LLEGAN A BETER

 


 

#JESÚS CAMBIÓ EL MACHO CABRÍO POR UNA OVEJA Y DOS corderillos  

 #"Muchas veces os he dicho que leo en los corazones y que, cuando el Padre no dispone de otro modo, no ignoro lo que debe suceder." La coerción se usa tan solo en casos muy excepcionales y sólo cuando el espíritu iluminado por Dios comprende que puede ser útil para persuadir de que Dios es, y es el más fuerte, o también en casos de salvación múltiple.   

#¿DÓNDE ESTÁ ESTA LLAVE DE ESTA FUERZA PARA UNIRSE CON Dios y para sujetar las cosas?   

#A las almas que producen mayor flama no se les perturba en su arder que alegra y consume. Es menester dejarlas arder. Es una gran alegría y un gran trabajo. Dios les concede momentos de noche porque conoce que el ardor mata a las almas-flores, si quedan expuestas a un sol continuo.   

#Dios concede silencio y rocío místico a estas almas-flores como a las flores del campo. Dejad al atleta del amor que descanse cuando Dios se lo permita. Imitad a los maestros de gimnasia que dan reposo a sus alumnos...   

#para juzgar una conversión o una santidad debéis siempre tener por medida la humildad. Si en alguien perdura el orgullo, no os hagáis ilusiones de que se haya convertido. Y si en alguien que aun cuando sea tenido por "santo" reina la soberbia, estad seguros que santo no es.   

#TODOS ADMIRAN EL LUGAR LLENO DE ROSALES   

#SE ENCUENTRAN CON LAS DISCÍPULAS Y MARÍA. Elisa está muy cambiada   

#quiero nacer a nueva vida: a la tuya, a crearme una nueva familiar: la tuya; a tener hijos: los tuyos, como dijiste cuando hablaste de Noemí, en mi casa de Betsur. Es una gracia tuya Señor, que sea yo una nueva Noemí. ¡Qué seas bendito! No estoy ya más amargada, ni soy más infecunda. Seré nuevamente madre. Y si María lo permite, también un poco, madre tuya, además de los hijos de tu doctrina.

 


 

JESÚS CAMBIÓ EL MACHO CABRÍO POR UNA OVEJA Y DOS 

CORDERILLOS

 

La comitiva apostólica ha sufrido un cambio en su séquito. No viene más con ellos el macho cabrío, en su lugar vienen trotando una oveja y dos corderillos. La oveja está gorda, las ubres llenas, los corderitos alegres como dos pilluelos. Un rebaño pequeñísimo con el que se sienten más felices todos que con el aspecto mágico del macho.

"Os había dicho que queríamos la cabrita para Marziam para que fuese un pequeño pastor. Pero en lugar de ella, porque a vosotros no os gustaba, tenemos ovejas y blancas... eh... ¡Tal cual la soñaba Pedro!"

"Tienes razón. Me parecía que arrastraba en pos de mí a Belzebú" dice este.

"Y de hecho desde que estuvo con nosotros nos pasaron casos no muy agradables. Era el sortilegio que nos perseguía" dice irritado Iscariote.

"Entonces era un buen sortilegio ¿no? Porque nada malo nos sucedió" dice calmadamente Juan.

Todos se le echan encima como para reprocharle su ceguedad. "Pero... ¿viste cómo se burlaron de nosotros en Modín?"... "¿Y te parece nada la caída que tuvo mi hermano? Podía haberse hecho mal. ¿Cómo íbamos a cargarlo si se rompía las piernas o la espalda?"... "¿Y te pareció bello el entreacto de ayer?"

"Lo vi todo, en todo he reflexionado, y he bendecido al Señor porque ningún mal nos acaeció. Vino hasta nuestras narices, pero huyó, como siempre. Y por otra parte su encuentro nos sirvió para dejar semillas de bien sembradas tanto en Modín como entre los veraniegos, que cayeron en la cuenta de haber tenido caridad, y tanto lo sintieron que quisieron reparar el mal. Igualmente con los ladrones de anoche. Ningún mal nos han hecho y nosotros, mejor dicho, Pedro, se ganó unas ovejitas en lugar de la cabra, como regalo de que se salvaron. Los pobres tienen ahora mucho dinero en las bolsas que los mercaderes regalaron y con el de las mujeres. Y lo que tiene más importancia es que todos acogieron la palabra de Jesús."

