JESÚS VA A MÁGDALA HABLA A LOS
PASTORES
#EL GANADO OS ENSEÑA UNA VIRTUD, MEJOR DICHO, MUCHAS.
#JESÚS CONFÍA EL PEQUEÑÍN A LOS PASTORES
Un día después regresa Pedro. Está más tranquilo que antes porque no encontró sino buena acogida en Cafarnaum y vio que Elí y Joaquín le hablan.
"Deben haber sido aquellos los del complot. Pregunté a varios amigos míos que cuándo se habían ido, y colegí que no habían regresado todavía después de haber estado con el Bautista como penitentes. Creo que no regresarán pronto, porque dije que estuvieron presentes a la aprehensión... Hay alboroto por esto... Procuraré que lo sepan hasta los mosquitos. Es la mejor arma de que disponemos. Encontré también al fariseo Simón y... y si es como se me presentó, creo que está bien inclinado. Me dijo: "Aconseja a tu Maestro de que no siga al Jordán por el valle occidental. Es más segura la otra parte" y dijo estas palabras con marcada voz. Luego terminó así: "Yo no te he visto. No te he hablado. Acuérdate. Y compórtate así por mi bien, el tuyo y el de todos. Di al Maestro que soy amigo suyo" y miraba en alto, como si estuviese hablando al viento. Siempre son falsos, aun en las cosas buenas y ... añadiré: extraños, porque no los reprendas Tú. Pero, eh, fui a echar un vistazo al centurión. Le dije más o menos: "¿Está bien tu siervo?" y diciéndome que sí, dije: "¡Menos mal! Procura cuidar su salud, porque hay asechanzas contra el Maestro. El Bautista ha sido ya puesto en prisión" y el romano lo entendió al vuelo. ¡Qué hombre tan listo! Respondió: "Donde haya una señal, habrá un guardia por Él, y habrá quien recuerde a los israelitas que bajo la bandera de Roma no se permite el complot, bajo pena de muerte o de galera". Son paganos... pero le habría dado un beso. Me gusta la gente que entiende y que obra. Nos podemos ir, pues."
"Vámonos. Pero no era necesario todo esto" dice Jesús.
"¡Era necesario! ¡Era necesario!"
Acompañan a Jesús la familia que le dio hospedaje y el nuevo discípulo que debe haber recibido instrucciones. De nuevo se encuentran solos: el Maestro y los discípulos y caminan por la fresca campiña por un sendero que Jesús ha tomado con admiración de Pedro que habría querido se tomase otro diverso.
"Nos separa el lago..."
"Llegaremos a tiempo para lo que debo hacer."
JESÚS SE INTERESA POR UN NIÑO HUÉRFANO QUE LE
CONSUELA, LE ACONSEJA Y LO DEJA BAJO LA CUSTODIA DE
LOS PASTORES
Los apóstoles no dicen ninguna palabra. Se dirigen hacia un villorrio, que hay por la campiña. Se oye un sonido constante de campanitas de ovejas que van a sus pastizales del monte. Cuando Jesús se detiene para dejar pasar un hato numeroso de ovejas, los pastores lo señalan. Se consultan, pero no se atreven a mayor cosa. pero Jesús rompe esas dudas e incertidumbres. Ahora que el ganado está comiendo la hierba, él lo atraviesa y se dirige derecho a acariciar a un pastorcillo que está casi en medio de las ovejas. Le pregunta: "¿Son tuyas?" Jesús sabe bien que no son del niño, pero le quiere hablar.
"No, Señor. Yo estoy con aquellos. Los rebaños son de muchos patrones. Nos hemos reunido por los bandidos."
"¿Cómo te llamas?"
"Zacarías, hijo de Isaac. Mi padre murió y yo estoy trabajando porque somos pobres y mi mamá tiene otros tres hermanitos menores que yo."
"¿Cuánto tiempo hace que murió?"
"Hace tres años, Señor... y no he reído otra vez porque mi mamá llora y no tengo más quien me acaricie... Soy el primogénito, y la muerte de mi padre me ha hecho hombre a mí, que era un niño... No debo llorar, sino ganar dinero... Pero ¡es tan difícil!" Realmente caen las lágrimas sobre una cara muy triste para su edad. Los pastores se han acercado y también los apóstoles. Un grupo de hombres dentro de un ondear de ovejas.
"No estás sin padre, Zacarías. Tienes un Padre santo en el cielo y siempre te ama, si eres bueno, y tu papá no ha dejado de amarte porque está en el seno de Abraham. Debes creerlo, y con esta fe debes ser siempre mejor." Jesús dulcemente habla, y acaricia al niño.
Un pastor se atreve a preguntar: "Eres tú el Mesías, ¿no es verdad?"
"Sí. Yo soy. ¿Cómo me conoces?"
"Sé que andas por la Palestina y sé que dices palabras santas. Por esto te reconocí."
"¿Vais muy lejos?"
"A los montes altos. Vienen los calores... ¿No nos dirás una palabra? Allá donde estamos, tan sólo hablan los vientos, y algunas veces aúlla el lobo y hace matanzas, como para el padre de Zacarías. Durante todo el invierno deseamos verte, pero no te pudimos encontrar."
