LA JOVENCITA LUNÁTICA DE BETIGNNA

 


 

#JESÚS QUIERE QUE EMPIECEN A PREDICAR LOS APÓSTOLES EN esta zona, de dos en dos y se quejan porque dicen que no saben hacerlo alguno de ellos   

#DECID CON SENCILLEZ LO QUE PENSÉIS, CON CONVICCIÓN. Tened en cuenta que cuando uno está convencido, siempre persuade   

#JESÚS HACE UNA RELACIÓN DE TODOS LOS PUNTOS históricos de la zona   

#GERITMOT DONDE JOSUÉ DERROTÓ A LOS REYES QUE quisieron asaltar el campo de Israel   

#BETSAMES, LA CIUDAD SACERDOTAL DE JUDÁ EN DONDE restituyeron los filisteos el Arca con ex-votos, que le obligaron a dar sus adivinos y sacerdotes...   

#AQUEL HORIZONTE AMPLIO SON LAS LLANURAS de la fertilísima tierra filistea. Ramle y Betignna  

 #EL VALLE DE TEREBINTO DONDE DAVID SE BATIÓ CON GOLIAT. Allá Maceda donde Josué derrotó a los amorreos...  

 #MÁS ALLÁ SZANOE, UNA DE LAS CIUDADES DE JUDÁ.   

#SORÁ, PATRIA DE SANSÓN Y MÁS AL ORIENTE TIMNÁ DONDE él tomó mujer e hizo tantas hazañas y tantas necedades. Azeco y Soco, campo filisteo   

#VEIS AQUEL MONTE SOLITARIO QUE ESTÁ EN MEDIO DE LA LLANURA que fue un tiempo posesión de los filisteos. Ahí está Get, Patria de Goliat y lugar de refugio de David, bajo la protección de Aquis, cuando huyó de la ira necia de Saúl, y donde el Rey Sabio se fingió loco.  

 #FELIPE Y ANDRÉS VAN A PREDICAR OBEDECIENDO A JESÚS   

#EMPIEZAN A HABLAR DE JESÚS Y DE SUS HECHOS y milagros   

#EL HOSTELERO TOMA CADA VEZ MÁS INTERÉS Y PREGUNTA SI podía curar a una hija suya. Andrés va a buscar a Jesús   

#JESÚS LLEGA AL ALBERGUE DEL HOSTELERO. Habla con él. Cura a la hija lunática

 


 

No veo el regreso a Betsur, ni los rosales de Beter que tantas ganas tenía de ver. Jesús está solo con los apóstoles. No está ni siquiera Marziam, debió haberse quedado con la Señora y las discípulas. El lugar es muy montañoso, pero muy rico en bosques de coníferas, mejor dicho, pinos; y el olor de su resina invade por todas partes, balsámico y fortalecedor. A través de estos montes verdes camina Jesús con los suyos, volviendo las espaldas al oriente.

Oigo que hablan de Elisa que está muy cambiada y que se ha convencido ir con Juana a su propiedad de Beter, y de la bondad de esta. Oigo que hablan también de la nueva gira que harán yendo hacia las fértiles llanuras que preceden las costas magníficas. Salen a flor nombres de glorias pasadas. Surgen narraciones, preguntas, explicaciones y discusiones amigables.

"Cuando lleguemos a la cima de este monte os mostraré desde lo alto las zonas más importantes. Al verlas podréis sacar pensamientos para lo que tengáis que decir al pueblo."

 

JESÚS QUIERE QUE EMPIECEN A PREDICAR LOS APÓSTOLES EN 

ESTA ZONA, DE DOS EN DOS Y SE QUEJAN PORQUE DICEN QUE 

NO SABEN HACERLO, ALGUNO DE ELLOS

 

"Pero ¿cómo haremos, Señor mío? Yo no soy capaz" se queja Andrés, al que se unen Pedro y Santiago. "Somos los más desgraciados del grupo.

"Oh, ¡por esto! Ni tampoco soy yo de lo mejor. Se tratase de oro y plata podría hablarles, pero de estas cosas..." dice Tomás.

"Y yo... ¿Quién era yo?" pregunta Mateo.

"Pero tú no tienes miedo al público. Sabes discutir" le objeta Andrés.

"De otras cosas distintas..." replica Mateo.

"!Eh, bueno!... pero... al final de cuentas tú sabes lo que yo querría decir y haz de cuenta que te lo he dicho. Lo cierto es que vales más que nosotros" dice Pedro.

 

DECID CON SENCILLEZ LO QUE PENSÉIS, CON CONVICCIÓN.

