JESÚS INSTRUYE A LOS APÓSTOLES
#Iré a ellos, porque es justo y para enseñaros esta clase de misericordia.
#La bondad en sí ya es oración. El milagro viene de Dios
#No. Digo: "Aumenta tu amor". Porque amaremos más cuanto más nos consuma con su amor."
#Has revelado un misterio de Dios sobre la santificación de los corazones.
"Señor, ¿por qué no reposas en la noche? Esta vez me levanté y no te encontré. Tu lugar estaba vacío."
"¿Para qué me buscabas?"
"Para darte mi manto. Temía que tuvieses frío en la noche serena, pero muy fresca."
"¿Y tú no tenías frío?"
"Me acostumbré durante muchos años de miseria a vivir casi desnudo, sin comer, sin donde dormir... El valle de los muertos... Qué horror. No me refiero a estos momentos, pero otra vez que bajemos a Jerusalén, porque ciertamente iremos, ven Señor mío, a aquellos lugares de muerte. Hay tantos infelices allí... y la miseria corporal no es lo peor... ¿No te parece, Señor, que hay mucha dureza contra los leprosos?"
Iscariote responde, antes de que Jesús lo hiciera, a Zelote que habla en favor de sus antiguos compañeros y dice: "¿Y querrías entonces que estuviesen entra la gente.? Peor para ellos si son leprosos."
"Faltaba más que se fuese a hacer mártires a los hebreos. Bonito sería que la lepra anduviese entre los soldados y otras cosas..." exclama Pedro.
"Me parece que sea medida de justa providencia tenerlos alejados" advierte Santiago de Alfeo.
"Sí, pero se haría con piedad. No sabes qué cosa significa ser leproso. No puedes hablar. Porque si es justo tener cuidado de nuestros cuerpos, no observamos igual justicia para con las almas de los leprosos. ¿Quién les habla de Dios? Y sólo Dios sabe cuánto tienen necesidad de pensar en Él y en una paz en medio de aquella atroz desolación."
IRÉ A ELLOS, PORQUE ES JUSTO Y PARA ENSEÑAROS ESTA
CLASE DE MISERICORDIA
"Simón, tienes razón. Iré a ellos, porque es justo y para enseñaros esta clase de misericordia. Hasta ahora he curado los leprosos que han salido al paso. Hasta este momento, esto es, hasta que me han arrojado de Judea, me he dirigido a los grandes de Judá, como a los más lejanos y más necesitados de redención para que ayudasen al Redentor. Ahora convencido de la inutilidad de este intento mío, no lo hago más. No voy ni a los grandes, ni a los pequeños de Israel, sino a lo más miserable de él, y entre ellos están los leprosos del valle de los muertos, No haré que pierdan su fe que tienen en Mí estos a quienes evangelizó un leproso agradecido."
"¿Cómo sabes, Señor, que lo hice?"
"Como sé lo que de mi piensan amigos o enemigos cuyo corazón escudriño."
"¡Misericordia! ¿Sabes Tú exactamente todo lo nuestro, Maestro?" grita Pedro.
"Sí. También tú y no sólo tú, querías alejar a Fotinai. Pero ¿no sabes que no te es lícito alejar del bien un alma? ¿No sabes que para penetrar en un poblado es menester tener una gran piedad aún para aquellos que la sociedad, que no es santa porque no está unida con Dios, llama y juzga como indignos de piedad? No te perturbes porque sé esto. Procura dolerte de que tu corazón tenga movimientos que Dios no aprueba y esfuérzate en no tenerlos más. Os lo dije. El primer año ha terminado. También debéis avanzar en este segundo año. De otro modo sería inútil que me cansase en evangelizar, y tornar a evangelizaros a vosotros, mis futuros sacerdotes."
"¿Habéis ido a orar, Maestro? Nos prometiste enseñarnos tus oraciones. ¿Lo harás en este año?"
EL MILAGRO VIENE DE DIOS
"Lo haré. Mas quiero enseñaros a ser buenos, pues la bondad en sí es ya oración. Lo haré, Juan."
"¿Y también nos enseñarás a hacer milagros este año?" pregunta Iscariote.
"No se enseña a hacer milagros. No es juego de un escamoteador. El milagro viene de Dios. Lo obtiene quien goza de favor ante Dios. Si aprendéis a ser buenos tendréis este favor y podréis hacer milagros."
"Pero Tú nunca respondes a nuestra pregunta. La hicieron Simón y Juan y nunca nos dices a dónde fuiste esta noche. Ir así solo, en país pagano, puede ser peligroso."
"Fui a hacer feliz a un corazón recto, porque pronto morirá y a recoger su herencia."
"¿De veras? ¿Es mucha?"
"Mucha, Pedro, y de gran valor. Fruto del trabajo de un verdadero justo."
Pero... yo no he visto ninguna otra cosa más en tu alforja. ¿Son acaso joyas que tienes en el seno?"
"Sí. Son joyas que amo con todo el corazón."
"Muéstranoslas, Señor."
"Las recibiré cuando el que está por morir haya fallecido. Por ahora le sirve a él y a Mí, dejándolas donde están."
"¿Las has puesto en interés?"
¿CREES QUE TODO LO QUE TENGA VALOR SEA DINERO?
ESTO ES LA COSA MÁS INÚTIL E INSÍPIDA QUE HAYA SOBRE LA
TIERRA.
