JESÚS Y LOS PASTORES
ELÍAS, LEVÍ Y JOSÉ
#Suben por el monte buscando a los pastores
#Divisan muchas ovejas y a tres pastores
#Le preguntan a Jesús por María, José y el Niño
#Los pastores explican a Jesús todo lo que pasó
#Jesús se les manifiesta como el Mesías
#Jesús pide dormir con los pastores
#Jesús profetiza que Elías verá su muerte
#Jesús pregunta por los demás pastores
#¿Cómo pudisteis, sobre todo Jonatás, Jonás, Daniel y Benjamín, encontrar esos trabajos?
#Judas y Juan, cansados se acuestan
#¿Qué hacer para servir a Jesús? ¿Cómo lo lograrán ellos, pastores sin educación?
SUBEN POR EL MONTE BUSCANDO A LOS PASTORES
A medida que se escalan las alturas, más llenas de árboles, parecen más altas que las de Belén y cuanto más se asciende se ve una verdadera cadena de montes.
Jesús va subiendo delante de todos, con la mirada como si buscase a alguien. No habla. Pone más atención a la voz del bosque que a la de los discípulos, que unos cuantos metros detrás le siguen, hablando entre sí.
Se oye lejos una campañilla, cuyo retintín el viento lleva. Jesús sonríe y se vuelve: "Creo que hay ovejas" dice.
"¿Dónde, Maestro?"
"Creo que en dirección de aquel montecillo."
DIVISAN MUCHAS OVEJAS Y A TRES PASTORES.
Juan no dice ni una palabra. Se quita el vestido de encima -el manto lo tienen todos sobre la espalda, envuelto, porque hace calor- y con la túnica corta trepa por un árbol, que podría ser un fraxino, y trepa hasta que puede ver algo. "Sí, Maestro, ¡muchas ovejas y tres pastores, allá, detrás de esa arboleda!" Baja, y todos van ciertos.
"¿Pero... serán ellos?"
"Les preguntaremos, Simón, y si no lo supiesen nos dirán alguna cosa... Se conocen entre sí."
Alrededor de un centenar de metros y luego ante la vista de una gran pastura verde, rodeada de grandes plantas añosas hay muchas ovejas que muerden la tupida hierba. Tres hombres las están cuidando. Uno es viejo y ya encanecido, el otro va por los treinta y el otro como por los cuarenta.
"Atención, Maestro. Son malandrines..." aconseja Judas al ver que Jesús apresura el paso.
Nada le responde. Prosigue, alto, hermoso con el sol poniente sobre su rostro y sobre sus blancas vestiduras. Parece un ángel, ¡está brillante!
"La paz sea con vosotros, amigos" saluda cuando está en los bordes del pasto.
Los tres sorprendidos vuelven la cara. Silencio. El más viejo pregunta: "¿Quién eres?"
"Uno que te ama."
"Serás el primero después de muchos años. ¿De dónde vienes?"
"De Galilea"
"¿De Galilea?... ¡Oh!" El hombre le mira con atención. Los otros dos se han acercado. "De Galilea"... repite el pastor, y lentamente como si hablase consigo mismo: "También Él era uno que venía de Galilea... ¿De qué lugar, Señor?"
LE PREGUNTAN A JESÚS POR MARÍA Y JOSÉ
Y EL NIÑO
"De Nazaret."
"¡Oh! Entonces, dime. ¿Ha regresado por fortuna un Niño con una mujer que se llamaba María y con un hombre que era llamado José; un Niño más hermoso que su Madre, una flor bella que no se ha visto en las pendientes de Judá? Un Niño que nació en Belén de Judá, cuando fue el edicto. Un Niño que después huyó para fortuna del mundo. Un Niño por quien daría la vida si supiese que está vivo y que por ahora será ya un hombre."
"¿Por qué dices que fue una gran suerte para el mundo que Él hubiese huido.?"
