JESÚS EN BELÉN EN CASA DEL 

CAMPESINO Y EN LA GRUTA

 


 

#"¡He allí el sepulcro de Raquel!" 

  #Jesús se detiene a beber en un pozo   

#Habla con una mujer de la matanza de Herodes 

#JESÚS ES INVITADO A ALOJARSE EN CASA DE UNOS CAMPESINOS   

  #LE AYUDAN A SARA A REGAR LAS HORTALIZAS   

#ENTRAN EN LA CASA DEL CAMPESINO Y DIALOGAN   

#HABLAN DE LO QUE SUCEDIÓ EN BELÉN CUANDO EL NACIMIENTO Y LA MATANZA  

#LE ECHAN LA CULPA A LOS PASTORES Y A TRES BRUJOS  

#JESÚS LES ABRE LOS OJOS SOBRE LAS PROFECÍAS DE SU NACIMIENTO   

#¿DÓNDE VIVEN AHORA LEVÍ Y ELÍAS?  

#JESÚS ES ARROJADO DE LA CASA DEL CAMPESINO 

  #JESÚS ENSEÑA A JUDAS COMO DEBE DE COMPORTARSE ANTE LAS INJURIAS  

#JESÚS SE DIRIGE A LA GRUTA DE BELÉN   

#"No llores, Juan mío. Repetirás lo mismo una y otras tantas veces: "El era la luz que vino a brillar en las tinieblas, pero las tinieblas no lo comprendieron. Vino al mundo que Él había hecho, pero el mundo no lo conoció. Vino al mundo que Él había hecho, pero el mundo no lo conoció. Vino a su ciudad, a su casa, y los suyos no lo recibieron".  

#JESÚS LES ENSEÑA LA GRUTA DONDE NACIÓ Y LES REFIERE LA HISTORIA DE SU NACIMIENTO   

#"Y con todo, amigos, aquí el 25 de las Encenias, de la Virgen nació Jesús el Emmanuel, el Verbo de Dios hecho carne por amor del hombre. 

  #"¡Misericordia, Maestro bueno, para la ceguedad de tu siervo! Mi soberbia cae... te veo cual eres. No el rey que yo pensaba, sino el Príncipe Eterno, el Padre del siglo futuro, el Rey de la Paz. ¡Piedad, Señor y Dios mío, piedad!"  

#JESÚS LES HABLA DE LA NOCHE DEL NACIMIENTO   

#"Venid al heno. Escuchad..." Y Jesús empieza a hablar de la noche de su nacimiento. "...Cuando ya mi Madre estaba próxima a dar a luz, llegó por orden de César Augusto,... 

 


 

El camino es un sendero pedregoso, polvoriento, que el sol del estío ha quemado. Sobresale entre los grandes olivos, todos cargados con pequeñas aceitunas. El suelo por donde todavía nadie ha pasado, está cubierto con las florecillas de olivo, que cayeron después de la fecundación.

Jesús con los tres camina en fila india junto al sendero, por donde la sombra de los olivos ha conservado todavía verde la hierba y donde claro es, hay menos polvo.

El camino da una vuelta en ángulo recto, y más allá sube lentamente hacia una especie de herradura de caballo en la que hay numerosas casitas esparcidas, que forman una ciudad pequeña. Exactamente en donde el camino tuerce, hay una construcción de forma cúbica sobre la que hay una pequeña cúpula. Está cerrada como si estuviese abandonada.

 

"¡He allí el sepulcro de Raquel!"

 

"¡He allí el sepulcro de Raquel!" dice Simón.

"Entonces ya casi llegamos. ¿Entramos luego en la ciudad?"

"No, Judas. Primero os enseñaré un lugar... después entraremos en la ciudad y como todavía el día es claro y será noche de luna, podremos hablar a la población. ¿Querrán oírnos?"

"¿Quieres que no te escuchen?"

Han llegado al sepulcro, antiguo pero bien conservado, y bien pintado de blanco.

 

JESÚS SE DETIENE A BEBER EN UN POZO

HABLA CON UNA MUJER SOBRE LA MATANZA DE HERODES

 

Jesús se detiene a beber en un pozo del campo allí cercano. Una mujer que había venido a sacar agua le ofrece. Jesús le pregunta: "¿Eres de Belén?"

