JESÚS DE NOCHE, EN GETSEMANÍ
HABLA CON NICODEMO
#Los romanos se interesan por Jesús
#¿Qué cosa es para ti el paganismo?
#¿Quién de vosotros no tiene un culto o muchos cultos secretos?
#Habla Pedro de la mujer velada
#Nicodemo desea hablarte en secreto
#Me iré lejos de este corazón judío siempre más hostil al Mesías
#Nicodemo habla con Jesús. Dice de Lázaro que es poderoso de nacimiento y que goza del favor de Roma
#"Las últimas acusaciones. Di la verdad desnuda como es."
#Nicomedes habla de las enormes posesiones de Lázaro y de la vida licenciosa de María
#Yo te diré el verdadero secreto
#¿Cómo puede un hombre volver a nacer si ya es adulto?
#Uno solo ha descendido del Cielo: Yo, Hijo del Hombre.
#¿Cuál es mi nombre, Nicodemo?" "Jesús." No. Salvador. Yo soy salvación"
#Juan: Recuerda estas palabras para cuando llegue la hora de escribirlas.
Jesús está en la cocina de la casucha del olivar, cenando con sus discípulos. Hablan de lo acaecido durante el día, pero no de lo escrito anteriormente, porque oigo que hablan de otros acontecimientos, entre los que se cuenta la curación de un leproso, cerca de los sepulcros que hay en el camino de Betfagé.
LOS ROMANOS SE INTERESAN POR JESÚS
"Había también un centurión romano que observaba" dice Bartolomé. Y añade. "Me preguntó desde su caballo: "¿El hombre a quien sigues hace frecuentemente cosas similares?" y a mi respuesta afirmativa, exclamó: "Entonces es más grande que Esculapio y será más rico que Creso". Le contesté: "Será siempre pobre, según el mundo, porque no recibe sino que da y no quiere sino almas que lleve al Dios verdadero". El centurión me miró con tamaños ojos, espoleó su caballo y partió a galope."
"Había también una mujer romana en la litera. No podía ser sino una mujer. Tenia las cortinas corridas, mas ojeaba por ellas. Yo la vi" dice Tomás.
"Sí, estaba cerca de la curva alta del camino. Había dado órdenes de detenerse cuando el leproso gritó: "Hijo de David, ten piedad de Mí". Entonces recorrió una cortina y yo vi que te miró a través de una lente preciosa, y luego irónicamente se rió. Pero cuando vio que Tú, solo con tu palabra, lo habías curado, me llamó y me preguntó: "¿Pero es ese del que dicen que es el verdadero Mesías?" Respondí afirmativamente y añadió: "¿Estás tú con Él?" y tornó a preguntar: "¿Es verdaderamente bueno?" " dice Juan.
"¡Entonces la viste! ¿Cómo era?" Preguntan Pedro y Judas.
"Pues... una mujer..."
"¡Qué descubrimiento!" se ríe Pedro. E Iscariote insiste: "¿Era bella, joven, rica?"
"Sí me parece que era joven y también hermosa. Pero yo estaba mirando más bien hacia Jesús que a ella. Quería cerciorarme si el Maestro nuevamente se ponía en camino..."
"¡Estúpido!" dice entre dientes, Judas Iscariote.
"¿Por qué?" lo defiende Santiago de Zebedeo: "Mi hermano no es un Ganímedes en busca de aventuras. Respondió por educación y no faltó a su primera cualidad."
"¿Cuál?" pregunta Iscariote.
"La del discípulo que ama tan sólo a su Maestro."
Judas inclina la cabeza irritado.
"Y luego... no es muy bueno que lo vean a uno hablar con los romanos" dice Felipe. "Ya nos andan acusando de que somos galileos y por eso menos "puros" que los judíos. Esto por nacimiento. Luego nos acusan de detenernos frecuentemente en Tiberíades, lugar de cita de los gentiles, romanos, fenicios, sirios... y luego... ¡Oh! ¡de cuántas cosas más nos acusan!"
"Eres bueno Felipe y pones un velo en la dureza de la verdad que dices. Pero sin velo es esta: ¡De cuántas cosas me acusan!" dice Jesús que hasta ahora ha estado callado.
"En el fondo no están del todo equivocados. Demasiado contacto con los paganos" dice Iscariote.
