JESÚS EN EL MONTE DE LAS
BIENAVENTURANZAS (Continuación)
#Jesús de pie sobre un peñasco habla a una gran multitud.
#De la gente unos están sentados sobre la hierba, otros sobre piedras, otros de pie
#María Magdalena con su muy hermosa boca despide sonrisas
#"Bueno, la diosa ha sido contentada" dice el romano.
#Jesús la mira fijamente, y ella sostiene su mirada con descaro
#Jesús dice: "Dije que uno debe ser fiel a la Ley, humilde, misericordioso,
#Dios no está con los impuros, porque la impureza corrompe lo que es de Dios: el alma,
#¡Ay de vosotros ricos y de vosotros que gozáis!
#¿En dónde anida el adulterio? ¿En dónde la corrupción de las jovencillas?
#Jesús dice a Pedro que desmonte la tienda.
#La necesidad de callar en determinadas circunstancias
#Habéis oído que se dijo en la antigüedad: "No cometerás adulterio".
#¿Cómo se empieza? Generalmente con una mirada impura.
#También se dijo: "Quién despidiere a su propia mujer, le entregue el escrito de divorcio"
#La caridad es ya una absolución. Tened caridad en vosotros, para con todos y sobre todas las cosas.
#De igual modo que no debéis ser anticaritativos, no seáis imprudentes
Mientras Jesús explica las bienaventuranzas sucede esta escena
Dice Jesús:
Mira y escribe. Es un evangelio de misericordia que doy a todos y en especial a los que se reconozcan en la pecadora, y los invito a seguirla en su redención".
HABLA A UNA GRAN MULTITUD
Jesús de pie sobre un peñasco habla a una gran multitud. El lugar es montañoso. Una colina solitaria entre dos valles. La cumbre de la colina tiene forma de horcajada, mejor dicho forma de joroba de camello, de modo que a pocos metros de la cima hay un anfiteatro natural en que retumba la voz clara como en una sala bien hecha de conciertos.
La colina es todo flor. La estación debe ser propicia. Las mieses de las llanuras tienden a tomar pronto su color de oro y listas estarán para la cosecha. Al norte resplandece al sol un alto monte con su cresta cubierta de nieve. Abajo, al oriente, el Mar de Galilea parece un espejo quebrado en pedazos que son cada uno un zafiro que el sol ilumina. Deslumbra con su parpadear azul y oro en que no se refleja sino alguna que otra nubecilla que galopea en un cielo purísimo y la sombra fugaz de alguna vela. Más allá del lago de Genesaret hay un alejarse de llanuras que debido a una ligera neblina que se tambalea sobre la tierra, hecha con el vapor del rocío, pues debe ser todavía temprano, las primeras horas de la mañana, porque en la hierba del monte hay todavía alguno que otro rocío diamantino posado en los tallos- parecen continuar el lago, pero son tinte como de ópalo, veteado de verde, y más allá una cadena montañosa que parece haber sido hecha al capricho, y que hace pensar en un dibujo de nubes en el sereno cielo.
DE LA GENTE UNOS ESTÁN SENTADOS
SOBRE LA HIERBA,
OTROS SOBRE PIEDRAS, OTROS DE PIE.
No están todos los apóstoles. Veo a Pedro, a Juan y a Santiago. Oigo que llaman a otros dos, a Natanael y a Felipe. Hay uno que no es del grupo. Tal vez será nuevo, lo llaman Simón. No hay otros más, a no ser que no los vea entre la multitud.
EL DISCURSO HACE TIEMPO QUE YA EMPEZÓ
El discurso hace tiempo que ya empezó. Comprendo que es el discurso de la Montaña. Las Bienaventuranzas han sido ya dichas. Estoy para decir que el discurso toca a su fin porque dice Jesús: "Haced esto y tendréis un gran premio, porque el Padre que está en los cielos es misericordioso con los buenos y sabe dar el ciento por uno. Por lo que os digo..."
SE OYE LA VOZ IRACUNDA DE UN HOMBRE.
"DEJAD PASAR A LA BELLEZA QUE LLEGA"...
Hay un gran movimiento entre la multitud que está junto al sendero que sube a la meseta. Los que están más cerca de Jesús voltean la cabeza. La atención se desvía. Jesús deja de hablar y vuelve la mirada en esa dirección. Serio y hermoso con su vestido azul oscuro. Los brazos sobre el pecho. El sol besa su cabeza con sus primeros rayos que han sobrepasado el pico oriental de la colina.
