EN MÁGDALA EN CASA DE LA MADRE DE
BENJAMÍN
#Parábola de la semilla arrojada al campo
#¿Me porté de manera diversa contigo Mateo?
#qué te movió más, ¿mi paciencia o las sátiras de los fariseos?
#Benjamín, ¿te gusta lo que dije? Bravo. Y ¿dónde está la mamá?
#"Sí... pero despacio porque... el maestro me echa casi todos los días afuera..."
#El niño piensa... levanta la cabeza y pregunta a Mateo: "¿Cómo hiciste para ser bueno?"
#Benjamín dice a los apóstoles los que para él son buenos y quienes no
#LLEGAN COMO UNAS CINCUENTA PERSONAS POBRES
#"Todas las cosas que se obtiene con engaño se convierten en paja"
#Amad y seréis amados. Amad y se os compadecerá
#Amor y sinceridad para obtener la paz y la gloria de los cielos.
Hace poco que debió haber sucedido el milagro, porque los apóstoles hablan de él. Los de la ciudad que también lo comentan, señalan al Maestro con el dedo que se va, severo y derecho a la periferia de la ciudad, donde viven los pobres.
Se detienen en una casucha de la que sale un niño retozón y detrás de él su madre. "Mujer, ¿me permites entrar en tu huerto y estar un poco hasta que baje el sol?"
"Entra, Señor. También a la cocina si quieres. Te traeré agua y algo."
"No te afanes. Me basta estar en este huerto tranquilo."
Pero la mujer quiere ofrecer agua de no sé qué, y luego va y viene por el huerto como si quisiera decir algo, pero no se atreve. Se pone a ver sus verduras, pero lo hace por fingimiento. En realidad está atenta al Maestro, y el niño con sus gritillos, cuando coge una mariposa y otro insecto, la pone nerviosa y le impide oír lo que Jesús dice. Se pone de mal humor y le da un coscorrón al chiquillo, el cual... grita mucho más fuerte.
En ese momento Jesús respondía a Zelote con: "Más de lo que se deja ver..." porque éste le había preguntado: "¿Crees que María se haya conmovido con esto?", y al oír al niño, se voltea y lo llama a Sí. El pequeño corre a acabar de llorar en las rodillas de Jesús.
La mujer lo llama: "¡Benjamín! Ven aquí. No perturbes."
Pero Jesús dice: "Déjalo, déjalo. Se portará bien y te dejará en paz." Luego dice al niño: "No llores. No te hizo daño la mamá. Sólo te ha hecho obedecer. ¿Por qué gritabas cuando ella quería que no lo hicieras? Tal vez se sienta mal, y tus gritos la ponen nerviosa."
El niño, rápido, rápido, con esa insuperable franqueza infantil que desespera a los mayores, dice: "No, no se siente mal. Quería oír lo que Tú estabas diciendo. Me lo dijo. Y yo, que quería venir contigo, hacía ruido a propósito para que Tú me mirases."
Todos ríen de buena gana y la mujer se pone colorada.
"No te pongas colorada, mujer. Ven aquí. ¿Me querías oír hablar? ¿Por qué?"
"Porque eres el Mesías. No puedes ser sino el Mesías con el milagro que hiciste... y quería oírte. Casi nunca salgo de Mágdala porque mi marido es muy duro y tengo cinco niños. El más pequeño tiene cuatro meses... y Tú nunca vienes acá."
"He venido a tu casa. Míralo."
"Por esto quería oírte."
"¿En dónde está tu marido?"
"En el mar, Señor. Si no se pesca, no se come. No tengo más que este huertecillo. ¿Crees que pueda alcanzar para siete personas? Y con todo Zaqueo querría que así fuese..."
"Ten paciencia, mujer. Todos tienen su cruz."
"¡Eh, no! Las desvergonzadas no hacen más que gozar. Viste lo que hacen ellas. Gozan y hacen sufrir. No se destrozan los riñones con tener hijos y con trabajar. No tienen ampollas de la pala, ni se desuellan con la lavada de ropa. Hermosas y frescas que están. Para ellas no existe la sentencia contra Eva. Al revés son nuestra sentencia, porque los hombres... Tú me entiendes."
