JESÚS DE REGRESO.
LOS PASTORES CERCA DE HEBRÓN
#"Maestro, ¿es este el río en cuyas riberas nuestros padres cogieron los racimos milagrosos? "
#Aquí se formó Israel... pero para esto, debió fecundarse con su sangre y la de los enemigos."
#Jesús se encuentra con los pastores
#"Entonces no había señales de conversión... ahora... Elías, muestra la bolsa."
#Nos detendremos en las faldas del valle del Terebinto. Allí nos separaremos.
Jesús camina con sus discípulos por un camino que va a lo largo del río. Por decir a lo largo ya que el torrente está abajo; arriba pero no distante de la orilla hay un camino que da vueltas, como se ve fácilmente en todos los lugares montañosos. Juan está completamente colorado. Va cargando una alforja grande bien llena. Judas, lleva por su parte la de Jesús y la suya. Simón no tiene otra más que la de él y los mantos.
Jesús tiene otra vez sus vestidos y sandalias. La madre de Judas debe haberlos hecho lavar, porque no están arrugados.
¿MAESTRO, ES ESTE EL RÍO EN CUYAS RIBERAS NUESTROS
PADRES COGIERON LOS RACIMOS MILAGROSOS?
"¡Cuánta fruta! ¡Qué hermosos los viñedos de aquellas colinas!" dice Juan que no pierde su buen humor pese al calor y al cansancio. "¿Maestro, es este el río en cuyas riberas nuestros padres cogieron los racimos milagrosos? "
"No. Es el otro que está más hacia el sur. Pero toda la región es muy rica en frutas sabrosas."
"Ahora ya no es tan fértil, aunque sigue siendo bella."
"Muchas guerras han devastado la tierra. Aquí se formó Israel... pero para esto, debió fecundarse con su sangre y la de los enemigos."
"¿En dónde encontraremos a los pastores?"
"A cinco kilómetros de Hebrón en las riberas del río que me preguntabas.
"Entonces, ¿más allá de aquellas colinas?"
"Sí."
"Hace mucho calor... Maestro, después ¿a dónde vamos?"
"A un lugar mucho más caliente. Pero os ruego vengáis. Caminaremos de noche. Las estrellas son tan claras que y ¡no hay oscuridad. Os quiero mostrar un lugar."
"¿Una ciudad?"
"No... un lugar... que os hará entender al Maestro... mejor tal vez que sus palabras."
"Perdimos varios días con ese incidente sin importancia. Destruyó todo... y mi madre que había hecho tantas cosas, ha quedado desilusionada. No sé por qué has querido retirarte hasta la purificación."
¿POR QUÉ DAR ESCÁNDALO CON MOSTRAR
DESPRECIO A LA LEY?
AFIRMO QUE CON TAL DE QUE HAYA UN POCO DE
VERDADERO FERMENTO Y DE VERDADERO
INCIENSO EN ISRAEL, SE HARÁ EL PAN Y SE
PERFUMARÁ EL ALTAR."
"Judas, ¿por qué llamas sin importancia un suceso que fue una gracia para un verdadero fiel? ¿No querrías para ti una muerte semejante? Había esperado toda su vida al Mesías. Cuando era anciano fue por caminos ásperos a adorarlo cuando le dijeron: "Está". Había conservado en su corazón por treinta años la palabra de mi Madre. El amor y la fe lo han revestido, en la última hora que Dios le había reservado, con su fuego. El corazón se le partió de alegría, se le incendió en el fuego de Dios como holocausto agradable. ¡Qué suerte mejor que ésta! ¿Aguó la fiesta que habías preparado?... Ve en esto una respuesta de Dios. Que no se vaya a mezclar lo que es del hombre con lo que es de Dios... tu madre otra vez me verá. Aquel viejo no más. Todo Keriot puede venir al Mesías, el viejo no tenía ya fuerzas para hacerlo. He sido feliz en haber estrechado con el corazón al viejo padre que moría y de haber encomendado su espíritu. Y por lo demás... ¿Por qué dar escándalo con mostrar desprecio a la Ley? Para decir: "Seguidme", es menester caminar. Para llevar por el buen camino, es menester recorrerlo uno mismo. ¿Cómo habría Yo podido, o cómo podré decir: "Sed fieles", si Yo soy el que no lo soy?"
"Creo que este error sea la razón de nuestra decadencia. Los rabíes y los fariseos aplastan al pueblo con sus preceptos y después... después hacen como el que profanó la casa de Juan, que la convirtió en un lugar de vicio" observa Simón.
"Es uno de Herodes."
"Sí, Judas. Pero las mismas culpas hay también en las castas que se llaman a sí mismas ser santas. ¿Qué te parece esto Maestro?" pregunta Simón.
"Afirmo que con tal de que haya un poco de verdadero fermento y de verdadero incienso en Israel, se hará el pan y se perfumará el altar."
"¿Qué quieres decir?"
"Quiero decir que si hay alguien, que con recto corazón venga a la verdad, la verdad se esparcirá como fermento en la masa de harina y como incienso en todo Israel."
"¿Qué te dijo esa mujer?" pregunta Judas.
