JESÚS EN "AGUAS CLARAS"
YO SOY EL SEÑOR DIOS TUYO
#HABLAN DE QUIEN ES JESÚS DISCUTIENDO ENTRE ELLOS
#UNO QUE CONFIESA SUS PECADOS JESÚS LE PERDONA
#El hombre cae de rodillas. Es un hombre como de cincuenta años.
#"¿Me ha Dios perdonado?... ¿Y mi madre... Y mi hermano? Lo que Dios perdona, lo perdonan todos"
#La primea palabra del Padre y Señor es esta: "Yo soy el Señor Dios Tuyo"
#Os saca ahora de la verdadera esclavitud
#JESÚS DESCRIBE LA FISONOMÍA MORAL DE CADA UNO DE SUS APÓSTOLES
#"Él sabe cómo somos... No debemos por eso perder los ánimos.
#"Eres bienaventurado, Juan, porque la Verdad habla en tus labios
EN "AGUAS CLARAS"
Por lo menos hay el doble de gente que ayer. Hay también personas que no parecen campesinas. Algunas han venido en burro y toman su comida bajo el cobertizo. Han amarrado allí también sus animales en espera del Maestro.
HABLAN DE QUIEN ES JESÚS DISCUTIENDO ENTRE ELLOS
El día es frío pero sereno. La gente charla entre sí y los más eruditos explican quién es y por qué el Maestro habla desde ese lugar. Uno pregunta: "Pero.. ¿es más que Juan?"
"No. Es diferente. Yo era de Juan, que era el Precursor, la voz de la justicia. Este es el Mesías, y la voz de la sabiduría y misericordia."
"¿Cómo lo sabes?" preguntan varios.
"Me lo dijeron tres discípulos del Bautista que siempre han estado con él. ¡Si supierais qué cosas! Ellos lo vieron nacer. Pensad: nació de la luz. Era una luz tan fuerte, que ellos que eran pastores huyeron fuera del redil, entre las bestias enloquecidas de terror, y vieron que toda Belén estaba en fuego y luego que del Cielo descendieron ángeles que apagaron el fuego con sus alas, y en la tierra estaba Él, el Niño nacido de la luz y todo el fuego se convirtió en una estrella..."
"¡Pero no! ¡No es así!"
"Sí, así es. Me lo dijo uno que cuidaba los establos en Belén, cuando yo era niño. Ahora que el Mesías se ha hecho adulto, se gloría."
"No es así. La estrella vino después, vino con aquellos magos de Oriente, uno de los cuales era pariente de Salomón y por lo tanto del Mesías, porque Él lo es de David y David es el padre de Salomón y Salomón amó a la reina de Saba porque era hermosa y por los dones que le había llevado y tuvo un hijo que es de Judá, aún cuando está más allá del Nilo."
"¡Qué cosas cuentas! ¿Estás loco?..."
"No. ¿Quieres decir que no es verdad que le trajo, el pariente, aromas como se estila entre los reyes y de alta alcurnia?"
"Yo sé cual es la verdad" dice otro. "La sé porque Isaac es uno de los pastores y es mi amigo. Así pues: el Niño nació en un establo de la Casa de David, como estaba profetizado"
"Pero... ¿no es de Nazaret?"
"Déjame hablar. Nació en Belén porque es descendiente de David, y era el tiempo del edicto. Los pastores vieron una luz bellísima como no hay otra, y el más pequeño por ser el más inocente, fue el primero en ver al ángel del Señor que dijo con música de arpa: Él Salvador ha nacido. Id a adorarlo" y luego los ángeles cantaron: "¡Gloria a Dios y paz a los hombres buenos!" Los pastores fueron y vieron a un Niño en un pesebre entre un buey y un asno, y a los padres. Lo adoraron y luego lo llevaron a la casa de una buena mujer y el Niño crecía como todos, bello, dulce y amoroso. Luego llegaron los magos de más allá del Eufrates y del Nilo, porque habían visto una estrella y en ella reconocido la estrella de Balaan. El Niño ya podía caminar. Y Herodes ordenó su exterminio por envidia del reino. Pero el ángel del Señor había advertido del peligro, y los niños de Belén murieron, pero Él, no, porque habían huido más allá de Matarea. Luego regresó a Nazaret a trabajar como carpintero, y llegado su tiempo, después que el Bautista, su primo, lo hubo anunciado, empezó su misión y primero buscó a sus pastores. Curí a Isaac de parálisis, después de treinta años de enfermedad. E Isaac es incansable en predicarlo. Esto es la verdad."
"Pero los tres discípulos del Bautista me dijeron exactamente esas palabras" dice el que había hablado primero y que está mortificado.
