JESÚS LLORA POR CAUSA DE JUDAS Y
SIMÓN ZELOTE LO CONFORTA
#¿El dolor, no es siempre un mal?
#"¡Es tan difícil el sufrimiento!"
#¿No es mejor sufrir aquí que en el Purgatorio?
#allá el tiempo está en proporción de uno a mil.
#Juan y Judas se separan de Jesús
#"¿Lloras, Maestro? ¿Por qué? ¿Me permites que vaya a donde estás?"
#También para vosotros los buenos existe la proporción que había entra los buenos y Judas
Es una bella campiña en donde se encuentra Jesús. Magníficos árboles frutales, viñedos espléndidos con racimos muy prestos a colorearse de oro y de rubí.
Jesús está sentado bajo un árbol y come la fruta que le ofreció un campesino. Tal vez habló ya antes porque el labrador dice: "Es alegría para mí socorrer tu sed, Maestro. Tu discípulo nos había ya hablado de tu sabiduría, pero nos quedamos sorprendidos al escucharte. Como estamos cerca de la Ciudad santa, frecuentemente vamos a ella a vender frutas y verduras. Entonces se sube al templo y se escucha a los rabíes. Pero no hablan como Tú. Se decía uno por el camino. ¡Oh! ¡Parece que has aligerado el corazón! Un corazón que torna a hacerse niño sin que uno pierda la edad. Soy un tonto... no me sé explicar. Pero Tú me entiendes."
"Sí, te entiendo. Quieres decir que con el conocimiento maduro de las cosas, propio de un adulto, sientes que después de haber escuchado la palabra de Dios, vuelve a nacer en tu corazón la simplicidad, la fe, la pureza, y te parece que te haces niño, sin culpas y sin malicia con tanta fe, como cuando asido a la mano de tu mamá subías por primera vez al Templo o cuando rezabas sobre sus rodillas. ¿Es esto lo que querías decir?"
"Exactamente esto. Felices vosotros que siempre estáis con El" dice a Juan, Simón y Judas que comen sentados sobre una pequeña barda, higos sabrosos. Y termina: "Yo soy feliz por haberte hospedado una noche. No tengo miedo a ninguna desgracia en mi casa, porque tu bendición ha entrado en ella."
LA BENDICIÓN PRODUCE SUS EFECTOS Y DURA SI LOS
CORAZONES PERMANECEN FIELES
A LA LEY DE DIOS Y A MI DOCTRINA
¿EL DOLOR NO ES SIEMPRE UN MAL?
Jesús responde: "La bendición produce sus efectos y dura si los corazones permanecen fieles a la Ley de Dios y a mi doctrina. Por el contrario, la gracia cesa si no lo son. Porque si es verdad que Dios da su sol y su aire así a los buenos como a los malos, para que vivan; a los buenos para que se hagan mejores y a los malos para que se conviertan; es justo también que la protección del Padre se dirija a otra parte, castigando al malvado para traerle a la mente, con los sufrimientos, el recuerdo de Dios."
"¿El dolor, no es siempre un mal?"
"No, amigo. Desde el punto de vista humano es un mal, pero del sobrehumano, es un bien. Aumenta los méritos de los justos que lo sufren sin desesperarse, sin rebelarse y lo presentan ofreciéndole como sacrificio de expiación por sus propias flaquezas y por las culpas del mundo y como redención de los que no son justos."
¡ES TAN DIFÍCIL EL SUFRIMIENTO!
EL PADRE NO DIO EL DOLOR A SUS HIJOS. ENTRÓ:
POR LA CULPA
¿NO ES MEJOR SUFRIR AQUÍ QUE EN EL PURGATORIO?
PENSAD QUE ALLÁ EL TIEMPO ESTÁ EN PROPORCIÓN
DE UNO A MIL
EN VERDAD OS DIGO QUE EN LUGAR DE MALDECIR EL DOLOR
SE LE DEBERÍA BENDECIR Y LLAMARLO "GRACIA",
LLAMARLO "PIEDAD"
"¡Es tan difícil el sufrimiento!" dice el campesino, al que se le han reunido sus familiares, que son como diez entre adultos y niños.