¿QUÉ COSA ES PARA TI, ... EL PAGANISMO?
"¿Tienes tú sólo por paganos a los que no tienen la ley mosaica?" pregunta Jesús.
"Y ¿cuáles otros podrían ser?"
"Judas... ¿puedes jurar por nuestro Dios de no tener paganismo en el corazón? ¿Y puedes jurar que no lo tengan los israelitas más sobresalientes?"
"Maestro... de los otros no sé... de mí... puedo jurar."
"¿Qué cosa es para ti, según tu modo de pensar, el paganismo?" torna a preguntar Jesús.
"Seguir una religión que no es la verdadera, adorar dioses" replica vehementemente Judas.
"Y ¿cuáles son?"
"Los dioses de Grecia y Roma, y de los Egipcios... en una palabra los dioses de mil nombres y de seres que no existen, pero que según los paganos llenan sus Olimpos."
"¿Ningún otro dios existe? ¿Sólo los Olímpicos?"
"Y ¿cuáles otros? ¿No son ya demasiados?"
"Demasiados, sí, demasiados. Pero hay otros y a ellos cada hombre les quema incienso en sus altares. También los sacerdotes, escribas, rabíes, saduceos, herodianos, todos los de Israel ¿No es verdad? No solo ellos sino hasta mis discípulos lo hacen."
¿QUIÉN DE VOSOTROS NO TIENE UN CULTO
O MUCHOS CULTOS SECRETOS?...
"¡Ah! ¡Eso no!" replican todos.
"¿No?... Amigos... ¿Quién de vosotros no tiene un culto o muchos cultos secretos?... Uno tiene la belleza y elegancia... Otro el orgullo de su saber... Otro inciensa la esperanza de llegar a ser humanamente grande. Otro... adora todavía a la mujer. Otro el dinero... Otro se postra delante de su saber... y así sucesivamente. En verdad os digo que no hay hombre que no esté manchado de idolatría. ¿Cómo, entonces se puede desdeñar a los paganos que lo son por desgracia, mientras que estando uno con el Dios verdadero, permanece pagano por su voluntad?..."
"Pero somos humanos, Maestro" exclaman muchos.
"Es verdad. Entonces... tened caridad para con los otros, porque Yo la he tenido para todos y a eso he venido y vosotros no valéis más que Yo."
"Pero entre tanto nos acusan y a tu misión se le ponen trabas."
"Es lo mismo. Seguiré adelante."
HABLA, PEDRO, DE LA MUJER VELADA
"A propósito de mujeres" dice Pedro, tal vez porque está sentado junto a Jesús y se siente en tal forma feliz que es bueno, bueno. "Hace pocos días, mejor dicho, desde que hablaste en Betania la primera vez después de tu regreso a Judea, hay una mujer velada que siempre nos sigue. No sé cómo se las arregle para saber nuestras intenciones. Se que o te escucha en la cola de las últimas filas del pueblo cuando hablas, o que camina detrás de la gente que te sigue, o también detrás de nosotros si vamos anunciándote por las campiñas. Casi siempre está en Betania, la primera vez, me susurró detrás del velo: "¿Aquel hombre que dices que hablará, es verdaderamente Jesús de Nazaret ?" Le respondí que sí, y por la tarde fue a escucharte detrás del tronco de un árbol. La perdí de vista por un poco de tiempo, pero ahora la he visto dos o tres veces en Jerusalén. Hoy le pregunté. "¿Necesitas algo? ¿Estás enferma?... ¿Quieres una limosna?"... Respondió que no con la cabeza, porque no habla con nadie."
"A mí me dijo un día: "¿Dónde vive Jesús?" y le dije: "En Get-Semmi" " dice Juan.
"¡Valiente bobo! ¡No debiste hacerlo. Debías de haberle dicho: "¡Descúbrete! Hazte conocer y te lo diré" dice iracundo el Iscariote.
"Pero... ¿desde cuándo exigimos estas cosas?" exclama Juan sencilla e inocentemente.
"A los otros se les puede ver. Ella está cubierta completamente con el velo. O es una espía, o una leprosa. No debe seguirnos y enterarse. Si es espía es para hacer el mal. Tal vez el Sanedrín le paga para esto."
"¡Ah! ¿El Sanedrín usa estos medios?" pregunta Pedro. "¿Estás seguro?"
"Segurísimo. Estuve en el Templo y lo sé."
