas.
Pero pocos son quienes las aceptan resignadamente. Como asnillos rebeldes que os oponéis a la voluntad del Padre y os herís, aunque si es verdad que no tratáis de dar coces ni mordiscos, o sea con rebelión y blasfemia contra Dios.
Y no digáis: "Yo no tenía más que este bien mío y Dios me lo ha quitado. No tenía más que este cariño y Dios me lo ha arrebatado". También María, mujer sensible y amante de la perfección, pues que llena toda de gracia, sus formas afectivas y sensitivas eran perfectas y no tenía más que un bien y un amor sobre la tierra: su Hijo. No le quedaba otra cosa más que Él. Sus padres habían muerto hacía mucho tiempo; José, no hacía mucho. No había otro más Yo que la amase y le hiciese experimentar que no estaba sola.
Los parientes, por causa mía, que ignoraban mi origen divino, no la querían mucho, como cuando se trata de una mamá que no sabe guiar al hijo que se separa del sentido común, que rechaza el matrimonio propuesto que podría dar gloria a la familia y también sostén.
Los parientes, voz del sentido común, del sentido humano -vosotros lo llamáis buen sentido, pero no es más que sentido humano, esto es egoísmo- hubieran querido que yo hubiera aceptado tales cosas en mi vida. En el fondo existía siempre el temor de que un día tuviesen que sufrir molestias por mi causa, porque ya empezaba a exponer ideas muy idealistas, según ellos, las cuales podían hacerse sospechosas a la Sinagoga. La historia hebrea estaba llena de enseñanzas de lo que pasó a los Profetas. No era una misión fácil la del profeta y a este se le solía quitar de en medio con la muerte y a los parientes cargarlos de molestias. En realidad flotaba en el aire siempre el pensamiento de que un día ellos tendrían que hacerse cargo de mi Madre.
A ellos les molesta que Ella no me estorbe
en nada y que parece estar en continua
adoración ante su Hijo.
A ellos les molesta que Ella no me estorbe en nada y que parece estar en continua adoración ante su Hijo. Esta indisposición fue creciendo en los tres años del ministerio hasta llegar a reproches abiertos, cuando en medio de las multitudes se me juntaban y se avergonzaban de mi manía -según ellos- de atacar a las clases poderosas. ¡Reproches para Mí! ¡Reproches para mi pobre Mamá! Y a pesar de que ella conocía la mala voluntad que le tenían ya que no todos eran como Santiago, Judas, Simón, ni como la madre de ellos, María de Cleofás y de que ya preveía en el futuro la suerte que correría durante aquellos tres años y la que le esperaba al final de ellos, y de mi suerte, no se opuso como vosotros lo hacéis. Lloró. ¿Y quién no habría llorado en la separación de un Hijo que la amaba como Yo la amaba? Además teniendo en cuenta los largos días que no estaría con Ella, en la casa solitaria y el porvenir del Hijo al combatir la mala voluntad de los culpables y precisamente por culpables ofenderían al Inocente hasta matarlo.
Lloró porque era la Corredentora y la Madre
del género humano vuelto a nacer para Dios,
y debía llorar
Lloró porque era la Corredentora y la Madre del género humano vuelto a nacer para Dios, y debía llorar, por todas las más que no sabrían convertir, sus dolores de madres, en una corona de gloria eterna. ¡Cuántas madres hay en el mundo a quien la muerte les ha arrancado de los brazos a sus criaturas! ¡Cuántas madres hay a quienes un querer sobrenatural les arranca del lado a su hijo! Por todas estas hijas, como madres de los cristianos; por todas sus hermanas, unida con ellas por el dolor de madre abandonada, María tuvo que llorar. Y por todos los hijos que, nacidos de mujer, estaban destinados a ser apóstoles de Dios o mártires por amor de Dios, por fidelidad a Dios o por la brutalidad de los hombres.
Mi sangre y el llanto de mi Madre son la bebida que
fortifica a los que están señalados para
sobrellevar una suerte heroica
Mi sangre y el llanto de mi Madre son la bebida que fortifica a los que están señalados para sobrellevar una suerte heroica, es la bebida que en ellos borra todas sus imperfecciones o aun más, las faltas cometidas por debilidad, y les dan, junto con el martirio sufrido, la paz de Dios y si el martirio se sufre por Dios, la gloria del cielo. Así la encuentran los misioneros cual llama que calienta en las regiones donde la nieve todo lo cubre; la encuentran como un rocío allí donde el sol quema. Esas lágrimas son derramadas por la caridad de María que brota de un corazón de lirio. Por lo tanto reciben de la caridad virginal desposada al Amor, el fuego; y de la pureza virginal, la frescura perenne semejante a la del agua que queda en el cáliz de un lirio después de una noche lluviosa.
