DE NEFTALÍ A GISCALA.
ENCUENTRA CON EL RABBÍ GAMALIEL
#JESÚS SE ENCUENTRA CON EL RABÍ GAMALIEL
#GAMALIEL ESTÁ DESCANSANDO PARA COMER
#INVITA A JESÚS Y A LOS DISCÍPULOS A COMER CON ÉL
#Entonces no te vayas. Voy a la tumba de Hilel. ¿Te desdeñarías de venir conmigo?
#"Mucha ciencia, Gamaliel, y muy poco amor, y muy poca humildad."
#no debe sólo Hilel enseñarte a morir. Te debe enseñar a vivir."
#" 'El hombre es grande cuando se humilla' fue su lema predilecto..."
JESÚS SE ENCUENTRA CON EL RABÍ GAMALIEL
"¡Maestro, Maestro! Pero ¿no sabes quién va delante de nosotros? ¡Es el Rabbí Gamaliel! Está sentado con sus siervos, en una caravana, bajo la sombra de los árboles del bosque, y a salvo de los ventarrones. Están cociendo un corderito. ¿Y ahora, qué hacemos?"
"Lo que habíamos pensado hacer, amigos. Nosotros vamos por nuestro camino..."
"Pero Gamaliel es del Templo."
"Gamaliel no es un pérfido. No tengáis miedo. Voy delante de él."
"¡Oh, también yo voy!" dicen juntos los primos, los discípulos galileos y Simón. Sólo Iscariote, y Tomás un poco menos, no muestran ganas de seguir adelante, pero los siguen.
Caminan algunos metros por un camino montañoso hundido entre las paredes boscosas del monte. Luego da vuelta y desemboca en una especie de llanura que atraviesa, y luego se hace estrecho y sinuoso bajo el techo de ramas entrelazadas. En el claro donde da el sol, pero al mismo tiempo sombreado con las primeras hojas de los árboles, se ve a mucha gente bajo una rica tienda, y se ve a otros que en un ángulo están dando vueltas al cordero sobre el fuego.
GAMALIEL ESTÁ DESCANSANDO PARA COMER
No hay que negar que Gamaliel se trataba bien. Para su viaje trajo en su servicio un regimiento de siervos y no sé cuántas maletas. Esta allí sentado, en el centro de su tienda: Una lona ancha sostenida con cuatro estacas doradas, una especie de baldaquín, bajo el que hay sillas bajas con cojines y una mesa colocada sobre piel de cabra, cubierta con un finísimo mantel sobre el que los siervos ponen cubiertos preciosos. Gamaliel parece un ídolo. Con las manos abiertas sobre sus rodillas, tieso, hierático, me parece una estatua. A su alrededor los siervos dan vueltas como mariposas. El no se preocupa de ello. Piensa con los párpados más bien bajados sobre sus ojos enérgicos, y cuando los alza sus dos oscurísimos ojos profundos y llenos de pensamientos se dejan ver en toda su austera belleza por los lados de su larga y delgada nariz y bajo la frente, que está ya un poco calva, alta, cruzada de arrugas paralelas; y sobre la que una vena gruesa, azuleja hace como una V en el centro de la sien derecha.
El ruido de los pies de los que se acercan hace voltear a los siervos, y también a Gamaliel... Ve a Jesús que es el primero en avanzar y hace un gesto de admiración. Se pone de pie y va al umbral de la tienda; no más allá de él. Pero desde allí hace una profunda inclinación con los brazos cruzados sobre el pecho. Jesús responde del mismo modo.
"¿Aquí estás, rabbí?" pregunta Gamaliel.
"Aquí estoy, rabbí" responde Jesús.
"¿Puedo preguntarte a dónde vas?"
"Mucho gusto tengo en responderte. Vengo de Neftalí, derecho a Giscala."
"¿A pie? Es largo y penoso el camino de estos montes. Te cansas pronto."
"Créeme. Si se me acepta y se me escucha todo mi cansancio desaparecerá."
INVITA A JESÚS Y A LOS DISCÍPULOS A COMER CON ÉL
"Entonces... concédeme por una vez ser yo quien te quite el cansancio. El cordero está pronto. Habíamos dejado para los pájaros las sobras porque no acostumbro a llevarlas conmigo. Comprendes que no me molesta ofrecértelo a Ti y a los que te siguen. Soy amigo tuyo, Jesús. No te creo inferior a mí, ni superior.·
"Lo creo. Acepto."
