JESÚS EN HEBRÓN, 

EN CASA DE ZACARÍAS.

AGLAE

 


 

#Jesús va a casa de Zacarías   

#"... y por lo tanto concluyes que mi amor y el amarme traigan desgracias" ¿Qué cosa es la vida? ¿Sería justo que alguien que ya tuvo el bien extraordinario de servir a Dios, de una manera especial, posea también por toda la vida un bien continuo?   

#Es Hebrón, entre dos ríos, como jinete.   

#Intentan entrar en la casa de Zacarías para orar en su sepulcro   

#Un viejecito les pregunta que buscan   

#El viejecito les explica la historia de la casa de Zacarías y que vive ahora en ella Aglae, actriz romana.   

#Quieren convencer al viejecito que Juan no era el Mesías   

#Jesús se encuentra con Aglae   

#Jesús entra y va al sepulcro de Zacarías  

  #Jesús habla con Aglae y le señala el camino de la salvación   

#"¿Qué cosa es el alma?"   

#"Adiós, Señor. Permíteme que te llame "Jesús" Soy Aglae. Acuérdate de mí."   

#"Judas, en verdad te digo que ella te superará. Y bien, ahora que tu me lo echas en cara, ¿qué me dices de los judíos?   

#Descansad huesos santos, alegraos ¡oh espíritus que habitáis en ellos!. La primera resurrección está cerca. Después vendrá el día en que seréis mostrados a los ángeles como los de los siervos del Señor. 

 


 

JESÚS VA A CASA DE ZACARÍAS

 

"¿A qué hora llegaremos?" pregunta Jesús, que camina en el centro del grupo ante quien van las ovejas, que mordisquean la hierba de las veredas.

"A eso de las nueve. Son cerca de diez kilómetros." responde Elías.

"Y después... ¿vamos a Keriot?" Judas pregunta.

"Sí, iremos allá."

"Y ¿no era más corto ir de Yutta a Keriot? No está muy lejos. ¿O no es así, pastor?"

"Más o menos dos kilómetros más."

"Así, caminaremos veinte inútilmente."

"Judas... ¿por qué tan inquieto?" dice Jesús.

"No lo estoy, Maestro. Pero me habías prometido venir a mi casa..."

"E iré. Siempre mantengo mis promesas."

"Mandé avisar a mi Madre... y Tú por otra parte, dijiste que con los muertos se está aun con el espíritu."

"Lo dije. Pero piensa bien, Judas: Tú, por Mí, no has sufrido todavía. Estos hace treinta años que sufren y ni siquiera han traicionado el recuerdo mío. Ni siquiera el recuerdo. No sabían si estuviese vivo o muerto... y sin embargo permanecieron fieles. Se acordaban de Mí, cuando estaba recién nacido, Niño que no tenía otra cosa que llanto y deseo de leche... y sin embargo siempre me han reverenciado como a Dios. Por causa mía han sido golpeados, perseguidos: como un oprobio de la Judea, y con todo su fe no vacilaba: con los golpes, no se secaba, sino que echaba raíces más profundas y se hacía más robusta."

"A propósito. Hace ya varios días que una pregunta me quema los labios. Estos son amigos tuyos y de Dios. ¿No es cierto? Los ángeles los bendijeron con la paz del cielo... ¿no es así? Permanecieron justos contra todas las tentaciones ¿No me equivoco? Entonces... explícame ¿por qué fueron desgraciados?... ¿y Anna? ¿La mataron porque te amaba?..."

 

PORQUE MI AMOR Y EL AMARME TRAIGAN DESGRACIAS

 

¿QUÉ COSA ES LA VIDA?

 

¿SERÍA JUSTO QUE ALGUIEN QUE YA TUVO EL BIEN 

EXTRAORDINARIO DE SERVIR A DIOS, DE UNA MANERA 

ESPECIAL, POSEA TAMBIÉN POR TODA LA VIDA UN BIEN 

CONTINUO?

 

"¿... y por lo tanto concluyes que mi amor y el amarme traigan desgracias?"

"No... pero..."

