EL PARALÍTICO DE LA PISCINA DE
BETSAIDA
#¿POR QUÉ VAS CARGANDO ESO? ES SÁBADO. NO TE ES LÍCITO
#JESÚS ENCUENTRA NUEVAMENTE AL PARALÍTICO CURADO
Jesús está en Jerusalén y precisamente en las cercanías de la torre Antonia. Todos los apóstoles, menos Iscariote, están con Él. Mucha gente se apresura a ir al Templo. Los apóstoles como los demás peregrinos lucen sus vestidos de fiesta, de lo que deduzco que se trata de los días de Pentecostés. Muchos mendigos se mezclan entre la gente. Les cuentan sus miserias con cantinelas lastimeras en los lugares mejores, cerca de las puertas del Templo o en los cruceros donde debe pasar la gente al ir al lugar sagrado. Jesús pasa repartiendo bien entre estos miserables que vuelven a repetir sus miserias y calamidades. Tengo la impresión de que Jesús haya estado ya en el Templo, porque oigo que los apóstoles hablan de Gamaliel que fingió no verlos, no obstante que Esteban, uno de sus oyentes, le señalase a Jesús cuando pasaba.
Oigo también que Bartolomé pregunta a sus compañeros: "¿Qué habrá querido decir ese escriba con la frase "un rebaño de terneros destinado a una vulgar carnicería"?"
"Se habrá referido a algún negocio suyo" responde Tomas.
"No. Nos señaló. Lo vi bien. La segunda frase confirmó la primera. Sarcásticamente había dicho: "Dentro de poco el Cordero será trasquilado y luego al degüello"."
"Yo también oí lo mismo" confirma Andrés.
"¡Bien! pero yo me muero de ansias por regresar y preguntar al compañero del escriba qué cosa sabe sobre Judas de Simón" dice Pedro. "Si no sabe nada. Esta vez Judas no está con nosotros, porque de veras está enfermo. Nosotros lo sabemos. Tal vez padeció mucho con el viaje. Nosotros somos gente fuerte. El ha vivido aquí, cómodamente. Se cansa" dice Santiago de Alfeo.
"Así es como tú dices, pero ese escriba dijo: "Falta en el grupo el camaleón". ¿No es el camaleón sino el que cambia de color todas las veces que se le antoja?" pregunta Pedro.
"Es como tú dices, Simón, pero sin duda alguna se han referido a sus vestidos siempre nuevos. A él le gustan. Está joven. Hay que comprenderlo..." aconseja Zelote.
"También esto es verdad. Pero... ¡qué frases curiosas!" concluye Pedro.
"Parece siempre como si nos amenazasen" dice Santiago de Zebedeo.
"La verdad es que nosotros sabemos que nos amenazan, y vemos amenazas también si no hay alguna..." dice Judas Tadeo.
"Y vemos faltas también donde no están" concluye Tomás.
"Bueno. No por eso deja de haber sospecha... Quién sabe cómo esté hoy Judas. Entre tanto se la pasa bien en su paraíso con sus angelitos... También me gustaría a mí enfermarme para tener todas esas comodidades" dice pedro, y Bartolomé le responde: "Esperamos que pronto se cure. Es necesario terminar el viaje porque los calores arrecian."
"¡Oh! A Judas no le faltan cuidados, y luego... si le faltasen, ya pensaría el Maestro" asegura Andrés.
"Tenía mucha fiebre cuando le dejamos. No se sabe cómo le llegó así..." dice Santiago de Zebedeo, y mateo le responde: "Como siempre viene, porque debe venir. pero yo no sé nada. El maestro no tiene ninguna preocupación por eso, si hubiese visto que se trataba de una cosa seria, no habría dejado el castillo de Juana."
Realmente Jesús no está nada de preocupado. Va hablando con Marziam y Juan y va también repartiendo limosnas. Al niño le irá explicando muchas cosas, porque veo que le señala esto y aquello. Se dirige a la extremidad del muro del Templo que está en el ángulo noreste. Allí hay mucha gente que va también a un lugar con un gran pórtico, que está antes de la puerta que oigo que la llaman con el nombre de "Puerta del Rebaño".