"¡Qué belleza! Esto viene como dedal al dedo lo que dijo hace poco el Maestro..." comenta Pedro.
"¿Qué?..." Judas está rojo de ira.
"Que también hay sacerdotes paganos."
"¿Qué tiene que ver esto con pagar a una espía?"
"¡Qué si tiene! ¿Por qué pagan? Para aplastar al Mesías y triunfar ellos. Se ponen pues en el altar con sus puercas almas bajo vestidos limpios" responde Pedro con su buen juicio de literato.
"Bien, en resumidas cuentas" dice Judas. "Esa mujer es un peligro para nosotros o para la gente. Para la gente si es leprosa, para nosotros si es espía."
"Esto es: Para Él, en caso de que así fuese" replica Pedro.
"Pero si cae El también nosotros caemos..."
"¡Ah! ¡Ah!" ríe Pedro y concluye: "y si cae uno, el ídolo se rompe en pedazos y se pierde el tiempo, estima y tal vez hasta el pellejo, y entonces... ¡Ah! ¡Ah!... y entonces es mejor tratar de que no caiga o... retirarnos a tiempo... ¿verdad?... Yo, al revés, mira, lo abrazo con todas mis fuerzas. Si cae pisoteado por los traidores de Dios, quiero caer con Él" y Pedro abraza estrechamente a Jesús con sus cortos brazos.
"No pensaba que hubiese hecho muy mal, Maestro" dice Juan muy triste, que está sentado ante Jesús. "Pégame, maltrátame, pero sálvate. ¡Ay de mí si yo fuera la causa de tu muerte!... ¡Oh! Jamás volvería a tener paz. Me imagino que las lágrimas surcarían mi cara de tanto llorar y perdería la vista. ¿Qué he hecho? Judas tiene razón. ¡Soy un tonto!"
"No, Juan. No lo eres e hiciste bien. Déjala que venga siempre. Respetad su velo. Puede ser que lo use como medio de lucha entre el pecado y la sed de redimirse. ¿Tenéis idea qué causa ese llanto y ese pudor? Dijiste, Juan, querido hijo de corazón de niño bueno, que un llanto continuo surcaría tu rostro si fuese causa de un mal mío. Pero piensa que cuando una conciencia nuevamente agitada empieza a roer una carne, que fue pecado, para destruirla y triunfar con el espíritu, debe necesariamente consumir todo cuanto fue atracción de la carne: y la creatura envejece, languidece bajo la llama del fuego que la tortura. Tan sólo después de una redención completa, se rehace una segunda belleza santa y más perfecta, porque es la belleza del alma que se deja ver en la mirada, en la sonrisa, en la voz, en el orgullo honesto del rostro sobre el que ha descendido y resplandece como una diadema el perdón de Dios."
"¿Entonces no hice mal?"
"No. Ni tampoco Pedro. Dejadla. Y ahora cada uno vaya a descansar. Me quedo con Juan y Simón, a los que debo de hablar. Podéis iros."
Los discípulos se retiran. Tal vez duermen en el olivar. No lo sé. Se van y ciertamente no entran en Jerusalén, porque desde hace algunas horas las puertas están cerradas.
"¿Dijiste, Simón, que Lázaro te envió hoy a Isaac con Maximino, cuando yo estaba ya cerca de la Torre de David?... ¿Qué quería?"
NICODEMO DESEA HABLARTE EN SECRETO
"Quería decirte que Nicodemo estaba en su casa y que deseaba hablarte en secreto. Me permití decir: "Que venga. El Maestro lo espera esta noche". No tienes sino la noche para estar sólo. Por eso te dije: "Manda a todos menos a Juan y a mí". Juan es para que vaya al puente de Cedrón a esperar a Nicodemo que está en una de las casas de Lázaro, fuera de los muros. Yo, para explicarte. ¿Hice mal?
"Hiciste bien. Ve, Juan, a tu lugar."
ME IRÉ LEJOS DE ESTE CORAZÓN JUDÍO,
SIEMPRE MÁS HOSTIL AL MESÍAS
Se quedan solos Simón y Jesús, el cual está pensativo. Simón respeta su silencio. Pero de pronto lo rompe Jesús y como si terminase de hablar consigo mismos, dice: "Sí. Está bien hacer así. Isaac, Elías, los demás bastan para tener viva la idea que ya se afirma entre los buenos y entre los humildes. Para los potentes... hay otras levas. Está Lázaro, Cusa, José y todavía otros... pero los poderosos... no me quieren. Temen y tiemblan por su poder. Me iré lejos de este corazón judío, siempre más hostil al Mesías."