"Sí, pero ahora en tiempo de cosecha estoy con mi marido en estos lugares, para cuidar los huertos y los frutos que han nacido. ¿Eres Tú, galileo?

"Nací en Belén, pero estoy en Nazaret de Galilea."

"¿Tú también perseguido?"

"La familia. Pero... ¿por qué dices: "... Tú también"? ¿Hay muchos perseguidos entre los betlemitas?"

"¿No lo sabes? ¿Cuántos años tienes?"

"Treinta."

"Si es así... naciste exactamente cuando... ¡Oh! ¡Qué desgracia! Pero... ¿Por qué nació Aquel aquí?"

"¿Quién?"

"Aquel que era llamado el Salvador. Maldición a esos estúpidos borrachos de cerveza que vieron ángeles en las nubes, oyeron voces celestiales en los balidos y rebuznos y en medio de su semioscura embriaguez tomaron a tres miserables por los más santos de la tierra. ¡Malditos sean y ... quien les creyó!"

"Pero no explicas, con todas tus maldiciones, qué sucedió. ¿Por qué maldices?"

"Porque... Óyeme: ¿a dónde vas?"

"A Belén con mis amigos. Tengo que hacer allá. Debo saludar a viejos amigos y llevarles el saludo de mi Madre. Pero antes quisiera saber muchas cosas, porque nosotros los de la familia hace muchos años que estamos ausentes. Dejamos la ciudad cuando yo era de unos cuantos meses."

 

JESÚS ES INVITADO A ALOJARSE EN CASA DE UNOS

CAMPESINOS

 

"Antes de la desgracia, ¿o no es así? Oye, si no te repugna la casa de un campesino, ven con nosotros a partir el pan y la sal. Tú y tus compañeros. Hablaremos durante la cena y os daré alojo hasta mañana. Tengo una casa muy pequeña, pero en el pajar hay mucho heno amontonado. La noche es cálida y serena. Creo que podrás dormir."

"El Señor de Israel pague tu hospitalidad. Con gusto voy a tu casa."

"El peregrino trae siempre consigo bendiciones. Vamos. Pero antes debo echar todavía seis cántaros de agua en las verduras que acaban de nacer."

"Yo te ayudo."

"No, Tú eres un señor. Lo dice tu modo de obrar."

"Soy un obrero, mujer. Y este es pescador. Estos son judíos, hombres de comodidad, Yo no." Toma el cántaro que estaba cerca del brocal del pozo, le pone la cuerda y lo baja. Los otros no quieren ser menos y dicen a la mujer: "¿Dónde está la hortaliza? Muéstranosla, le echaremos agua."

 

LE AYUDAN A SARA A REGAR LAS HORTALIZAS

 

"Dios os bendiga. Tengo los riñones destrozados de tanto trabajo. Venid..."

Y mientras Jesús saca su cántaro, los otros tres desaparecen por un vericueto... después regresan con dos cántaros vacíos, los llenan y se van. Y así lo hacen no tres veces, sino hasta diez. Judas con la sonrisa en la boca dice: "Se muere en bendecirnos. Hemos echado tanta agua en la verdura que por dos días a lo menos, la tierra estará mojada y la mujer no se acabará los riñones." Cuando regresa por última vez dice: "Maestro, pero... me parece que no somos gratos."

"¿Por qué, Judas?"

"Porque se la trae con el Mesías. Le dije: "No blasfemes. ¿No sabes que el Mesías es la mayor gracia para el pueblo de Dios? Yeová lo prometió a Jacob y a todos los profetas y justos de Israel, y ¿tú lo odias?" Me respondió: "No lo odio a Él, sino al que los pastores borrachos y los malditos magos de Oriente, llamaron Mesías". Y... puesto que eres Tú..."

"No importa. Sé que he sido puesto para prueba y contradicción de muchos. ¿Le dijiste, quién soy Yo?"

"No. No soy un tonto. Quise librar tus espaldas y las nuestras."

"Hiciste bien. No por tratarse de las espaldas, sino porque yo deseo manifestarme cuando lo crea conveniente. Vamos."