"Es verdad. Lo que no es verdad es la descripción del que cuidaba los establos. ¿Se gloría?... Haría bien en decir a los betlemitas que fuesen buenos. Ni en Belén ni en Jerusalén pudo predicar."
"¡Sí! ¡Imagínate si los escribas y fariseos van a querer sus palabras! Son unas víboras y hienas, como los llama el Bautista."
JESÚS LE PERDONA
"Yo querría que me curase. ¿Ves? Tengo una pierna con gangrena. He sufrido lo indecible en venir en burro hasta aquí. Lo busqué en Sión, pero ya no estaba..." dice uno
"Lo amenazaron de muerte..." responde otro.
"¡Perros!"
"Sí. ¿De dónde vienes?"
"De Lidda".
"¡Mucho camino!"
"Yo... yo quisiera decirle un error mío... se lo dije al Bautista... me escapé... con tantos reproches que me dijo. Pienso que no puedo ser perdonado..." dice todavía otro.
"¿Qué has hecho?"
"Mucho mal. Se lo diré a Él. ¿Qué pensáis? ¿Me maldecirá?"
"No. Lo oí hablar en Betsaida. Estaba yo por casualidad allí. ¡Qué palabras! Hablaba de una pecador. ¡Ah! habría yo querido ser ella para merecer su perdón..." dice un viejo imponente.
"Mírenlo que ahí viene" gritan varios.
"¡Misericordia! ¡Me avergüenzo!" dice el culpable y hace intento como de huir.
"¿A dónde huyes, hijo mío?¿Tienes tanta lobreguez en el corazón como para odiar la Luz y huir de ella?¿Has pecado tanto como para tener miedo de mi perdón? Pero ¿qué pecado pudiste haber cometido? ¡Ni siquiera que hubieses matado a Dios, deberías de tener miedo, si hubiese en ti verdadero arrepentimiento. ¡No llores! Más bien: Ven que lloraremos juntos".
Jesús que había levantado su mano y detenido al que iba a huir, lo tiene ahora estrechado contra Sí, y luego se dirige a los que le estaban esperando y dice: "Un momento, para aliviar este corazón, y luego regreso".
Y se va más allá de la casa rozando, al dar vuelta en el ángulo a la mujer velada, que está en su lugar acostumbrado. Jesús la mira fijamente por un momento, da unos diez pasos y se detiene: "¿Qué hiciste, hijo?"
Para gozar de toda la herencia paterna,
maté a mi madre y a mi hermano
El hombre cae de rodillas. Es un hombre como de cincuenta años. Una cara quemada por muchas pasiones y consumida por un tormento secreto. Extiende sus brazos y grita: "Para gozar de toda la herencia paterna, maté a mi madre y a mi hermano, para gastarla en mujeres... No he tenido jamás paz... Mi comida: ¡sangre!... Si sueño: Pesadillas... Mi placer... ¡Ah! en el pecho de las mujeres, en sus gritos de lujuria, sentía el frío de mi madre muerta y la asfixia de mi hermano envenenado. Malditas mujeres del placer que sois áspides, medusas, murenas insaciables. Ruina, ruina... ¡ruina mía!"
"¡No maldigas!¡Yo no te maldigo!"
"¿No me maldices?"
La culpa se te ha perdonado. Te toca ahora
expiar con una vida de penitencia
lo que queda por tu delito".
"¡No! ¡Lloro y tomo sobre Mí tu pecado!... ¡Qué pecado es! Me quiebra. Pero lo abrazo fuerte para destruirlo por ti... y a ti te doy el perdón. ¡Sí, te perdono tu gran pecado". Extiende sus manos sobre la cabeza del hombre que solloza y dice estas palabras de oración: "Padre, también por él mi sangre será derramada. Pero ahora mira al llanto y la plegaria. Padre, perdona porque él se ha arrepentido. Tu Hijo, en cuyas manos se ha confiado todo juicio, ¡así lo quiere!..." Por algunos minutos sigue en esta actitud, luego se inclina, levanta la hombre y le dice: "La culpa se te ha perdonado. Te toca ahora expiar con una vida de penitencia lo que queda por tu delito".
"¿Me ha Dios perdonado?... ¿Y mi madre?... ¿Y mi hermano?"
"Lo que Dios perdona, lo perdonan todos. Vete y no peques más".