"Sé que el hombre lo considera difícil. Y el Padre sabiendo que el hombre como tal lo consideraría, no dio el dolor a sus hijos. Entró: por la culpa. Pero... ¿por cuánto tiempo dura el dolor sobre la tierra?... ¿Por cuánto en la vida del hombre?... ¡Poco! Siempre es poco, aunque así durase toda la vida. Ahora os digo: ¿No es mejor sufrir por un poco de tiempo, que por siempre?... ¿No es mejor sufrir aquí que en el Purgatorio? Pensad que allá el tiempo está en proporción de uno a mil. ¡Oh! En verdad os digo que en lugar de maldecir el dolor se le debería bendecir y llamarlo "gracia", llamarlo "piedad"
"¡Oh, Maestro! Nosotros bebemos tus palabras, como en verano lo hace el sediento al beber agua miel de una jarra fresca. ¿De veras partes mañana, Maestro?"
"Sí, mañana, pero regresaré otra vez, para agradecerte lo que has hecho por Mí y por los míos, y para pedirte una vez más pan y descanso."
"Siempre habrá aquí para Ti, Maestro."
Se adelanta un hombre que trae un borriquillo cargado de verduras.
"Mira. Si tu amigo quiere ir... mi hijo va a Jerusalén para el mercado de Pascua."
JUAN Y JUDAS SE SEPARAN DE JESÚS
"Ve, Juan. Sabes lo que debes hacer. Dentro de cuatro días nos volveremos a ver. Mi paz sea contigo." Jesús abraza a Juan y lo besa. También Simón hace lo mismo.
"Maestro" dice Judas "si me permites, me iré con Juan. Tengo necesidad de ver a un amigo. Cada sábado está en Jerusalén. Iré con Juan hasta Betfagé y después yo solo... es un amigo de casa... sabes... mi madre me dijo..."
"Nada te he preguntado, amigo."
"Mi corazón llora al dejarte. Pero dentro de cuatro días estaré de nuevo contigo. Y te seguiré en tal forma que hasta te cansarás de mí."
"Ve, pues. Dentro de cuatro días cuando el alba se levante, estaréis en la Puerta de los Peces. Hasta la vista y que Dios te guarde."
Judas besa al Maestro y camina cerca del borriquillo que va trotando por la senda polvorienta.
La tarde va bajando sobre la campiña que se cobija en silencio. Simón observa el trabajo de los hortelanos que riegan los surcos.
Jesús por unos momentos se ha quedado en el lugar en que estaba. Después se levanta, da vuelta por detrás de la casa y se va por el huerto. Se aísla. Se dirige hasta un lugar tupido de granados que están separados entre sí con montones de varas que podrían ser de parras silvestre. no las conozco muy bien. No hay restos de fruta y no soy experta en hojas de plantas. Jesús detrás de los granados se esconde. Se arrodilla y ora... luego pega su rostro contra el suelo, contra la hierba y llora. Esto lo colijo por los suspiros profundos y entrecortados. Un llanto desconsolador, sin sollozos pero muy triste.
JESÚS HABLA CON SIMÓN ZELOTE
¿Me permites que vaya a donde estás?"
Así pasa el tiempo. Hay tan sólo luz crepuscular. Pero no se ha hecho tan oscuro que no se pueda ver. Y dentro de esa poca luz he ahí que se asoma sobre un montón de varas la cara fea y honrada de Simón. Mira, busca, descubre la figura encorvada de Jesús, que tiene cubierto el manto azul-oscuro, que hace que casi se pierda entre las sombras del suelo. Tan solo sobresalen la rubia cabeza y las manos unidas en oración, que van más allá de la cabeza que está apoyada sobre los codos. Simón mira con sus ojos bovinos. Comprende que Jesús está triste por los suspiros que da, y de sus labios hinchados y hasta de color violeta, se oye su voz que dice: "Maestro".