Judas lo guía hasta la hortaliza. La mujer echa los tres últimos cántaros y luego los lleva a una casa campestre que está en medio de la huerta. "Entrad" dice. "Mi marido está ya en la casa."

 

ENTRAN EN LA CASA DEL CAMPESINO Y DIALOGAN

 

Entran en una cocina pequeña y húmeda. " La paz sea en esta casa" saluda Jesús.

"Quien quiera que Tú seas, sea la bendición contigo y con los tuyos. Entra" responde el hombre. Lleva al punto un lavamanos Con agua para que los cuatro se refresquen y se limpien. Después entran y se sientan a una mesa rústica.

"Os agradezco en nombre de mi mujer. Me lo ha dicho. Nunca había tratado a los galileos, y me habían dicho que eran vulgares y peleoneros. Pero vosotros habéis sido gentiles y buenos. ¡Ya cansados... y trabajar tanto! ¿Venís de lejos?"

"De Jerusalén. Estos son judíos. Este y Yo somos de Galilea. Pero créeme hombre: el bueno y el malo se encuentran en donde quiera."

"Es verdad. Por lo que a mí toca, es la primera vez que me encuentro con galileos y son buenos. Mujer, trae la comida. No tengo más que pan, verduras, aceitunas y queso. Soy campesino."

"Yo tampoco soy un señor. Soy un carpintero."

"¿Tú?...¿con esos modales?"

 

HABLAN DE LO QUE SUCEDIÓ EN BELÉN CUANDO EL

NACIMIENTO Y  LA MATANZA

 

La mujer interrumpe: "El huésped es de Belén, te lo dije, y si los suyos son perseguidos, tal vez habrán sido ricos e instruidos como eran ricos Josué de Ur, Matías de Isaac, Leví de Abraham... ¡Pobres desgraciados!"

"Nadie te preguntó. Perdónala. Las mujeres son más parlanchinas que los pájaros al oscurecer."

"¿Eran familias betlemitas?"

"¿Cómo?... Si eres de Belén, ¿no sabes quiénes eran?"

"Huimos cuando yo apenas tenía unos cuántos meses."

La mujer que en realidad debe de ser una parlanchina, dice de nuevo: "Se fue antes de la matanza."

"¡Ah! Lo comprendo. De otro modo no habría nadie en el mundo. ¿No has regresado más allá?"

"No."

"¡Qué desgracia! Pocos encontrarás de los que, según me ha dicho Sara, quieres conocer y saludar. Muchos fueron matados, muchos huyeron, muchos... dispersos y no se sabe ni siquiera si murieron en el desierto o fueron arrojados en la cárcel para castigarlos por su rebelión. Pero ¿fue rebelión?... Mas, ¿quien hubiera podido permanecer inerte, dejando que fueran degollados tantos inocentes? ¡No, no es justo que sigan viviendo   LEVÍ Y ELÍAS, mientras tantos inocentes fueron asesinados.!"

"¿Quiénes son esos dos... y qué hicieron?"

"Pero, sabrás a lo menos algo de la matanza. ¡La matanza de Herodes! ... Mas de mil infantes en la ciudad y otro millar en la campiña. Y... todos... casi todos varoncitos, porque en medio de la furia, de la oscuridad, de la confusión, esos crueles hombres arrancaron de las cunas, de los lechos maternos, de las casas asaltadas hasta a las niñitas y las mataron como los arqueros matan a las pequeñas gacelas que están mamando la leche de su madre. Y bien... ¿todo esto por qué? Porque un grupo de pastores, que para no helarse de frío habían bebido mucha cerveza empezaron a delirar diciendo que habían visto ángeles, oído cantares y habían recibido indicaciones... y nos dijeron a nosotros los de Belén: "Venid y adorad al Mesías que ha nacido" ¡Imagínate! ¡El Mesías en una cueva! Pero debo de decir que en realidad todos estábamos ebrios, hasta yo, que en ese entonces era un jovencillo, y también mi mujer, que tenía unos cuantos años de edad... porque todos creímos y quisimos ver en una pobre mujer galilea a la Virgen que da a luz, de la que hablaron los profetas. ¡Pero si estaba con un vulgar galileo! Ciertamente su marido. Si era mujer, ¿cómo podía ser "la Virgen"?... En resumidas cuentas. ¡Creímos! Regalos, adoraciones... los hogares se abrían para hospedarlos... ¡Oh! ¡Habían sabido hacerla muy bien! ¡Pobre Ana! Perdió los bienes y la vida y también los hijos de su hija, la mayor fue la única que se salvó porque estaba casada con un mercader de Jerusalén. Perdieron los bienes, porque a la casa se le puso fuego y todo el sembradío fue destruido por órdenes de Herodes. Hasta ahora es un campo desierto en que pacen los animales."