"Juan tiene razón" dicen Zelote y Judas Tadeo. Este último añade: "Parece como si cada cosa sucediese a sabiendas de lo que va a venir. Llegar exactamente allí retrasados a causa de mi caída, al mismo tiempo que aquellas mujeres con tantas joyas, con los pastores de buenos rebaños, con mercaderes cargados de dinero, presas sin par para los ladrones. Hermano, dime la verdad. ¿Sabías que esto iba a suceder?" pregunta Tadeo a Jesús.

 

MUCHAS VECES OS HE DICHO QUE LEO EN LOS CORAZONES Y 

QUE, CUANDO EL PADRE NO DISPONE DE OTRO MODO, NO 

IGNORO LO QUE DEBE SUCEDER.

 

LA COERCIÓN SE USA TAN SOLO EN CASOS MUY 

EXCEPCIONALES Y SÓLO CUANDO EL ESPÍRITU ILUMINADO 

POR DIOS COMPRENDE QUE PUEDE SER ÚTIL PARA PERSUADIR 

DE QUE DIOS ES, Y ES EL MÁS FUERTE, O TAMBIÉN EN CASOS 

DE SALVACIÓN MÚLTIPLE.

 

"Muchas veces os he dicho que leo en los corazones y que, cuando el Padre no dispone de otro modo, no ignoro lo que debe suceder."

"Entonces ¿por qué a veces cometes errores como los de ir al encuentro de fariseos que son hostiles, o de ciudades que no nos quieren?" pregunta Judas Iscariote.

Jesús lo mira fijamente, y luego con calma responde. "No son errores. Es algo inherente a mi misión. Los enfermos tienen necesidad del médico y los ignorantes del maestro y algunas veces unos y otros rechazan al médico y al Maestro. Pero estos si son buenos médicos y buenos maestros, continuarán yendo a donde están los que los rechazan porque tal es su deber. Yo voy. Vosotros querríais que donde me presentase, se desvaneciese toda resistencia. Lo podría hacer. Pero no hago violencia a nadie. Persuado. La coerción se usa tan solo en casos muy excepcionales y sólo cuando el espíritu iluminado por Dios comprende que puede ser útil para persuadir de que Dios es, y es el más fuerte, o también en casos de salvación múltiple."

"Como ayer noche ¿o no?" pregunta Pedro.

"Los ladrones de anoche tuvieron miedo al vernos prontos a recibirlos" dice con significativo desprecio Iscariote.

"No. Fueron persuadidos con sus palabras" dice Tomás.

"Sí. ¡Eso quisieras! Son realmente almas tiernas que se persuaden con dos palabras, aún cuando sean de Jesús. Lo sé por experiencia de aquella vez que nos asaltaron a mí y a toda la familia y a muchos de Betsaida en las barrancas de Adomín" dice Felipe.

"Maestro. Dime la verdad. Desde ayer te lo quería preguntar. ¿Fueron en verdad tus palabras o tu voluntad para que nada sucediese?" pregunta Santiago de Zebedeo.

Jesús sonríe y calla. 

Mateo responde. "Yo creo que haya sido su voluntad que venció la dureza de esos corazones para paralizarlos y poder así hablar y salvarlo."

"También yo digo lo mismo. Y por esto Él se quedó allí, a mirar el bosque. Los tenía subyugados con su mirada, con su confianza en ellos, con su calma desarmada. ¡Ni siquiera tenía un bastón!..." dice Andrés.

"¡Está bien! Pero esto lo decimos nosotros. Son ideas nuestras. Quiero saberlo del Maestro" dice Pedro.

Se traba una viva discusión, que Jesús deja. Unos sostienen que, como Jesús ha dicho, Él no fuerza a nadie, y que por lo tanto no usó violencia ni siquiera con los ladrones. Esto sostiene Bartolomé, pero Iscariote por su parte, a quien apoya suavemente Tomás dice que no puede creer que la mirada de un hombre tenga tanta fuerza. Mateo le replica diciendo: "Esto y algo más. Yo me convertí al contacto primero de su mirada que de sus palabras." Los pros y los contras van y vienen violentos, tenaces. Cada uno aferrado a su propia tesis. Juan guarda silencio, lo mismo Jesús. Una risa se dibuja perpetua en su rostro que tiene inclinado. Pedro vuelve al asalto porque ninguna razón de sus compañeros lo persuade. Piensa. Dice que la mirada de Jesús es diversa de la de un hombre cualquiera, y quiere saber si es porque Jesús es el Mesías, o porque es siempre Dios.

 

¿DÓNDE ESTÁ ESTA LLAVE DE ESTA FUERZA PARA UNIRSE CON 

DIOS Y PARA SUJETAR LAS COSAS?