TODO LO QUE PASÓ
"Porque Él era el Salvador, el Mesías y Herodes lo quería matar. No estaba yo cuando huyó con su padre y Madre... Cuando me enteré de la matanza y regresé... también tenía yo hijos (un sollozo), Señor, y una mujer (sollozo) y me habían dicho que habían sido asesinados (otro sollozo), pero te juro por el Dios de Abraham, que temblaba yo más por Él que por mi propia carne... Supe que había huido y no pude ni siquiera preguntar, ni aun siquiera recoger a mis hijos degollados... A pedradas como si fuese un leproso, como un inmundo, como un asesino, me tomaron... y tuve que huir a los bosques para llevar una vida de lobo... hasta que encontré un patrón. ¡Oh! No existe más Anna... ¡Es cosa dura y cruel!... si una oveja se me falsea o si el lobo arrebata un corderillo, se me darán de palos hasta que salga sangre, o me quitarán mi poca paga, y tendré que trabajar en los bosques para otros, para hacer alguna cosa y pagar el triple de su valor. Pero... ¡no importa! He dicho siempre al Altísimo: "Permíteme que vea a tu Mesías, haz que a lo menos sepa que está vivo y todo lo demás es nada". Señor, te he contado cómo me trataron los betlemitas y cómo el patrón. Pude haber devuelto mal por mal, o hacer el mal robando para no sufrir con el patrón. Pero no he querido más que perdonar, padecer, ser honrado, porque los ángeles dijeron: "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad"."
"¿Exactamente así dijeron?"
"Sí, Señor, créelo al menos Tú que eres bueno. Al menos Tú, piensa y cree en el Mesías que ha nacido. Nadie lo quiere creer. Pero los ángeles no mienten... y no estábamos borrachos como dijeron. Éste, mira, era entonces un niño y fue el primero en ver al ángel. No bebía sino leche . ¿Puede la leche emborrachar a alguien? Los ángeles dijeron: "Hoy en la ciudad de David ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el Señor, y lo reconoceréis así: Encontraréis a un Niño recostado sobre un pesebre, envuelto en pañales"."
"¿De veras así dijeron? ¿No oísteis mal? ¿No os habéis equivocado después de tanto tiempo?"
"¡Oh, no! ¿verdad, Leví?... Para no olvidar esto -no lo habríamos logrado, porque eran palabras del Cielo y que se esculpieron con fuego del Cielo en nuestros corazones- todas las mañanas y todas las noches, cuando el sol se levanta y cuando brilla la primera estrella, decimos esas palabras como oración, bendición, fuerza y consuelo, juntamente con su nombre y el de su Madre."
"¡Ah! ¿Decíais: Mesías?"
"No Señor, decimos: Gloria a Dios en los cielos altísimos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, por el Mesías que nació de María en un pesebre de Belén y que envuelto en pañales, esta allí, Él que es Salvador del mundo."
"Pero en fin de cuentas ¿A quién buscáis?"
"Al Mesías, Hijo de María, al Nazareno, al Salvador."
JESÚS SE LES MANIFIESTA COMO EL MESÍAS
"Yo soy." Jesús resplandece al decirlo, al manifestarse a estos tenaces hombres que lo han amado. Tenaces, fieles, pacientes.
"¡Tú! ¡Señor, Salvador nuestro Jesús!" Los tres se echan a tierra y besan los pies de Jesús entre llanto de alegría.
"Levantaos. Levántate, Elías; también tú, Leví, y tú a quien no conozco."
"José, hijo de José."
"Estos son mis discípulos, Juan, galileo; Simón y Judas judíos."
Los pastores ya no están inclinados sobre la tierra, ahora de rodillas, echados sobre sus calcañales adoran al Salvador con ojos de amor, con labios que tiemblan de emoción, con rostros colorados de la alegría.
Jesús se sienta en la hierba. "No, Señor, en la hierba, Tú, no, Rey de Israel."
JESÚS PIDE DORMIR CON LOS PASTORES
"No os preocupéis amigos. Soy pobre. Un carpintero por el mundo. Rico solo de amor por el mundo y amor que los buenos me dan. Vine para estar con vosotros, para compartir con vosotros el pan de esta noche, dormir a vuestro lado sobre el heno y recibir consuelo de vosotros..."