JESÚS ENSEÑA A MARZIAM LO QUE LE RODEA, LA PISCINA DE
BETSAIDA. COMO DESCIENDE EL ÁNGEL Y EL PRIMERO QUE SE
HECHA EN ELLA SE CURA
"Esta es la Probática, la piscina de Betsaida. Ahora tiene mucha agua. ¿Ves qué tranquila está? Dentro de poco verás que se mueve y que se levanta hasta llegar a aquella señal. ¿Lo ves? Ahora baja el Ángel del Señor. El agua lo siente y lo venera a su modo. Él de órdenes al agua de curar a quien se eche en ella. ¿Ves cuánta gente? Pero muchos se distraen y no ven el primer movimiento del agua; o bien, los más fuertes, sin caridad, estorban a los más débiles. No se debe uno nunca distraer ante las señales de Dios. Es menester siempre vigilar, porque nunca se sabe cuándo Dios se muestra o manda su ángel. Y nunca debe ser uno egoísta, ni siquiera por motivos de salud. Muchas veces, por estar discutiendo sobre a quién le toca primero, o quién tiene mayor necesidad, estos infelices pierden el beneficio de la venida angélica." Jesús pacientemente explica a Marziam que lo mira con sus ojos bien abiertos, atentos, pero sin dejar de echar un ojo al agua.
"¿Se puede ver al ángel? Me gustaría."
"Leví, un pastor de tu edad, lo vio. Mira bien tú y prepárate a alabarlo."
El niño no se distrae más. Sus ojos recorren el agua. No oye nada, no ve nada. Jesús entre tanto mira ese pequeño grupo de enfermos, ciegos, paralíticos que están esperando. También los apóstoles están observando atentamente. El sol juguetea con sus rayos de luz sobre el agua, y cual rey invade los cinco portales que rodean la piscina.
"Mira, mira" grita Marziam. "El agua sube, se mueve, ¡resplandece! ¡Qué luz! ¡El ángel!"... y el niño se arrodilla.
De hecho al moverse el agua dentro del estanque, parece como si lo hiciese debido a algo que la levantase hasta el borde, y resplandece cual espejo frente al sol. Por un instante, un resplandor que ciega. Un cojo prontamente se echa al agua, y poco después sale con la pierna curada, que antes estaba tullida con una gran cicatriz. Los demás se lamentan y pelean con el sanado, diciendo que él no estaba imposibilitado al trabajo, entre que ellos sí. La riña continúa.
Jesús da una mirada a su alrededor y ve a un paralítico en su camilla que llora en silencio. Se le acerca, se inclina, y le acaricia preguntándole: "¿Lloras?"
"Sí. Nadie se acuerda de mí. Estoy aquí, estoy aquí. Todos se curan, menos yo. Hace treinta y ocho años que estoy acostado. He acabado con todo. Han muerto los míos, ahora soy un peso para un pariente mío lejano que me trae aquí en la mañana y me lleva en la tarde... pero ya está cansado de hacerlo. Oh, ¡quisiera morirme!"
"No te desconsueles. Has tenido tanta paciencia y fe. Dios te escuchará."
"Lo espero... pero llegan momentos de desconsuelo. Tú eres bueno. Pero los otros... Quien se cura, por agradecimiento a Dios podría estar aquí a ayudar a sus pobres hermanos..."
"Debería hacerlo. Así es. Pero no tengas rencor. Ellos no piensan en esto. No es que tengan mala voluntad. Es la alegría de estar curados la que les hace egoístas. Perdónalos..."
"Tú eres bueno. Tú no harías así. Yo me esfuerzo en arrastrarme con mis manos hasta allí, cuando el agua se mueve, pero siempre otros se me adelantan, y cerca del borde no se puede estar, me aplastarían; y aunque estuviese allí, ¿quién me cuidaría? Si te hubiese visto antes, te lo habría pedido..."
"¿Quieres de veras curarte? Levántate, pues. ¡Toma tu camilla y camina!" Jesús se ha enderezado al dar la orden y parece como si al enderezarse, levantase también al paralítico, porque se pone en pie y luego da uno, dos, tres pasos, como si no creyese, detrás de Jesús que se va, y al ver que camina, da un grito que hace que todos se vuelvan a él.
"Pero ¿quién eres? En nombre de Dios, ¡dímelo! ¿Tal vez el Ángel del Señor?"
"Soy más que un ángel. Mi nombre es piedad. Vete en paz."
Todos se apiñan. Quieren ver. Quieren hablar. Quieren curarse. Acuden los guardias del Templo, que pienso que también estaban encargados de la piscina, y hacen a un lado aquel vocerío con amenaza de castigos.
