JESÚS HABLA A LOS BANDIDOS
#SE PARAN A DESCANSAR EN UN LUGAR DONDE se reúnen peregrinos, viajeros, mercaderes de corderos...
#ENTABLAN CONVERSACIÓN CON LA CARAVANA DE LA NOVIA
#El oro EL HOMBRE SE DESVELA MÁS POR EL ORO QUE POR OTRAS cosas
#Sea bendito el amor, fuerza verdadera del mundo. Fuerza desconocida y poderosa. Fuerza que es Dios.
"Yo hablaré al lugar a donde vamos" dice el Señor mientras la comitiva se interna por valles que arremeten contra montes con veredas ásperas, pedregosas, estrechas, y suben y bajan ya haciendo perder de vista el horizonte, ya volviéndose a presentar hasta que llega a un valle profundo, a través de una bajada escarpadísima, por la que solo se siente gustosa la cabra, como dice Pedro. Ahí van a descansar. Toman su comida y beben del agua rica de un manantial.
SE PARAN A DESCANSAR EN UN LUGAR DONDE
SE REÚNEN PEREGRINOS, VIAJEROS, MERCADERES DE CORDEROS, ...
Otras personas se encuentran por prados y bosquecillos, y también toman sus alimentos como lo hacen Jesús y los suyos. Debe ser un lugar de descanso porque se encuentra resguardado de los vientos, con prados de hierba muelle y agua. Son peregrinos que van a Jerusalén, viajeros que van probablemente hacia el Jordán, mercaderes de corderos destinados al Templo, pastores con sus rebaños. Algunos viajan en cabalgadura y otros a pie. Se acerca también una caravana que lleva a la novia enjaezada toda para la fiesta, brilla tras el velo que envuelve a la novia a quien acompaña dos matronas, con brazaletes y collares relucientes, y un hombre, que tal vez es el paraninfo y dos esclavos. Han llegado con asnos adornados de flecos y cascabeles. Se retiran a un ángulo a comer, como si temiesen que los ojos de los presentes fuesen a manchar a la novia. El paraninfo o pariente, lo que fuere, hace guardia con ojos amenazadores, mientras las mujeres comen.
De hecho, la curiosidad acicatea a varios y con la excusa de pedir un poco de sal, un cuchillo, una gota de vinagre, no falta quien vaya allí a preguntar si la novia es conocida, que a dónde va, y otras cosas semejantes... Por causalidad hay alguien que sabe, sobre todo al sentir que el que le pregunta, no deja de refrescarle la boca con generoso vino. Y hay momentos en que salen a relucir las cosas más secretas de ambas familiar, el ajuar que lleva la novia en cofres, las riquezas que tendrá en el casa de su marido y otras cosillas por el estilo. De este modo se llega a saber que la novia es hija de un rico mercader de Joppe, y que el novio se ha adelantado a su llegada para prepararle todo; que el que la acompaña es amigo del prometido, hijo de un mercader llamado Abraham que trafica en diamantes y joyas, y que el novio es batihoja, y el padre de la novia es mercader de lana, telas, tapetes, tiendas...
Como el chismoso está cerca del grupo apostólico, Tomás lo oye, y pregunta: "Pero ¿no será acaso Natanael de Leví el novio?"
"Exactamente. ¿Lo conoces?"
"Conozco bien a su padre por cuestión de negocios, y a Natanael un poco menos. ¡Un matrimonio rico!"
"¡Y dichosa novia! Está cubierta de oro. Abraham pariente de la madre de la novia y padre del amigo del novio, se han honrado, igualmente el novio y su padre. Se dice que en esos cofres hay valores por muchos talentos de oro."
