PARÁBOLA DEL BUEN TRIGO Y DE LA 

CIZAÑA

 


 

#ELÍAS INVITA A JESÚS A HOSPEDARSE EN SU CASA. 

  #UNA MAMÁ PIDE A JESÚS QUE CURE A SU HIJITA Y LA CURA   

#PARÁBOLA DEL BUEN TRIGO Y DE LA CIZAÑA   

#JESÚS LES EXPLICA EL SENTIDO DE LA PARÁBOLA  

 #En el sentido universal la parábola tiene esta explicación  

 #Pero para vosotros hay otro que da respuesta a muchas preguntas que os hacéis  

 #DIFERENTES CLASES DE ESPÍRITUS  

 #QUIENES SON LOS ENEMIGOS

 


 

Una bella alba adorna el lago y corona los montes con una neblina ligera cual velo de muselina por el que se ven cual caballeros, los olivos y los nogales, las casas y los perfiles de las ciudades del lago. Las barcas se deslizan tranquilas y silenciosas. Van en dirección de Cafarnaum. Pero en cierto punto, Pedro da vuelta al timón tan bruscamente que la barca se inclina de un costado.

"¿Qué estás haciendo?" pregunta Andrés.

"Es la barca de uno de esos. Está saliendo de Cafarnaum. Tengo buenos ojos, y desde ayer por la tarde lo estoy venteando. No quiero que nos vean. Regreso al río. Iremos a pie."

También la otra barca hizo lo mismo y Santiago que es el que tiene el timón, pregunta a Pedro: "¿Por qué lo hiciste?"

"Te lo diré. Sígueme."

Jesús que está sentado en la popa, cuando se llega casi a la altura del Jordán, se sacude y pregunta a Pedro: "¿qué estás haciendo, Simón?"

"Aquí se baja. Hay un chacal cercano. Hoy no se puede ir a Cafarnaum. Primero voy a tantear un poco el terreno. Yo con Simón y Natanael. Tres personas honradas contra tres deshonestas... si es que éstas no sean más."

"No veas trampas por todas partes. ¿No es esa la barca de Simón el fariseo?"

"Exactamente es esa."

"No fue a aprehender a Juan."

"Yo no sé nada."

"Siempre me respetas."

"No sé nada."

"Me haces que parezca yo un cobarde."

"No sé nada."

Aun cuando Jesús no tenga ganas de reír, debe hacerlo ante la santa testarudez de Pedro. "Tendremos que ir a Cafarnaum, si no hoy, más tarde."

"Te dije que primero voy a ver qué hay y... según sea... haré también esto... será una espina gruesa de tragar... pero lo haré por amor a Ti. Iré, iré a la casa del centurión a pedirle protección..."

"Pero, ¡si no es necesario!"

La barca se detiene en la playa desierta, opuesta a Betsaida. Bajan todos.

"Vengan dos. También tú, Felipe. Vosotros jóvenes os quedáis aquí. Terminaremos pronto."

 

ELÍAS INVITA A JESÚS A HOSPEDARSE EN SU CASA.

 

Elías el nuevo discípulo, dice: "Ven a mi casa, Maestro. Me sentiré muy contento en hospedarte."

"Voy. Me alcanzarás en la casa de Elías, Simón. Adiós, Simón. Vete. Pero se bueno, prudente y misericordioso. Ven que te bese y bendiga."

Pedro no asegura que será ni bueno, ni paciente, ni misericordioso. Se calla. Besa a su vez al Maestro. Lo mismo hacen Zelote, Bartolomé y Felipe. Los dos grupos se dividen, yendo cada uno en dirección opuesta.

Cuando llegan, en Corozaim el día ya ha empezado. No hay ramita que no brille con las piedras preciosas del rocío. Los pájaros cantan por todas partes. Se percibe un aire fresco, puro, que parece que sepa hasta leche, una leche más bien vegetal que de animales. El olor del trigo que va creciendo, el de almendros cargados de frutos... un olor que he percibido en las frescas mañanas por los ricos campos de la llanura del Po.