 

LE ECHAN LA CULPA A LOS PASTORES

Y A TRES BRUJOS

 

"¿Toda la culpa es de los pastores?"

"No, también de tres brujos que vinieron de los reinos de Satanás. Tal vez eran compadres de los tres... ¡Y nosotros, estúpidos, nos sentíamos honrados! ¡Aquel hombre arquisinagogo! Lo matamos porque juró que las profecías se cumplían exactamente con las palabras de los pastores y de los magos..."

"Entonces, ¿toda la culpa fue de los pastores y de los Magos?"

"No, galileo. También, culpa fue nuestra credulidad. ¡Tanto que se esperaba al Mesías! Siglos de espera. Muchas desilusiones sufridas en los últimos tiempos a causa de los falsos Mesías. Uno era galileo, como Tú, otro se llamaba Teoda. ¡Mentirosos! ¡Mesías ellos! ¡No eran más que aventureros rapaces en busca de fortuna! Debía de habernos servido la lección, para que abriésemos los ojos. Por el contrario..."

"Y entonces ¿por qué maldecís solamente a los pastores y a los Magos? Si también os juzgáis tontos, deberíais de maldeciros a vosotros mismos. La maldición no la permite el mandamiento del amor. ¿Estáis seguros vosotros de estar en lo justo? ¿No podría haber sido cierto que los pastores y los Magos hubiesen dicho la verdad, que Dios les reveló?... ¿Por qué debe de pensarse que fuesen mentirosos?"

"Porque no se habían cumplido los años de la profecía. Después lo reflexionamos... después que la sangre, que enrojeció los tanques del agua y los ríos, nos abrió los ojos del discernimiento."

 

JESÚS LES ABRE LOS OJOS SOBRE LAS PROFECÍAS

DE SU NACIMIENTO

 

"¿Y no podría haber hecho el Altísimo, llevado de un gran amor por su pueblo, anticipar la venida del Salvador? ¿En qué apoyaron los Magos su dicho? Me has dicho que vinieron de Oriente..."

"En sus cálculos sobre una nueva estrella."

"¿Y no acaso está dicho: "Una estrella nacerá de Jacob y una vara se alzará de Israel?". ¿No es Jacob el gran patriarca que vivió en esta tierra de Belén a la que quiso como a la pupila de sus ojos, porque en ella murió su amada Raquel?... ¿Y no acaso por boca del Profeta se dijo: "Brotará un retoño de la raíz de Jesé y saldrá una flor de esta raíz?" Isaí, padre de David, nació acá. El retoño que está en el tronco fue cortado a raíz con la usurpación de los tiranos,¿no es acaso la "Virgen" que dará a luz un niñito, sin intervención de hombre -de otro modo no sería virgen- sino por voluntad divina y por esto será el Emmanuel e Hijo de Dios, que será Dios y llevará a Dios al pueblo como su nombre lo dice? ¿Y acaso no será anunciado, dice la profecía a los pueblos de las tinieblas, esto es, a los paganos, con "una luz grande" como la estrella que vieron los Magos y que no podía ser la estrella de Jacob, la grande luz de las dos profecías de Balaan y de Isaías? Hasta la misma matanza que hizo Herodes, ¿no acaso entra en las profecías?" Se ha oído un lamento allá arriba... es Raquel que llora a sus hijos". Estaba indicado que los huesos de Raquel llorarían lágrimas en su sepulcro de Efrata, cuando a causa del Salvador, hubiera venido la recompensa al pueblo santo. Lágrimas que después se cambiarán en sonrisa celestial, como el arco-iris que se forma con las últimas gotas del temporal, y que parece decir: "¡Ea! ¡Ahora todo está sereno!"."