"¡Oh, consuelo! Somos hombres sin educación y perseguidos."
"También Yo lo estoy. Pero vosotros me dais lo que busco: amor, fe y esperanza que aguanta durante años y al fin florece. ¿Veis? Supisteis esperarme, al creer sin dudar que Yo era y... ¡heme aquí!"
"¡Oh, sí! Has venido. Ahora, aunque me muera, no tengo nada que me dé dolor, porque lo que esperé lo tengo."
JESÚS PROFETIZA QUE ELÍAS VERÁ SU MUERTE
"No, Elías. Vivirás hasta después del triunfo del Mesías. Tú que viste mi alba, debes ver mi resplandor. ¿Y los otros? Erais doce: Elías, Leví, Samuel, Jonás, Isaac, Tobías, Jonatás, Daniel, Simeón, Juan, José y Benjamín. Mi Madre me decía siempre vuestros nombres, como el nombre de mis primeros amigos."
Los pastores se muestran cada vez más conmovidos.
JESÚS PREGUNTA POR LOS DEMÁS PASTORES
"¿En dónde están los demás?"
"El viejo Samuel hace veinte años que murió. Era ya anciano. A José lo mataron peleando en la puerta de la salida, para dar tiempo a que huyera su esposa con éste, al que hacía pocas horas había dado a luz. Yo lo recogí por amor de mi amigo... y también... para tener niños alrededor. También tomé conmigo a Leví... lo perseguían. Benjamín con Daniel pastorean en Líbano. Simón, Juan y Tobías, que ahora prefiere que se le llame Matías en recuerdo de su padre, al que también mataron, son discípulos de Juan. Jonás está en la llanura de Esdrelón, al servicio de un fariseo. Isaac está solo, en Yutta, con los riñones despedazados y sumido en la mayor miseria. Lo ayudamos como podemos... pero nos golpean a todos y son gotas de rocío en un incendio. Jonatás es ahora servidor de uno de los grandes de Herodes."
¿CÓMO PUDISTEIS ENCONTRAR ESOS TRABAJOS?
"¿Cómo pudisteis, sobre todo Jonatás, Jonás, Daniel y Benjamín, encontrar esos trabajos?"
"Me acordé de Zacarías, pariente tuyo... Tu Madre me había mandado a él. Y cuando nos encontramos entre los desfiladeros de Judea, fugitivos y maldecidos, los llevé a su casa. Se portó bien. Nos protegió, nos dio de comer y nos buscó un patrón, como pudo. Ya había yo tomado a mi cuidado todo el ganado de Annás de manos del herodiano... y me he quedado con él... Cuando el Bautista llegó a edad adulta y empezó a predicar, Simeón, Juan y Tobías se fueron con él."
"Pero el Bautista ahora está prisionero."
"Sí. Y ellos cerca de Maqueronte están de ronda, con un pequeño ganado, para no levantar sospechas. Las ovejas son de un hombre rico, discípulo de Juan, tu pariente."
"Me gustaría ver a todos."
"Sí, Señor. Iremos a decirles: "Venid, Él está vivo. Se acuerda de vosotros y os ama"."
"Y os quiere entre sus amigos."
"Sí, Señor."
"Pero primero iremos a ver a Isaac. ¿En dónde están sepultados Samuel y José?"
"Samuel en Hebrón. Quedó al servicio de Zacarías. José... no tiene tumba, Señor. Murió en su casa incendiada."
"No entre las llamas de los crueles, sino entre las llamas del Señor. Pronto estará en la gloria. Yo te lo digo, a ti, José, hijo de José, Yo te lo aseguro. Ven a que te bese para agradecer a tu padre."
"¿Y mis niños?"
"Son ángeles, Elías; ángeles que repetirán el "Gloria" cuando el Salvador sea coronado."
"¿Rey?"
"No, Redentor. ¡Qué cortejo de justos y santos! ¡Adelante irán las falanges blancas y purpurinas de los niñitos mártires! Y al abrirse las puertas del Limbo, subiremos juntos al reino en donde no existe la muerte. ¡Y luego volveréis a ver y a encontrar en el Señor a vuestros padres, madres e hijos! ¿Lo creéis?"