 

TENED EN CUENTA QUE CUANDO UNO ESTÁ CONVENCIDO, 

SIEMPRE PERSUADE

 

"Pero, queridos míos, no es necesario llegar hasta lo sublime. Decid con sencillez lo que penséis, con convicción. Tened en cuenta que cuando uno está convencido, siempre persuade" dice Jesús.

Pero Judas de Keriot dice con voz de ruego: "Dadnos muchos puntos. Una idea bien dada puede servir para muchas cosas. Me imagino que estos lugares se han quedado sin oír una palabra de Ti, porque nadie da señales de conocerte."

"Es porque aquí hay todavía mucho viento que llega del Moria... Esteriliza..." le contesta Pedro.

"Es porque no se ha sembrado, pero nosotros sembraremos" con firmeza le replica Iscariote, que se siente feliz con sus primeros triunfos.

Han llegado a la cima del monte. Un amplio panorama se descubre. Es bello verlo bajo la sombra de los árboles que coronan la cresta, tan variado y soleado. Un agruparse de cordilleras que se ven cual ondas de mar petrificadas, de un océano al que barren vientos contrarios, y luego, como en tranquilo golfo, todo se llena de una claridad sin límite que es anticipo de una vasta llanura en la que se yergue, solitario como un faro, en la entrada de un puerto, un montecillo.

 

JESÚS HACE UNA RELACIÓN DE TODOS LOS PUNTOS 

HISTÓRICOS DE LA ZONA:

 

GERITMOT DONDE JOSUÉ DERROTÓ A LOS REYES QUE 

QUISIERON ASALTAR EL CAMPO DE ISRAEL.

 

BETSAMES, LA CIUDAD SACERDOTAL DE JUDÁ EN DONDE

 RESTITUYERON LOS FILISTEOS EL ARCA CON EX-VOTOS, 

QUE LE OBLIGARON A DAR SUS ADIVINOS Y SACERDOTES...

 

SORÁ, PATRIA DE SANSÓN Y MÁS AL ORIENTE TIMNÁ DONDE

 ÉL TOMO MUJER E HIZO TANTAS HAZAÑAS Y TANTAS NECEDADES

AZECO Y SOCO, CAMPO FILISTEO. 

 

MÁS ALLÁ SZANOE, UNA DE LAS CIUDADES DE JUDÁ.

 

EL VALLE DE TEREBINTO DONDE DAVID SE BATIÓ CON GOLIAT.

 ALLÁ MACEDA DONDE JOSUÉ DERROTÓ A LOS AMORREOS...

 

¿VEIS AQUEL MONTE SOLITARIO QUE ESTÁ EN MEDIO DE LA LLANURA

 QUE FUE UN TIEMPO POSESIÓN DE LOS FILISTEOS? AHÍ ESTÁ GET,

 PATRIA DE GOLIAT Y LUGAR DE REFUGIO DE DAVID, BAJO LA

 PROTECCIÓN DE AQUIS, CUANDO HUYÓ DE LA IRA NECIA DE SAÚL, 

Y DONDE EL REY SABIO SE FINGIÓ LOCO.

 

AQUEL HORIZONTE AMPLIO SON LAS LLANURAS

 DE LA FERTILÍSIMA TIERRA FILISTEA.

 

RAMLE Y BETIGNNA.

 

"Ved. Este poblado que se extiende así sobre la cima, como para gozar del sol, y donde nos detendremos, es como el eje de una cadena de lugares históricos. Venid aquí. Allí (al norte) está Gerimot. ¿Os acordáis de Josué? La derrota de los reyes que quisieron asaltar el campo de Israel sostenido con la alianza de los Gabaonitas. Cerca de Betsames, la ciudad sacerdotal de Judá en donde restituyeron los filisteos el Arca con ex-votos de otro, que les obligaron a dar sus adivinos y sacerdotes, para que pudiesen verse libres de los castigos que les llovían encima. Ved allá, toda sumergida en el sol, a Sorá, patria de Sansón, y un poco más al oriente Timná donde él tomó mujer e hizo tantas hazañas y tantas necedades. Allá Azeco y Soco, campo filisteo. Todavía más allá está Szanoe, una de las ciudades de Judá. Y por aquí, ¡Volteaos! está el Valle de Terebinto donde David se batió con Goliat. Allá está Maceda donde Josué derrotó a los Amorreos... Voltead otra vez. ¿Veis aquel monte solitario que está en medio de la llanura que fue un tiempo posesión de los filisteos? Ahí está Get, patria de Goliat y lugar de refugio de David, bajo la protección de Aquis, cuando huyó de la ira necia de Saúl, y donde el Rey Sabio se fingió loco. Pues el mundo defiende a los locos contra los sabios. Aquel horizonte amplio son las llanuras de la fertilísima tierra filistea. Iremos por ahí, hasta Ramle. Ahora vamos a Betginna. Tú, tú, Felipe que miras con esos ojos suplicantes, irás con Andrés por el poblado. Nosotros estaremos entre tanto cerca de la fuente o en la plaza del poblado."