NO SIRVE SINO PARA LA MATERIA, EL CRIMEN Y EL INFIERNO.
MUY RARA VEZ EL HOMBRE LO EMPLEA PARA EL BIEN.
"Pero ¿crees que todo lo que tenga valor sea dinero? Esto es la cosa más inútil e insípida que haya sobre la tierra. No sirve sino para la materia, el crimen y el infierno. Muy raras veces el hombre lo emplea para el bien."
"Entonces... si no es dinero, ¿qué cosa es?"
"Tres discípulos educados por un santo."
"Has estado con el Bautista. ¡Oh! Pero ¿por qué?"
"Porque... vosotros siempre me tenéis; y entre todos valéis menos que una sola uña del Profeta. ¿No era justo que llevase al santo de Israel la bendición de Dios para darle fuerzas para el martirio?"
"Pero si es un santo... no tiene necesidad de fuerzas. ¡Lo hace por sí mismo!..."
LLEGARÁ UN DÍA EN QUE "MIS" SANTOS SERÁN LLEVADOS
ANTE LOS JUECES Y A LA MUERTE.
Y CON TODO OIGO EL GRITO, EL GRITO DE SU CORAZÓN:
"SEÑOR, ¡AYÚDANOS EN ESTA HORA!"
"Llegará un día en que "mis" santos serán llevados ante los jueces y a la muerte. Serán santos, estarán en gracia de Dios, estarán fortalecidos con la fe, esperanza y caridad, y con todo ya oigo el grito, el grito de su corazón: "Señor, ¡ayúdanos en esta hora!". Sólo con mi ayuda mis santos serán fuertes en las persecuciones."
"Pero no seremos nosotros, ¿no es verdad? Porque yo no tengo realmente la capacidad de sufrir."
"Es verdad. No la tienes, Bartolomeo, porque todavía no estás bautizado."
"Sí, que lo he sido."
"Con el agua, pero te falta todavía otro bautismo. Entonces sabrás sufrir."
"Ya estoy viejo."
"Y cuando seas viejísimo serás más fuerte que un joven."
"Pero nos ayudarás siempre ¿no es verdad?"
"Estaré siempre con vosotros."
"Trataré de acostumbrarme al sufrimiento" concluye Bartolomeo.
"Te pediré siempre, y desde ahora, esta gracia" dice Santiago de Alfeo.
"Soy viejo y no pido otra cosa sino la de precederte y de entrar contigo en la paz" dice Simón Zelote.
"Yo... no sé qué querría, si precederte o estar cercano a Ti para morir juntos "dice Judas de Alfeo.
"Me dolerá mucho si sobreviviese a tu muerte, pero me consolaría predicándote a los pueblos" declara Iscariote.
"Pienso como tu primo" dice Tomás.
"Yo al revés, como Simón Zelote" dice Santiago de Zebedeo.
"Y tú, ¿Felipe?"
"Yo... yo digo que no quiero pensar en esto. El Eterno me dará lo que es mejor."
"¡Oh! ¡Pero callad! ¡parece como si el Maestro tuviese que morir pronto! ¡No me hagáis pensar que va a morir!" exclama Andrés.
"Dijiste bien, hermano mío. Jesús, eres joven y sano. Debes enterrarnos a todos nosotros, los más viejos que Tú."
"¿Y si me matasen?"
"Que no suceda jamás. Te vengaría."
"¿En qué forma? ¿Con venganza de sangre?"
"¡Eh!... también de este modo si me lo permites. O bien, arrancando de entre la gente con mi profesión de fe las acusaciones que se te hayan hecho. El mundo te amará porque seré incansable en predicarte."
"Es verdad. Así sucederá. ¿Y tú, Juan? ¿y tú, Mateo?"
"Debo sufrir y esperar haber lavado con mucho trabajo mi espíritu" dice Mateo.
"Y yo... yo no sé. Querría morir al punto para no verte sufrir. Querría estar a tu lado para consolarte en la agonía. Querría vivir por mucho tiempo, para servirte por largos años. Querría morir contigo para entrar contigo en el cielo. Querría todo porque te amo. Y pienso que yo, el menor entre mis hermanos, podré todo esto si sé amarte perfectamente. Jesús, aumenta tu amor" dice Juan.
"Querrás decir: "Aumenta mi amor" arguye Iscariote. "Porque somos quienes debemos amar siempre más."
NO. DIGO: "AUMENTA TU AMOR". PORQUE AMAREMOS MÁS
CUANTO MÁS NOS CONSUMA CON SU AMOR."
No. Digo: "Aumenta tu amor". Porque amaremos más cuanto más nos consuma con su amor."
HAS REVELADO UN MISTERIO DE DIOS SOBRE LA
SANTIFICACIÓN DE LOS CORAZONES...
Jesús atrae a Si al puro y apasionado Juan y lo besa en la frente diciendo: "Has revelado un misterio de Dios sobre la santificación de los corazones. Dios se derrama sobre los justos y cuanto más ellos se rinden a su amor, tanto más Él lo aumenta y crece la santidad. Es este el misterioso e inefable obrar de Dios y de los y de los corazones. Se lleva a cabo en los silencios místicos y su poder, que no puede describirse con palabras humanas, crea obras maestras indescriptibles de santidad. No es equivocación sino una sabia palabra de pedir que Dios aumente su amor en el corazón de uno."
III. 36-40
A. M. D. G.