JUAN CABEZA DE LOS QUE SE HACEN
HOSTIAS POR AMOR MÍO
#El es aquel que se despoja aun de un modo de pensar y juzgar para ser él discípulo".
#Judas: Cabeza de todos los apóstoles fallidos...
#Yo y mi Madre somos hostias por excelencia.
#Observa los diversos modos de pensar.
#¿Y no sentiste que te convertías en paz completa ante su sencilla y cara muestra de amor?
Después dice Jesús:
"Todavía tengo una comparación entre mi Juan y el otro discípulo; paralelo en que aparece siempre más clara la figura de mi predilecto. El es aquel que se despoja aun de un modo de pensar y juzgar para ser él discípulo". Es el que entrega sin querer quedarse para sí con nada de lo que era antes de su elección. Judas es el que no se quiere despojar de sí mismo. Trae consigo su yo enfermo de soberbia, sensualidad, avaricia. Conserva su modo de pensar; y por esto neutraliza los efectos de la entrega completa y de la gracia.
Judas: Cabeza de todos los apóstoles fallidos... ¡y que son muchos! Juan: Cabeza de los que se hacen hostia por amor a Mí. Es tu antecesor.
Yo y mi Madre somos hostias por excelencia. Llegar hasta nosotros es difícil, mejor dicho, imposible, porque nuestro sacrificio fue de una aspereza total. Pero mi Juan, es la hostia que pueden imitar todas las clases de los que me aman: Vírgenes, mártires, confesores, predicadores; siervo de Dios y de la Madre de Dios, activo y contemplativo. Es un ejemplo para todos. Es el que ama.
Observa los diversos modos de pensar. Judas investiga, cavila, escudriña, y si llega a mostrar que cede, en realidad conserva su modo de pensar. Juan se siente nada, acepta todo, no pide razones, se contenta con hacerme feliz. He aquí el modelo.
¿Y no sentiste que te convertías en paz completa ante su sencilla y cara muestra de amor?... ¡Oh, Juan mío! Mi pequeño Juan que quiero que seas siempre más semejante a mi amado. Acepta todo, diciendo al igual que el apóstol: "Todo lo que Tú haces, Maestro, está bien hecho" para que merezcas que Yo te diga: "Eres mi paz llena de amor". Tengo necesidad también Yo de consuelo, María. Dámelo. Sea mi corazón para tu descanso."
I. 413-414
A. M. D. G.