"¿Regresamos a Galilea?"
"No. Pero lejos de Jerusalén. Se evangeliza la Judea y también Israel. Pero aquí lo ves... todo sirve para acusarme. Me retiro. Y por segunda vez..."
DICE DE LÁZARO QUE ES PODEROSO DE NACIMIENTO Y QUE
GOZA DEL FAVOR DE ROMA
"¡Maestro, perdona si quise hablarte en secreto. Desconfío de muchos por Ti y por mí. No todo es vileza mía. También prudencia y deseo de ayudarte más que si abiertamente te perteneciera. Tienes muchos enemigos. Soy uno de los pocos que te admiran. Pedí consejo a Lázaro. Este es poderoso de nacimiento y le temen porque goza del favor con Roma; es justo a los ojos de Dios, es sabio por madurez de ingenio y cultura. Es en verdad tu verdadero amigo y mío. Por esto he querido hablar con él. Y estoy contento de que él también haya pensado de la misma manera. Le platiqué de las últimas discusiones que tuvo el Sanedrín respecto de ti."
Di la verdad desnuda como es."
"Las últimas acusaciones. Di la verdad desnuda como es."
"Las últimas acusaciones. Sí, Maestro. Estaba a punto de decir: "Y bien. Yo también soy uno de los de Él". Tan sólo porque en aquella asamblea era necesario que hubiese alguno en tu favor. Pero José, que estaba cerca de mí, me susurró: "Cállate. Ocultemos nuestro modo de pensar. Luego te diré". Y a la salida me dijo, ciertamente dijo: "Es mejor así. Si saben que somos discípulos, nos tienen a oscuras de cuanto piensen y decidan, y pueden dañarle y dañarnos. Como sencillos admiradores de Él, no nos tendrán secretos". Comprendí que tenía razón. Son muchos... ¡y malos! También tengo yo mis intereses y mis obligaciones... lo mismo que José... ¿Entiendes, Maestro?"
"No os reprocho nada. Antes de que tú llegases decía esto a Simón. Y he determinado alejarme también de Jerusalén."
"¡Nos odias porque no te amamos!"
NICOMEDES HABLA DE LAS ENORMES POSESIONES DE
LÁZARO Y DE LA VIDA LICENCIOSA DE MARÍA
"Tú lo dices. Pero es así. Tienes razón. ¡Pero para mí y para José es un gran dolor! ¿Y Lázaro? ¿Qué dirá Lázaro que exactamente hoy ha decidido que se te dijera que dejases este lugar para ir a una de sus propiedades de Sión?. ¿Sabes? Lázaro es muy rico. Gran parte de la ciudad es suya, y también muchas tierras de Palestina. Su padre juntó a su herencia y a la Euqueria de tu tribu y familia, todo lo que los romanos recompensaron a su fiel siervo, y dejó a los hijos grandes posesiones. Y lo que más vale, una oculta pero poderosa amistad con Roma.
Sin esta, ¿quién habría podido salvar de la infamia a toda su casa después de la vergonzosa conducta de María, de su divorcio, que lo obtuvo sólo porque era "ella"; de su vida licenciosa en esta ciudad que es su feudo y en Tiberíades que es el elegante lupanar donde Roma y Atenas han construido lechos de prostitutas para tantos del pueblo elegido? En realidad, si el Teófilo siro hubiese sido un prosélito más convencido, no hubiera dado a sus hijos esa educación helenizante que mata las virtudes, siembre la voluptuosidad, que bebieron pero vomitaron sin consecuencia alguna Lázaro y sobre todo Marta, pero que ha contagiado y fructificado en la desenfrenada María, y ha hecho de ella el fango de la familia y de Palestina. ¡No! Sin la poderosa sombra del favor romano, más que a los leprosos se les hubiera anatematizado. Y pues, que las cosas son así, aprovéchate de ellas."
"No. Me retiro. Quién me quiere, vendrá a Mí."
"¿Hice mal en hablar de ellos?" Nicodemo está preocupado.