Gamaliel habla con un siervo que parece ser el de mayor autoridad entre los demás, el cual a su vez da órdenes, y la tienda viene alargada y de muchos mulos se descargan más asientos para los discípulos de Jesús y más cubiertos de mesa.
Traen las palanganas para purificarse los dedos. Jesús, con aire señoril se lava los dedos, mientras los apóstoles a los que sin quitar de encima los ojos, los mira Gamaliel quién más, quién menos lo hace mal, menos Simón, Judas de Keriot, Bartolomé y Mateo, más avezado a las costumbres.
Jesús está al lado de Gamaliel que está sentado sólo a un lado de la mesa. En frente de Jesús, Zelote. Después de la plegaria de ofrecimiento que Gamaliel dice con lentitud solemne, los siervos trinchan el cordero y lo reparten entre los huéspedes. Llenan las copas de vino o de agua de miel a quien quiere.
"La casualidad nos ha reunido Rabbí. Realmente no pensaba encontrarte y en dirección a Giscala."
"Me dirijo a todo el mundo."
"Sí. Eres el profeta incansable. Juan es el estable. Tú eres el peregrino."
"Por eso es más fácil que las almas me encuentren."
"No lo diría. Al viajar las desorientas."
"Desoriento a mis enemigos; pero los que me quieren, pues aman la palabra de Dios, me encuentran. No todos pueden venir al Maestro, y el Maestro que quiere a todos va a ellos, y de este modo a los buenos hace bien, y al que me odia lo destanteo."
"¿Lo dices por mí? Yo no te odio."
"No lo digo por Ti. Pero como eres justo y sincero, puedes confirmar que lo que digo es verdad."
"Así es. Pero... mira. Sucede que nosotros los viejos te comprendemos mal."
"Sí. El viejo Israel me comprende mal, para desgracia suya y... por su voluntad."
"¡Nooo!"
"Sí, rabbí. No pone su voluntad en entender al Maestro. Quien se limita a hacer esto, hace mal, pero no tanto. Muchos, por el contrario, aplican su voluntad a entender mal y a desnaturalizas mis palabras para dañar a Dios."
DIOS ESTÁ POR ENCIMA DE LAS ASECHANZAS HUMANAS
EL ALMA QUE SE EXTRAVÍA O ES EXTRAVIADA, Y ES EXTRAVÍO
EL DESFIGURAR PARA SÍ MISMO O PARA LOS DEMÁS MI
PALABRA... DAÑA A DIOS EN EL ALMA QUE SE PIERDE
"¿A Dios? Él está por encima de las asechanzas humanas."
"Sí, pero el alma que se extravía o es extraviada, y es extravío el desfigurar para sí mismo o para los demás mi palabra y mis obras, daña a Dios en el alma que se pierde. Cada alma que se pierde es una herida hecha a Dios."
Gamaliel baja la cabeza y piensa con los ojos cerrados. Luego oprime su frente con sus largos y flacos dedos, con un movimiento involuntario de dolor. Jesús lo mira. Gamaliel levanta la cabeza, abre los ojos, mira a Jesús y dice: "Pero Tú sabes que yo no pertenezco a estos."
"Lo sé. Pero eres de los primeros."
"¡Oh, es verdad! Mas no es que no me aplique a entenderte, es que tu palabra se detiene en mi mente y no sube más allá. Mi inteligencia la admira como palabra de un docto y mi corazón..."
TU CORAZÓN NO PUEDE RECIBIRLA PORQUE ESTÁ OBSTRUIDO
CON MUCHAS COSAS, Y COSAS VIEJAS.