ENTABLAN CONVERSACIÓN CON LA CARAVANA DE LA NOVIA
"Salud" exclama Pedro y da un silbido. Luego dice: "Voy a ver de cerca si lo principal corresponde al resto" se levanta. También Tomás. Van a dar una vuelta por donde está la novia, miran despacio a las tres mujeres, un montón de telas y velos de los que salen manos y muñecas con joyeles y se traslucen centelleos desde las orejas hasta el cuello. Miran al paraninfo que parece que estuviese dispuesto a rechazar cualquier asalto de piratas contra la doncella. Qué cara amenazadora pone. Les echa unas miradas terribles a los apóstoles. Tomás le ruega que salude, en nombre de Tomás llamado Dídimo, a Natanael de Leví. Las paces están hechas, tanto que mientras él habla, la noviecita encuentra el modo de hacerse admirar. Se levanta el velo y el manto de modo que caen y se deja ver su hermoso cuerpo, vestidos y joyas. Tendrá al máximo quince años y... ¡Qué ojazos! Graciosamente se mueve pese a que no lo aprueben las matronas. Se deshace las trenzas que compone con orquillas preciosas, se aprieta la cintura llena de piedras preciosas, se desata y vuelve a atarse las sandalias en forma de zapatillas con hebillas de oro. Muestra sus magníficas guedejas negras, sus hermosas manos y sus bien torneados brazos. La delgada faja, el pecho, las hermosas caderas, el pie perfecto y todos sus adornos que despiden levísimos sonidos y brillan con los últimos rayos del día y al resplandor de las primeras hogueras.
Pedro y Tomás regresan. Dice este último: "Es una hermosa muchacha."
"Y una perfecta mochuela... Tu amigo Natanael pronto sabrá quien es el que tendrá caliente el lecho mientras el mantiene caliente el oro para trabajarlo. Y su amigo es un perfecto tonto. ¡Le ha confiado a la noviecita!" concluye Pedro y se sienta con sus compañeros.
"A mí no me gustó ese hombre qui hizo hablar a aquel tonto de allá. Tan pronto como supo lo que quería, se fue por el monte por allá arriba... Estos lugares son malos, y es la ocasión oportuna para que los bandidos den un golpe de mano. Noche de luna; calor que adormece; árboles llenos de verdor. ¡Hum! no me gusta este lugar" refunfuña Bartolomé. "Sería mejor proseguir."
"¡Y ese imbécil que ha hablado de tantas riquezas! ¡Y ese otro que la hace de héroe y de custodio bajo la sombra y no ve los verdaderos cuerpos!... Bueno, yo vigilaré las hogueras. ¿Quién viene conmigo?" pregunta Pedro.
"Yo, Simón" responde Zelote. "¡Aguanto bien el sueño!"
Mucha gente del campo, sobre todo los viajeros aislados se han levantado e ido poco a poco. Se han quedado los pastores con sus rebaños, la comitiva de la novia, la de los apóstoles y tres mercaderes de corderos, que ya se han entregado al sueño. También la noviecita está durmiendo con las matronas bajo una tienda que los siervos levantaron. Los apóstoles se reúnen en un lugar. Jesús se separa para ir a orar, los pastores hacen una gran hoguera en el centro del lugar en donde están. Pedro y Simón hacen otra cerca del borde del sendero por el que desapareció el hombre que suscitó sospechas en Bartolomé.
Pasan las horas y quien no ronca cabecea. Jesús está en oración. El silencio es profundo. Parece como si hubiese callado la fuente que brilla a la luz de la luna y que alta en el cielo ilumina muy bien la explanada, entre tanto que las pendientes están ocultas bajo el follaje espeso.
Un perrazo de los pastores gruñe. Otro levanta la cabeza. El can se pone grifo. El pelo del lomo se le para como en actitud de defensa y mueve a Pedro que dormita. Un ruido imperceptible viene del bosque.
"Vamos a donde está el Maestro. Traigámosle aquí" dicen los dos. El pastor despierta a sus compañeros. Todos son oídos y todo es silencio. También Jesús se ha levantado, antes de que lo llamasen y se dirige a donde están sus apóstoles. Se reúnen con los demás, que están junto a los pastores cuyo perro se muestra cada vez más inquieto.
JESÚS ATISBA EL PELIGRO QUE SE CIERNE Y DA ÓRDENES A
LOS ALLÍ REUNIDOS.
TAL VEZ SE TRATA DE BANDIDOS
"Llamad a los que están durmiendo. A todos. Decidles que vengan aquí sin hacer ruido, y sobre todo a las mujeres y a los esclavos con los cofres. Decidles que tal vez se trata de bandidos, pero no lo digáis a las mujeres. A los hombres nada más." Los apóstoles se desparraman obedeciendo al Maestro que dice a los pastores: "Echad leña al fuego, mucha, para que haga una buena llama." Los pastores obedecen y como están un poco inquietos Jesús les dice: "No tengáis miedo. No se os quitará ni siquiera un pelo de lana."