"Oh, Señor, ¡no nos mandes solos! ¡Ven también Tú!" ambos suplican.

"Id, he dicho. Vuestra obediencia os ayudará más que mi presencia muda."

 

FELIPE Y ANDRÉS VAN A PREDICAR OBEDECIENDO A JESÚS

 

...Así pues, Felipe y Andrés se van al acaso por el poblado hasta que encuentren un albergue pequeño. Es más bien un establo que una fonda. Adentro hay contratistas de corderos. Felipe y Andrés entran y se detienen en medio del patio rodeado de pórticos muy rústicos.

Acude el dueño del albergue: "¿Qué queréis?... ¿Hospedaje?"

Los dos consultan con la mirada, una mirada de susto. Muy probablemente no encuentran ni una palabra, de las que habían pensado decir. Pero es exactamente Andrés quien toma ánimo y responde: "Sí, hospedaje para nosotros y para el Rabbí de Israel."

"¿Qué rabbí? Hay tantos y de mucha pompa. No vienen a tierras pobres a traer su sabiduría a los necesitados. Son los pobres quienes deben ir a ellos, y ¡todavía es un favor si nos soportan cercanos!"

"El Rabbí de Israel es uno solo. El viene para traeros la Buena Nueva a vosotros los pobres, y entre más pobres y más pecadores, tanto más los busca y los acerca" responde dulcemente Andrés.

"Si es así, ¡no ganará dinero!"

"No busca riquezas. Es pobre y bueno. Cuando puede salvar a un alma está contento con ese día" dice nuevamente Andrés.

"¡Hum! Es la primera vez que oigo que un rabbí sea bueno y pobre. El Bautista es pobre, pero es duro. Todos los demás son severos y ricos, ávidos como sanguijuelas. ¿Oísteis? Venid aquí, vosotros que dais vueltas por el mundo. Estos hombres dicen que se trata de un Maestro pobre, bueno que viene a buscar a los pobres y a los pecadores."

"¡Ah! Debe ser ese que viste de blanco como un esenio. Hace tiempo que lo vi en Jericó" dice un chalán.

"No. Aquel está solo. Tal vez sea del que habla Toma. Por casualidad se había puesto a hablar de Él con los pastores del Líbano" responde un pastor alto y nervudo.

"Sí, exactamente. Y viene hasta aquí, si estaba en el Líbano. ¡Por tus ojos de gato!" exclama el otro.

Mientras el hostelero habla y escucha a sus clientes, los dos apóstoles siguen allí, en medio del patio como dos piedras. Un hombre dice: "¡Ey! ¡Vosotros! ¡Venid aquí! ¿Quién es? ¿De donde viene ese del que habláis?"

 

EMPIEZAN A HABLAR DE JESÚS Y DE SUS HECHOS 

MILAGROSOS

 

"Es Jesús de José, de Nazaret" dice majestuosamente Felipe, y tiene el aire como quien espera que hagan burla de él. Andrés añade: "Es el Mesías predicho. Os lo aseguro, por vuestro bien, escuchadlo. Hicisteis mención del Bautista. Pues bien, yo estuve con él, y él nos señaló a Jesús que pasaba, con estas palabras: "He aquí al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo". Cuando Jesús vino al Jordán para ser bautizado, se abrieron los cielos y una voz clamó: "Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido" y el Amor de Dios bajó cual paloma a brillar sobre su cabeza."

"¿Lo ves? ¡Es exactamente el Nazareno! Pero decid, vosotros que os llamáis sus amigos..."

"Amigos no, somos sus apóstoles, discípulos. Él nos mandó para anunciaros su llegada para que quien tenga necesidad de salvación, venga a Él" replica Andrés.

"Esta bien. Pero decid ¿es exactamente como dicen algunos, esto es, un hombre más santo que el Bautista, o es un demonio como otros lo llaman? Vosotros que estáis junto a Él, porque sois sus discípulos, y seguiréis estando, responded sinceramente. ¿Es verdad que es lujurioso y deshonesto? ¿Que ama las prostitutas y los publicanos? ¿Qué es nigromante y que por la noche evoca a los espíritus para conocer los secretos de los corazones?"