"Sí, Señor."
DICEN LA ORACIÓN ANTES DE CENAR
"Llamadme Maestro. Ya la noche va bajando, la primera estrella ha nacido. Di tu oración antes de cenar."
"Yo no, Tú."
"Gloria a Dios en los Cielos altísimos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad que han merecido ver la luz y servirle. El Salvador está entre vosotros. El Pastor de la estirpe real está entre su grey. La Estrella Matutina ha nacido. ¡Alegraos justos! Alegraos en el Señor. El que creó los cielos y los sembró con estrellas, El que puso límite entre la tierra y los mares, El que creó los vientos y el rocío, que dispuso las estaciones para que den pan y vino a sus hijos, he aquí que nos manda un Alimento mucho mayor; el Pan vivo que desciende del Cielo, el Vino de la Vid eterna. Venid, vosotros, primicias de los que me adoraron. Venir a conocer realmente al Padre, para que lo sigáis santamente y consigáis el premio eterno." Jesús dijo esta plegaria, de pie con los brazos abiertos, mientras que discípulos y pastores están arrodillados.
Se reparten pan y las escudillas de leche recién ordeñada, y como son tres los tazones o jícaras vacías, no sabría decirlo, comen primero Jesús, Simón y Judas; después Juan a quien Jesús da su tazón y el último en comer es Elías.
Las ovejas ya no pastan, se reúnen en grupo compacto esperando que las lleven a su redil. Sin embargo no es así. Miro que los tres pastores las llevan al bosque, debajo de una techumbre rústica de ramas entrelazadas con cuerdas. Se ocupan en preparar el heno que servirá de lecho a Jesús y a los discípulos. Se prenden hogueras, tal vez para ahuyentar a los animales de la selva.
JUDAS Y JUAN SE ACUESTAN Y DESPUÉS SIMÓN
Judas y Juan, cansados se acuestan y minutos después duermen. Simón quiere hacer compañía a Jesús, pero poco después también él se duerme, sentado sobre el heno, con la espalda recargada sobre un palo. Todavía están despiertos Jesús y los pastores. Hablan de José, de María, de la Huida a Egipto, del regreso... y después de estas preguntas de amor vienen otras de mayor importancia: ¿Qué hacer para servir a Jesús?¿Cómo lo lograrán ellos, pastores sin educación?
¿QUÉ HACER PARA SERVIR A JESÚS?
Jesús les enseña y les explica: "Ahora voy por Judea. Siempre los discípulos os tendrán informados. Después haré que vayáis conmigo. Entre tanto reunios. Procurad que el uno esté enterado del otro de mi presencia en el mundo, como Maestro y Salvador. Como podáis, hacédselo saber. No os prometo que siempre se os creerá. Pero así como supisteis ser fuertes y justos en la esperanza, así también sedlo ahora que sois míos. Mañana iremos hacia Yutta, luego a Hebrón. ¿Podéis venir?"
"¡Oh, sí! Los senderos son de todos y los pastizales de Dios. Tan sólo el odio injusto nos tiene alejados de Belén. Los otros poblados solo se burlan de nosotros llamándonos "Bebedores". Por esto, muy poco podremos hacer allí."
"Os llamaré para que vayáis a otras partes. No os abandonaré."
"¿Por toda la vida?"
"Por toda mi vida."
"No, primero moriré yo, Maestro. Soy viejo."
"¿Lo crees? ¡No! Yo. Una de las primeras caras que vi, fue la tuya, Elías. Y será una de las últimas. Llevaré conmigo, en mi pupila tu cara consternada de dolor a causa de mi muerte. Pero después tu cara llevará en el corazón, el irradiar de una mañana triunfal, y con ella esperarás la muerte... la muerte: el encuentro eterno con Jesús a quien pequeñito adoraste. También entonces, los ángeles cantarán el "Gloria"; "para el hombre de buena voluntad"."
No oigo más. La dulce visión se oscurece. Termina.
II. 442-448
A. M. D. G.