"Eres muy docto. ¿Eres Rabbí?"

"¡Sí!"

"Lo creo. Hay luz y verdad en tus palabras. Sin embargo... todavía hay muchas heridas que manan sangre en esta tierra de Belén a causa del verdadero o falso Mesías... Nunca le aconsejaría a Él que viniese acá. La tierra lo rechazaría como se rechaza a un bastardo por el que mueren los hijos verdaderos. Pero, bueno... si era Él... murió ya con los otros degollados."

 

"¿DÓNDE VIVEN AHORA LEVÍ Y ELÍAS?"

 

"¿Los conoces?" El hombre entra en sospechas.

"No los conozco. No conozco su rostro pero... son desgraciados, y siempre tengo compasión de los infelices. Quiero ir a verlos."

"¡Umh! serías el primero después de seis lustros. Aún son pastores y están al servicio de un rico herodiano de Jerusalén que se apropió muchos de los bienes de los matados... ¡Siempre hay alguien que gana! Los encontrarás con los ganados por las vertientes que van a Hebrón. Pero... un consejo: que los betlemitas no te vean hablar con ellos. Te iría mal. Los soportamos porque... porque está el herodiano. De otro modo..."

"¡Sí, el odio! ¿Por  qué odiar?"

"Porque es justo. Nos hicieron daño."

"Creyeron hacer bien."

"Pero hicieron daño. Y el daño lo tenemos. Debíamos de haberlos matado como mataron con su torpeza. Pero todos estábamos como intoxicados y después... estaba el herodiano."

"Si no hubiese estado él, ¿aún cuando hubiese pasado el primer sentimiento de venganza, los habríais matado?"

"Ahora mismo los mataríamos, si no tuviésemos miedo a su patrón."

"Hombre, yo te digo: "No hay que odiar. No hay que desear el mal. No hay que desear hacer el mal. Aquí no hay culpa. Aunque hubiese, perdona. Perdona en nombre de Dios. Dilo a los otros betlemitas. Cuando haya caído el odio de vuestros corazones, veréis al Mesías; lo conoceréis entonces, porque Él vive, Él no estaba ya, cuando sucedió la matanza. Yo te lo digo. No fue culpa de los pastores ni de los Magos, sino de Satanás, el que hubiese acaecido tal matanza. El Mesías ha nacido aquí, ha venido a traer la luz a la tierra de sus padres. Hijo de Madre Virgen de la estirpe de David, en las ruinas de la Casa de David, ha abierto al mundo el torrente de gracias eternas, ha mostrado la vida al hombre..."

 

JESÚS ES ARROJADO DE LA CASA DEL CAMPESINO

 

"¡Largo! ¡Largo de aquí! ¡Sal de aquí! Tú, secuaz de este falso Mesías, porque de no haberlo sido, no nos hubiera acarreado a nosotros de Belén esa desgracia. Tú lo defiendes, por eso..."

"Cálmate, hombre. Soy judío y tengo amigos que están en lo alto. Podría hacer que te arrepintieras del insulto" prorrumpe Judas, violento e iracundo, asiendo por el vestido al campesino y sacudiéndolo...

"¡No, no! ¡Fuera de aquí! No quiero pleitos ni con los betlemitas, ni con Roma, ni con Herodes. Idos, malditos, si no queréis que os deje un recuerdo. Fuera..."

 

JESÚS ENSEÑA A JUDAS COMO DEBE DE

COMPORTARSE ANTE LAS INJURIAS

 

"Vámonos, Judas. No reacciones. Dejémoslo con su rencor. Dios no entra donde hay ira. ¡Vámonos!"

"Sí, vámonos. Pero me la pagaréis."

"No, Judas, no. No digas así. Están ciegos... y habrá tantos a lo largo de mi camino..."

Salen detrás de Simón y Judas que están ya fuera y hablan con la mujer detrás de la esquina del pajar.

"Perdona a mi marido, Señor. No pensaba que podría yo causar tanto daño... mira, ten, los tomarás mañana. Están frescos, son de hoy. No tengo otra cosa... Perdona. ¿Dónde dormirás?..."(le da unos huevos).

"No te preocupes. Sé a donde ir. Tranquilízate con tu buen corazón. Adiós."