Jesús no responde. Se vuelve a Juan: "Pesa mucho y te cansas, dámela."
"No, Jesús, estoy acostumbrado a las cargas y luego... me lo aligera el pensar en la alegría que tendrá Isaac."
Han dado vuelta a la colina y a la sombra del bosque, a la otra parte, están las ovejas de Elías. Los pastores sentados a la sombra, las cuidan. Ven a Jesús y corren.
JESÚS SE ENCUENTRA CON LOS PASTORES
"La paz sea con vosotros. ¿Qué hacíais?"
"Estábamos preocupados por Ti... por el retardo... no sabíamos si ir a encontrarte y obedecer... decidimos venir hasta aquí... para obedecerte y al mismo tiempo obedecer nuestro amor. Debías de haber llegado aquí hace muchos días."
"Tuvimos que detenernos."
"Pero... ¿ninguna desgracia?"
"Ninguna, amigo. Un fiel murió en mi pecho. No fue otra cosa."
"¿Qué querías que sucediese, pastor? Cuando las cosas están bien preparadas... Claro que es menester saber prepararlas y preparar los corazones para recibirlas. Mi ciudad tributó al Mesías honores. ¿No es verdad Maestro?"
"Es verdad, Isaac: pasamos al regreso por la casa de Sara. También la ciudad de Yutta, sin ningún otro preparativo que el de su bondad sencilla y el de la verdad en las palabras tuyas logró entender la esencia de mi doctrina y amar con un amor práctico, desinteresado y santo. Isaac, te envían vestidos y alimentos, y todos han querido echar alguna cosa más a los óbolos que quedaron en tu habitación, ya que ahora regresas al mundo y te encuentras sin nada. Tómalo. No tengo dinero, pero esto lo he traído porque está purificado con la caridad."
"No, Maestro, tenlo Tú... Yo... estoy acostumbrado a no tener nada."
"Ahora tienes que ir a lugares a donde te enviaré y te es necesario. El obrero tiene derecho a su recompensa, y también el obrero de almas... porque hay que alimentar el cuerpo, como si fuese el borriquillo, que ayuda a su dueño. No es mucho, pero sabrás emplearlo. Juan, en aquella alforja hay vestidos y sandalias. Joaquín tomó lo suyo. Serán un poco grandes... pero es un regalo en que va el amor."
Isaac toma la alforja y va a vestirse detrás de un matorral. Todavía estaba descalzo y llevaba su rara toga hecha de una manta.
"Maestro" dice Elías. "Esa mujer... aquella que está en la casa de Juan... cuando habían pasado tres días de que te habías ido y nosotros apacentábamos los ganados en los pastizales de Hebrón -que son de todos y no nos podían echar fuera- nos mandó una criada con esta bolsa y a decirnos que nos quería hablar... no sé si hice bien... pero la primera vez devolví la bolsa y dije: "No tengo nada que escuchar"... Después la sirvienta me volvió a decir: "Ven en nombre de Jesús" y fui... Esperando a que no estuviese su ... digamos, el hombre que la tiene... Cuántas cosas quería... aún más, quería saber. Pero yo... hablé poco por prudencia. Es una prostituta. Tenía miedo de que fuese una trampa contra Ti. Me preguntó que quién eres, dónde vives, qué haces, si eres un grande... le dije: "Es Jesús de Nazaret, está por todas partes porque es un Maestro y va enseñando por la Palestina"; dije que eras un hombre pobre, sencillo, un obrero a quien ha hecho sabio la Sabiduría... No dije más."
"Hiciste bien" dice Jesús y simultáneamente Judas exclama:
"¡Has hecho mal! ¿Por qué no le dijiste que El es el Mesías, que es el Rey del Mundo? ¡Aplastar la soberbia romana bajo el fulgor de Dios!"
"No me hubiera entendido... y luego...¿estaba seguro de que fuese sincera? Le dijiste cuando la viste qué cosa es ella ¿Podía echar las cosas, y todo lo que es de Jesús es santo, podía echarlas en su boca? ¿Podía poner en peligro a Jesús dándole muchos informes? Que el mal le venga de cualquier otro, pero no de mí."
"Vamos, Juan, a decirle quién es el Maestro, a explicar la verdad santa."
"Yo no. A no ser que Jesús me lo ordene."
"¿Tienes miedo?... ¿Qué quieres que te haga?... ¿Te causa asco?... El Maestro no le tuvo."
"No es miedo ni asco. Tengo compasión de ella, pero me imagino que si Jesús hubiera querido, se hubiera detenido a instruirla. No lo hizo... no es necesario que lo hagamos nosotros."
"Entonces no había señales de conversión...
ahora... Elías, muestra la bolsa."
"Entonces no había señales de conversión... ahora... Elías, muestra la bolsa." Y Judas echa en su manto, pues se ha sentado sobre la hierba, lo que hay en ella. Anillos, brazaletes, collares salen de la bolsa; oro pálido cae sobre el pálido color del vestido de Judas. "¡Joyas todas!... ¿Qué hacemos de ellas?"
"Se pueden vender" dice Simón.
