A HEBRÓN

LAS RAZONES DEL MUNDO Y LAS DE DIOS

 


 

#ISCARIOTE DA SUS OPINIONES A LAS ACTUACIONES DE JESÚS   

#LAS MUJERES SE ATERRORIZAN DE LO QUE DICE JUDAS   

#LOS APÓSTOLES LE DAN LA RESPUESTA A JUDAS DE LO QUE dice de Jesús   

#SIGUEN HABLANDO ENTRE SÍ TOMÁS Y JUDAS   

#HABLA JESÚS Y LE DICE LAS RAZONES DE SU OBRAR A JUDAS   

#JESÚS DICE A JUDAS QUE IRÁ MARÍA A VER A SU MADRE  

 #TU BONDAD... ES SIEMPRE TAN FRESCA, TAN NUEVA... ES ETERNA, JUDAS. ES OMNIPRESENTE,...

 


 

ISCARIOTE DA SUS OPINIONES A LAS ACTUACIONES DE JESÚS

 

"Pero no creo que queráis hacer una peregrinación a todos los lugares famosos de Israel" dice irónico Iscariote que discute en un grupo donde están María de Alfeo, Salomé y Andrés y Tomás.

"¿Por qué no? ¿Quién nos lo prohíbe?" pregunta María de Cleofás.

"Pero yo... Mi madre hace tiempo que me espera..."

"Vete con tu madre. Te alcanzaremos después" dice Salomé y parece como si mentalmente agregase: "Nadie se afligirá por tu ausencia."

"¡No tanto! Voy con el Maestro. Ya no está su Madre como estaba determinado. Y esto no me gusta porque había prometido que iría."

"Se quedó en Betsur por una obra buena. Esa mujer era muy infeliz."

"Jesús la podría curar al punto sin necesidad de hacer que vuelva en sí poco a poco. No sé por qué no prefiera más los milagros llamativos."

"Si así ha obrado, razones habrá tenido" dice tranquilo Andrés.

"¡Está bien! Y así pierde prosélitos. La permanencia en Jerusalén. ¡Qué desilusión! Cuanto más hacen falta cosas resonantes, tanto más Él se agazapa en la sombra. Cuántas ilusiones me había formado de ver, combatir..."

"Perdona la pregunta... ¿qué querías ver y qué combatir?" pregunta Tomás.

 

LAS MUJERES SE ATERRORIZAN DE LO QUE DICE JUDAS

 

"¿Qué cosa? ¿Quién? Ver sus obras milagrosas y luego tener cara para enfrentarme a quien dice que es un falso profeta o un endemoniado. ¿Comprendes por qué se dice esto? Dicen que si Belzebú no lo sostiene, Él es un pobre hombre. Y teniendo en cuenta que el humor caprichoso de Belzebú es conocido y se sabe que se deleita con tomar y dejar, como hace el leopardo con su presa y que los hechos justifican este pensamiento, me intranquilizo en pensar de que no haga nada. ¡Bonita facha que hacemos! Los apóstoles de un Maestro... todo doctrina, esto es innegable, pero no más." El haberse detenido bruscamente Judas después de la palabra "Maestro", hace pensar que había dicho algo que iba a ser peor.

Las mujeres están aterrorizadas y María de Alfeo, como pariente de Jesús dice claro: "No me admiro de esto, sino de que Él te soporte, ¡muchacho!"

Andrés, el siempre manso Andrés, pierde la paciencia y rojo, encolerizado, muy igual de cuando en cuando a su hermano, grita: "Pero ¡lárgate! y ¡no hagas mala facha por causa del maestro! ¿Quién te ha llamado? A nosotros nos llamó. No a ti. Tuviste que insistir muchas veces para que te aceptase. Tú te impusiste. No se qué cosa me detiene para no contarlo a los demás..."

"Con vosotros no se puede hablar. Tiene razón en llamarnos pelioneros e ignorantes..."

"Pues bien, tampoco yo no comprendo dónde encuentras que el Maestro está equivocado. No había oído yo hablar de estos humores caprichosos del demonio. ¡Pobrecito! Me imagino que debe ser estrambótico. Si hubiera sido inteligente, no se hubiera rebelado contra Dios. Pero lo tendré en cuenta" dice burlón Tomás para apartar la tempestad que se acerca.

"No te burles, que no estoy chanceando. ¿Puedes decir que en Jerusalén llamó la atención? Hasta Lázaro lo dijo..."