La encuentran los consagrados en aquel desierto que es la vida monástica bien entendida: desierto porque no existe otra cosa más que la unión con Dios, y cualquier otro afecto deja de existir para ser caridad sobrenatural; por sus padres, amigos, superiores e inferiores. La encuentran los consagrados en el mundo, en ese mundo que no los entiende ni ama; y también es desierto para ellos, pues en él viven como si estuviesen solos, sin ser comprendidos siendo objeto de burla por amor mío.
La encuentran mis queridas "víctimas" porque María es la primera de ellas por mi amor y Ella da a los que le siguen, con mano de Madre y de médico, sus lágrimas que vigorizan e infunden valor para el mayor sacrificio. ¡Oh santo llorar de María!
EL "PADRE NUESTRO" FUE PRONUNCIADO POR
PRIMERA VEZ EN EL HUERTO DE NAZARET
PARA CONSOLAR LA PENA DE MARÍA
María ora. No se rehúsa a orar porque Dios le da un dolor. ¡Recordadlo! Ruega juntamente conmigo, ruega al Padre que es nuestro y vuestro. El primer "Padre Nuestro" fue pronunciado por primera vez en el huerto de Nazaret para consolar la pena de María, para ofrecer "nuestras" voluntades al Eterno en el momento en que empezaba por voluntad suya el período de una renuncia siempre en aumento, que llegaría a ser para ti, vida y para María, la muerte de su Hijo.
Y aún cuando nosotros dos no teníamos que pedir ningún perdón lo pedimos del Padre para ser perdonados aunque sea de un suspiro, para poder enfrentarnos dignamente a nuestra misión. Y esto para enseñarnos que entre más se está en gracia de Dios, tanto más la misión es bendecida y fructuosa. Para enseñarnos el respeto a Dios y la humildad. Delante de Dios Padre, también nuestras perfecciones de hombre y de mujer se sintieron nada y pidieron perdón. Así como también pidieron "el pan diario".
¿Cuál era nuestro pan? "nuestro" pan diario era el
cumplir diariamente nuestra misión.
¿Cuál era nuestro pan? ¡Oh! No era el que amasaban las manos puras de María y el que era cocido en el pequeño horno, para el que tantas veces acarreé leña. Sino que "nuestro" pan diario era el cumplir diariamente nuestra misión. Dios nos la daba día tras día y al cumplirla nos daba también el gozo de nuestro día. ¿No es así, Juanito?(advierta el lector que la escritora, que se llamaba María, frecuentemente es llamada con el nombre de "Juanito") ¿No dices también tú que te parece vacío el día, como si no hubiese existido si la bondad del Señor te deja un día sin tu misión de dolor?
María ruega juntamente conmigo. Soy yo quien os justifica. ¡Oh hijos! Soy yo quien hace dignas y fructuosas vuestras oraciones ante el Padre. Yo lo dije: "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo concederá", y la Iglesia da valor a sus oraciones al decir: "Por Jesucristo Nuestro Señor".
Cuando oréis, unios siempre, siempre a Mí. Yo rogaré en voz alta por vosotros, cubriendo vuestras voces de hombres con la mía de Hombre-Dios. Pondré en mis manos traspasadas vuestra plegaria y la presentaré al Padre. Se convertirá en una hostia de precio infinito. Mi voz unida con la vuestra subirá como un beso filial al Padre y se convertirá en una hostia de precio infinito. La púrpura de mis heridas hará que vuestras oraciones sean preciosas. Estad en Mí si queréis tener al Padre en vosotros, con vosotros y por vosotros.
Has terminado la narración diciendo: ...y por nosotros "y querías decir"... por nosotros que somos tan ingratos para con esos Dos que por nosotros subieron al Calvario. "Hiciste bien en escribir estas palabras. Escríbelas cada vez que te permita ver nuestro dolor. Sea como la campana que suena y que invita a meditar y a arrepentirse.
¡Basta por ahora!... descansa. La paz sea contigo".
I. 267-270
A. M. D. G.