"Haceos a un lado, plebeyos" se oye la voz iracunda de un hombre. "Dejad pasar a la belleza que llega"... Avanzan cuatro pisaverdes acicalados, de los cuales uno ciertamente es romano, porque trae la toga romana. Traen como en triunfo entre sus manos entrelazadas, a manera de silla, a María de Mágdala que todavía es una gran pecadora.
CON SU MUY HERMOSA BOCA DESPIDE SONRISAS.
Con su muy hermosa boca despide sonrisas. Sus bucles los sostienen preciosas horquillas y una lámina de oro con perlas que le ciñen lo alto de la frente a modo de diadema. De esta bajan leves rizos que ocultan los ojos brillantes, que, por un artificio bien hecho, los hacen más grandes y seductores. La corona en forma de diadema se pierde detrás de las orejas, bajo las trenzas que pesan en el cuello blanquísimo descubierto. Lo que se deja ver va mucho más allá. Las espaldas están descubiertas hasta las escápulas y el pecho lo está más. Dos cadenillas de oro sostienen el vestido en las espaldas. No hay mangas. Todo está descubierto, por decirlo así, con un velo que tiene el solo encargo de defender la piel contra los rayos del sol. El vestido es muy ligero y la mujer inclinándose como por mimo ya contra uno ya contra el otro de sus adoradores, es como si se echase desnuda. Me parece que el romano es el preferido porque da preferencia, a él se dirigen las sonrisas y las miradas y con más facilidad la cabeza de ella que cae sobre sus hombros.
"BUENO, LA DIOSA HA SIDO CONTENTADA"
"Bueno, la diosa ha sido contentada" dice el romano. "Roma ha servido de cabalgadura a la nueva Venus. Y allá está el Apolo que has querido ver. Sedúcelo pues... pero déjanos a nosotros unas migajas de tus cariños".
María es todo risa. Con un movimiento ágil y atrevido brinca al suelo, y se descubren, en sus pies calzados con sandalias blancas que tienen hebillas de oro, sus pantorrillas. Su vestido es amplísimo, de lana delgada como velo y blanquísima. Está sostenido muy abajo en las caderas. La mujer está en pie como una flor impura, que ha desabotonado como por encanto en la meseta en que hay muchos lirios campestres y narcisos.
Más que nunca es hermosa. Su boca pequeña y de púrpura parece un clavel que se desabotona entre la dentadura perfecta. Su cara y cuerpo podrían satisfacer al pintor más descontentadizo o al escultor, bien se tratase de color que de forma. Con abundante pecho y caderas bien proporcionadas. Con un traje flexible y sutil respecto a las caderas y al pecho, parece una diosa, como ha dicho el romano, una diosa esculpida en mármol de tinte ligeramente rosado sobre el que se extiende la tela leve sobre las caderas para caer hacia adelante en un montón de pliegues. Todo ha sido estudiado para agradar.
Y ELLA SOSTIENE SU MIRADA CON DESCARO
Jesús la mira fijamente, y ella sostiene su mirada con descaro, mientras sonríe y se retuerce con el cosquilleo que el romano le hace en las espaldas y en los senos que trae descubiertos, con una ramita de lirio silvestre que ha cogido. María con desdén fingido, levanta el velo y dice: "Respeta mi candor", lo que hace estallar a los cuatro en una clamorosa risotada.
Jesús continúa mirándola. Apenas se pierde el rumor de las risotadas, cuando Él, como si la aparición de la mujer hubiese encendido las llamas a su discurso que parecía ir ya muriendo, vuelve a empezar y no la mira más, pero mira a sus oyentes que parecen molestos y escandalizados con lo que acaba de suceder.
"DIJE QUE UNO DEBE SER FIEL A LA LEY,
HUMILDE, MISERICORDIOSO, ...
Jesús dice: "Dije que uno debe ser fiel a la Ley, humilde, misericordioso, amar no sólo a los hermanos por sangre, sino también al que por haber nacido es humano como uno. Os dije que el perdón es más útil que el rencor, que la compasión es mejor que el ser inexorables. Ahora os digo que no se debe condenar si no está uno exento del pecado, por el que se quiere condenar al otro. No hagáis como los escribas y fariseos que son severos con todos, menos consigo mismos. Llaman impuro lo externo, y que puede contaminar sólo lo externo, y luego acogen en lo más profundo de su corazón la impureza.