"Pero así es. Me desagrada verte tan cerrado a la luz y tan preocupado de las cosas humanas. No te metas, Juan, ni tu tampoco Simón. Prefiero que él hable. No regaño jamás. Tan sólo deseo que abráis vuestro corazones para introducirlos a la luz. Ven aquí, Judas, escucha. Tú partes de un juicio, que muchos también tienen y que otros tantos tendrán. Dije juicio, debería decir error. Pero como lo decís sin malicia, por ignorancia de lo que es la verdad, por eso no es error, sino un juicio imperfecto, como puede tenerlo un niño. Sois niños, pobres hombres. Y yo estoy como Maestro, para formaros hombres adultos, capaces de discernir lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, lo mejor de lo bueno. Escuchad, pues. ¿Qué cosa es la vida? Es un breve tiempo en que el hombre está en la tierra, diría Yo, en el Limbo del Limbo, que el Padre Dios os concede para probar vuestra naturaleza de hijos buenos o bastardos, para reservaros, a partir de vuestras obras, un futuro que no será ya más breve, ni tendrá pruebas. Decidme, ahora: ¿Sería justo que alguien que ya tuvo el bien extraordinario de poder servir a Dios de un manera especial, posea también por toda la vida un bien continuo? ¿No os parece que es ya mucho bien, y por lo tanto puede llamarse feliz, aun cuando no exista la felicidad en lo humano?...

¿No sería injusto que quien tiene ya luz de manifestación divina en el corazón y la paz de una conciencia que no está intranquila, tenga también honores y bienes terrenos?... ¿No sería una cosa hasta imprudente?"

"Maestro, pienso que sería hasta profanador. ¿Por qué poner alegrías humanas en donde Tú estás?... Cuando uno te tiene -y estos te han tenido los únicos ricos en Israel, porque durante treinta años te poseyeron- no debe tener otra cosa. No se ponen cosas humanas en el propiciatorio... y el vaso sagrado no sirve más que para usos sagrados. Estos han sido consagrados desde el día en que vieron tu sonrisa... ¡y nada, pero nada que no seas Tú debe entrar en el corazón que te posee! ¡Si fuese como ellos!" dice Simón.

"Pero te apuraste de volver a tomar tus bienes, tan pronto viste que el Maestro te había curado" contesta irónicamente Judas.

"Es verdad, lo dije y lo hice, pero... ¿sabes por qué? ¿Cómo puedes juzgar si no lo sabes todo? Mi administrador tuvo órdenes escuetas. Ahora que Simón el Zelote está curado -sus enemigos no pueden hacerle daño con segregarlo, ni pueden perseguirlo porque no pertenece más que al Mesías, y no tiene secta, tiene sólo a Jesús y basta- por eso Simón puede disponer de sus bienes que un hombre honrado, un hombre fiel le conservó. Y yo, dueño todavía por una hora, di órdenes de reajuste para obtener más dinero por su venta y poder decir... no, esto no lo digo."

"Simón, los ángeles lo dicen de ti, y lo escriben en el libro eterno" dice Jesús.

Simón mira a Jesús. Los dos se cruzan miradas, la del uno está llena de sorpresa, la del otro de bendición.

"¡Cómo siempre estoy equivocado!"

"No, Judas. Tienes sentido práctico. Tú mismo lo dices."

"¡Oh, pero con Jesús!... ¡También Simón Pedro estaba apegado al sentido práctico y ahora es el revés!... También tú, Judas, llegarás a ser como él. Poco tiempo hace que estás con el Maestro, nosotros más y nos hemos mejorado" dice Juan, siempre dulce y conciliador.

"No me ha querido, de otra manera hubiera sido suyo desde la Pascua." Hoy Judas está de mal humor.

Jesús corta la conversación al dirigirse a Leví: "¿Has estado alguna vez en Galilea?"

"Sí, Señor."

"Vendrás conmigo para llevarme a donde está Jonás... ¿Lo conocer?"

"Sí, lo veía siempre en Pascua. Iba entonces a su casa."

José baja la cabeza mortificado. Jesús lo nota.

"No podéis venir al mismo tiempo. Elías quedaría solo con el ganado pero tú vendrás conmigo hasta el paso de Jericó, donde nos separaremos por un poco de tiempo. Después te diré lo que debes de hacer."

"¿Nosotros, nada?"

"También vosotros, Judas, también vosotros."