"Pero, ¿para qué preguntas esto a estos hombres? Pregunta más bien si es bueno. Estos se enojarán y se irán a decir al Rabbí nuestras malas respuestas y seremos maldecidos. ¡Nunca se sabe!... Sea Dios, sea el diablo, siempre es mejor tratarlo bien."

Esta vez habla Felipe: "Os podemos responder sinceramente porque no hay nada malo que se deba ocultar. Él, nuestro Maestro, es el Santo entre los santos. Pasa el día entre las fatigas de enseñar. Incansable va de un lugar a otro buscando los corazones. Pasa la noche orando por nosotros. No desdeña ni la mesa ni la amistad, pero no por sacar algún provecho propio, sino para acercarse a aquellos que de otro modo nunca estarían cercanos. No rechaza ni a publicanos ni a prostitutas. Pero hace sólo redimidos. Señala su vida con milagros de redención con milagros curando a los enfermos. Le obedecen los vientos y el mar. No tiene necesidad de nadie para obrar prodigios, ni tiene necesidad de evocar espíritus para conocer los corazones."

"¿Cómo puede hacerlo?... Has dicho que le obedecen vientos y mar. Se trata de seres sin razón. Y ¿cómo puede darles órdenes?" pregunta el hostelero.

"Respóndeme, hombre: según tú, ¿qué cosa es más difícil: dar órdenes al viento, y al mar o a la muerte?"

"¡Por Júpiter! ¡A la muerte no se le dan órdenes! Al mar se le puede echar aceite, se puede hacerle frente con las velas, se puede, si se piensa bien, no ir a el. Al viento se le puede enfrentar con los cerrojos de las puertas. Pero a la muerte no se le manda. No existe aceite que la calme. No existe vela que puesta en nuestra navecilla, la haga tan veloz que rápida escape de la muerte. Y no existen cerrojos para ella. Cuando quiere venir, viene, aunque se le pongan candados. ¡Eh! ¡Nadie impera sobre esta reina!"

"Y sin embargo, nuestro Maestro la manda, no sólo cuando está cercana, sino aún cuando ha hecho ya la presa. Un joven de Naim estaba ya a punto de ser puesto en la tétrica boca del sepulcro, y Él dijo: "Yo te lo digo: ¡Levántate!" y el joven tornó a la vida. Naim no está en los polos. Podéis ir a comprobarlo.·

"¿De veras? ¿En presencia de todos?"

"En el camino. En presencia de todo Naim."

Hostelero y clientes se miran en silencio. Luego el hostelero dice: "Será que hace estas cosas para sus amigos ¿no?"

 

EL HOSTELERO TOMA CADA VEZ MÁS INTERÉS Y PREGUNTA SI 

PODÍA CURAR A UNA HIJA SUYA.

 

ANDRÉS VA A BUSCAR A JESÚS

 

"No, hombre. Las hace para todos los que creen en Él y no solo para ellos. Es la Piedad sobre la tierra, créemelo. Nadie se vuelve a Él en vano. Oíd todos vosotros: ¿hay alguno entre vosotros que sufra y llore a causa de algún enfermo que tenga en la familia, o por dudas, remordimientos, tentaciones, ignorancia? Dirigios a Jesús, el Mesías de la Buena Nueva. Él hoy está aquí. Mañana estará en otra parte. No dejéis que se vaya inútilmente la gracia del Señor que pasa" dice Felipe que cada vez más ha ido cobrando confianza en sí mismo.

El hostelero se despeina los cabellos, abre y cierra la boca, se aprieta las franjas de la cintura... al cabo dice: "¡Yo hago la prueba!... tengo una hija. Hasta el verano pasado estuvo bien, luego se hizo lunática. Se encuentra como una bestia muda en un rincón. Siempre allí; y con trabajo su madre puede vestirla y darle de comer. Dicen los médicos que se le quemó el cerebro por el mucho sol, otros que por desilusión de amor. El pueblo dice que está endemoniada. Pero ¿cómo puede suceder, si es una jovencita que jamás ha salido de aquí? ¿En dónde pudo haberla cogido este demonio? ¿Qué cosa dice tu Maestro? ¿Qué el demonio puede apoderarse también de una inocente?"

Felipe responde con seguridad: "Sí, para atormentar a los padres y arrastrarlos a la desesperación."

"Y... ¿cura Él a los lunáticos? ¿Puedo abrigar esperanza?"