PORQUE LA IMPUREZA CORROMPE
LO QUE ES DE DIOS: EL ALMA
Dios no está con los impuros, porque la impureza corrompe lo que es de Dios: el alma, y sobre todo el alma de los niños que son ángeles desparramados sobre la tierra. ¡Ay de aquellos que les arrancan sus alas con crueldad de bestias endemoniadas y doblegan estas flores de cielo en el fango, haciéndoles conocer el sabor de la materia! ¡Ay de ellos!... ¡Sería mejor que muriesen consumidos por un rayo que cometer tal pecado!
Y DE VOSOTROS QUE GOZÁIS!
¡Ay de vosotros ricos y de vosotros que gozáis! Exactamente entre vosotros fermenta la más grande impureza a la que sirven de lecho y almohada el ocio y el dinero. Ahora estáis saciados. Hasta la garganta os llega la comida de las concupiscencias y os ahoga. Pero tendréis hambre para siempre. Un hambre terrible, insaciable y sin ablandamiento. Sois ahora ricos. Cuánto bien podríais hacer con vuestras riquezas, y cuánto mal os hacéis y a los demás. Probaréis una pobreza atroz en un día que no tendrá fin. Ahora reís. Creéis ser los triunfadores, pero vuestras lágrimas llenarán los lago del Geenna, y no cesarán.
¿En dónde anida el adulterio? ¿En dónde la corrupción de las jovencillas? ¿Quién tiene dos o tres lechos de libertinaje, además del propio de esposo, y en ellos arroja su dinero y el vigor de su cuerpo que Dios le dio sano para que trabajase por su familia y no lo mezclase en sucias uniones que lo ponen más abajo del nivel de una bestia inmunda? Habéis oído que se dijo: "No cometerás adulterio". Yo os digo que quien ha visto a una mujer con placer, que quien ha ido a un hombre con deseo, aun cuando sólo con éste, ha cometido adulterio en su corazón. Ninguna razón justifica la fornicación. Ninguna. Ni el abandono, ni el repudio del marido. Ni la compasión hacia la repudiada. Tenéis un alma sola. Cuando se una a otra por pacto de fidelidad, que no diga mentira. De otra manera, el cuerpo bello por el que pecáis irá con vosotros, almas impuras, a las llamas que no tendrán fin. Mutiladlo más bien, pero no lo matéis condenándolo para siempre. Volved, ¡oh vosotros ricos!, sentinas de gusanos de vicio; regresa ¡oh hombre!, para no causar repugnancia al cielo..."
MARÍA, QUE AL PRINCIPIO CON UNA CARA
QUE ERA TODA UNA POESÍA DE SEDUCCIÓN E IRONÍA
HABÍA ESCUCHADO,...
María, que al principio con una cara que era toda una poesía de seducción e ironía había escuchado, y que de cuando en cuando lanzaba risotadas de desprecio, al final de las palabras de Jesús ennegrece de rabia. Comprende que Jesús le está hablando a ella, aunque no la mire. Cada vez más su ira sube de punto y se rebela. Al fin no resiste. Despechada se envuelve en su velo, y seguida de las mirada de la multitud que la escarnecen, y de la voz de Jesús que la sigue, echa a correr cuesta abajo dejando, entre los cardos y entre los rosales silvestres que están a la orilla del camino, trozos de vestido. De ira va riendo y de desprecio.
Jesús continúa: "Estáis enojados por lo sucedido. Hace dos días que nuestro refugio, aunque está en alto sobre el fango, lo turba el silbido de Satanás. No es ya más un refugio, Lo dejaremos. Pero quiero concluir este código del "más perfecto" en medio de esta riqueza de luz y de horizontes. Realmente Dios se manifiesta aquí en su majestad de Creador, y al ver sus maravillas podemos llegar a creer firmemente que Él es el dueño y no Satanás... El Maligno no podría crear ni siquiera un tallo de hierba. Pero Dios puede todo. Esto os dé fuerzas. El sol os está quemando, y os hace daño. Idos por las pendientes, hay sombra y frescura. Tomad vuestra comida, si queréis. Os hablaré de lo mismo. Muchos motivos han alargado la hora, pero no os duele. Aquí estáis con Dios".