Llegan los mercaderes, y dicen en voz baja: "¡Oh! ¡Nuestras ganancias!" y echan una letanía de improperios contra los gobernantes romanos y judíos porque no limpian el mundo de ladrones.
"No tengáis miedo No pederéis un suelto" los conforta Jesús.
Llegan las mujeres llorando atemorizadas, porque uno de los acompañantes, entre los temblores de un miedo colosal, las aterroriza gritando: "¡Es la muerte! La muerte por manos de los bandidos."
"No tengáis miedo. Ni siquiera os ofenderá una mirada" dice Jesús dando valor. Pone a las mujeres en el centro reducido de hombres y bestias espantadas.
Los asnos rebuznan, el perro aúlla, las ovejas balan, las mujeres sollozan, los hombres maldicen y tienen más miedo que las mujeres. Jesús está tranquilo como si nada acaeciese. El ruido del bosque no se puede escuchar en medio de esta algazara. Que los bandidos están en el bosque lo denuncian las ramas que se quiebran o las piedras que se ruedan.
"¡Silencio!" dice Jesús, y lo dice en tal forma que todos callan. Jesús se va en dirección del bosque, donde termina el espacio en forma de plazoleta y empieza a hablar.
EL HOMBRE SE DESVELA MÁS POR EL ORO QUE POR OTRAS
COSAS
"La maldita hambre de oro arrastra a los hombres a sentimientos abyectos. El hombre se desvela más por el oro que por otras cosas. Ved cuánto mal siembra con su fascinante e inútil esplendor. Pienso que el infierno tenga su color, pues tanto más arrastra al hombre cuanto este por su causa se convierte en pecador. El Creador lo había dejado en las entrañas gigantescas que hay en la tierra, que creó porque quiso, para que fuese útil al hombre con sus sales y sirviese de adorno en sus templos, pero Satanás besando los ojos de Eva y mordiendo el corazón del hombre, puso un sabor de maleficio en este metal que no tiene nada de culpa. Y a partir de ese tiempo se mata y se peca por el oro. La mujer por su causa se hace coqueta y fácil al pecado carnal. El hombre por su causa se hace ladrón, usurpador, homicida, duro para con su prójimo y para con el alma a la que despoja de su verdadera herencia para proporcionarse algo efímero, a su alma a la que roba el tesoro eterno para conquistarse unas cuántas piedras relumbrosas que a la hora de la muerte tiene que abandonar.
OH VOSOTROS QUE POR EL ORO PECÁIS... Y CUANTO MÁS PECÁIS
TANTO MÁS OS REÍS DE CUANTO ENSEÑARON
VUESTRAS MADRES Y MAESTROS
¿NO REFLEXIONÁIS QUE PODRÉIS TENER UN FIN TERRIBLE...?
¿Y UN FIN TODAVÍA MÁS TERRIBLE, PORQUE ES ETERNO,
SI VUESTROS DELITOS POR AMOR DEL ORO ... DESPRECIARON
LA LEY DEL AMOR Y DE RESPETO AL PRÓJIMO...?
DECÍS: "TODO ES EMBUSTE. YO HE APLASTADO ESTAS PATRAÑAS
BAJO EL PESO DEL ORO QUE TENGO. Y NO EXISTEN MÁS.
NO SON PATRAÑAS, ES LA VERDAD.
Oh vosotros que por el oro pecáis, quién más, quién menos. Y cuanto más pecáis tanto más os reís de cuanto enseñaron vuestras madres y maestros. Os reís de que hay un premio y un castigo para las acciones que se hacen durante la vida. ¿No reflexionáis, pues, que por este pecado perderéis la protección de Dios, la vida eterna, la alegría y tendréis remordimientos, maldiciones en el corazón, miedo de la compañía, el miedo al castigo humano y que con todo no poseéis ni siquiera una brizna de miedo por los castigos divinos? ¿No reflexionáis que podréis tener un fin terrible, si hasta ese punto llegan vuestros crímenes? ¿Y un fin todavía más terrible, porque es eterno, si vuestros delitos por amor del oro aunque no lleguen al derramamiento de sangre, con todo despreciaron la ley del amor y de respeto al prójimo, negándoos a socorrer a quien tiene hambre por la avaricia, apoderándoos de lugares, o dinero por avidez? No. No pensáis en ello. Decís: "Todo es embuste. Yo he aplastado estas patrañas bajo el peso del oro que tengo. Y no existen más". No son patrañas, es la verdad.