 

UNA MAMÁ PIDE A JESÚS QUE CURE A SU HIJITA Y LA CURA

 

Pronto llegan a la casa de Elías. Muchos ya saben que ha llegado el Maestro y cuando está casi para entrar, una mujer corre gritando: "Jesús, Hijo de David, ¡ten piedad de mi hijita!" Tiene en sus brazos una niña como de diez años, pálida y flaquísima. Más amarillenta que pálida.

"¿Qué tiene tu hija?"

"La fiebre. La pilló en el apacentador a lo largo del Jordán. Somos pastores de un rico. Su padre me mandó llamar para que viniera a estar con la niña enferma. El regresó a los montes. Y Tú sabes que con esta enfermedad no se puede pasar por lugares altos. ¿Como puedo estar aquí? El patrón me ha permitido estar aquí hasta ahora. Tengo que cuidar de la lana y de las camadas. Para nosotros los pastores llega la estación de trabajo. Se nos despedirá o quedaremos separados si yo me quedo aquí. Mi hija de seguro morirá si voy al Hermón."

"¿Crees que lo pueda Yo?"

"Hablé con Daniel, el pastor de Eliseo. Me dijo: "Nuestro Niño cura cualquier mal. Ve al Mesías". He venido desde allá de Merón con ésta en los brazos en busca tuya. Habría caminado siempre hasta encontrarte..."

"No camines, si no es para regresar a casa, al trabajo tranquila. Tu hija está curada porque lo quiero. Vete en paz."

La mujer mira a su hija y mira a Jesús. Tal vez espera ver que su hija se ponga gorda y colorada al punto. La niña también abre sus cansados ojos, que antes tenía cerrados, para ver a Jesús que le sonreía.

"No temas, mujer. No te engaño. Ha desaparecido la fiebre para siempre. De día en día se recobrará. Déjala que camine. Ya no tambaleará, ni sentirá cansancio."

La madre pone a la niña en el suelo, ve que se queda derecha y que sonríe muy contenta. Al fin con su argentina voz: "Bendice al Señor, mamá. Estoy curada. Lo siento." Y en su sencillez de pastorcilla y de niña, se lanza al cuello de Jesús y lo besa. La madre reservada como la edad dispone, se postra y besa el vestido, bendiciendo al Señor.

"Podéis iros. Acordaos del beneficio que Dios os dispensó y sed buenas. La paz sea con vosotros."

La gente ya se ha agolpado en el huertecillo de la casa de Elías y pide que Jesús hable. Y aunque no tiene muchas ganas de hacerlo, adolorido como está por la aprehensión del Bautista, y por el modo como sucedió, se rinde, y a la sombra de los árboles empieza a hablar.

 

PARÁBOLA DEL BUEN TRIGO Y DE LA CIZAÑA

 

"En este hermoso tiempo de trigo que despunta, os quiero proponer una parábola tomada del trigo. Oídla

El Reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Mientras él y sus siervos dormían vino su enemigo y esparció semilla de cizaña en los surcos y se fue. Nadie al principio se percató de cosa alguna. Vino el invierno con las lluvias y escarchas, llegó a su fin Tebet y germinó el grano. Hojas de color verde comenzaron a despuntar. Todas parecían iguales, todas inocentes. Llegó Scebat y después Adar y se formaron las plantas y aparecieron las espigas. Se vio entonces que no todo lo verde era trigo, sino también cizaña bien enroscada con sus finas y tenaces campañillas que se agarraban al trigo.

Los siervos del dueño fueron a su casa y le dijeron: "Señor ¿qué semilla sembraste? ¿No era una semilla escogida y que no tenía ninguna otras?".

"Así es. Escogí todos los granos iguales en tamaño. Y habría caído en la cuenta si hubiera habido diversos".