"Ya se ven las casas" dice Juan, que va adelante unos cuantos pasos.

 

HEBRÓN, ENTRE DOS RÍOS COMO JINETE

 

"Es Hebrón, entre dos ríos, como jinete. Aquel caserón entre lo verde, un poco más alto que los demás, es la casa de Zacarías, ¿la ves Maestro?"

"Apresuremos el paso."

Presurosos caminan los últimos metros y entran en el poblado. Las pezuñas de las ovejas parecen castañas en las piedras irregulares de la calle, que está toscamente empedrada. Llegan a la casa. La gente mira este grupo de hombres de tan diverso aspecto, edad y vestido entre el blanquear de las ovejas.

"¡Oh! ¡Está cambiada! ¡Aquí estaba el cancel!" dice Elías. Ahora en lugar de cancel hay un portón de hierro que impide la vista, y también la valla es más alta que un hombre, por lo que nada se puede ver.

 

INTENTAN ENTRAR EN LA CASA DE ZACARÍAS

PARA ORAR EN SU SEPULCRO.

 

"Tal vez estará abierto por detrás, vamos." Dan vuelta a un gran cuadrilátero, mejor dicho, un vasto rectángulo, pero la valla está siempre igual por todas partes.

"Una valla construida hace poco" dice Juan al observarla. "Está limpio de marcas y por tierra hay todavía piedras de cal."

"Ni siquiera ver el sepulcro... estaba hacia el bosque. Ahora el bosque está fuera de la valla y... parece que es de todos. Están haciendo leña..." Elías está perplejo.

 

UN VIEJECITO LES PREGUNTA QUÉ BUSCAN

 

Un hombre viejecito leñador de baja estatura, pero fuerte, que mira al grupo, deja de partir un tronco caído, y viene hacia él. "¿Qué buscáis?"

"Queríamos entrar en la casa para orar en el sepulcro de Zacarías."

"Ya no existe el sepulcro. ¿No sabíais? ¿Quiénes sois?"

"Soy amigo de SAMUEL, EL PASTOR. El..."

"No es necesario, Elías" dice Jesús, y Elías calla.

 

EL VIEJECITO LES EXPLICA

LA HISTORIA DE LA CASA DE ZACARÍAS

Y QUE VIVE AHORA EN ELLA AGLAE,

ACTRIZ ROMANA.

 

"¡Ah! ¡SAMUEL...! ¡Ya! Pero desde que Juan, hijo de Zacarías, está en prisión, la casa no es más suya. Y es una desgracia, porque todas las ganancias de sus bienes las daba a los pobres de Hebrón. Una mañana vino un hombre de la corte de Herodes, arrojó fuera a Joel, puso los sellos, después regresó con trabajadores y empezó a levantar la valla. En la esquina, allí estaba el sepulcro. No lo quiso... y una mañana lo encontraron destruido... los huesos mezclados con el polvo... los recogimos como se pudo... ahora están en una sola urna. En la casa del Sacerdote Zacarías, aquel infame tiene sus amantes. Ahora hay una actriz de Roma. Por eso levantó la muralla. No quiere que se vea... ¡La casa del sacerdote un prostíbulo! ¡La casa del milagro y del Precursor! Porque ciertamente lo es, ¡aun cuando no fuese el Mesías! Y ¡cuántas dificultades hemos tenido por causa del Bautista! ¡Pero es nuestro Grande! ¡Verdaderamente Grande! El haber nacido fue ya un milagro. Isabel, vieja como un cardo seco, fue fértil como un manzano en Adar, primer milagro. Después vino una prima, que era una santa, a servirla y a desatar la lengua del sacerdote. Se llamaba María, la recuerdo. Aun cuando no se le veía sino muy raramente. ¿Cómo fue?... no sé. Se dice que para que Isabel fuese feliz, ella hizo que la boca muda de Zacarías tocase su seno grávido, o también se dice que Ella le metió sus dedos en la boca. No sé muy bien. Lo cierto es que después de nueve meses de silencio, Zacarías habló, alabando al Señor y diciendo que estaba ya el Mesías. No dio mayor explicación. Pero mi mujer asegura, se encontraba aquel día, que Zacarías dijo, al alabar al Señor, que su hijo iría delante de Él. Ahora yo digo: no es como la gente cree. Juan es el Mesías y va por delante del Señor como Abrahán delante de Dios. ¿No tengo razón?"