LA DE LA CONCIENCIA QUE LES REPROCHA, LA DEL MUNDO
QUE SE BURLA DE ELLAS, LA DE SU SANGRE QUE LAS RECHAZA,
LA DE DIOS QUE LAS MALDICE
"Te entiendo. Pero ten en cuenta que también ellas tienen una cruz muy dura. La más dura; que no se ve. La de la conciencia que les reprocha, la del mundo que se burla de ellas, la de su sangre que las rechaza, la de Dios que las maldice. No son felices, créemelo. No se destrozan los riñones en engendrar ni en trabajar, no se hacen llagas en las manos con el trabajo. Pero da lo mismo, se sienten destrozadas y con vergüenza. Su corazón es una llaga completa. No envidiéis su apariencia, su frescura, su fingida serenidad. Es un velo puesto sobre una ruina de muerte, y que no da paz. No tengas envidia de su sueño, tú, que eres una madre honrada que sueñas con tus inocentes... Ellas no tienen más que pesadillas sobre su almohada. Y al día siguiente, en el día que se encuentren agonizantes o sean viejas, no tendrán más que remordimiento y pavor."
"Es verdad... perdóname... ¿Me permites que me esté aquí?"
"Quédate. Diremos una hermosa parábola a Benjamín y los que no son niños se la aplicarán a sí mismos y a María de Mágdala. Escuchad.
LA SEMILLA ARROJADA AL CAMPO
LAS ALMAS DEBEN HACERSE POR SÍ MISMAS.
YO, PASO, ARROJO LA SEMILLA, ESTA TRABAJA
SECRETAMENTE.
SI LA PRIMERA SEMILLA NO SIRVE, SE SIEMBRA OTRA, OTRA...
Y SÓLO DEJA UNO DE HACERLO CUANDO HAY PRUEBAS
SEGURAS DE QUE ES INÚTIL SEMBRAR
SE RUEGA. LA PLEGARIA ES COMO EL ROCIÓ SOBRE LOS
TERRONES: QUE LOS TIENE FLOJOS Y BUENOS Y LA SEMILLA
PUEDE GERMINAR
En vosotros existe la duda de que María se convierta al Bien. No se ve señal alguna en ella en este sentido. Desvergonzada y despudorada, consciente de su posición y poder, tuvo la osadía de desafiar a la gente y de ir hasta el umbral de la casa donde lloran por su culpa. Al reproche de Pedro respondió con una risotada. A mi mirada que la invita, con una soberbia de desprecio. Algunos de vosotros habrías deseado que por amor a Lázaro, o por amor a Mí, le hablase directamente, sujetándola con mi fuerza, mostrando mi poder de Mesías Salvador. No. No es necesario. Lo dije hace meses también por otra pecadora. La almas deben hacerse por sí mismas. Yo paso, arrojo la semilla; esta trabaja secretamente. Se respeta al alma en este trabajo suyo. Si la primera semilla no sirve, se siembra otra, otra... y sólo deja uno de hacerlo cuando hay pruebas seguras de que es inútil sembrar. Se ruega. La plegaria es como el rocío sobre los terrones: que los tiene flojos y buenos y la semilla puede germinar. ¿No haces así, mujer, con tus verduras?
LO QUE DIOS TRABAJA EN LOS CORAZONES PARA
FUNDAR SU REINO
CADA CORAZÓN ES UN PEQUEÑO REINO DE DIOS EN LA TIERRA
Escuchad ahora la parábola que os habla de lo que Dios trabaja en los corazones para fundar su Reino. Cada corazón es un reino pequeño de Dios en la tierra. Después de la muerte, todos estos pequeños reinos, se juntarán y formarán un solo Reino de los cielos, inmenso, santo, eterno.
El Sembrador divino crea el reino de Dios en los corazones. Viene a su posesión -el hombre es de Dios, por esto cada hombre inicialmente es suyo- y esparce su semilla. Luego pasa a otras posesiones, a otros corazones. Los días pasan y con ellos las noches. Los días traen sol y lluvias, esto es, rayos de amor divino y efusión de la Sabiduría divina que habla al espíritu. Las noches traen estrellas y silencio, que da paz en nuestro caso, llamamientos luminosos de Dios y silencio para el espíritu para que se recoja el alma y medite.
La semilla, durante esta sucesión de providencias inadvertidas y poderosas, se hincha, se parte en dos, echa raíces y arroja afuera las primeras hojitas, crece. Todo esto sin que el hombre la ayude. La tierra produce espontáneamente de la semilla la plantita, luego ésta se robustece, se yergue y brota la espiga, ésta se yergue, se hincha, endurece, toma color dorado, se hace una señora espiga. Cuando está ya madura, regresa el sembrador, la siega. No podría hacerse de otro modo y por esto se le corta.