 

Jesús toma la palabra: "En verdad os digo que no solo Yo, sino cualquiera que esté unido íntimamente a Dios con una santidad, una pureza, una fe sin tacha, podrá hacer esto y mucho más. La mirada de un niño si su espíritu está unido a Dios, puede hacer caer los templos vanos sin emplear los sacudimientos de Sansón, hacer que las fieras sean mansas lo mismo que los hombres-fieras, rechazar la muerte, derrotar las enfermedades de espíritu; así como también la palabra de un niño unido con el Señor e instrumento suyo puede también curar enfermedades, hacer que las serpientes no sean venenosas, obrar cualquier clase de milagros. Porque Dios obra en él".

"¡Ah. He entendido!" exclama Pedro. Y mira, a Juan. Y luego concluye su razonamiento que tenía fermentando en el interior: "Cierto, Tú, Maestro lo has podido porque eres Dios, y porque eres Hombre unido con Dios, lo mismo sucede con quien llega o ha llegado a estar unido con Dios. ¡He entendido! ¡He entendido bien!"

"Pero ¿no te preguntas la llave de esta unión, ni el secreto de este poder? No todos los hombre lo logran, a pesar de que tienen capacidad para hacerlo."

 "¡Justamente! ¿Dónde está esta llave de esta fuerza para unirse con Dios y para sujetar las cosas? Una oración o palabras secretas..."

"Hace poquito Judas culpaba a la cabra de todos los momentos desagradables que han sobrevenido. Las bestias no traen sortilegio consigo. Arrojad de vosotros esas supersticiones que huelen a idolatría y que pueden acarrear males. Y como no existen fórmulas para hacer brujerías, así tampoco existen para hacer milagros. Tan sólo existe el amor. Como dije ayer noche, el amor desarma a los violentos y harta a los ávidos. El Amor: Dios. Si Dios está en vosotros, si poseéis de un modo pleno por medio de un amor perfecto, el ojo se convierte en fuego que quema todos los ídolos y entierra todos los simulacros, la palabra se hace poderosa. Y aun más: el ojo se convierte en un arma que desarma. No se resiste a Dios, al Amor. Sólo el demonio resiste porque es el odio perfecto, y con él resisten sus hijos. Los demás, los débiles poseídos de una pasión, pero que no se han vendido voluntariamente al demonio, no resisten. Cualquiera que sea su religión, y su alejamiento de cualquier fe, cualquiera que sea el nivel de su bajeza espiritual, son heridos del Amor que es siempre vencedor. Trata de llegar a esto, y pronto harás lo que hacen los hijos de Dios y los que lo llevan consigo."

Pedro no quita los ojos de Juan. También Zelote, los hijos de Alfeo, Santiago y Andrés tienen una inteligencia despejada e investigadora.

"Pero entonces, Señor" pregunta Santiago de Zebedeo, "¿qué cosa ha sucedido a mi hermano? Tú te refieres a él. Él es el muchacho que hace milagros. ¿Es eso? ¿Es así?"

 

A LAS ALMAS QUE PRODUCEN MAYOR FLAMA NO SE LES PERTURBA 

EN SU ARDER QUE ALEGRA Y CONSUME. ES MENESTER DEJARLAS

 ARDER. ES UNA GRAN ALEGRÍA Y UN GRAN TRABAJO.

 

DIOS LES CONCEDE MOMENTOS DE NOCHE PORQUE CONOCE 

QUE EL ARDOR MATA A LAS ALMAS-FLORES, SI QUEDAN EXPUESTAS 

A UN SOL CONTINUO

 

DIOS CONCEDE SILENCIO Y ROCÍO MÍSTICO 

A ESTAS ALMAS-FLORES COMO A LAS FLORES DEL CAMPO.

 

DEJAD AL ATLETA DEL AMOR QUE DESCANSE CUANDO 

DIOS SE LO PERMITA.

 

IMITAD A LOS MAESTROS DE GIMNASIA QUE DAN REPOSO 

A SUS ALUMNOS.

 

PARA JUZGAR UNA CONVERSIÓN O UNA SANTIDAD 

DEBÉIS SIEMPRE TENER POR MEDIDA LA HUMILDAD.

 

SI EN ALGUIEN PERDURA EL ORGULLO, NO OS HAGÁIS ILUSIONES 

DE QUE SE HAYA CONVERTIDO

 

Y SI EN ALGUIEN QUE AUN CUANDO SEA TENIDO POR "SANTO"

 REINA LA SOBERBIA, ESTAD SEGUROS QUE SANTO NO ES.