NO DIGÁIS: "Y BIEN, UNA VEZ QUE HAYA MUERTO,
TODO SE HABRÁ TERMINADO" ¡NO! TODO EMPIEZA.
LA OTRA VIDA NO ES EL ABISMO MUERTO Y SIN RECUERDOS DEL
PASADO VIVIDO, Y SIN ASPIRACIÓN, DE MODO QUE CREÁIS QUE ES
DESCANSO VUESTRO EN ESPERA DEL REDENTOR QUE OS LIBERARÁ.
LA OTRA VIDA ES ESPERA PARA LOS JUSTOS, ESPERA PACIENTE
PARA LOS QUE PENAN, ESPERA HORRIBLE PARA LOS CONDENADOS.
JAMÁS ES TARDE PARA VOLVER ATRÁS.
No digáis: "Y bien, una vez que haya muerto, todo se habrá terminado" ¡No! Todo empieza. La otra vida no es el abismo muerto y sin recuerdos del pasado vivido, y sin aspiración, de modo que creáis que es descanso vuestro en espera del Redentor que os liberará. La otra vida es espera para los justos, espera paciente para los que penan, espera horrible para los condenados. Para los primeros es un limbo, para los segundos, un purgatorio, para los últimos un infierno y mientras la espera de los primeros terminará cuando entren al cielo detrás del Salvador y la de los segundos se consolará con la esperanza, la de los terceros se oscurecerán con la terrible certeza de una maldición eterna. Pensad en ello, vosotros que pecáis. jamás es tarde para volver atrás. Cambiad la sentencia que se está escribiendo en el cielo contra vosotros con un verdadero arrepentimiento. Que el sheol sea para vosotros no un infierno, sino espera de penitencia. Por lo menos desead esa espera. No oscuridad sino crepúsculo de luz, no destrozo del corazón sino nostalgia, no desesperación sino esperanza.
NO TRATÉIS LUCHAR CON DIOS. ÉL ES FUERTE Y BUENO
¿POR QUÉ QUERÉIS SUFRIR, EN VUESTROS CORAZONES MIENTRAS
PODRÍAIS ESTAR TRANQUILAMENTE EN PAZ CON LA TIERRA
Y CON EL CIELO?
Idos. No tratéis de luchar con Dios. Él es fuerte y bueno. No arrojéis oprobio sobre el nombre de vuestros familiares. Oíd cómo esa fuente ha llorado, ha lanzado un gemido semejante al que destrozará el corazón de vuestras madres al saber que sois asesinos. Oíd cómo brama el viento en las quebraduras, parece que os amenaza y maldice. Como os maldicen vuestros padres por la vida que lleváis. Oíd cómo aúlla el remordimiento en vuestros corazones. ¿Por qué queréis sufrir, en vuestros corazones mientras podríais estar tranquilamente en paz con la tierra y con el cielo? Dad paz a vuestro espíritu. Dad paz a los hombres que tiemblan, que os temen como a unas fieras. Daos a vosotros mismos la paz ¡Oh, hombres sin conciencia! Levantad la mirada al cielo, quitad la boca del alimento venenoso, limpiad vuestras manos que chorrean sangre fraterna, purificaos el corazón.
SEA BENDITO EL AMOR, FUERZA VERDADERA DEL MUNDO.
FUERZA DESCONOCIDA Y PODEROSA.
FUERZA QUE ES DIOS
Tengo fe en vosotros. Por eso os he hablado. Se que todo el mundo os odia y os teme. Yo no os odio ni os temo. Os extiendo la mano para deciros: "Levantaos. Venid. Volved cambiados entre los hombres. Sed otra vez humanos entre los humanos". Pues que nada os temo, por eso digo a todos estos: "Regresad a donde estabais durmiendo, sin tener rencor contra vuestros propios hermanos. Rogad por ellos. Yo me quedo aquí a mirarlos con ojos de amor y os juro que nada sucederá". porque el amor desarma a los violentos y harta a los avaros. Sea bendito el amor, fuerza verdadera del mundo. Fuerza desconocida y poderosa. Fuerza que es Dios."
Y volviéndose a todos: "Volved, volved. No tengáis miedo. Allí no hay más bandidos, sino hombres asustados, y hombres que lloran. Quien llora no hace mal. Quiera Dios que así permanezcan, como ahora son. Sería su redención."
IV. 529-534
A. M. D. G.