 

Quieren convencer al viejecito que Juan 

no era el Mesías

 

"Tienes razón por lo que respecta al espíritu del Bautista, que siempre camina delante de Dios. Pero no tienes razón, respecto al Mesías."

"¿Entonces, aquella mujer, que se decía, Madre del Hijo de Dios -lo dijo Samuel- no era verdad que lo fuese? ¿No existe todavía?"

"Lo era. El Mesías ha nacido, y le precedía él, que en el desierto levantó su voz como dijo el Profeta."

"Eres tú el primero en asegurarlo. Juan, la última vez que Joel le llevó una piel de oveja, como lo hacía cada año al acercarse el invierno, cuando fue preguntado acerca del Mesías no dijo: "Está..." ... cuando él lo diga..."

"Oye. Fui discípulo de Juan y le oí decir: "He ahí al Cordero de Dios", señalando..." dice Juan.

"¡No, no! El Cordero es él. Verdadero Cordero que por sí mismo se ha desarrollado, sin necesitar casi ni madre ni padre. Apenas hecho hijo de la Ley, se apartó a las cuevas de los montes que dan al desierto y allí creció, hablando con Dios. Isabel y Zacarías murieron y él no vino. Para él, Dios era su padre y madre. No hay nadie que sea más santo que él. Preguntadlo a todo Hebrón. Lo decía Samuel, pero deben de tener razón los betlemitas. Juan es el Santo de Dios."

"Si alguien te dijese: "Yo soy el Mesías" ¿Qué dirías tú?" pregunta Jesús.

"Le llamaría blasfemo y lo arrojaría a pedradas."

"¿Y si hiciese un milagro para probar que es Él?"

"Diría que estaba endemoniado; el Mesías vendrá cuando Juan se revele en su verdadero ser. El mismo odio de Herodes es la mayor prueba. El, astuto, sabe que Juan es el Mesías."

"No nació en Belén."

"Pero cuando salga, después de que él mismo anuncie su próxima venida, se manifestará en Belén. También Belén espera esto. Mientras... ¡Oh!, ve a hablar a los betlemitas de otro Mesías, si es que tienes valor... y verás."

"¿Tenéis sinagoga?"

"Sí, por esta calle, derecho, como a doscientos pasos. No puedes equivocarte. Cerca está la urna de los restos violados."

"Adiós, que el Señor te alumbre."

Se van. Dan vuelta hacia adelante.

 

JESÚS SE ENCUENTRA CON AGLAE

 

En el portón hay una joven vestida descaradamente. Hermosísima. "¿Señor, quieres entrar en la casa?... ¡Entra!"

Jesús la mira, severo como un juez, pero no dice nada; Judas habla, que en esto es muy experto: "¡Métete desvergonzada! ¡No nos manches con tu vaho, perra hambrienta!"

La mujer se sonrojó y baja la cabeza. Apenada trata de desaparecer, mientras pilluelos y transeúntes le hacen burla.

"¿Quién hay tan puro que pueda decir: "Jamás he deseado la manzana que Eva ofreció?" " dice Jesús, enojado y añade: "Señálenmelo y Yo lo saludaré como "Santo". ¿Ninguno?... Entonces sino por desprecio, mas por debilidad, os sentís incapaces de acercaros a ella, retiraos. No obligo a los débiles a una lucha desigual. Mujer: quiero entrar. Esta casa era de un pariente mío. Me es querido."

"Entra, Señor, si no sientes asco de mí."

 

JESÚS ENTRA Y VA AL SEPULCRO DE ZACARÍAS

 

"Deja la puerta abierta. Que el mundo vea y no murmure..."

Jesús pasa serio, majestuoso. La mujer se inclina subyugada y no se atreve a mover. Las palabras punzantes de la gente la hieren muy a lo vivo. Se va corriendo hasta el fondo del jardín, mientras Jesús llega hasta los pies de la escalera, espía a través de las puertas semicerradas, pero no entra. Se dirige al sepulcro, que ahora es una especie de templo pagano.