"Entonces ¿cómo ha nacido tanta cizaña en medio de tu trigo?"

El dueño pensó, y dijo: "Algún enemigo mío me lo ha hecho".

Los siervos añadieron: "¿Quieres que vayamos entre los surcos, y con paciencia libremos las espigas de la cizaña, arrancándola? Ordena y lo haremos".

Pero el dueño repuso: "No. Al hacerlo podríais arrancar también el trigo y casi de seguro haréis mal a las espigas que todavía están tiernas. Dejad que uno y otra estén juntos hasta la siega. Entonces diré a los segadores: 'Cortad todo junto; después, antes de que amarréis las gavillas, cuando ya está seca la cizaña, y las espigas maduras, separad la cizaña dl trigo, y haced montones aparte. Después los quemaréis y servirán de estiércol al terreno. Llevaréis el trigo a los graneros y servirá de pan óptimo para vergüenza de mi enemigo que no habrá ganado otra cosa más que ser despreciado por Dios debido a su envidia' "..

Ahora reflexionad en vosotros cuán frecuentemente venga, y cuán numerosa sea la semilla del Enemigo en vuestros corazones. Y comprended cómo es necesario vigilar con paciencia y constancia para hacer que poca cizaña se mezcle con el buen grano. El destino de la cizaña es el arder. ¿Queréis vosotros arder o ser ciudadanos del Reino? Decís que deseáis ser ciudadanos del Reino. Pues bien, sabed serlo. El buen Dios os da la Palabra. El Enemigo vigila para hacerla nociva, pues harina de trigo mezclada con harina de cizaña hace un pan amargo y hace daño al estómago. Tratad con buena voluntad, si es que existe cizaña en vuestra alma, de escogerla y arrojarla para que no seáis indignos de Dios.

Idos, hijos. La paz sea con vosotros."

La gente despacio se dispersa. En el huerto se quedan además de los ocho apóstoles, Elías, su hermano, su madre y el viejo Isaac que alimenta su alma en ver a su Salvador.

 

JESÚS LES EXPLICA EL SENTIDO DE LA PARÁBOLA

 

"Venid a mí alrededor y oíd. Os explicaré el sentido completo de la parábola que tiene todavía otros dos aspectos, además del que dije a la gente.

 

EN EL SENTIDO UNIVERSAL LA PARÁBOLA TIENE ESTA 

EXPLICACIÓN

 

En el sentido universal la parábola tiene esta explicación: el campo es el mundo. La buena semilla son los hijos del Reino de Dios sembrados por Él en el mundo en espera de llegar a su límite y ser cortados con la Guadaña y llevados al Dueño del Mundo y de dañar también las espigas de Dios. El enemigo de Dios, por un sortilegio, la ha sembrado a propósito, porque en realidad el diablo desnaturaliza al hombre hasta hacerlo creatura suya, y la siembra para hacer desviar a los que no ha podido sujetarlos de otro modo. La siega, las gavillas de cizaña, y el transporte del trigo a los graneros, es el fin del mundo y quienes hacen todo son los ángeles. A ellos se les ha dado órdenes de juntar las creaturas segadas y separar el grano de trigo de la cizaña y, como dije en la parábola, ésta será quemada; de igual modo serán quemados en el fuego eterno los condenados, en el Último Juicio.

El Hijo del hombre mandará sacar de su Reino a todos los que han hecho escándalo y han sido malos, porque por ahora el Reino está en la tierra y en el cielo, y entre los ciudadanos del Reino en la tierra, se mezclarán los hijos del Enemigo. Estos llegarán, como lo han dicho hasta los profetas, a la perfección del escándalo y abominación en todas partes, y molestarán muchísimo a los hijos del espíritu. En el Reino de Dios, en los cielos, no habrán podido entrar, porque la corrupción no entra en el cielo. Así pues, los ángeles del Señor llevando la guadaña entre las filas de la última cosecha, segarán y separará el grano del trigo de la cizaña y echarán ésta en el horno ardiente donde hay llanto y crujir de dientes. Pero los justo, que son el grano escogido, llegarán a la Jerusalén eterna donde resplandecerán como soles en el Reino de mi Padre y vuestro.