Jesús levanta el rostro.
"¿Lloras, Maestro? ¿Por qué? ¿Me permites que vaya a donde estás?" En la cara de Simón está dibujada la sorpresa y el dolor. En realidad es un hombre feo. A su no bello perfil y al color oscuro de aceituna se le añaden las cicatrices azuladas que cual hoyos le dejó su mal. Pero su mirada es tan buena, que su deformidad desaparece.
"Ven, Simón, amigo."
Jesús está sentado sobre la hierba. Simón hace lo mismo.
"¿Por qué estás triste, Maestro mío? Yo no soy Juan y no podré darte cuanto él te da. pero tengo deseos de consolarte. Y tengo un solo dolor, y es el de sentirme incapaz de hacerlo. Dime. "¿Te he causado algún desagrado en estos últimos días, de manera que te canse el que debas estar conmigo?"
"No, buen amigo. Desde el momento en que te vi, no me has causado ningún desagrado. Y creo que jamás me serás causa de llanto."
"¿Y entonces, Maestro?... No soy digno de tu confianza, pero dados mis años podría ser hasta padre tuyo, y bien sabes que siempre he tenido sed de hijos... Permite que te acaricie como si fueses un hijo mío y que haga yo en esta hora las veces de padre y madre. Tienes necesidad de tu Madre para olvidar muchas cosas..."
"¡Oh, sí... de mi Madre!"
"Pues bien, mientras no llegue el momento en que Ella te consuele, deja a tu siervo la alegría de hacerlo. Maestro, lloras porque hubo quien te desagradara. Hace días que tu rostro es como un sol cubierto por nubes. Te he estado observando. Tu bondad oculta la herida, para que no odiemos al que nos hiere. Pero esta herida te duele y te provoca náuseas. Pero dime, Señor mío: ¿por qué no alejas la fuente de esta pena?"
"Porque humanamente es inútil y sería contra la caridad."
HAS ENTENDIDO QUE ME REFERÍA A JUDAS
LO QUE DEBE SER SERÁ Y JUDAS FORMA PARTE
DE ESTE FUTURO
SIMÓN-PEDRO TAMBIÉN ESTÁ DESTINADO A ALGO SUYO
JUDAS ES VUESTRA ENSEÑANZA VIVIENTE
"¡Ah! ¡Has entendido que me refería a Judas! Tú sufres por él. ¿Cómo puedes, Tú, Verdad, soportar a ese mentiroso?... Miente y ni color cambia. Es más falso que una zorra. Más cerrado que una piedra. Ahora se ha ido. ¿Qué va a hacer?... ¿Será posible que tenga tantos amigos?... Aleja de Ti, Señor mío a ese hombre."
"Es inútil. Lo que debe ser, será."
"¿Qué quieres decir?"
"Nada en particular."
"Lo dejaste ir de buena gana porque... porque te causó asco su modo de obrar en Jericó."
"Así es, Simón. Una vez más te digo: Lo que debe de ser será y Judas forma parte de este futuro. También él debe ser..."
"Juan me ha contado que Simón-Pedro es todo franqueza y fuego... ¿Tolerará a este?"
"Lo debe soportar. También está destinado a algo suyo, y Judas es la tela tosca en que él debe tejer su parte, o si mejor te gusta, es la escuela en que Pedro se ejercitará más que con cualquier otro. Ser buenos con Juan, entender los corazones como Juan, es virtud también de tontos. Pero ser buenos con quien es un Judas, saber comprender los corazones como el de Judas, ser médico y ser sacerdote para ellos es difícil. Judas es vuestra enseñanza viviente."
"¿La nuestra?"
EL MAESTRO NO ES ETERNO SOBRE LA TIERRA. SE IRÁ
EL MUNDO NO TERMINA CON EL MAESTRO,...