"Debes creer" dice rápido Andrés. Cuenta el milagro de los gerasenos. Termina diciendo: "Si aquellos que eran una legión dentro del corazón de pecadores, huyeron de este modo ¿cómo no huirá aquel que a fuerza a penetrado en el corazón de la muchacha? Yo te lo aseguro: a quién en Él espera, lo imposible se le hace fácil, como el respirar. He visto las obras de mi Señor y doy testimonio de su poder."

"¡Oh! Entonces, ¿quién de vosotros va a llamarlo?"

"Yo mismo. Espérame un momento" y Andrés se va ligero, mientras Felipe se queda hablando.

Cuando Andrés ve a Jesús, parado bajo un zaguán para defenderse del sol implacable que llena la plaza del poblado, corre a Él diciendo: "Ven, ven, Maestro. La hija del hostelero es lunática. El padre te implora su curación."

"¿Me conocía?"

"No, Maestro. Tratamos de hacerte conocer..."

"Y lo habéis logrado. Cuando alguien puede creer que Yo puedo curar a un incurable, ya está adelantado en la fe. Y vosotros teníais miedo de no saber qué hacer. ¿Qué dijisteis?"

"Ni siquiera te lo podría decir. Dijimos lo que pensábamos de Ti y de tus obras. Dijimos sobre todo que eres el Amor y la Piedad. ¡Te conoce tan mal el mundo!"

"Pero vosotros me conocéis bien. Y esto es suficiente."

 

JESÚS LLEGA AL ALBERGUE DEL HOSTELERO. 

HABLA CON ÉL

CURA A LA HIJA LUNÁTICA

 

Llegan al pequeño albergue. Todos los clientes curiosos están en la puerta, y en medio con Felipe, el hostelero que continúa hablando consigo mismo. Cuando ve a Jesús, corre a su encuentro: "Maestro, Señor, Jesús... yo... creo, yo creo muy bien que Tú eres Tú, que sabes todo, que te digo: Ten piedad de mi hija aunque tenga yo muchos pecados en el corazón. Que no se castigue a mi hija, por no haber sido yo honrado en mi negocio. No seré más odioso, te lo juro. Tú ves mi corazón con su pasado, y los pensamientos que ahora tiene. Perdón, piedad, Maestro. Hablaré de Ti a todos los que vengan aquí a mi casa..." el hombre está de rodillas.

Jesús le dice: "Levántate y persevera en los sentimientos que ahora tienes. Llévame a donde está tu hija."

"Está en un rincón del corral, Señor. El bochorno hace que se sienta peor, y no quiere salir."

"No importa. Voy a donde está ella. No es el bochorno. Es que el demonio siente que me acerco."

Entran en el corral, y de él a un rincón oscuro. Los demás se quedan atrás. La jovencita despeinada, demacrada, se retuerce en lo más oscuro y cuando ve a Jesús aúlla: "Atrás, atrás. No me perturbes. Tú eres el Mesías del Señor, yo un derrotado tuyo. Déjame estar. ¿Por qué siempre vienes sobre mis pasos?"

"Sal de ella. Lárgate. Lo ordeno. Devuelve a Dios tu presa y cállate."

Un aullido desgarrador, un golpe, y como si no tuviera fuerzas se deja caer sobre la paja... y luego las preguntas lentas, tristes, llenas de estupefacción: "¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Quiénes son esos?" y el grito: "Mamá". La jovencita se ha avergonzado de no tener el velo y de que traiga sus vestidos rotos, ante los ojos de muchos extraños. "¡Oh, Señor eterno! ¡Está curada...!" y cosa extraña de verse en un hostelero coloradote y fuerte, se echa a llorar como un niño... Está feliz. Llora. No sabe hacer otra cosa que besar las manos de Jesús, mientras la madre de la joven también se llena de lágrimas, rodeada de sus hijitos que están estupefactos de lo acontecido. Besa a su primogénita librada del demonio...

Los presentes son todo una algarabía. Llegan otros para ver el prodigio. El patio está lleno.

"Quédate, Señor. Llega la tarde. Quédate bajo mi techo."

"Somos trece, hombre."

"Si fueseis trescientos, no sería nada. Comprendo lo que quieres decir. Pero el Samuel avariento e injusto ha muerto, Señor. Se ha ido también con el demonio. Ahora está el Samuel nuevo. Y continuará hospedando, pero como un santo. Ven, ven conmigo para que te honre como a un rey, como a un Dios. Cualquiera que seas. ¡Oh, bendito el día de hoy que te trajo a Mí!"

IV. 475-482

A. M. D. G.