 

PERO PARA VOSOTROS HAY OTRO SENTIDO DE LA PARÁBOLA 

QUE DA RESPUESTA A MUCHAS PREGUNTAS QUE OS HACÉIS.

 

Esto en sentido universal. Pero para vosotros hay otro que da respuesta a muchas preguntas que os hacéis y sobre todo desde ayer por la noche. Os preguntáis: "Luego entre el número de los discípulos ¿puede haber traidores?" y os horrorizáis dentro de vuestro corazón y os llenáis de pavor. Puede haber. Existen.

El Sembrador desparrama la buena semilla. En este caso más bien que esparcir, se podría decir: "recoge". Pues el maestro, bien sea Yo, bien el Bautista, escogimos los discípulos. ¿Cómo pues se extraviaron? No, al contrario, dije mal al llamar "semilla" a los discípulos. Podréis entender mal. Los llamaré "campo". Tantos discípulos tantos campos, que escogió el maestro para establecer la zona del Reino de Dios, los bienes de Dios. El maestro trabaja en ellos para cultivarlos a fin de que produzcan el ciento por ciento. No ahorra trabajos, lo hace con toda paciencia, amor, sabiduría, fatiga, constancia. Considera también sus inclinaciones perversas. Su sequedad y ambición, su testarudez y debilidades. Pero espera, siempre espera, y fortalece su esperanza, con la oración y la penitencia, porque los quiere llevar a la perfección.

Pero los campos están al descubierto, no son un jardín cerrado, rodeado con muralla, cuyo dueño único sea el maestro y a donde sólo él pueda penetrar. Están al descubierto. Colocados en el centro del mundo, entre el mundo, todos pueden acercarse a ellos, todos pueden entrar en ellos. Todos y todo. Oh, no tan sólo a cizaña es la mala semilla sembrada. La cizaña, podría ser símbolo de la ligereza amarga del espíritu mundanal. Allí nacen todas las otras semillas que arroja el Enemigo. Allí las ortigas, la grana, la cuscuta (planta convolvulácea, parásita de las plantas que necesitan mucha agua), la cizaña, hasta la cicuta (hierba umbelífera venenosa, semejante al perejil) y los venenos. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿por qué? ¿Qué cosa son?

 

DIFERENTES CLASES DE ESPÍRITUS

 

Las ortigas son los espíritus punzadores, indomables, que hieren con sobreabundancia de venenos y causan mucho fastidio. La grama: son los parásitos que acaban con el maestro a fuerza de hacer cumplidos y de aprovecharse del trabajo de él y causan daño a los que tienen voluntad de producir mayor fruto si el maestro no los turbase y distrajesen los espíritu de grama. La cizaña es la que no se levanta de la tierra sino con el esfuerzo de los demás. Las cucutas, son dolor en el ya doloroso camino del maestro y tormento para los fieles discípulos que lo siguen. Se enganchan, se clavan, hieren, rasgan, introducen desconfianza y sufrimiento. Los venenos: los delincuentes entre los discípulos, los que llegan a traicionar y a apagar la vida como la cicuta y otras plantas venenosas. ¿Habéis visto qué bellas son con sus florecitas que se convierten en bolitas blanquecinas, rosadas, azul violeta? ¿Quién podría asegurar que de esa corola estrellada, blanca o apenas rosada, de corazoncito de oro; quién podría decir que, de esas corolas multicolores, tan semejantes a otras, puedan sus frutitos, que son delicia de los pajaritos y niños, cuando son maduros, causar la muerte? Y los inocentes caen. Creen que todos son buenos como ellos... los recogen y mueren.