El hombre llora más fuerte y le besa la mano. Jesús lo deja que siga llorando. Regresa a la casa. La mujer velada hace un movimiento como de salirle al encuentro, pero luego baja la cabeza y no se mueve. Jesús pasa delante de ella sin mirarla
Nuevamente en su lugar habla: "Un alma ha regresado al Señor. Sea bendita su omnipotencia que arranca de las garras del demonio las almas que son criaturas suyas y las lleva otra vez camino del Cielo. ¿Por qué el alma se había perdido? Porque había perdido de vista la Ley.
Está escrito en el Libro que el Señor se manifestó en el Sinaí con su terrible poder para decir con él: "Yo soy Dios. Esto es mi voluntad. Y estos son los rayos que tengo preparados para los que fueren rebeldes al querer de Dios". Y antes de hablar, ordenó que ninguno del pueblo subiera a contemplarle a Él "que Es", y que también los sacerdotes se purificasen antes de llegar al límite de Dios, para no ser heridos. La razón de esto es porque era tiempo de justicia y de prueba. Los cielos estaban cerrados como con un peñasco sobre el misterio del Cielo y sobre la ira de Dios, y sólo las espadas de la justicia flechaban el cielo sobre los hijos culpables. Pero ahora ya no. Ahora el Justo ha venido a cumplir toda justicia y ha venido el tiempo en que sin fulgores y sin límites, la Palabra divina habla al hombre para darle gracia y vida.
LA PRIMERA PALABRA DEL PADRE Y SEÑOR ES ESTA:
"Yo soy el Señor Dios Tuyo"
"Yo soy el Señor Dios Tuyo". No hay un solo instante del día en que no se oiga esta palabra y no la escriba la voz y el dedo de Dios. ¿Dónde?... Por todas partes... Todo lo está continuamente diciendo. Desde la hierba a la estrella, desde el agua al fuego, desde la lana a la comida, desde la luz a las tinieblas, desde la salud a la enfermedad, desde la riqueza a la pobreza. Todo dice: "Yo soy el Señor. Por Mí tienes esto. ¡Un pensamiento mío te lo da y otro te lo quita, no hay fuerzas de ejércitos, ni defensas que te puedan preservar de mi voluntad!" Se oye gritar en la voz del viento, cantar en el parlotear del agua, perfumar en la fragancia de la flor, se clava en los lomos de las montañas y susurra, charla, llama, grita en las conciencias: "Yo soy el Señor Dios Tuyo".
No lo olvidéis jamás. No cerréis los ojos, las orejas; no estranguléis la conciencia para no oír esta palabra. El dedo del fuego de Dios la escribe ya en la pared del banquete, ya sobre las olas del mar tempestuoso; bien en el labio sonriente del niño, bien en la palidez del anciano que muere, ahora en la rosa fragante, ahora en el fétido sepulcro. Llega siempre el momento que en medio de la ebriedad del vino y del placer, entre el ajetreo de los negocios, en el reposo de la noche, en un paseo solitario, se levanta esa voz y dice: "Yo soy el Señor Dios tuyo" y no esta carne que ávido besas, y no esta comida que obeso engulles, y no este oro que avaro acumulas, y no este lecho en el que eres un ocioso; y no sirve el silencio, no estar solos, o durmiendo, para hacerla callar.
"Yo soy el Señor Dios tuyo", el Compañero que no te abandona, el Huésped que no puedas arrojar. ¿Eres bueno? He aquí que el huésped y compañero es el Amigo bueno. ¿Eres perverso y culpable? He aquí que el huésped y compañero es el Rey airado y no da paz. Y no deja, no deja, no deja... Sólo los condenados pueden estar separados de Dios. Pero la separación es el tormento insaciable y eterno. "Yo soy el Señor Dios tuyo" y añade: "que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud". ¡Oh! Ahora se cumple exactamente. ¿De qué Egipto te saca a la tierra prometida, que no es este lugar, sino el Cielo? Es el Reino eterno del Señor en donde no habrá hambre ni sed, ni frío, ni muerte, sino todo destilará alegría y placer, y todos los espíritus estarán llenos de paz y gozo.
OS SACA AHORA DE LA VERDADERA ESCLAVITUD
Os saca ahora de la verdadera esclavitud. He aquí al libertador. Yo soy. Vengo a despedazar vuestras cadenas. Cualquier dominador humano puede gustar la muerte, y con su muerte verse libres los pueblos de la esclavitud. Pero Satanás no muere. Es eterno. Y él es el dominador que os ha puesto grillos para arrastraros a donde él quiere. El pecado está en vosotros y es la cadena con que os tiene Satanás. Yo vengo a despedazar esa cadena. En nombre del Padre, vengo, y por deseo mío. Esta es la razón por la que se cumple la no comprendida promesa: "Te saqué de Egipto y de la esclavitud".