 

LOS APÓSTOLES LE DAN LA RESPUESTA A JUDAS DE LO QUE 

DICE DE JESÚS

 

La risa de Tomás es rimbombante. Después sin dejar de reír, cosa que a Iscariote ya ha desorientado, dice: "¿Que no hizo nada? Ve a preguntárselo a los leprosos de Siloán y de Hinnom. Mejor: en Hinnom no encontrarás a nadie porque todos fueron curados. Si tú no estabas es porque tenías prisa de irte con tus... amigos y por esto lo ignoras, pero esto no quita que los valles de Jerusalén y otros muchos, resuenen con los gritos de hosanna de los curados" concluye serio Tomás y luego enérgico continúa: "Tú estás enfermo de bilis, amigo, y todo te sabe amargo y verde por todas partes. Debe ser una enfermedad que se encuentra en ti. Y creo que es poco agradable convivir con uno como tú. Corrígete. No diré nada a nadie, y si estas buenas mujeres me escuchan, se callarán como yo, y como lo hará Andrés. Pero corrígete. No te creas desilusionado, porque no hay razón. Ni te creas necesario porque el Maestro sabe obrar de por sí. No quieras ser tú el maestro del Maestro. Si Él se comportó de ese modo con la pobre mujer Elisa, señal es que estaba bien el proceder así. Deja que las serpientes silben y arrojen su veneno como les venga la gana. No te tomes el cuidado de querer ser intermediario entre Él y ellos, y mucho menos pienses que te envileciste al estar con Él. Aunque no curase ni siquiera un resfrío, siempre sería poderoso. Su palabra es un continuo milagro. Y ponte en paz. No tenemos detrás a los arqueros. Llegaremos -a fe mía- llegaremos a convencer al mundo de que Jesús es Jesús. Tranquilízate también que si María prometió ir a la casa de tu madre, irá. Entre tanto nosotros peregrinamos por estas hermosas tierras. Es nuestro trabajo, y ¡seguro! contentemos también a las discípulas al ir a ver la tumba de Abraham, su árbol y luego la tumba de Jesé y... ¿qué otra cosa dijisteis?"

"Cuentan que es el lugar en donde vivió Adán y donde fue muerto Abel..."

"Las acostumbradas leyendas sin sentido..." arguye Judas.

"Dentro de un siglo se dirá que fue leyenda la gruta de Belén y otras cosas iguales. Además, ¡perdona! Tú quisiste ir a aquella hedionda cueva de Endor, que -y debes aceptar- que no era de un... ciclo santo ¿no te parece? Y ellos van a donde se dice que hay sangre y cenizas de santos. Endor nos trajo a Juan y quién sabe..."

 

SIGUEN HABLANDO ENTRE SÍ TOMÁS Y JUDAS

 

"Hermosa conquista, ¡Juan!" se mofa Iscariote.

"En su cara no lo será, pero en su alma puede serlo más que nosotros."

"Y luego, ¡con ese pasado!"

"Cállate. El Maestro dijo que no debíamos recordarlo."

"¡Cómodo! Quisiera ver, si yo hiciese cosa semejante, ¡no la recordarías!"

"Adiós, Judas. Es mejor que estés solo. Eres muy inquieto. ¡Al menos supiese yo, qué tienes!"

"¿Qué tengo, Tomás? Tengo que ver que se nos hace a un lado como primeros venidos. Tengo que ver que todos son preferidos a mí. Tengo que ver cómo se aguarda la ocasión de que no esté yo para que se enseñe a orar. Y ¿quieres que me gusten estas cosas?"

"No agradan. Pero te debo recordar que si hubieses estado con nosotros para la cena pascual, habrías también estado con nosotros, cuando el Maestro nos enseñó la oración. No entiendo cómo nos haya a nosotros los primeros hecho a un lado... ¿Te refieres a aquel pobre inocente? O ¿porque está aquel infeliz de Juan?"

"Al uno y al otro. Jesús casi no nos habla, míralo todavía ahora... Está allí háblate que te habla con el niño. Tiene que esperar mucho tiempo antes que pueda colocarlo entre los discípulos. Y el otro, nunca lo será. Muy soberbio, culto, endurecido y con malas inclinaciones. Y sin embargo: "Juan aquí, Juan allá"..."

"Padre Abraham, ¡sostenme la paciencia! Y ¿en que te parece que el Maestro prefiera a otros a ti?"

"Pero ¿no lo ves todavía? Cuando llegó la hora de partir de Betsur, después de detenerse para instruir a los pastores, a los que podía muy bien instruir Isaac, mira... ¿a quién deja con su madre? ¿A mí?... ¿A ti?... ¡No! Deja a Simón. A un viejo que casi no habla..."

"Pero lo poco que dice siempre lo dice bien" replica Tomás que ha quedado porque las mujeres y Andrés se han separado rápidas como para huir.

Los dos apóstoles están tan acalorados que no sienten que se acerca Jesús, pues el rumor de sus pasos se pierden completamente en el polvo del camino. Pero si Él no hace ruido, ellos gritan por diez, y Jesús oye. Detrás de Él están Pedro, Mateo, los dos primos del Señor, Felipe y Bartolomé y los dos hijos de Zebedeo que tienen entre si a Marziam.