"No, espera. Persuádete" y Jesús abre una puerta y dice: "Simón, Juan ¡Venid!
Los dos acuden.
"Simón. Di a Nicodemo lo que te había dicho cuando él estaba por llegar."
"Que para los humildes bastan los pastores. Para los poderosos, Lázaro, Nicodemo, José y Cusa y que Tú te retiras lejos de Jerusalén sin dejar con todo la Judea. Esto dijiste. ¿Por qué has hecho que lo repitiese? ¿Qué ha pasado?"
"Nada. Nicodemo temía que me fuese yo por sus palabras."
"Dije al Maestro que el Sanedrín cada vez más, es su enemigo, y que estaba bien que se pusiese bajo la protección de Lázaro. Protegió tus bienes porque tiene a Roma en su favor. Protegería también a Jesús."
"Es verdad. Es un buen consejo. Pese a que mi casta no sea bien vista de Roma, sin embargo una palabra de Teófilo me conservó mis bienes durante la proscripción y la lepra. Y Lázaro es muy amigo tuyo, Maestro."
"Lo sé, pero ya dije y lo que digo lo sostengo."
"Entonces, ¿te perdemos?"
"No, Nicodemo. Van al Bautista hombres de todas las sectas. A Mí podrán venir también hombres de todas las sectas y de todos los cargos."
"Nosotros venimos a Ti, porque sabemos que eres más que Juan."
JESÚS DECIDE RETIRARSE A OTROS LUGARES
También Yo, como Juan, seré un Rabí solitario, y
hablaré a las turbas deseosas de oír la voz de Dios y
capaces de creer que Yo sea esa voz. Y los otros me
olvidarán. Si es que son capaces de tanto."
"Podéis venir, pues. También Yo, como Juan, seré un Rabí solitario, y hablaré a las turbas deseosas de oír la voz de Dios y capaces de creer que Yo sea esa voz. Y los otros me olvidarán. Si es que son capaces de tanto."
"Maestro, Tú estás triste y desilusionado. Tienes razón. Todos te escuchan y creen en Ti hasta poder obtener milagros. Hasta uno de los de Herodes, uno que deberá tener necesariamente podrida la bondad natural en esa corte incestuosa; hasta los soldados romanos. Sólo nosotros los de Sión somos tan duros... Pero no todos. Lo ves... Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, para hablarnos de Él mejor que ningún otro lo haya hecho. También Gamaliel lo dice. Nadie puede hacer los milagros que haces si no tiene a Dios consigo. Hasta los doctores como Gamaliel creen en esto.
¿Por qué entonces sucede que no podamos tener fe como la tienen los pequeños de Israel? ¡Oh! Dímelo claro. No te traicionaré aunque me dijeses: "He mentido para dar valor a mis palabras sabias con un sello del que nadie puede burlarse" ¿Eres Tú el Mesías del Señor?... ¿El Esperado? ¿La Palabra del Padre, encarnada para instruir y redimir a Israel según el Pacto?..."
"¿Lo preguntas porque Tú quieres, u otros te dijeron que me lo preguntases?"
¿DE QUE MODO CREES, JUAN, PARA ESTAR ASÍ TAN SEGURO?
AMANDO
Y TÚ, SIMÓN, HOMBRE PROBO Y YA EN LAS PUERTAS DE LA
VEJEZ...¿CÓMO HAS HECHO PARA QUE PUEDAS DEJARTE
CONVENCER?
MEDITANDO
"Yo lo pregunto, Señor. Tengo aquí un tormento. Hay en mí una borrasca. Vientos contrarios y voces contrarias. ¿Por qué no hay en mí, hombre maduro, esa pacífica seguridad que tiene este, casi analfabeta muchacho, en cuya cara le pone esa sonrisa, en sus ojos esa luz, ese sol en su corazón? ¿De qué modo crees Juan, para estar así tan seguro? Enséñame hijo, tu secreto, el secreto con que supiste ver y encontrar al Mesías en Jesús Nazareno."
Juan se pone colorado como una fresa, baja la cabeza como si pidiese permiso para decir una cosa muy grande, y responde sencillamente: "Amando."
"¡Amando!... Y tú, Simón, hombre probo y ya en las puertas de la vejez, tú docto y sobre quien ha habido tantas pruebas.... ¿cómo has hecho para que puedas dejarte convencer?"
"Meditando."