"Tu corazón no puede recibirla, Gamaliel, porque está obstruido con muchas cosas, y cosas viejas. Hace poco al venir de Neftalí a esta parte, pasé por un monte que sobresale sobre la cadena. Me gustó pasar por allí para ver la belleza de dos lagos, el de Genezaret y el de Merón, vistos desde alto, como los ven las águilas y los ángeles del Señor para decir una vez más: Gracias, Creador, por la belleza que nos regalas". Pues bien, mientras todas las montañas son un fértil florecer, reverdecer, cubrirse de prados, de frutos, de campos, de bosques, y los laureles dan su perfume junto a los olivos, preparando de este modo la nieve de miles de flores, y hasta el fuerte roble parece que se haga más bueno porque se cubre con las algalias y madreselvas, ve como allá no hay nada de verde, ninguna fertilidad, ni de parte del hombre, ni de la naturaleza. La fatiga de los vientos, la fatiga de los hombres ahí mueren, porque las ruinas ciclópeas de la antigua Hatzor escombran todo y entre piedra y piedra no puede crecer sino la ortiga y la zarza y no habitan sino las serpientes. Gamaliel..."
"Te he entendido. También nosotros somos ruinas... Entendí tu parábola, Jesús. Pero... no puedo. No puedo obrar de otro modo. Las piedras están muy profundas."
"Uno en quien crees te dijo: "Las piedras bramarán a mis últimas palabras". Pero ¿por qué esperar las últimas palabras del Mesías? ¿No tendrás remordimiento de no haberme querido seguir antes? ¡Las últimas!... Tristes palabras también para ser las de un amigo que muere y a las que se les podría escuchar muy tarde. Mis palabras son las de un amigo."
"Tienes razón... Pero no puedo. Espero aquella señal para creer."
"Cuando un terreno está desolado
no basta un rayo para cultivarlo.
No la tierra, sino las piedras lo reciben.
Trabaja, por lo menos para quitarlas, Gamaliel.
De otro modo, si así se quedan, en lo profundo de tu ser,
la señal no te conducirá a creer."
"Cuando un terreno está desolado no basta un rayo para cultivarlo. No la tierra, sino las piedras lo reciben. Trabaja, por lo menos para quitarlas, Gamaliel. De otro modo, si así se quedan, en lo profundo de tu ser, la señal no te conducirá a creer."
Gamaliel calla, absorto. La comida ha terminado.
Jesús se levanta y dice: "Te doy gracias, Dios mío, por la comida y por haber hablado al sabio. Y gracias te doy, Gamaliel."
"Maestro, no te vayas así. Tengo miedo de que estés enojado conmigo."
"¡Oh, no lo creas!"
Entonces no te vayas. Voy a la tumba de Hilel.
¿Te desdeñarías de venir conmigo?
"Entonces no te vayas. Voy a la tumba de Hilel. ¿Te desdeñarías de venir conmigo? No perderemos tiempo porque tengo mulos y asnos para todos. no tenemos que hacer sino quitarles las albardas que llevarán los siervos. Y el camino se te acortará en el tramo más difícil."
"No me desdeño de ir contigo y de ir a la tumba de Hilel. Antes bien me honra. Vamos, pues."
Gamaliel da órdenes y mientras todos trabajan en desmontar la tienda que sirvió de sala de banquete, Jesús y el rabbí caballeros sobre sendas mulas, van por el sendero pendiente y silencioso, donde tan sólo se oyen resonar los cascos con su herraduras.
Gamaliel va callado. Dos veces tan sólo pregunta a Jesús si está bien sobre su silla, Jesús responde y calla. Va tan absorto en su pensamiento, que no cae en la cuenta de que Gamaliel, deteniendo un poquitín su mula, lo deja pasar un poco para estudiar cada movimiento suyo. Los ojos del viejo rabbí parecen ojos de halcón que contempla su presa, tan atentos y fijos van. Jesús no lo advierte, sigue tranquilo, y según el paso movedizo de su cabalgadura, piensa, y sin embargo ve cada cosa que va a su alrededor. Alarga su mano para cortar una ramita de retama de color de oro, manda una sonrisa a dos pajaritos que hacen su nido en un gigantesco enebro, detiene su mula para escuchar a una curruca, y asiente, como bendiciendo, al grito de ansia con que una tórtola selvática espolea a su compañero al trabajo.
"Amas mucho las hierbas y los animales, ¿verdad?"
EL HOMBRE SIEMPRE TIENE DELANTE DE SÍ LOS
FUNDAMENTOS DE LA FE.