Las multitud grita: "Sí, sí, contigo" y se desplaza en los bosquecillos del lado oriental de modo que las paredes de la montaña y las ramas sirven de defensa contra el sol que quema.
JESÚS DICE A PEDRO QUE DESMONTE LA TIENDA.
Jesús dice a Pedro que desmonte la tienda.
"Pero... ¿de veras nos vamos?"
"Sí".
"¿Por qué vino ella?...
"Sí. Pero no decirlo a nadie, y menos a Zelote. Se afligiría por amor a Lázaro. No puedo permitir que la palabra de Dios se convierta en escarnio de paganos..."
"Comprendo, comprendo..."
"Pero entonces ten en cuenta otra cosa".
"¿Cuál, Maestro?"
La necesidad de callar en determinadas
circunstancias
"La necesidad de callar en determinadas circunstancias. Te lo ruego. Te quiero mucho, pero algunas veces eres tan impulsivo que haces advertencias que hieren".
"Entiendo... no lo quieres ni por Lázaro, ni por Simón..."
"Y por otros también".
"¿Crees que también hoy estarán?"
"Hoy, mañana, pasado mañana y siempre. Siempre será necesario vigilar a mi impulsivo Simón de Jonás. Vete, a hacer lo que te dije".
Pedro se va y llama a sus compañeros a que le ayuden.
Iscariote se ha quedado pensativo en un rincón. Jesús lo llama, y hasta tres veces, pero él no oye. Al fin se vuelve; "Me necesitas, Maestro?"
"Sí, ve también tú a comer y a ayudar a tus compañeros".
"No tengo hambre. Tampoco Tú tienes".
"Tampoco Yo, pero por motivos opuestos. ¿Te pasa algo, Judas?"
"No, Maestro. Cansado..."
"Nos vamos a ir al lago, y luego a Judea. Y vamos a la casa de tu mamá. te lo prometí".
Judas se reanima. "¿De veras vienes conmigo solo?"
Quiéreme mucho, Judas. Quisiera que mi amor
estuviese en ti de tal modo que te preservase de
todos los males
"Pues claro. Quiéreme mucho, Judas. Quisiera que mi amor estuviese en ti de tal modo que te preservase de todos los males".
"Maestro... soy hombre. No soy un ángel. Tengo momentos de cansancio. ¿Es pecado sentir la necesidad de dormir?"
"No, si duermes sobre mi pecho. Mira allá a la gente. Qué feliz es, y cuán alegre es desde aquí el paisaje. También la Judea debe ser muy bella en primavera".
"Hermosísima, Maestro. Tan sólo que allá es más tardía, en las montañas que son más altas que las de acá. Hay flores bellísimas. Los manzanares ni se diga. Mi madre tiene especial cuidado del mío que es uno de los más bellos. Cuando por él camina, con los palomos que le van detrás por los granos que les da, créeme que es una vista que alegra el corazón".
"Lo creo. Si mi madre no se siente muy cansada, me gustaría llevarla a la casa de la tuya. Se amarán porque las dos son buenas".
Judas, ante esta idea, se serena y olvidándose de "que no tenía hambre ni de que estaba cansado" corre con sus compañeros alegre, y como es alto desata los nudos que están más arriba sin molestia. Se come su pan y sus olivas, contento como un muchachillo. Jesús lo mira con compasión, y luego va a donde están los apóstoles.
"Ten este pan, Maestro, y este huevo. Se los pedí a aquel rico vestido de rojo que está allí. Le dije: "Escúchame y serás feliz. Él ha estado hablando y está rendido. Dame uno de los huevos que estás comiendo. Le aprovechará mejor a Él que a ti" ".
"¡Pero, Pedro!"
"¡No, Señor! Estás pálido como un niño que quiera mamar de un pecho que no tiene leche, y estás enflaqueciendo como un pez después de sus amores. Déjalo a mi cuenta. No quiero reproches que se me hagan. Ahora lo pongo en esta ceniza caliente de las ramas que quemé y Tú te lo bebes. No sabes que son...¿cuántos son ya? Cierto que semanas, que no se come sino pan y aceitunas y un poco de leche... ¡Umh! Parecemos como purgados, y Tú comes menos que todos y hablas por todos. He aquí el huevo. Bébetelo tibio, que hace bien".