Mi palabra realiza el mismo trabajo en los corazones; me refiero a los que aceptan la semilla. Pero el trabajo es lento. Es menester no deteriorarlo con la premura. Cuando trabajosamente la semilla pequeña se parte en dos, y cuando difícilmente echa raíces en el tierra. También el corazón duro es indomable y agreste, y el trabajo es fatigoso. Debe abrirse, dejarse buscar, aceptar cosas nuevas, cansarse para nutrirlas, aparecer diverso, porque ya no lo cubren como antes pomposas e inútiles flores, sino humildes y útiles cosas que ya no lo hacen atrayente. Debe contentarse con trabajar humildemente, sin llamar la atención, porque esto es útil a la idea divina. Debe esforzarse con todos los medios por crecer y dar espiga. se debe encandecer de amor para convertirse en grano. Y cuando haya logrado vencer los respetos humanos, cosa muy dura, muy dura, y haya sufrido y se haya acostumbrado a su nueva vestidura, entonces debe despojarse de un tajo cruel. Dar todo para tener todo. Quedarse sin nada para ser revestido en el cielo con la estola de los santos. La vida del pecador que llega a ser santo, es la batalla más larga, heroica, gloriosa. Os lo aseguro.
¿ME PORTÉ DE MANERA DIVERSA CONTIGO MATEO?
QUÉ TE MOVIÓ MÁS, ¿MI PACIENCIA O LAS SÁTIRAS DE LOS
FARISEOS?
TU PACIENCIA
LOS FARISEOS ME HACÍAN DESDEÑOSO Y POR DESPRECIO
HACÍA MÁS MAL DE CUANTO HABÍA HECHO HASTA EL
PRESENTE
Por lo que os he dicho podéis comprender que es justo que me comporte así con María. ¿Me porté de manera diversa contigo Mateo?"
"No, Señor mío."
"Y dime la verdad: qué te movió más, ¿mi paciencia o las sátiras de los fariseos?"
"Tu paciencia, tanto que estoy aquí. Los fariseos, con sus desprecios y sus anatemas, me hacían desdeñoso y por desprecio hacía más mal de cuanto había hecho hasta el presente. Así sucede. Cuando uno está en pecado se insensibiliza, mucho más cuando oye que se le trata de pecador. Pero cuando en lugar de un insulto recibimos una caricia, queda uno estupefacto, después vienen las lágrimas... y cuando estas llegan las costras del pecado se abren y caen... Queda uno desnudo ante la Bondad y se le pide, con el corazón, que se digne vestirlo a uno consigo."
Benjamín, ¿te gusta lo que dije? Bravo.
Y ¿dónde está la mamá?
"Dijiste bien. Benjamín, ¿te gusta lo que dije? Bravo. Y ¿dónde está la mamá?"
Santiago de Alfeo responde: "Cuando estaba por terminarse la parábola salió, y fue de carrera por aquel camino."
"Habrá ido al mar, por ver si ya viene su esposo" dice Tomás.
"No. Fue a casa de su mamá, a traer a mis hermanos. Mi mamá los lleva allá para poder trabajar" dice el niño que confiadamente está apoyado en las rodillas de Jesús.
"¿Y tú estás aquí, muchacho? Debes ser una buena viborita para que te tenga solo" observa Bartolomé.
"Yo soy el mayor, y la ayudo..."
"A ganarse el paraíso. Pobre mujer. ¿Cuántos años tienes?" pregunta Pedro.
"Dentro de tres años seré hijo de la Ley" dice con orgullo el niño.
"¿Sabes leer?" pregunta Tadeo.
"Sí... pero despacio porque...
el maestro me echa casi todos los días afuera..."
"Sí... pero despacio porque... el maestro me echa casi todos los días afuera..."
"Ya lo había dicho yo" dice Bartolomé.
"Pero lo hago así porque el maestro es viejo, y feo y dice siempre las mismas cosas que lo provocan a uno a dormir. Si fuese como Él ( y señala a Jesús) estaría contento. ¿Pegas Tú, a quien se duerme o juega?"
"Yo no pego a ninguno. Digo a mis estudiantes: "Estad atentos por vuestro bien y por amor mío" " responde Jesús.
"Muy bien, así. Por amor, está bien, no por miedo."
"Pero si te portas bien, el maestro te va a querer."
"¿Quieres sólo al que es bueno? Hace poco dijiste que habías sido paciente con este que no era bueno..." La lógica infantil es intransigente.
"Soy bueno con todos. Pero a quien se hace bueno lo amo mucho, mucho y con este tal yo soy muy bueno, muy bueno."
El niño piensa... levanta la cabeza y pregunta a Mateo:
"¿Cómo hiciste para ser bueno?"
El niño piensa... levanta la cabeza y pregunta a Mateo: "¿Cómo hiciste para ser bueno?"
"Lo amé."
Vuelve el niño a pensar, mira a los doce y dice a Jesús: "¿Todos estos son buenos?