Caminan unos cuantos metros en silencio, después Judas explota: "¡Pero Tú, no hacerte adorar! ¿Por qué no hiciste que ese puerco blasfemo besase el lodo?... ¡A tierra! ¡Arrojado a tierra por haberte faltado! ¡Al Mesías... Oh! ¡Yo lo hubiera hecho! Los samaritanos tienen que ser castigados con fuego milagroso. ¡No los persuade más que eso!"

"¡Oh! Cuántas veces habré de oír lo mismo! Si debiese convertir en cenizas a cada uno que me ofenda!... No, Judas... he venido para crear, no para destruir."

"Está bien, pero entre tanto otros te destruyen."

Jesús no contesta.

 

JESÚS SE DIRIGE A LA GRUTA DE BELÉN

 

Simón pregunta: "¿A dónde vamos ahora, Maestro?"

"Venid conmigo. Conozco un lugar."

"Pero si nunca has estado aquí, desde que huiste, ¿cómo lo conoces?" pregunta todavía más irritado Judas.

"Lo conozco. No es hermoso. Pero estuve una vez. No en Belén... un poco fuera... Torzamos de este lado."

Jesús va adelante, detrás Simón, luego Judas y al final Juan... En el silencio interrumpido tan solo al frotarse las sandalias contra las piedrecitas del camino, se percibe un llanto.

"¿Quién llora?" pregunta Jesús volteándose.

Judas contesta: "Es Juan, se ha atemorizado."

"No, no tengo miedo. Tenía ya la mano en el cuchillo que pende de mi cintura... pero me acordé de tu "No matar, perdona". Siempre lo dice..."

"¿Y entonces por qué lloras?" pregunta Judas.

Porque sufro al ver que el mundo no ama a Jesús. No lo reconoce y no quiere reconocerlo. ¡Oh! ¡Qué dolor! Algo así como si con espinas de fuego me restregasen el corazón. Como si hubiera visto pisoteada a mi madre y escupida la cara de mi padre... Todavía pero... Como si hubiese visto los caballos romanos comer en el Arca Santa y descansar en el Santo de los Santos."

"No llores, Juan mío. Repetirás lo mismo una y otras tantas veces: "El era la luz que vino a brillar en las tinieblas, pero las tinieblas no lo comprendieron. Vino al mundo que Él había hecho, pero el mundo no lo conoció. Vino a su ciudad, a su casa, y los suyos no lo recibieron". ¡Oh! ¡No llores así!"

"¡Esto no sucede en Galilea!" Juan dice con un suspiro.

"Pero... ni siquiera en Judea!" le responde Judas. "Jerusalén es la capital y hace tres días que te lanzaban hosannas a Ti, el Mesías. Aquí... lugar de pastores burdos, campesinos y hortelanos... no se puede tomar como punto de partida. Los galileos también allá, no todos serán buenos. Por otra parte de lo que queda de Judea, de donde era el falso Mesías se decía..."

"Basta, Judas. No conviene perder la calma. Estoy tranquilo. También estadlo vosotros. Judas, ven aquí. Debo hablarte." Judas va a Jesús. "Toma la bolsa, te encargarás de los gastos de mañana."

"¿Y ahora en dónde nos albergaremos?"

Jesús sonríe y calla. La noche cubre la tierra. La luna está arropada en su claridad. Los ruiseñores cantan entre los olivos. Un río que pasa por ahí, es como una cinta de plata que canta. De los prados segados se levanta un olor a heno caliente, diría sensual. Algún mugido, algún balido, y ... estrellas, estrellas y estrellas... un campo de estrellas en el manto del cielo; una sombrilla de piedras preciosas sobre las colinas de Belén.

"Pero aquí... son ruinas. ¿A dónde nos llevas? La ciudad está más allá."

"Lo sé. Ven. Sigue el río, detrás de Mí. Unos pocos pasos más y después... después te ofreceré la habitación del Rey de Israel."

Judas encoge los hombros y calla.

Un poco más y luego un montón de casas en ruinas. Restos de habitaciones... Una cueva entre dos hendiduras de una gran muralla.

Dice Jesús: "¿Tenéis yesca?"