¡Cree buenos a todos como ellos! Oh, una gran verdad que ensalza al maestro y condena al traidor. ¿Cómo? ¿La bondad no desarma? ¿No hace al malvado inofensivo? No. No lo hace tal porque el hombre caído, presa del enemigo es insensible a todo lo que es superior. Y toda cosa superior cambia para él de aspecto. La bondad se convierte en debilidad que es lícito pisotear y aviva su mala voluntad como en una fiera; la gana de destrozar se hace más fuerte al olor de la sangre. También el maestro es un inocente... y deja que su traidor lo envenene porque no puede pensar que un hombre llegue a ser homicida de quien es inocente.

 

QUIENES SON LOS ENEMIGOS

 

A los discípulos, los campos del Maestro, vienen los enemigos. Son muchos. El primero es Satanás, los otros sus siervos, o sea los hombres, las pasiones, el mundo y la carne. Y he aquí que al discípulo que más fácilmente golpean es al que no está muy cerca del Maestro, sino que está entre Él y el mundo. No sabe, no quiere separarse de todo lo que es el mundo, carne, pasiones y demonio, para ser todo de quien lo lleva a Dios. Sobre este discípulo esparcen sus semillas el mundo, la carne, las pasiones y el demonio; el oro, el poder, las mujeres, el orgullo, el miedo de que el mundo piense mal de él y el espíritu de utilitarismo. "Los grande son los más fuertes. Yo les sirvo para tenerlos por amigos". Y ¡por estas miserables cosas se comenten crímenes y se condena el hombre!"...

¿Por qué el Maestro, que ve la imperfección del discípulo aun cuando no quiere aceptar el pensamiento: "Este será mi asesino", no lo extirpa de sus filas? Esto os preguntáis. Porque es inútil hacerlo. Si lo hiciese no impediría que se convirtiese en doble enemigo suyo mucho más rabioso, o por el dolor de ser descubierto o por el de haber sido expulsado. Dolor. Sí. Porque a veces el discípulo perverso no cae en la cuenta de que lo es. Es tan sutil la obra del demonio que él no la advierte. Pasa a ser presa del demonio sin sospechar que está bajo su poder. El discípulo cobra furia, sí, rabia porque es conocido cual es, cuando está consciente del trabajo de Satanás y de sus adeptos: los hombres que tientan al débil en sus debilidades para que quite del mundo al santo que les echa en cara con su bondad sus malas acciones. Y entonces el santo ora, y se pone en manos de Dios. "Lo que permites que se haga, que sea hecho" dice. Tan sólo añade esta cláusula: "con la condición de que sirva para tus fines". El santo sabe que vendrá la hora en que será expulsada de su mies la mala cizaña. ¿Quién la expulsará? Dios mismo que no permite más de lo que no sea útil para el triunfo de su voluntad amorosa."

"Pero si admites que siempre es Satanás y sus adeptos... me parece que la responsabilidad del discípulo disminuya" dice Mateo.

"No te lo imagines. Si existe el mal, también existe el bien, y existe en el hombre el discernimiento y con él la libertad."

"Tú dices que Dios no permite más de lo que es útil, si Él lo permite, y sirve para (el) triunfo de la voluntad divina" dice Iscariote.

"Y tú arguyes, como Mateo, que esto justifica el delito del discípulo. Dios había creado el león sin su ferocidad y la serpiente sin veneno. Ahora aquel es feroz y ésta es venenosa. Pero Dios por esta razón los alejó del hombre. Medita esto y aplícatelo. Vayamos a la casa. El sol está ya muy fuerte, como si fuera a haber tempestad. Vosotros estáis cansados porque no dormisteis anoche."

"La casa tiene una habitación en alto, grande y fresca. podréis descansar" dice Elías

Suben por la escalera externa, pero sólo los discípulos se tiran sobre las esteras para descansar. Jesús sube a la terraza. En una esquina se proyecta la sombra de un roble alto. Se absorbe en sus pensamientos.

III. 246-254

A. M. D. G.