"¡Amando! ¡Meditando! ¡Yo también amo y medito y no estoy todavía seguro!"
JESÚS LE DICE EL VERDADERO SECRETO
Jesús interviene: "Yo te diré el verdadero secreto. Estos han sabido nacer de nuevo, con un nuevo espíritu, libres de toda cadena, vírgenes de cualquier otra idea. Y por esto han comprendido a Dios. Si uno no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios ni creer en su Rey."
¿CÓMO PUEDE UN HOMBRE VOLVER A NACER
SI YA ES ADULTO?
"¿Cómo puede un hombre volver a nacer si ya es adulto? Expulsado del seno materno, el hombre no puede jamás volver a entrar. ¿Aludes tal vez a la reencarnación como creen muchos pagano? Pero, no, no es posible en Ti esto. Y luego no sería volver a entrar en el seno, sino reencarnarse más allá del tiempo. Por esto, ahora no más. ¿Cómo? ¿De qué modo?"
YO NO HABLO DE LA CARNE Y DE LA SANGRE, SINO DEL
ESPÍRITU INMORTAL QUE RENACE A LA VIDA VERDADERA
POR DOS COSAS:
POR EL AGUA Y POR EL ESPÍRITU
"No hay más que una existencia de la carne sobre la tierra, y una vida eterna del espíritu, más allá de la tierra. Yo no hablo de la carne y de la sangre, sino del espíritu inmortal, que renace a la vida verdadera por dos cosas: Por el agua y por el Espíritu. Lo más grande es el Espíritu, sin el cual el agua no es más que un símbolo. Quien se ha lavado con el agua, debe purificarse luego con el Espíritu y con Él encenderse y renacer, si quiere vivir en el seno de Dios que está en el reino eterno.
LO QUE LA CARNE ENGENDRA ES CARNE Y MUERE CON
ELLA DESPUÉS DE HABERLE SERVIDO EN SUS APETITOSOS
PECADOS
LO QUE ENGENDRA EL ESPÍRITU, ES ESPÍRITU Y VIVE AL
REGRESAR AL ESPÍRITU GENERADOR...
Porque lo que la carne engendra es carne y muere con ella después de haberle servido en sus apetitosos pecados. Pero lo que engendra el Espíritu, es espíritu y vive al regresar al Espíritu generador después de haber alimentado hasta la edad perfecta su propio espíritu. En el Reino de los Cielos no habitarán sino los que han llegado a la edad perfecta espiritual.
No os maravilléis si digo: "Es necesario que nazcáis de nuevo". Estos han sabido renacer. El joven ha matado la carne y hecho renacer el espíritu poniendo su yo en la hoguera del amor. Todo lo que era materia se quemó. De las cenizas, he aquí, que se levanta su nueva flor espiritual, maravillosos heliotropo que sabe dirigirse hacia el Sol eterno. El de edad, puso la guadaña de la meditación honesta a los pies de su viejo pensar, y arrancó la vieja planta dejando sólo el retoño de la buena voluntad, del que hizo nacer su nuevo pensamiento. Ahora ama a Dios con un espíritu nuevo y lo ve.
Cada uno tiene su modo para llegar al puerto. Cualquier viento es bueno con tal de que se sepa usar la vela. Vosotros oís que sopla el viento y por su corriente podéis regular y dirigir la maniobra. Pero no podéis decir de dónde viene, ni llamar el viento que necesitáis. También el Espíritu llama y viene llamando y pasa. Pero solo el que está atento puede seguirlo. El Hijo conoce la voz de su padre, la voz del Espíritu conoce la voz del Espíritu y quien lo engendró."
"¿Cómo puede suceder esto?"
Uno solo ha descendido del Cielo:
Yo, Hijo del Hombre.
"Tú, ¿Maestro en Israel me lo preguntas? ¿Ignoras estas cosas? Se habla y se da testimonio de lo que sabemos y hemos visto. Por esto yo hablo y doy testimonio de lo que sé. ¿Cómo podrás aceptar las cosas que no has visto, si no aceptas el testimonio que te traigo? ¿Cómo puedes creer en el Espíritu, si no crees en la Palabra Encarnada?... Bajé para ascender y llevar a los que están acá abajo. Uno solo ha descendido del Cielo: Yo, Hijo del Hombre.