Ahora esto se está cumpliendo espiritualmente. El Señor Dios vuestro os saca de la tierra del ídolo que sedujo a los primeros padres, os arrebata de la esclavitud de la culpa, os reviste con la gracia, os admite a su reino. En verdad os digo que quienes vinieren a mí podrán oír al Altísimo decir en su corazón con dulzura de voz paternal: Yo soy el Señor Dios tuyo, quien te trae libre y feliz a Mí".
Venid. Volved al Señor el corazón y la cara, la plegaria y la voluntad. Ha llegado la hora de la Gracia".
Ya terminó Jesús. Pasa bendiciendo y acariciando a un anciano y a una niña morena que es toda una sonrisa.
"Cúrame, Maestro. ¡Sufro tanto!"
dice el enfermo de gangrena.
"Primero el alma, primero el alma.
Haz penitencia..."
"Cúrame, Maestro. ¡Sufro tanto!" dice el enfermo de gangrena.
"Primero el alma, primero el alma. Haz penitencia..."
"Dame el bautismo como Juan. No puedo ir a él, estoy enfermo."
"Ven" Jesús baja al río que está más allá de dos grandes campos y del bosque que lo esconde. Se quita las sandalias y también el hombre que se ha arrastrado con sus muletas. Bajan al río y Jesús, haciendo copa con sus dos manos juntas, echa el agua sobre la cabeza del hombre que está metido hasta las rodillas.
"¡Quítate las vendas!" ordena Jesús mientras torna a subir por el sendero.
El hombre obedece. La pierna está curada. La multitud da un grito de estupor.
"¡También yo!"
"¡También yo!"
"¡Yo también quiero el bautismo de Ti!" gritan muchos.
Jesús que está ya a medio camino, se vuelve: "Mañana. Idos y sed buenos. La paz sea con vosotros."
Todo tiene fin y Jesús regresa a casa, a la oscura cocina no obstante sean todavía las primeras horas del atardecer.
Los discípulos se aglomeran a su alrededor. Pedro pregunta: "¿Qué tenía el hombre que llevaste detrás de la casa?"
"Necesidad de purificación."
"No ha regresado y ni siquiera fue a pedir el bautismo."
"Se fue a donde se le envió."
"¿A dónde?"
"A expiar, Pedro."
"¿En la cárcel?"
"No. Con la penitencia por todo el resto de su vida."
"¿Entonces no se purifica con el agua?"
"También el llanto es agua."
"Esto es verdad. Ahora que has hecho milagros, ¡quién sabe cuántos vendrán!... Hoy eran ya más del doble..."
VOSOTROS BAUTIZARÉIS. PRIMERO UNO POR TURNO,
DESPUÉS SERÉIS DOS, TRES, MUCHOS...
"Así es. Si debiese hacer todo Yo, no podría. Vosotros bautizaréis. Primero uno por turno, después seréis dos, tres, muchos. Yo predicaré y curaré a los enfermos y culpables."
"¿Nosotros a bautizar? ¡Oh! ¡Yo no soy digno! ¡Quítame esa misión, Señor! ¡Tengo necesidad de ser bautizado!" Pedro se ha arrodillado y suplica.
Jesús se inclina y le dice: "Tú vas a ser el primero en bautizar. Desde mañana."
"¡No, Señor! ¿Cómo voy a hacerlo si estoy más negro que una chimenea..."
Jesús sonríe de la sinceridad humilde del apóstol arrodillado junto a sus rodillas, sobre las que tiene puestas sus gruesas manos de pescador. Lo besa en la frente, en el borde de los cabellos grisáceos y despeinados que se arremolinan.
"Mira, te bautizo con un beso. ¿Estás contento?"
"¡Cometería al punto otro pecado para tener otro!"
"Eso no. No hay que burlarse de Dios abusando de sus dones."
"Y ¿a mí no me das un beso? También yo tengo alguno que otro pecado" dice Iscariote.
SE BUENO, JUDAS. ¡SI QUISIESES...! ERES JOVEN.
TODA UNA VIDA PARA ASCENDER SIEMPRE,
HASTA LA PERFECCIÓN DE LA SANTIDAD...
Jesús lo mira atentamente. Su mirar tan cambiable pasa de la luz de la alegría que lo hacía claro mientras hablaba con Pedro, al de una opaca severidad, que diría yo cansado y dice: "Sí... también a ti. Ven. No soy injusto con nadie. Se bueno, Judas. ¡Si quisieses...! Eres joven. Toda una vida para ascender siempre, hasta la perfección de la santidad..." y lo besa.