 

"¿Qué cosa ha hecho? Ha volteado una página del libro de la vida y ha leído y conocido nuevos misterios. Ninguna otra cosa. Os ha precedido porque no se detiene en reflexionar en cada obstáculo, a sopesar todas las dificultades, a calcular las utilidades. No ve la tierra, sino algo más: La Luz, y a ella se dirige, sin pararse. Dejadlo en paz. A las almas que producen mayor flama no se les perturba en su arder que alegra y consume. Es menester dejarlas arder. Es una gran alegría y un gran trabajo. Dios les concede momentos de noche porque conoce que el ardor mata a las almas-flores, si quedan expuestas a un sol continuo. Dios concede silencio y rocío místico a estas almas-flores como a las flores del campo. Dejad al atleta del amor que descanse cuando Dios se lo permita. Imitad a los maestros de gimnasia que dan reposo a sus alumnos... Cuando hayáis llegado a donde él está, y mucho más allá, porque avanzaréis tanto como él, comprenderéis la necesidad de respeto, silencio, penumbra que experimentan las almas de las que ha hecho presa e instrumento el Amor. No penséis: "Entonces yo tendré gusto en ser conocido, y Juan es un tonto, porque las almas del prójimo como las de los niños quieren que las seduzcan cosas maravillosas". Cuando hayáis llegado allí, tendréis el mismo deseo de silencio y de penumbra que tiene ahora Juan. Y cuando ya no esté más entre vosotros, acordaos de que para juzgar una conversión o una santidad debéis siempre tener por medida la humildad. Si en alguien perdura el orgullo, no os hagáis ilusiones de que se haya convertido. Y si en alguien que aun cuando sea tenido por "santo" reina la soberbia, estad seguros que santo no es. Podrá como charlatán e hipócrita hacer de santo, fingir milagros. Pero no es tal. La apariencia es hipocresía, los prodigios satanismo. ¿Habéis entendido?"

"Sí, Maestro." Todos se callan pensativos. Y si las bocas continúan cerradas, los pensamientos se adivinan a las claras tras los ojos, tras las expresiones. Un gran deseo de saber revolotea como ave alrededor de ellos.

 

TODOS ADMIRAN EL LUGAR LLENO DE ROSALES

 

Zelote se ingenia por distraer a sus compañeros para poder hablarles en privado y sin duda para aconsejarles que se callen. Tengo la impresión de que Zelote desarrolla mucho este ministerio en el grupo apostólico. Es el controlador, conciliador, consejero de sus camaradas, además de ser el que comprende muy bien al Maestro. Les está diciendo ahora: "Estamos ya en la tierra de Juana. Aquel país en esa hondonada es Beter. Aquel palacio sobre la cima es su castillo natal. ¿Percibís en el aire este perfume? Son los rosales que comienzan a perfumar al sol matinal. Cuando la noche llega es una fragancia imponente. Ahora es bello verlos en esta frescura de la mañana, en que todavía tienen rocío cual diamantes arrojados sobre millones de botones que se abren. Cuando el sol se va a poner, se cortan todas las flores que abrieron. Venid. Os quiero mostrar desde un cerro la vista de los rosales que se despeñan de la cima como una cascada por las pendientes. Una cascada de flores que luego vuelve a subir como una onda por otros dos altillos. Un anfiteatro, un lago de flores. Es una cosa espléndida. La vía es muy áspera, pero merece la pena el caminarla, porque desde aquel precipicio se domina todo ese paraíso. Y luego pronto llegaremos al castillo. Juana vive allí libre, en medio de sus trabajadores. El único custodio para tanta riqueza. Ellos quieren muchísimo a su patrona que hace de estos valles un Edén de belleza y de paz, que valen más que todas las guardias de Herodes. Mira, Maestro, ved, amigos" y con una señal indica un semicírculo de altillos cubiertos de rosales.

Dondequiera que los ojos se pongan atraviesan bajo árboles muy altos, que defienden contra los vientos, y contra los rayos tostadores del sol, y granizadas, rosales y más rosales. El sol circula y también el aire bajo este techo ligero que hace de velo, pero que no pesa, sostenido según las reglas propias de jardineros, y debajo viven felices los más hermosos rosales del mundo. Hay millares y millares de plantas de cada especie de rosas. Rosales enanos, pequeños, altos, altísimos. Unos están cual macetones bajo los árboles, sobre prados de hierba sumamente verde o junto a los bordes de los caminos, al lado de los riachuelos, rodeando los estanques de irrigación, que hay por este parque que abarca colinas, otros retorcidos sobre los árboles, con su cabellera florida que va de tronco en tronco para formar festones y guirnaldas. Algo que es ensueño, todos los colores y matices se encuentran aquí y se entrelazan poniendo sus colores de marfil junto al rojo subido de otras corolas. Las rosas del color de mejillas de niños se ven por todas partes, parecen las reinas por sus largos dominios.

