AMÉ A JUAN POR SU PUREZA
#¡Cómo amé a Juan por esta característica suya tan sencilla y heroica!"
Dice Jesús:
"El grupo que me encontró era numeroso. Pero uno solo me reconoció, el que tenía el alma, el pensamiento y el cuerpo limpios de toda lujuria. Insisto en el valor de la pureza. La castidad es la fuente de claridad de pensamiento. La virginidad afina y conserva la sensibilidad intelectual y afectiva hasta la perfección, que solo quien es virgen lo sabe.
UNA JUVENTUD SUCIA ANTES DE TIEMPO POR LA
CONCUPISCENCIA NO PODRÁ PRODUCIR SINO UN CABEZA DE
FAMILIA ENFERMO EN EL SENTIMIENTO
Y CON FRECUENCIA EN EL CUERPO.
Se puede ser virgen de muchos modos. Por la fuerza, y esto sobre todo entre mujeres que no han podido casarse. Así deberían de serlo también los hombres. Pero no lo es. Esto está mal porque una juventud sucia antes de tiempo por la concupiscencia no podrá producir sino un cabeza de familia enfermo en el sentimiento y con frecuencia en el cuerpo.
Existe la virginidad voluntaria, o sea la de quienes se consagran al Señor en un arranque de generosidad. ¡Oh hermosa virginidad! ¡Sacrificio aceptable a Dios! Pero no todos saben permanecer en aquel candor de lirio, que está firme en su tallo enhiesto al cielo, ignorante del fango que hay en el suelo, abierto tan sólo a los besos del sol de Dios y a sus rocíos.
Hay quienes permanecen fieles materialmente a lo hecho, pero infieles lo son en el pensamiento con el que lamentan y desean lo que han sacrificado. Estos tales, no son vírgenes, sino a medias. Si la carne está intacta, el corazón no lo está. El corazón fermenta, bulle, exhala humos de sensualidad tanto más refinada y exquisita cuanto más es el fruto del pensamiento que la acaricia, la alimenta y la hace crecer continuamente en ideas de cosas ilícitas no sólo para quien es libre, sino con mayor razón para quien ha hecho votos.
Entonces se produce la hipocresía del voto, en la que existe la apariencia pero falta la realidad. En verdad os digo que entre el que viene a mí con un lirio deshojado por la imposición de un tirano, y el que viene con un lirio que materialmente no está ajado, pero que guarda la baba de una sensualidad amada y cultivada para llenar con ella las horas de soledad. Llamo "virgen" al primero y "no virgen" al segundo.
EL VALOR DE LA PUREZA ES TAL, QUE COMO LO HAS VISTO,
SATANÁS SE PREOCUPÓ ANTE TODO DE ARRASTRARME A LA
IMPUREZA.
Al primero le doy la corona de virgen y la doble corona de martirio por la carne herida y por el corazón que sangra por esa mutilación, "no querida". El valor de la pureza es tal, que como lo has visto, Satanás se preocupó ante todo de arrastrarme a la impureza. Sabe muy bien que el pecado sensual quita las fuerzas del alma y la hace fácil presa de otros pecados. La tentativa de Satanás se enderezó con este objetivo para vencerme.
El pan, el hambre son solo formas materiales de disfraz del apetito, que Satanás explota para sus fines. Muy diferente era el alimento que me ofrecía para hacerme caer a sus pies. Después vendría la gula, el dinero, el poder, la idolatría, la blasfemia, el rechazo de la Ley divina. Este era el primer paso para asirme. El mismo que usó para herir a Adán.
El mundo se burla de los puros. Los impuros los rechazan. Juan Bautista fue la víctima de la lujuria de dos obscenos. Y si el mundo tiene todavía algo de luz, se debe a los puros que hay en el mundo.
Son ellos los siervos de Dios y saben entender y repetir sus palabras. Lo dije: "Bienaventurados los puros de corazón porque verán a Dios". También lo serán de la tierra porque el humo de los sentidos no perturba el pensamiento. Ellos "ven" a Dios y lo huelen, lo siguen y lo señalan a otros.
Juan de Zebedeo fue puro. Fue en realidad el puro entre mis discípulos. ¡Qué alma de flor en un cuerpo de ángel! El me llamó con las palabras de su primer maestro y me pidió le diese paz. Pero él ya tenía la paz en sí por la vida pura que llevaba y Yo lo amé por esa pureza, confiándole las enseñanzas, los secretos y la creatura más querida que yo había tenido.
Fue él mi primer discípulo y desde que me vio me amó. Su alma se había fundido con la mía, desde el día en que me vio pasar a lo largo del Jordán y vio que me señala el Bautista. Aun cuando no me hubiese encontrado a mi regreso del desierto, me habría buscado. Porque era puro y humilde y deseaba aprender la ciencia de Dios e iba a aquellos que tenía como maestros de la doctrina celestial, en la misma forma que la corriente se llega al mar."
Jesús añade:
"No he querido que hablases de las tentaciones sensuales de tu Jesús aun cuando la voz interna te había hecho comprender el objetivo de Satanás para atraer mis sentidos, preferí hablarte Yo de esto y ahora procura no pensar ya más. Era necesario hablarte de ello. Ahora pasa adelante. Deja la flor de Satanás sobre la arena y ven detrás de mí con Juan. Caminarás entre espinas, pero encontrarás rosas con gotas de sangre de quien la derramó por ti, para vencer en ti la carne.
Relata Juan en su Evangelio el encuentro
que tuvo conmigo: "Y al día siguiente"
Lo que está en contra de lo dicho
por los otros Evangelistas
Leed del modo siguiente: "Cierto día, después de
haber sido arrestado Juan Bautista, dos de los
discípulos que le vieron señalarme y decir:
'He aquí al Cordero de Dios', al verme de nuevo,
me llamaros y me siguieron".
Esto fue después de mi regreso del desierto.
Tengo también una observación que hacerte antes. Relata Juan en su Evangelio el encuentro que tuvo conmigo: "Y al día siguiente". Parece como si indicase que el día siguiente al bautizo, al punto Juan y Santiago me siguiesen. Lo que está en contra de lo dicho por los otros Evangelistas, acerca de los cuarenta días pasados en el desierto. Leed del modo siguiente: "Cierto día, después de haber sido arrestado Juan Bautista, dos de los discípulos que le vieron señalarme y decir: 'He aquí al Cordero de Dios', al verme de nuevo, me llamaros y me siguieron". Esto fue después de mi regreso del desierto.
Y juntos regresamos a las riberas del lago de Galilea, donde me hospedaba para empezar de allí mi evangelización. Después de haber hablado conmigo en el camino y durante todo un día en casa de un amigo nuestro y de nuestra familia, ellos hablaron de Mí a los otros pescadores. La iniciativa fue de Juan, a quien el deseo de penitencia había dado a su alma, por otra parte ya limpia por su pureza, una claridad limpísima sobre la que la verdad se reflejaba claramente, dándole también la santa audacia de los puros y de los generosos, que no tienen miedo de abrirse paso a donde ven que hay Dios, verdad, doctrina y camino hacia Dios. ¡Cómo amé a Juan por esta característica suya tan sencilla y heroica!"
I. 284-286
A. M. D. G.