JESÚS DESCRIBE LA FISONOMÍA MORAL DE CADA UNO
DE SUS APÓSTOLES
"Ahora tú, Simón, amigo mío. Y tú Mateo, mi victoria. Y tú sabio Bartolomé, y tú, Felipe fiel. Y tú, Tomás el de la pronta voluntad. Ven, Andrés, el del silencio activo. Y tú Santiago, el del primer encuentro, Y ahora tú, alegría de tu Maestro, y tú, Judas, compañero de infancia y juventud. Y tú, Santiago que me recuerdas al Justo en sus facciones y en su corazón. ¡Ea! todos, todos. Recordad que si mi amor es grande, es necesaria también vuestra buena voluntad. Daréis un paso adelante en la vida de discípulos míos desde mañana. Y pensad que cada paso adelante es una honra y una obligación."
"Maestro... un día me dijiste a mí, a Juan, a Santiago y a Andrés que nos enseñarías a orar. Creo que si orásemos como Tú oras, seremos capaces de ser dignos del trabajo que requieres de nosotros" dice Pedro.
"También entonces respondí: "Cuando estéis suficientemente formados, os enseñaré la plegaria sublime para dejaros mi plegaria. Pero también ella no tendrá ningún valor si se le dice solo con la boca. Por ahora levantad el alma y la voluntad hacia Dios. La plegaria es un don que Dios concede al hombre y que el hombre da a Dios". "
"Y ¿cómo?... ¿no somos todavía dignos de orar? Todo Israel ora..." dice Iscariote.
"Sí, Judas. Pero puedes ver por sus obras cómo ora Israel. No quiero hacer de vosotros traidores. Quien ora externamente y por dentro está contra el bien, es un traidor."
JUDAS PIDE PODER HACER MILAGROS
"¿Y los milagros? ¿Cuándo nos capacitas para que los hagamos?" pregunta siempre Judas.
"¿Nosotros?... ¿Milagros?... ¡Misericordia eterna! ¡Aunque se beba agua pura! ¡Nosotros!... ¿milagros?... Pero muchacho ¿estás loco?" Pedro está escandalizado, espantado, fuera de sí.
"Nos lo dijo a nosotros en Judea. ¿No es verdad?"
"Sí, es verdad. Lo dije. Y los haréis. Pero entre tanto que en vosotros haya mucha carne, no tendréis milagros."
"Ayunaremos" dice Iscariote.
LA SOBERBIA DE LA INTELIGENCIA ENGENDRA,
CON LA AVIDEZ DE LA CARNE Y EL PODER,
TODO EL MAL QUE HAY EN EL HOMBRE Y EN EL MUNDO.
"De nada sirve. Por carne entiendo las pasiones corrompidas, la triple concupiscencia, y detrás de esta pérfida trinidad la secuela de sus vicios... iguales a los hijos de una unión lujuriosa bígama, la soberbia de la inteligencia engendra, con la avidez de la carne y el poder, todo el mal que hay en el hombre y en el mundo."
"Nosotros hemos dejado todo por Ti" objeta Judas.
"Pero no a vosotros mismos."
"¿Debemos entonces morir? Con tal de estar contigo lo haremos. Yo al menos..."
"No. No pido vuestra muerte material. Pido que muera en vosotros lo animal y satánico, y esto no muere mientras la carne esté satisfecha y haya en vosotros mentira, orgullo, ira, soberbia, gula, avaricia, pereza."
"¡Somos tan frágiles cerca de Ti que eres tan Santo!" dice entre dientes Bartolomeo.
"Y siempre fue Santo. ¡Lo podemos afirmar!" dice el primo Santiago.
NO DEBEMOS POR ESO PERDER LOS ÁNIMOS
"Él sabe cómo somos... No debemos por eso perder los ánimos. Hay que decirle solamente: Danos diariamente la fuerza de servirte. Si dijésemos: "Estamos sin pecado" nos engañaríamos y seríamos mentirosos. Y ¿a quién engañaríamos?... ¡A nosotros que sabemos lo que somos, aunque no lo queramos confesar!... ¿Engañaríamos a Dios a quién no se puede?... Pero si decimos: "Somos débiles y pecadores. Ayúdanos con tu fuerza y perdón" Dios entonces no nos desilusionará, y en su bondad y justicia nos perdonará y purificará de la iniquidad de nuestros pobres corazones."
"Eres bienaventurado, Juan, porque la Verdad habla en tus labios que tienen perfumen de inocencia y no besan sino al Amor adorable" dice Jesús, poniéndose de pie y atrayendo hacia su corazón al predilecto que había hablado desde su oscuro rincón.
II. 730-739
A. M. D. G.