"Venid a la sombra de ese bosquecillo. Os hablaré."
Jesús es el primero en dirigirse al bosquecillo, con una mano lleva al pastorcito y con la otra acaricia las ovejas en el hocico. Los pastores reúnen el ganado bajo el bosque de plantas, y mientras las ovejas o bien se echan al suelo rumiando, o bien comen alguna hierba o se restriegan contra algún tronco, Jesús habla.
"Dijisteis: "Allá adonde estamos hablan solo los vientos y algunas veces aúlla el lobo y hace matanzas". Lo que sucede allá arriba sucede en los corazones por obra de Dios, del hombre y de Satanás. Por esto podréis tener allá cuanto lo podríais en cualquier lugar.
EL GANADO OS ENSEÑA UNA VIRTUD, MEJOR DICHO, MUCHAS.
¿Conocéis bien la Ley para saber sus diez mandamientos? ¿También tú, niño? Entonces tenéis mucho. Si practicáis con fidelidad lo que Dios ha ordenado, seréis santos. No os lamentéis de estar lejos del mundo. Estáis preservados con esto de mucha corrupción. Y Dios no está lejano, sino muy cerca en esa soledad, donde habla su voz en los vientos que Él creó, en las hierbas y en las aguas, que no entre los hombres. El ganado os enseña una virtud, mejor dicho, muchas. Es manso y obediente. Se contenta con poco y es agradecido con lo que tiene. Sabe amar y agradecer a quien lo cuida y acaricia. Haced de igual modo diciendo: "Dios es nuestro Pastor y nosotros sus ovejas. Sus ojos nos miran. Nos guarda y nos concede no lo que es fuente di vicio, sino lo que es necesario para la vida." Y del corazón tened lejano el lobo. El lobo son los hombres perversos que tal vez os instigan y seducen a cometer acciones malas por orden de Satanás, y es el mismo Satanás el que os tienta al pecado para despedazaros.
Vigilad. Vosotros, pastores, conocéis los hábitos del lobo. Es astuto, así como las ovejas son simples e inofensivas. Se acerca poco a poco, después de haber estudiado desde arriba las costumbres y el hábito del ganado; se acerca arrastrándose entre los matorrales, y para no llamar la atención se queda algunas veces tieso, como si fuese una piedra. ¿No es verdad que parece una piedra grande entre la hierba? Pero tan pronto como está seguro de que nadie vigila, salta y ataca a dentelladas. De igual modo procede Satanás. Os vigila para conocer vuestros puntos débiles, os da vueltas, parece inofensivo y como si no pensase en vosotros, mientras sus ojos no se separan de vosotros, y luego de repente brinca para arrastraros al pecado y algunas veces lo logra. Cerca de vosotros hay un médico y es compasivo. Dios y vuestro ángel. Si os sentís heridos, si caéis enfermos, no os separéis de ellos como hace el perro rabioso, antes el contrario, con el llanto en la voz gritad: "Ayuda". Dios perdona a quien se arrepiente y vuestro ángel de buena gana ruega a Dios por vosotros y con vosotros.
JESÚS CONFÍA EL PEQUEÑÍN A LOS PASTORES
Amaos entre vosotros y amad a este niño. Cada uno debe sentirse padre del huérfano. La presencia de un niño entre vosotros refrene cualquier acción con el freno santo del respeto hacia el pequeño. Y vuestra presencia dé a él, lo que la muerte le quitó. Es menester amar al prójimo. Este pequeñín es el prójimo que Dios os confía de modo especial. Educadlo bueno y creyente, honesto, y sin vicios. El vale mucho más que una de esas ovejas. Si cuidáis de ellas porque son del dueño, que os castigaría si dejaseis que pereciesen, cuanto mayor cuidado debéis tener de esta alma que Dios os confía para que se la guardéis a Él y a su padre muerto. Su orfandad es muy triste. No la hagáis intolerable con aprovecharos de que es pequeño y no la tiranicéis. Pensad que Dios ve los actos y lágrimas de cada hombre y tiene cuenta de todo para premiar y castigar.
Y tú pequeñín, acuérdate que jamás estás solo. Dios te ve y también el espíritu de tu padre. Cuando algo te turbe y te aconseje a hacer el mal, di: "No. No quiero ser huérfano para siempre". Lo serías si condenases tu corazón con el pecado.
Sed buenos. Os bendigo para que todo bien sea con vosotros. Si hubiésemos caminado juntos os habría hablado más. El sol está ya en alto, y debéis iros como también Yo. Vosotros a llevar las ovejas donde se defiendan del sol, Yo a expulsar de los corazones un ardor más horrible. Rogad para que ellos me acepten como al Pastor. Adiós, Zacarías. Sé bueno. La paz sea con vosotros."
Jesús besa al pastorcito y lo bendice. Y mientras el ganado lentamente camina, Él lo sigue con la mirada. Después continúa su camino.
"Dijiste que vamos a quitar de los corazones un ardor... ¿A dónde vamos?" pregunta Iscariote.
"Por ahora hasta aquel lugar lleno de sombra, donde está aquel río. Allí comeremos, y luego sabréis a dónde iremos.
III. 254-258
A. M. D. G.