EL GÉNESIS VIVE EN LA NATURALEZA
UNO QUE SABE VER, SABE TAMBIÉN CREER
CONTEMPLAR QUIERE DECIR CREER, SI SE SABE MIRAR
"Mucho. Son mi libro viviente. El hombre siempre tiene delante de sí los fundamentos de la fe. El Génesis vive en la naturaleza. Uno que sabe ver, sabe también creer. Esta flor, tan suave con su perfume y con su corola, que es un contraste con este enebro espinoso y con aquella aulaga llena de espinas, ¿pudo haberse hecho por sí? Y mira: aquel petirrojo con esa mancha de sangre sobre su cuellito, ¿pudo haberse hecho por sí? Y aquellas dos tórtolas ¿en dónde y cómo pudieron pintarse ese collar de ónix sobre el velo de sus plumas grises? Allá esas dos mariposas, la una negra con grandes manchas de oro y rubí, la otra con líneas azules, ¿dónde encontraron las piedras preciosas y las cintas para sus alas? ¿Y este río? Es agua. Está bien. Pero ¿de dónde viene? ¿Cuál es la fuente primordial del agua? ¡Oh! que contemplar quiere decir creer, si se sabe mirar."
"Contemplar quiere decir creer. Nosotros miramos muy poco el Génesis vivo que está delante de nosotros."
MUCHA CIENCIA, GAMALIEL, Y MUY POCO AMOR,
Y MUY POCA HUMILDAD
"Mucha ciencia, Gamaliel, y muy poco amor, y muy poca humildad."
Gamaliel suspira y mueve la cabeza.
"Mira, he llegado, Jesús. Allá está sepultado Hilel. Vamos a bajar y dejemos aquí las cabalgaduras. Un siervo las cuidará."
Bajan. Amarran a un tronco las dos mulas y se dirigen a un sepulcro pequeño que sobresale del monte y que está cerca de una gran casa cerrada. "Allí vengo a meditar, para prepararme para las fiestas de Israel" dice Gamaliel señalando la casa.
"Que la sabiduría te conceda todas sus luces."
"Y aquí (Gamaliel señala el sepulcro) para prepararme a la muerte. Él era un justo."
NO DEBE SÓLO HILEL ENSEÑARTE A MORIR.
TE DEBE ENSEÑAR A VIVIR.
"Era un justo. Oro de buen grado junto a sus cenizas. Pero, Gamaliel, no debe sólo Hilel enseñarte a morir. Te debe enseñar a vivir."
"¿Cómo, Maestro?"
EL HOMBRE ES GRANDE CUANDO SE HUMILLA
" 'El hombre es grande cuando se humilla' fue su lema predilecto..."
"¿Cómo lo sabes si no lo conociste?"
SU PENSAMIENTO LO HE CONOCIDO,
PORQUE NADA IGNORO DEL PENSAMIENTO HUMANO
"Lo conocí... y por lo demás aunque no hubiese conocido a Hilel el rabbí, personalmente, su pensamiento lo he conocido, porque nada ignoro del pensamiento humano."
Gamaliel baja su cabeza y entre dientes dice: "Sólo Dios puede decir esto."
ES LA TRINIDAD QUE SE AMA Y QUE DIVINAMENTE SE FORMA,
SE ENGENDRA, PROCEDE Y COMPETA
TODO PENSAMIENTO SANTO HA NACIDO EN LA MENTE
PERFECTA...
"Dios y su Verbo. Porque el Verbo conoce el Pensamiento y el Pensamiento conoce al Verbo, y lo ama, comunicándole a Él sus riquezas para hacerlo participante. El Amor aprieta las ligaduras y hace una sola Perfección. Es la Trinidad que se ama y que divinamente se forma, se engendra, procede y completa. Todo pensamiento santo ha nacido en la Mente perfecta, y es un reflejo en la mente del justo. ¿Puede entonces el Verbo ignorar los pensamientos del justo, que son los pensamientos del Pensamiento?"
Oran junto al sepulcro cerrado. Después de un tiempo, se les reúnen los discípulos y luego los siervos. los primeros a caballo, los otros bajo el peso del bagaje. Se detienen a la orilla del prado más allá del cual está el sepulcro. La plegaria termina.
"Adiós, Gamaliel. Asciende como Hilel."
"¿Qué quieres decir?"
"Asciende. El te precede porque supo creer más humildemente que tú. La paz sea contigo.
III. 84-90
A. M. D. G.