Jesús obedece y al ver que Pedro come sólo pan, le dice: "¿Y no comes las aceitunas?"
"¡Pues! Me servirán después. Las tengo prometidas".
"¿A quién?"
"A unos niños, con la condición de que estén callados hasta el fin, de otro modo yo me las como y a ellos les daré huesos, esto es bofetones".
"¡Perfectamente bien!"
"Y no les daré nada. Si no se hace así. A mí también me dieron los míos. Y si me hubiesen dado los que merecía por mis pilladas, hubiese recibido diez veces más. Soy así porque me los dieron".
Todos se ríen de la franqueza del apóstol.
"Maestro, te querría decir que hoy es viernes y que esta gente... no sé si podrá procurarse comida a tiempo para mañana o llegar a algún caserío" dice Bartolomé.
"Es verdad. Es viernes" dicen varios.
"No interesa. Dios proveerá. Se lo diremos a ellos".
"Ante todo os recuerdo que hoy es viernes. Si
alguien teme de no poder llegar a tiempo a su casa y
no puede llegar a creer que Dios dará comida a sus
hijos, puede irse al punto, para que el crepúsculo no
lo sorprenda en el camino"
Jesús se levanta. Va a su nuevo lugar, en medio de la gente esparcida entre los árboles. "Ante todo os recuerdo que hoy es viernes. Si alguien teme de no poder llegar a tiempo a su casa y no puede llegar a creer que Dios dará comida a sus hijos, puede irse al punto, para que el crepúsculo no lo sorprenda en el camino".
Unas cincuenta personas de la multitud se levantan. Los demás se quedan donde están.
Jesús sonríe y empieza a hablar.
HABÉIS OÍDO QUE SE DIJO EN LA ANTIGÜEDAD:
"NO COMETERÁS ADULTERIO"
Habéis oído que se dijo en la antigüedad: "No cometerás adulterio". Quien de entre vosotros me ha oído en otros lugares, sabe que muchas veces he hablado de este pecado. Tened en cuenta que para Mí no sólo es pecado de una persona sino de dos o tres. Me explicaré. El adúltero peca, peca con su cómplice, peca induciendo a la mujer a pecar, o al marido traicionado, el cual o la cual pueden llegar a la desesperación o al crimen. Esto se refiere al pecado consumado. Pero añado algo más. Digo: "No sólo el pecado consumado, sino el deseo de consumarlo es ya pecado". ¿Qué cosa es el adulterio? Desear con ansias a aquel que no es nuestro, o a aquella que no es nuestra. Se empieza a pecar con el deseo, se continúa con la seducción, se obtiene por la persuasión y se termina con el acto.
¿Cómo se empieza? Generalmente con una mirada impura. Y esto tiene que ver con lo que antes dije. El ojo impuro ve lo que está escondido a los puros y por el ojo entra la sed a las fauces, el hambre al cuerpo, la fiebre a la sangre. Sed, hambre, fiebre carnales. El delirio empieza. Si el otro, a quien se mira, es una persona honesta, entonces el que arde en deseos no tiene más que revolcarse sobre sus carbones ardientes, o bien calumniar por venganza. Si la persona a quien se mira es deshonesta, entonces corresponde a la mirada, y así empieza a bajarse. Por esto os digo: "Quien ha mirado a una mujer con concupiscencia ya cometió adulterio con ella porque su pensamiento ha hecho lo que deseaba". Ahora bien, oíd: si tu ojo derecho te es causa de escándalo, sácatelo y arrójalo lejos de ti. Te es mejor estar sin un ojo que desbarrancarte en las tinieblas profundas para siempre. Y si tu mano derecha ha pecado, córtatela, y tírala lejos. Te es mejor estar sin un miembro que ir todo entero al infierno. Es verdad que está escrito que los deformes no pueden servir en el Templo. Pero después de esta vida, los deformes por nacimiento, que hayan sido santos, o los deformes por causa de la virtud, serán más hermosos que los ángeles y servirán a Dios, amándolo en la alegría del cielo.