Simón saca de su alforja una lamparita y la da a Jesús.

 

JESÚS LES ENSEÑA LA GRUTA DONDE NACIÓ Y

LES REFIERE LA HISTORIA DE SU NACIMIENTO

 

"Entrad" dice el Maestro levantando la lamparita. "Entrad, esta es la alcoba en donde nació el Rey de Israel."

"¿Juegas, Maestro? Esta es una cueva. De veras que yo aquí no me quedo. Me repugna. Húmeda, fría, apestosa, llena de escorpiones, tal vez de serpientes..."

"Y con todo, amigos, aquí el 25 de las Encenias, de la Virgen nació Jesús el Emmanuel, el Verbo de Dios hecho carne por amor del hombre. Yo, que estoy hablando. Entonces, como ahora, el mundo fue sordo a las voces del cielo que le hablaban al corazón... y rechazó a mi Madre... y aquí... No, Judas, no apartes con disgusto tus ojos de esos murciélagos que andan revoloteando; de esas lagartijas, de esas telarañas... no levantes con desdén tu hermosa y recamada vestidura para que no roce el suelo cubierto de excrementos de animales. Esos murciélagos son hijos de los hijos de aquellos que fueron los primeros juguetes que miraban los ojos del Niño, a quien cantaban los ángeles el "Gloria" que escucharon los pastores, que estaban ebrios solamente de alegría extática, de la verdadera alegría. Esas lagartijas con su color de esmeralda, fueron los primeros colores que hirieron mi pupila, y los primeros después del blanco de la vestidura y del color del rostro materno. Esas telarañas fueron el baldaquino de mi cuna real. Ese suelo... ¡Oh! lo santificaron los pies de Ella, la Santa, la Gran Santa, la Pura, la Inviolada, la Doncella Deípara, la que tenía que dar a luz. La que por obra de Dios dio a luz sin intervención humana. Ella... la sin Mancha, ha hollado este suelo. Tú puedes pisarlo y a través de las plantas de tus pies, quiera Dios, que suba a tu corazón la pureza que Ella derramó..."

Simón se ha arrodillado. Juan va derecho al pesebre y apoyada la cabeza, llora. Judas está aterrado... luego lo vence la emoción, y sin pensar más en su hermosa vestidura, se arroja al suelo, toma la orla del vestido de Jesús, lo besa y se golpea el pecho diciendo: "¡Misericordia, Maestro bueno, para la ceguedad de tu siervo! Mi soberbia cae... te veo cual eres. No el rey que yo pensaba, sino el Príncipe Eterno, el Padre del siglo futuro, el Rey de la Paz. ¡Piedad, Señor y Dios mío, piedad!"

"Sí, ¡toda mi piedad! Ahora dormiremos en donde durmieron el Infante y la Virgen. Allí, en donde Juan ha tomado el lugar de mi Madre en adoración... aquí en donde Simón parece mi padre putativo... o si queréis os platicaré de aquella noche..."

 

JESÚS LES HABLA DE LA NOCHE DEL NACIMIENTO

 

"¡Oh, sí, Maestro! Háblanos de tu florecimiento a la vida."

"Para que sea perla de luz en nuestros corazones, y para que lo podamos contar a nuestra vez al mundo."

"Y venerar a tu Madre, no sólo porque es tu Madre, sino por ser... ¡Oh!... por ser la Virgen."

Primero habló Judas, después Simón y luego Juan que está cerca del pesebre, con el rostro envuelto en llanto y sonrisa.

"Venid al heno. Escuchad..." Y Jesús empieza a hablar de la noche de su nacimiento. "...Cuando ya mi Madre estaba próxima a dar a luz, llegó por orden de César Augusto, el bando que publicó su delegado imperial Publio Sulpicio Quirino. En Palestina el gobernador era Senzio Saturnino. El bando era para hacer el censo de todos los habitantes del Imperio. Los que eran súbditos, tenían que ir al lugar de su origen para inscribirse en los registros del Imperio. José, esposo de mi Madre, obedeciendo, pues, el bando, salieron de Nazaret para venir a Belén, cuna de la estirpe real. Estaba frío..." Jesús sigue contando y así termina todo.

 I.  422-432

A. M. D. G.