 

HABLA JESÚS Y LE DICE LAS RAZONES DE SU OBRAR A JUDAS

 

Jesús dice: "Dijiste bien, Tomás. Simón habla poco, pero lo poco que dice, lo dice siempre bien. Es una mente equilibrada y un corazón honesto. Sobre todo es una gran voluntad. por esto  lo dejé con mi Madre. Es un caballero y además uno que sabe vivir, que ha sufrido y que es de edad. Por esto -lo digo porque me imagino que puede haber a quien le parezca injusta la elección- por esto era el más a propósito. No podía, Judas, permitir que mi Madre permaneciese sola con una mujer todavía enferma. Era justo que la dejase. Mi Madre terminará la obra que empecé. No podía dejarla ni siquiera con mis hermanos, ni con Andrés, Santiago o Juan, ni siquiera contigo. Si no entiendes las razones, no sé que decir..."

"Porque es tu Madre, joven, bella y ... la gente..."

"¡No! La gente siempre tendrá fango en su cabeza, en sus labios, en sus manos y sobre todo en el corazón. La gente deshonesta que ve en todos los sentimientos que abriga; pero no me interesa su fango. Cae de por sí cuando está seco. Preferí a Simón porque es de edad y no habría recordado mucho a la mujer a sus hijos muertos. Vosotros jóvenes se los habrías recordado con vuestra juventud... Simón sabe velar y sabe cómo no hacerse sentir; jamás exige algo, sabe compadecer; sabe velar sobre sí mismo. Podía escoger a Pedro. ¿Quién mejor que él para estar cerca de mi Madre? Pero es muy impulsivo todavía. Mira que se lo digo en su cara, y él no se espanta. Pedro es sincero, ama la sinceridad aun en su contra. Podía haber escogido a Natanael, pero nunca ha estado en Judea. Simón, por el contrario, la conoce bien, servirá mucho para guiar a mi Madre a Keriot. Sabe bien donde está tu casa de campo y la de la ciudad y no se ..."

 

JESÚS DICE A JUDAS QUE IRÁ MARÍA A VER A SU MADRE

 

"Pero... ¡Maestro!... ¿Tu Madre vendrá de veras a la casa de la mía?"

"Dicho está. Y cuando una cosa se dice, se hace. Iremos lentamente deteniéndonos a evangelizar por estas regiones ¿No quieres que evangelice tu Judea?"

"Oh, sí Maestro. Creía... pensaba..."

"Más que todo, te creas sufrimientos con las quimeras que sueñas contigo. En la segunda fase de la luna de Ziv estaremos todos en casa de tu madre. Nosotros, esto es, mi Madre y también Simón. Por ahora Ella está evangelizando en Betsur, ciudad de Judea, como Juana evangeliza en Jerusalén y con ella lo hacen una niña y un sacerdote que fue leproso. También Lázaro con Marta y el viejo Ismael evangelizan Betania. En Yutta evangeliza Sara, y en Keriot ciertamente tu madre habla del Mesías. No puedes afirmar que dejo la Judea sin voces, Antes bien doy a ella, cerrada y obstinada, más que a otras regiones, las voces más dulces, la de las mujeres, además de las de Isaac, el santo y de Lázaro, el amigo. Las mujeres que a sus palabras unen el arte sutil femenino, maestro en el hablar a los corazones, cuando es su punto. ¿No dices más? ¿Por qué casi quieres llorar, caprichoso niñote? ¿De qué te sirve envenenarte con las sombras? ¿Tienes todavía motivo de estar intranquilo? ¡Ánimo! Habla..."

"Soy malo... y Tú eres bueno. Tu bondad me hiere siempre porque es siempre tan fresca, tan nueva. Yo... yo no sé decir cuando la encuentro en mi camino."

 

TU BONDAD... ES SIEMPRE TAN FRESCA, TAN NUEVA...

 

ES ETERNA, JUDAS. ES OMNIPRESENTE,...

 

"Dijiste bien. No la puedes saber. Pero no es porque sea fresca ni nueva. Es eterna, Judas. Es omnipresente, Judas... ¡Oh! Ved que llegamos a las cercanías de Hebrón, y María y Salomé con Andrés nos están haciendo muchas señales. Vamos. Están hablando con unos hombres. Les habrán preguntado en dónde están los lugares históricos. Tu madre rejuvenece, hermano mío, con estos recuerdos."

Judas Tadeo sonríe al primo que a su vez le envía una sonrisa.

Pedro dice: "Rejuvenecemos todos. Me parece estar en la escuela. Pero una hermosa escuela, mejor que la de aquel gruñón de Eliseo. ¿Te acuerdas de él, Felipe?... pero las pilladas que cometíamos, ¡bah! Aquella historia de la tribu: "Decid las ciudades de las tribus", "No las dijisteis en coro... Repetidlas...", "Simón, pareces una rama dormida. Quédate atrás. Empezad desde el principio" ¡Ay de mí! Me había convertido en nombres de ciudades y países de viejísimos tiempos y no sabía otra cosa. Por el contrario aquí se aprende en realidad. ¿Sabes Marziam? Uno de estos días tu padre va a presentar examen ahora que sabe..."

Todos se echan a reír, mientras se dirigen a donde están Andrés y las mujeres.

IV. 445-451

A. M. D. G.