TAMBIÉN SE DIJO: "QUIEN DESPIDIERE
A SU PROPIA MUJER,
LE ENTREGUE EL ESCRITO DE DIVORCIO"
También se dijo: "Quién despidiere a su propia mujer, le entregue el escrito de divorcio". Pero esto no se acepta. No viene de Dios. Dios dijo a Adán: "Esta es la compañera que te he hecho. Creced y multiplicaos sobre la tierra. Llenadla y sujetadla a vosotros". Adán, con una inteligencia superior porque el pecado todavía no oscurecía su razón que había salido perfecta de Dios, exclamó: "He aquí finalmente al hueso de mis huesos y la carne de mi carne. Será llamada varona, o sea otro yo, porque ha sido tomada del hombre. Por esto el hombre dejará a su padre y madre, y los dos formarán un solo ser". Y en medio de un soberbio esplendor de luces, la Eterna luz aprobó con una sonrisa las palabras de Adán, que se convirtieron en la primera Ley que no puede abolirse. Pero si por la dureza tan grande del hombre el legislador humano debió introducir una nueva ley, si por la volubilidad del hombre se debió poner un freno y decir: "Si la has repudiado no la puedes tomar otra vez", esto no destruye la ley primera, genuina que nació en el Paraíso terrestre y que Dios aprobó.
YO OS DIGO: "QUIEN DESPIDE SU MUJER,
FUERA DEL CASO DE FORNICACIÓN COMPROBADA,
LA EXPONE AL ADULTERIO".
Yo os digo: "Quien despide su mujer, fuera del caso de fornicación comprobada, la expone al adulterio". Porque de hecho, ¿qué hará en el 90 por ciento de los casos la mujer repudiada? Pasará a otras nupcias. ¿Y las consecuencias? Oh, cuánto se podría hablar sobre esto. ¿No sabéis que podéis provocar incestos con este sistema? Cuántas lágrimas derramadas por un acto inmoral. Sí. Por lujuria. No merece otro nombre. Sed francos. Todo se puede vencer cuando el espíritu es recto. Pero todo se presta a excusa para satisfacer los sentidos cuando el corazón es lujurioso. Si se ama santamente, todo se vence, frigidez femenina, torpeza de la mujer, incapacidad relativa para los quehaceres, lengua pendenciera, amor al lujo, aun las enfermedades, aún el carácter irascible. Pero como después de pasado algún tiempo ya no se ama como los primeros días, entonces se ve imposible lo que no lo es, y se arroja a una pobre mujer al camino y a la perdición.
COMETE ADULTERIO QUIEN LA RECHAZA
Comete adulterio quien la rechaza. Lo comete quien se casa con ella después del repudio. Sólo la muerte rompe el matrimonio. Acordaos de ello. Si hicisteis una elección infeliz, soportad las consecuencias como una cruz, siendo dos infelices, pero santos, y sin hacer más infelices a los hijos, que son inocentes y que sufren estas situaciones desventuradas. El amor de los hijos os debería hacer pensar seriamente cien y cien veces aun en el caso de que muera uno de los dos. Oh, si supieseis contentaros con lo que habéis tenido y a lo que Dios ha dicho: "Basta". Si supieseis vosotros, viudos, o vosotras viudas, ver en la muerte no un menguarse sino un elevarse hacia una perfección de procreadores. Ser madres también en lugar de la madre difunta. Ser padre también en lugar del padre muerto. Ser dos almas en una, recoger el amor por los hijos del labio frío del agonizante y decirle: "Vete en paz, sin temor por los que trajiste al mundo. Continuaré amándolos por ti y por mí. Los amaré dos veces. Seré padre y madre. La desgracia de ser huérfano no pesará sobre ellos y ni siquiera experimentarán el celo innato del hijo al ver que otro ha ocupado el lugar sagrado de la madre o del padre, a quien Dios llamó a la otra vida!".
HIJOS, ESTOY CASI PARA TERMINAR...
Hijos, estoy casi para terminar, así como está para terminarse el día que declina con el sol que llega al horizonte. De este encuentro en el monte, quiero que recordéis mis palabras. Grabadlas en vuestros corazones. Leedlas frecuentemente. Sean un guía perenne. Sobre todo sed buenos con los débiles. No juzguéis para no ser juzgados. Recordad a que puede llegar el momento en que Dios os diga: "Así juzgaste. Sabías, pues, que estaba mal. Has cometido por lo tanto pecado con conciencia de lo que hacías. Paga ahora tu castigo".