Dios no ha enviado a su Unigénito al mundo para
condenar al que está en el mundo, sino para
que el mundo se salve por medio de Él.
Recuerda a Moisés. Levantó una serpiente en el desierto para curar las enfermedades de Israel. Cuando Yo sea levantado en alto, los que ahora están ciegos, sordos, mudos, locos, leprosos, enfermos por la fiebre de la culpa, serán curados y cualquiera que creyere en Mí tendrá la vida eterna. También los que en Mí hubiesen creído, tendrán esta vida bienaventurada. No bajes la frente, Nicodemo. He venido a salvar no a destruir. Dios no ha enviado a su Unigénito al mundo para condenar al que está en el mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él.
¿Cuál es mi nombre, Nicodemo?"
"Jesús."
"¡No! ¡Salvador! Yo soy salvación.
En el mundo he encontrado toda clase de culpas, herejías, idolatrías. ¿Puede la golondrina que vuela veloz a flor de tierra ensuciarse el plumaje?... ¡No! Lleva sólo por los tristes caminos de la tierra una coma de azul, un olor de cielo, lanzando un chillido para sacudir a los hombres y hacerles levantar la mirada del fango y seguir su vuelo que torna al cielo. Igualmente vengo Yo, para llevaros conmigo. ¡Venid...! Quien cree en el Unigénito no será juzgado. Ya está salvo porque por él, el Hijo del Hombre ruega al Padre diciéndole: "Este me ha amado". Pero el que no cree, es inútil que haga obras santas. Está ya juzgado porque no ha creído en el Hijo Único de Dios. ¿Cuál es mi nombre, Nicodemo?"
"Jesús."
"¡No! ¡Salvador! Yo soy salvación. Quien no cree en Mí, rechaza su salvación y la justicia eterna lo ha sentenciado. La sentencia es esta: "La Luz se había enviado a ti, y al mundo para salvaros, y tú y los hombres habéis preferido las tinieblas a la luz, porque preferisteis las obras malas, que por lo demás eran vuestras costumbres, a la obras buenas que Él os señalaba que siguieseis para ser santos". Habéis odiado la luz porque los malvados buscan las tinieblas para sus delitos, y habéis rehuido de la Luz para que no alumbrase vuestras llagas ocultas. No es por ti, Nicodemo.
Pero esta es la verdad y el castigo estará en relación con la sentencia, bien se trate de uno solo, bien del conjunto. Respecto a los que me aman y ponen en práctica la verdad que enseño, naciendo por esto en el espíritu una segunda vez, que es la más verdadera. Yo afirmo que no tienen miedo a la Luz, antes bien que se acercan a ella porque su luz aumenta la luz con la que fueron iluminados, gloria recíproca que hace a Dios bienaventurado en sus hijos y a sus hijos en el Padre. En realidad, los hijos de la Luz no tienen miedo que se les alumbre. Antes bien con el corazón y con las obras dicen: "No Yo, Él, el Padre; Él, el Hijo; Él, el Espíritu Santo han realizado en mí el bien, ¡a ellos la gloria para siempre!" Y del cielo responde el eterno canto de los Tres que se aman en su perfecta Unidad: "A Ti sea la bendición en la eternidad, hijo verdadero de nuestro querer".
JUAN: RECUERDA ESTAS PALABRAS PARA CUANDO LLEGUE
LA HORA DE ESCRIBIRLAS
Juan: Recuerda estas palabras para cuando llegue la hora de escribirlas. ¿Estás persuadido, Nicodemo?"
"Sí... Maestro. ¿Cuándo podré hablarte otra vez?"
"Lázaro sabrá llevarte. Iré a su casa antes de separarme de aquí."
"Me voy, Maestro. Bendice a tu siervo."
"Mi paz sea contigo."
Nicodemo sale con Juan.
Jesús se vuelve a Simón: "¿Ves la obra del poder de las tinieblas?... Como una araña tiende sus asechanzas, envuelve y aprisiona a quien no sabe morir para renacer como una mariposa; que no tiene la fuerza de traspasar la tela tenebrosa y seguir adelante, llevando como recuerdo de su victoria, pedazos de tela reluciente en sus alas de oro, como estandarte y lábaros arrebatados al enemigo. Morir para daros la fuerza de morir. Vete a descansar, Simón. Y Dios sea contigo."
II. 708-718
A. M. D. G.