Todos se quedan estupefactos ante belleza tan grande.

"¿Y en qué emplea todo esto?" pregunta Felipe.

"Lo disfruta" responde Tomás.

"No. Extrae esencias, y así da trabajo a centenares de jardineros y a los que trabajan en las prensas de esencias. Los romanos se mueren por ellas.  Jonatás me lo decía al mostrarme las cuentas de la última cosecha. Pero miren ahí a María de Alfeo con el niño. Nos han visto y llaman las otras."

De hecho Juana y las dos Marías, a quienes se adelanta Marziam que baja de carrera, con los brazos extendidos para que lo abracen, hacia Jesús y Pedro, vienen ligeras y se postran ante Él.

 

SE ENCUENTRAN CON LAS DISCÍPULAS Y MARÍA

 

ELISA ESTÁ MUY CAMBIADA

 

"La paz sea con todas vosotras. ¿Dónde está mi Madre?"

"Entre los rosales, Maestro. Con Elisa. ¡Está muy mejorada! Puede enfrentarse al mundo y seguirte. Gracias por haber hecho que yo sirviera en algo."

"Te doy las gracias, Juana. ¿Ves que era útil venir a Judea? Marziam: mira lo que te traemos de regalo. Este hermoso muñeco y estas incomparables ovejas. ¿Te gustan?"

Al niño se le ha ido el aliento del gusto. Se estira hacia Jesús que se ha inclinado para darle el muñeco y que se ha quedado así mirándole la cara, se le ase al cuello y lo besa con toda su fuerza.

"Así te harás manso como las ovejas y un buen pastor para los creyentes en Jesús. ¿No es verdad?"

Marziam dice que sí, con la respiración entrecortada, con los ojos que le brillan de alegría.

"Ahora vete con Pedro, que Yo me voy con mi Madre. Le veo la punta de su velo que flota tras un montón de rosas."

Corre a donde está María a la que recibe sobre su corazón en el recodo del sendero. Después de que se dan el saludo acostumbrado con un beso, María ansiosa dice: "Detrás está Elisa... corrí para besarte... porque no besarte, Hijo no resistía! Y besarte enfrente de ella no quería... Está muy cambiada. pero el corazón padece siempre ante las alegrías ajenas, que jamás ella tendrá. Mírala que allí viene."

Elisa rápida da los últimos pasos. Se arrodilla para besar la orla del vestido de Jesús. No es ya más la enlutada mujer de Betsur, sino una anciana austera que lleva las huellas del dolor y majestuosa con ellos escritos en su cara y en su mirada.

"Que seas bendito, Maestro mío, ahora y siempre, por haberme devuelto lo que había perdido."

"La paz siempre aumente en ti, Elisa. Estoy contento de encontrarte aquí. Levántate."

"Estoy contenta. Tengo tantas cosas que decirte, y que pedirte, Señor."

"Tendremos mucho tiempo porque me detendré aquí por varios días. Ven que te voy a presentar a tus condiscípulos."

 

QUIERO NACER A UNA NUEVA VIDA: A LA TUYA

 

A CREARME UNA NUEVA FAMILIA: LA TUYA;

 

A TENER HIJOS: LOS TUYOS.

 

ES UNA GRACIA TUYA QUE YO SEA UNA NUEVA NOEMÍ.. SERÉ 

NUEVAMENTE MADRE ...UN POCO MADRE TUYA, ADEMÁS DE 

LOS HIJOS DE TU DOCTRINA.

 

"¡Oh! ¡Has comprendido ya lo que te quería decir! Que quiero nacer a nueva vida: a la tuya, a crearme una nueva familiar: la tuya; a tener hijos: los tuyos, como dijiste cuando hablaste de Noemí, en mi casa de Betsur. Es una gracia tuya Señor, que sea yo una nueva Noemí. ¡Qué seas bendito! No estoy ya más amargada, ni soy más infecunda. Seré nuevamente madre. Y si María lo permite, también un poco, madre tuya, además de los hijos de tu doctrina."

"Sí. Lo serás. María no estará celosa y Yo te amaré de modo que no lamentes del haber venido. Vamos ahora con aquellos que quieren decirte que te aman como hermanos." Jesús la toma de la mano, y la lleva ante su nueva familia.

El viaje en espera de la fiesta de Pentecostés ha terminado.

IV. 535-542

A. M. D. G.