CONTINÚA HASTA EL REGRESO FINAL DEL MESÍAS
Y HASTA EL JUICIO FINAL DEL HOMBRE
"Sí, la vuestra. El Maestro no es eterno sobre la tierra. Se irá después de haber comido el pan más duro, y bebido el vino más amargo. Pero vosotros os quedaréis para ser mis continuadores... y debéis saber. El mundo no termina con el Maestro, sino que continúa hasta el regreso final del Mesías y hasta el juicio final del hombre. En verdad te digo que para un Juan, un Pedro, un Simón, un Santiago, Andrés, Felipe, Bartolomé y Tomás, hay por lo menos otras tantas veces siete Judas. Muchos más, muchos más."
Simón guarda reflexivo, silencio. Luego dice: "Los pastores son buenos. Judas los desprecia pero yo los amo."
"Yo los amo y alabo."
"Son almas sencillas, como las que te agradan."
"Judas ha vivido en la ciudad."
"Su único pretexto. Muchos también han vivido y sin embargo... ¿Cuándo irás a la casa de mi amigo?"
"Mañana, Simón. Y con mucho gusto porque estamos solos tú y Yo. Me imagino que es un hombre culto y experto como tú."
"Sufre mucho... en el cuerpo y en el corazón. Maestro... me gustaría pedirte un favor: si no te habla de sus tristezas, no le preguntes nada referente a su casa."
"No lo haré. Sé por quién sufre, pero no quiero confidencias forzadas, el llanto tiene su pudor..."
"Yo se lo he respetado... Pero me causa tanta pena..."
Tú eras mi amigo y habías dado ya un nombre a mi dolor. Yo para tu amigo soy el Rabí desconocido. Cuando me conozca... entonces... ¡Vámonos! Ya entra la noche. No hagamos esperar a los que nos hospedan, que deben estar cansados. Mañana al amanecer iremos a Betania."
"TAMBIÉN PARA VOSOTROS LOS BUENOS EXISTE
LA PROPORCIÓN QUE HABÍA ENTRE
LOS BUENOS Y JUDAS"
Jesús añade:
"Juanito, cuántas veces lloré con el rostro en el suelo por causa de los hombres. ¿Y vosotros querríais ser menos que yo?
También para vosotros los buenos está la proporción que había entre los buenos y Judas. Cuanto se es mejor tanto más se sufre. También vosotros, y lo digo especialmente de los que tienen cuidado de almas, tenéis necesidad de aprender estudiando a Judas. Vosotros sacerdotes, todos sois, "Pedros" y debéis ligar y soltar. Pero ¡cuánto, cuánto espíritu de observación de unión con Dios; cuánto estudio realista, cuántas comparaciones con el método de vuestro Maestro debéis hacer para ser lo que debéis ser!
A alguien le parecerá inútil, humano, imposible cuanto digo. Son los que de costumbre niegan los aspectos humanos de mi vida y me convierten en un ser tan lejos de la vida humana que queda sólo lo divino. Siendo así, ¿a donde va a terminar la Santísima Humanidad?... ¿a donde el sacrificio de la Segunda Persona que se vistió con carne?...
Era Yo, en realidad, un Hombre entre los hombres. Era hombre y por esto sufría al ver al traidor y a los ingratos. Y por esto me alegraba de que me amase alguien, o se convirtiese a Mí. Y por esto sentía profundamente en el alma y lloraba ante el cadáver espiritual de Judas. Con el corazón en las manos y con el llanto en los ojos lloré ante el amigo muerto. Pero sabía que lo traería Yo a la vida y me alegraba de verlo que estaba con el espíritu en el Limbo. Aquí... aquí tenía enfrente al demonio... y no digo más.
Tú, Juan, sígueme. Demos a los hombres también este don. Y luego... Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y se esfuerzan en hacer lo que manda. Bienaventurados los que quieren conocerme para amarme, en ellos y para ellos seré bendición."
II. 507-513
A. M. D. G.