"Es cosa molesta" objeta Judas aunque las admira.
"Le dije también, cuando las recibía: "Tu dueño te pegará". Me respondió: "No son suyas, son mías y hago de ellas lo que se me antoje. Sé que es oro de pecado... pero se hará bueno si se emplea con quien es pobre y santo. Para que se acuerde de mí" y se echó a llorar."
"Ve, Maestro."
"No."
"Manda a Simón."
"No."
"Entonces, voy yo."
"¡No!" Los "no" de Jesús son cortantes e imperiosos.
"¿He hecho mal, Maestro, en haber hablado con ella y en haber tomado el oro?" pregunta Elías que ve que Jesús está enojado.
"No hiciste mal, pero no hay nada que hacer."
"Pero tal vez esa mujer quiere redimirse y tiene necesidad de ser instruida..." torna a contradecir.
"Existen en ella tantas chispas para provocar el incendio en que puede quemarse su vicio y tornar a ser un alma nuevamente virgen por el arrepentimiento. Hace poco os hablé de la levadura que se esparce en la harina y la hace un pan santo. Oíd esta breve parábola:
YO SOY LA LEVADURA
Esa mujer es harina. Una harina en quien el Maligno ha mezclado sus polvos de infierno. Yo soy la levadura. O sea, mis palabras son la levadura. Pero si hay mucho salvado en la harina, o piedras, o arena, o ceniza, ¿podrá hacerse el pan aunque la levadura sea buena?... ¡No puede hacerse! Es necesario quitar con paciencia ese tamo, la ceniza, las piedrecitas y la arena. La misericordia pasa y ofrece ese tamiz... el primero: el que se compone de verdades breves, pero fundamentales, como son las necesarias para que entienda el que está en la red de la ignorancia completa del vicio y del gentilismo. Si el alma lo acepta, empieza la primera purificación. La segunda viene con el tamiz del alma misma, que compara su ser con el Ser que se le ha revelado... y le da horror. Y empieza su obra. Por medio de una operación más minuciosa, después de las piedrecitas, la arena, la ceniza, llega también a quitar lo que es ya harina pero tiene granitos pesados, muy pesados para producir un pan óptimo. Después, he aquí, que está lista. Torna otra vez la misericordia y se introduce en esa harina preparada -y también esta es preparación, Judas- y la fermenta y la hace pan. Pero es una operación larga y de voluntad del alma.
Esa mujer... esa mujer tiene ya en sí lo mínimo que era justo darle y que puede servirle para terminar su trabajo. Dejemos que lo haga, si quiere hacerlo, sin que se le perturbe. Cualquier cosa turba a un alma que se elabora: la curiosidad, celo imprudente, las intransigencias como las piedades excesivas."
"Entonces...¿no vamos?"
Nos detendremos en las faldas del valle del
Terebinto. Allí nos separaremos.
"No. Y para que ninguno de vosotros tenga tentación, vámonos al punto. En el bosque hay sombra. Nos detendremos en las faldas del valle del Terebinto. Allí nos separaremos. Elías volverá a sus pastizales con Leví. José vendrá conmigo hasta el paso de Jericó. Después... nos volveremos a reunir. Tú, Isaac, continúa haciendo lo que hacías en Yutta, partiendo de aquí por Arimatea y Lidia hasta llegar a Doco. Allí nos encontraremos. Hay que preparar la Judea, y tú sabes como hacerlo. Como has hecho ya en Yutta
"¿Y nosotros?"
"¿Vosotros? Vendréis, dije antes, para ver mi preparación. También Yo me preparé para la misión."
"¿Fuiste con un rabí?"
"No."
"¿Con Juan?"
"De él, solo el bautismo."
"¿Así, pues?"
"Belén ha hablado con las piedras y los corazones. También allí a donde te llevo, Judas, las piedras y un corazón... el mío, hablarán y te darán la respuesta."
POR ÉL JURAN, A ÉL QUIEREN.
ES PARA ELLOS SU "SANTO" Y NO QUIEREN MÁS
QUE A ÉL. ES UN PECADO COMÚN A MUCHAS POBLACIONES
Y A MUCHOS CREYENTES QUE VIVEN Y VIVIRÁN.
MIRAN AL OBRERO Y NO AL DUEÑO QUE LO ENVIÓ
Elías que ha traído leche y pan negro, dice: "Traté, mientras esperábamos, de persuadir a los de Hebrón y conmigo también trató Isaac... Pero no creen más que en Juan: por él juran, a él quieren. Es para ellos su "santo" y no quieren más que a él."
"Es un pecado común a muchas poblaciones y a muchos creyentes que viven y vivirán. Miran al obrero y no al dueño que lo envió. Preguntan al operario sin siquiera decirle: "Di esto a tu patrón". Olvidan que el operario existe porque existe el patrón, y que el patrón instruye al operario y lo hace apto para el trabajo. Olvidan que el operario puede interceder, pero uno sólo puede conceder: el patrón. En esta caso Dios y su Verbo con Él. ¡No importa! El Verbo sufre, pero no guarda rencor... ¡Vámonos!"
II. 477-483.
A. M. D. G.