"Los huesos de los justos, aunque secos y dispersos, manan bálsamo de purificación y esparcen semillas de vida eterna. ¡Paz a los muertos que vivieron en el bien! ¡Paz a los puros que duermen en el Señor! ¡Paz a los que sufrieron pero no quisieron conocer el vicio! ¡Paz a los verdaderos grandes del mundo y del cielo! ¡Paz!"

La mujer que ha dado una vuelta por una cerca que la defienda, se ha acercado a Él.

 

JESÚS HABLA CON AGLAE

Y LE SEÑALA EL CAMINO DE LA SALVACIÓN

 

"¡Señor!"

"¡Mujer!"

"¿Tu nombre, Señor?"

"Jesús."

"Jamás lo había oído. Soy romana, actriz y bailarina. No soy experta en ninguna otra cosa más que en lascivias. ¿Qué significa tu nombre? El mío es Aglae y ... quiere decir vicio."

El mío: Salvador."

"¿Cómo salvas?... ¿A quién?"

"A quien tiene buena voluntad de ser salvo. Yo salvo al enseñar a ser puros, a preferir el dolor a la honra, a amar el bien a toda costa." Jesús habla sin acritud pero tampoco se vuelve a la mujer.

"Yo estoy perdida."

"Yo... soy el que busco a los perdidos."

"Yo estoy muerta."

"Yo soy el que da Vida."

"Yo soy porquería y mentira."

"Yo soy Pureza y Verdad."

"Bondad también eres, Tú que no me miras, no me tocas y no me pisoteas. Ten piedad de mí."

"Ante todo ten piedad primero de ti. De tu alma."

 

"¿Qué cosa es el alma?"

 

"¿Qué cosa es el alma?"

"Lo que hace del hombre un dios y no un animal. El vicio, el pecado, la mata, y muerta ya, el hombre se convierte en un animal repugnante.

"Quien me busca me encuentra."

"¿En dónde estás?"

"Donde los corazones tienen necesidad de médico y de medicina para volverse honestos."

"Entonces... no te veré más... yo estoy donde no se quiere médico, ni medicina, ni honestidad..."

"Nada te impide a que vengas a donde Yo estoy. Por las calles mi nombre será voceado y llegará hasta ti. ¡Adiós!"

 

"Adiós, Señor. Permíteme que te llame "Jesús" 

Soy Aglae. Acuérdate de mí."

 

"Adiós, Señor. Permíteme que te llame "Jesús". ¡Oh! ¡No por familiaridad! sino... para que penetre un poco de salvación en mí. Soy Aglae. Acuérdate de mí."

"Sí. Adiós."

La mujer se queda en el fondo. Jesús serio sale. Mira a todos. Ve la perplejidad en los discípulos, la burla en los hebromitas. Un siervo cierra el portón.

Jesús toma la calle y llama a la sinagoga. Saca la cara un viejo feo. No da tiempo a Jesús ni de que hable. "La sinagoga está prohibida a los que comercian con prostitutas; este lugar es santo. ¡Lárgate!"

Jesús se voltea sin hablar y continúa caminando por la calle. Los suyos le siguen. Cuando están fuera de Hebrón empiezan a hablar.

"Pero Tú lo quisiste, Maestro" dice Judas. "¡Una prostituta!"

 

"Judas, en verdad te digo que ella te superará. 

Y bien, ahora que tu me lo echas en cara, 

¿qué me dices de los judíos?

 

"Judas, en verdad te digo que ella te superará. Y bien, ahora que tu me lo echas en cara, ¿qué me dices de los judíos? En los lugares más santos de Judea se han burlado de nosotros nos han arrojado... Pero, así es. Vendrá el tiempo que Samaría y los gentiles adorarán al Dios verdadero, y el pueblo del Señor estará sucio de sangre y de un crimen... de un crimen respecto al cual, el de las prostitutas que venden su carne y su alma, será poca cosa. No he podido orar sobre los huesos de mis primos y del justo Samuel. Pero no importa. Descansad huesos santos, alegraos ¡oh espíritus que habitáis en ellos!. La primera resurrección está cerca. Después vendrá el día en que seréis mostrados a los ángeles como los de los siervos del Señor. 

II. 460-465.

A. M. D. G.