"Claro que lo son."
"¿Estás seguro? Algunas veces finjo ser bueno, pero es cuando quiero hacer una pillada mucho mayor."
Todos se ríen a carcajadas. También el pilluelo. Ríe Jesús que lo estrecha al corazón y lo besa.
BENJAMÍN DICE A LOS APÓSTOLES LOS QUE PARA ÉL SON
BUENOS Y QUIENES NO
El niño que se ha hecho ya amigo de todos quiere jugar y dice: "Ahora te digo yo quién es bueno" y empieza su selección. Mira a todos y va derecho a Santiago y a Andrés que están juntos y dice: "Tú y tú. Venid aquí. " Después escoge a los dos Santiagos, y los junta con ellos. luego a Tadeo. Queda muy pensativo ante Zelote y Bartolomeo y dice: "Sois viejos, pero sois buenos" y los pone con los demás. Mira atentamente a Pedro, que bajo el examen a que se le somete, no deja de hacerle burlas con los ojos. También dice que es bueno. Igual suerte corren Mateo y Felipe. A Tomás le dice: "Tú ríes mucho. Yo lo estoy haciendo en serio. ¿No sabes que mi maestro dice que quien siempre ríe se equivoca luego en la prueba?" Pero al final de cuentas también Tomás pasa, con pocos votos, pero pasa el examen. El niño regresa a Jesús.
"Eh, precioso, también yo estoy. No soy una planta. Soy joven y hermoso. ¿Por qué no me sometes al examen?" dice Iscariote
"Porque no me gustas. La mamá dice que cuando una cosa no le gusta a uno, no se debe tocar. Se deja sobre la mesa, para que la tomen a quienes les guste. Y también dice que si a uno le ofrecen una cosa que no le gusta, uno no debe decir: "No me gusta" sino: "Gracias. No tengo hambre". Yo no tengo hambre de ti."
"¿Pero cómo? Mira, si dices que soy bueno, te doy esta moneda."
"¿Para qué la quiero? ¿Qué puedo comprar con una mentira? Mi mamá dice que el dinero obtenido con engaño, se convierte en paja. Un día, engañe a mi abuela para que me diese un dracma para comprarme hogazas con miel y por la noche se habían convertido en paja. Las puse en aquel agujero, allí, bajo la puerta, para comérmelas al día siguiente, y sólo encontré un manojo de paja."
"¿Por qué no crees que sea yo bueno? ¿Qué tengo? ¿Qué tengo? ¿Torcido el pie? ¿Soy feo?"
"No, pero me das miedo."
"¿De qué cosa?" pregunta Iscariote acercándose.
"No lo sé. Déjame. No me toques o te rasguño."
"¡Qué intratable! Está loco." De Judas sale una risa forzada.
"No estoy loco. Tú eres malo" y el niño se refugia con Jesús que sin hablar lo acaricia.
LLEGAN COMO UNAS CINCUENTA PERSONAS POBRES
Los apóstoles ríen de buena gana con lo que acaba de pasar a Iscariote. En estos momentos la mujer regresa con una docena de personas, y luego, llegan otras más. Son como unas cincuenta. Todas, personas pobres.
"¿Les dirías alguna palabra? Por lo menos algo. Esta es la madre de mi marido, estos, mis hijos. Este hombre es mi marido. Una palabras, Señor" suplica la mujer.
"Para agradecerte tu hospitalidad, sí te la digo."
La mujer entra a la casa, a donde la está llamando el niño que quiere mamar. Se sienta en el umbral y da de mamar al pequeñuelo.
TODAS LAS COSAS QUE SE OBTIENEN CON ENGAÑO SE
CONVIERTEN EN PAJA
"Escuchad. Sobre mis rodillas tengo a un niño que ha hablado magistralmente. Dios: "Todas las cosas que se obtiene con engaño se convierten en paja". Su mamá le enseñó la verdad.
LAS ACCIONES CONTINUAS, COMUNES, HECHAS CON UN FIN
SOBRENATURAL DE AMOR, SON LAS OBRAS QUE SIRVEN PARA
CONSEGUIR EL REINO DE LOS CIELOS, LAS COMPARARÍA CON
LA SEMILLITA DE LA MOSTAZA
No es una fábula, es una verdad eterna. Nada se logra, cuando se hace sin honradez. la razón es que la mentira en las palabras, en las acciones, en la religión, señal es siempre de alianza con Satanás, maestro de la mentira. No penséis que las obras que sirven para conseguir el reino de los cielos sean las estrepitosamente vistosas. Son las acciones continuas, comunes, pero hechas con un fin sobrenatural de amor. Es esta la semilla de la planta que al nacer en vosotros crece hasta el cielo, y a cuya sombra nacen todas las otras virtudes. La compararía con la semillita de la mostaza. ¡Qué pequeñita es! Una de las semillas que suele sembrar el hombre. Y con todo, ved que cuando llega a su madurez, es fuerte y frondosa, da muchos frutos, no el ciento por ciento, sino el ciento por uno. La más pequeña, pero la más diligente en trabajar. Cuántas utilidades proporciona.