LA CARIDAD ES YA UNA ABSOLUCIÓN
La caridad es ya una absolución. Tened caridad en vosotros, para con todos y sobre todas las cosas. Si Dios os dispensa tantos auxilios para teneros rectos, no os enorgullezcáis. Tratad de subir por larga que sea la escalera de la perfección y extended la mano a los cansados, a los ignorantes, a los que son presa de desilusiones repentinas. ¿Por qué has de mirar la pajita en el ojo de tu hermano, si tú antes no te sacas la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu prójimo: "Permíteme que te saque del ojo esa pajita", mientras la viga que está en el tuyo te hace ciego? No seas hipócrita, hijo. Sácate primero la viga que tienes en el tuyo y entonces podrás sacar la pajita del ojo de tu hermano sin hacerle mal.
QUE NO DEBÉIS SER ANTICARITATIVOS,
NO SEÁIS IMPRUDENTES
De igual modo que no debéis ser anticaritativos, no seáis imprudentes. Yo os digo: "Extended la mano a los cansados, a los ignorantes, a los que son presa de imprevistas desilusiones". Si es caridad instruir a los ignorantes, animar a los cansados, dar nuevas alas a los que por muchas cosas las han roto, es imprudencia revelar las verdades eternas a los que están infectados de satanismo, quienes se las apropian para fingir ser profetas, meterse entre los sencillos, corromper, extraviar, ensuciar sacrílegamente las cosas de Dios.
Las virtudes del verdadero discípulo para
conseguir prosélitos y servir a Dios son
el respeto absoluto, saber hablar y saber callar,
saber reflexionar y saber obrar.
Las virtudes del verdadero discípulo para conseguir prosélitos y servir a Dios son el respeto absoluto, saber hablar y saber callar, saber reflexionar y saber obrar. Tenéis inteligencia, y si fuereis justos, Dios os dará todas sus luces para guardarla todavía mejor. Tened en cuenta que las verdades eternas son semejantes a las perlas, y jamás se ha visto que se arrojen las margaritas a los cerdos que prefieren las bellotas y el lodo apestoso a las perlas preciosas, las que pisotearían sin piedad y después con la furia de quien ha sido despreciado, se voltearían contra vosotros para desgarraros. No deis las cosas santas a los perros. Ahora y nunca.
OS HE DICHO MUCHAS COSAS, HIJOS MÍOS.
ESCUCHAD MIS PALABRAS.
Quien las escucha y pone en práctica es semejante a
un hombre reflexivo que para construir su casa
escogió un lugar rocoso.
Os he dicho muchas cosas, hijos míos. Escuchad mis palabras. Quien las escucha y pone en práctica es semejante a un hombre reflexivo que para construir su casa escogió un lugar rocoso. Claro que trabajó mucho para echar los cimientos. Tuvo que trabajar con el pico y el cincel, llenarse las manos de callos y cansarse los riñones. Pero después pudo colar la argamasa en las hendiduras de la roca y meter los ladrillos compactos como se hace en la muralla de una fortaleza, y la casa se hizo tan sólida como un monte. Vinieron los malos tiempos, los aguaceros, las lluvias hicieron salir de madre a los ríos, los vientos rugieron, las ondas atacaron, pero la casa resistió todo. Así es el que tiene una fe bien fundada. Por el contrario, quien escucha con superficialidad y no se esfuerza en grabar en su corazón mis palabras, porque sabe que para hacerlo debería fatigarse, sufrir, extirpar muchas cosas, es semejante al que por pereza y tontería construye su casa sobre la arena. No apenas se acercan los malos tiempos, aquella casa hecha con prisa, cae al punto y el necio contempla triste los escombros, y la ruina de su capital. Y aquí se trata de una ruina que puede repararse con trabajo y con dinero. Pero al caer el edificio que construyó mal un corazón, no hay ya esperanzas de volverlo a edificar. En la otra no se construye. ¡Ay de quien se presenta allá con escombros!
He terminado. Ahora voy en dirección del lago. Os bendigo en el nombre de Dios Uno y Trino. Mi paz sea con vosotros".
Pero la multitud vocifera: "Vamos contigo. Permítenos que vengamos. Nadie habla como Tú".
Y siguen a Jesús que baja no por donde había subido, sino por la parte contraria que va en dirección a Cafarnaum. La bajada es pendiente, pero más corta, y pronto llegan a los pies del monte que se extiende en una verde y florida llanura.
III. 200-211.
A. M. D. G.