De este modo es el amor. Si tenéis encerrado en vuestro pecho una semillita de amor por vuestro Santísimo Dios y por vuestro prójimo; y bajo la guía del amor realizáis vuestras acciones, no pecaréis contra ningún precepto del Decálogo. No mentiréis al prójimo con una conducta de hijos ingratos, de esposos adúlteros, de muy exigentes, de estafadores en el comercio, de falsos en la vida, de violentos para con el que consideráis como enemigo. Mirad en esta hora de calor cuántos pajaritos se refugian entre las ramas de los árboles de este huerto. Dentro de poco aquel surco de mostaza todavía pequeña, se convertirá en una pajarería. Vendrán todos los pájaros a refugiarse a la sombra de esas plantas entre el ramaje que sirve de escalera y de red para subir y para no caer. Así es el amor, base del reino de Dios.
AMAD Y SE OS COMPADECERÁ
AMOR Y SINCERIDAD PARA OBTENER LA PAZ
EL REINO DE LOS CIELOS QUE POSEERÉIS...SE CONSTRUYE CON
PEQUEÑAS COSAS DIARIAS.
CON LA BONDAD, MORIGERACIÓN, PACIENCIA, CON
CONTENTARSE CON LO QUE SE TIENE, CON LA COMPASIÓN
RECÍPROCA, CON EL AMOR, EL AMOR, EL AMOR
Amad y seréis amados. Amad y se os compadecerá. Amad y no seréis crueles con exigir más de lo que os es lícito de quien está bajo vuestras órdenes. Amor y sinceridad para obtener la paz y la gloria de los cielos. De otro modo, como dijo Benjamín, cada acción vuestra que miente al amor y a la verdad se tornará en paja de vuestro lecho en el infierno. No os digo más. Os digo tan sólo: tened presente el gran precepto del amor y sed fieles a Dios -Verdad, y la sinceridad en cada palabra, acción y sentimiento, porque la verdad es hija de Dios. Una obra continua de perfeccionamiento de vosotros, a la manera como la semilla crece continuamente hasta su madurez. Una obra silenciosa, humilde, paciente. Estad seguros de que Dios ve vuestras luchas y os premia más por un egoísmo vencido, por una grosería que no dijisteis, por una exigencia que no manifestasteis, que si armados para combatir mataseis al enemigo. El Reino de los Cielos, que poseeréis, si vivís como justos, se construye con pequeñas cosas diarias. Con la bondad, morigeración, paciencia, con contentarse con lo que se tiene, con la compasión recíproca, con el amor, el amor, el amor.
Tratad de ser buenos. Vivid en paz los unos con los otros. No murmuréis. No juzguéis. Entonces Dios estará con vosotros. Os doy mi paz y también mi bendición y agradecimiento de la fe que tenéis en Mí."
Luego Jesús se dirige a la mujer: "Dios te bendiga en particular, porque eres una mujer santa y una madre sana. Persevera en la virtud. Adiós, Benjamín. Ama siempre la verdad, y obedece a tu madre. Te bendigo a ti, a tus hermanos, y a ti, madre."
No sabe qué decir. Balbucea:
"Pero, pero... yo estoy conmovido
por lo que dices de mi mujer... No sabía."
Un hombre se abre paso. No sabe qué decir. Balbucea: "Pero, pero... yo estoy conmovido por lo que dices de mi mujer... No sabía."
"Por ventura ¿no tienes ojos e inteligencia?"
"Los tengo."
"¿Por qué no los usas? ¿Quieres que te los limpie?"
"Ya lo hiciste, Señor. La quiero mucho, ¿sabes? Es que uno se acostumbra... y ...."
"Y uno cree que es lícito pretender mucho del otro porque es más bueno. No lo hagas más. Siempre te encuentras en peligro en tu trabajo. No tengas miedo de las tempestades si Dios está contigo. Pero ten mucho, si la injusticia está contigo ¿Entendiste?"
"Más de lo que no me has dicho. Trataré de obedecerte... No sabía..." y mira a su mujer como si la viese por vez primera.
Jesús bendice y sale a la callecita. Continúa el camino hacia la campiña.
III. 262-270
A. M. D. G.