El paralítico toma su camilla: dos barrotes con dos pequeñas ruedas y un pedazo de tela descosido en ellos. Contento se va, gritando detrás de Jesús: "Te volveré a ver. Jamás olvidaré ni tu nombre ni tu rostro."
¿POR QUÉ VAS CARGANDO ESO? ES SÁBADO.
NO TE ES LÍCITO
Jesús, mezclándose entre la gente, se va en dirección contraria, hacia la muralla. Todavía no ha pasado el último pórtico, como empujados por un ventarrón, un grupo de judíos de las peores castas, lo buscan para decirle sus insolencias. Miran, escudriñan, pero no logran comprender bien de qué se trata. Jesús se va mientras estos, desilusionados, a instigación de los guardias, se lanzan contra el pobre y feliz curado y le dicen: "¿ Por qué vas cargando eso? Es sábado. No te es lícito."
El hombre los mira y dice. "Yo no sé nada. Lo que sé es que quien me curó, me dijo: "Toma tu camilla y camina". Esto es lo que sé."
"Se tratará de un demonio porque te ordenó que violases el sábado. ¿Cómo era? ¿Quién era? ¿Judío? ¿Galileo? ¿Prosélito?"
"No lo sé. Estaba aquí. Me vio llorar y se me acercó. Me habló. Me curó. Y se fue con un niño de la mano. Creo que es su hijo, porque edad tiene para haberlo tenido."
"¿Un niño? Entonces no es Él... ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿No se lo preguntaste? ¡No mientas!"
"Me dijo que se llamaba Piedad."
"Eres un pedazo de alcornoque. Eso no es un nombre."
El hombre se encoge de espaldas y se va.
Los otros dicen: "Ciertamente era Él. Los escribas Anías y Zaqueo lo vieron en el Templo"
"Pero ¡Él no tiene hijos!"
"Y sin embargo es Él. Estaba con sus discípulos."
"Pero no estaba Judas. Es a quien conocemos bien. Los otros... pueden ser gente de cualquier parte."
"No. Eran ellos."
La discusión continúa, mientras los pórticos se llenan de gente.
Jesús vuelve a entrar en el templo por el otro lado, por el queda al poniente y que es el que está más cercano a la ciudad. Los apóstoles lo siguen. Jesús mira a su alrededor y finalmente encuentra a quien buscaba: a Jonatás, que a su vez lo andaba buscando.
"Se encuentra mejor, Maestro. La fiebre ha bajado. Tu Mamá dice que espera venir para el próximo sábado."
"Gracias, Jonatás. Has sido puntual."
"No muy puntual. Maximino el de Lázaro me entretuvo. Te anda buscando. Fue al pórtico de Salomón."
"Voy a alcanzarlo. Mi paz sea contigo, y dala a mi madre, a las discípulas y también a Judas."
Jesús, rápido, va al pórtico de Salomón en donde encuentra a Maximino.
"Lázaro se enteró de que estabas aquí. Te quiere ver para decirte una cosa importante. ¿Irás?"
"Sin duda alguna, y pronto. Le puedes decir que me espere dentro de la semana."
Maximino se va después de haber dicho algunas otras cuantas palabras.
"Vamos a orar todavía, ya que por eso regresamos hasta aquí" dice Jesús y se dirige al atrio de los hebreos.
JESÚS ENCUENTRA NUEVAMENTE AL PARALÍTICO CURADO
Pero cerca de él encuentra al paralítico curado, que vino a dar gracias al Señor. Lo descubre entre la multitud, lo saluda con alegría y le cuenta lo que pasó en la piscina después de su partida. Termina diciendo: "Luego uno de ellos me dijo, que estaba fuera de sí al verme sano, que Tú eres. Tú eres el Mesías. ¿Es verdad?"
"Lo soy. Pero aun cuando el agua te hubiese curado, o por otro medio hubieses recobrado la salud, tendrías el mismo deber para con Dios, de emplear tu alud en buenas obras. Estás curado. Vete pues con recta intención a emprender tu nueva vida. Y no peques más, para que Dios no te castigue. Adiós. Vete en paz."
"Soy viejo... no puedo nada... Quisiera ir en pos de ti para servirte, para conocerte. ¿Me aceptas?"
"No rechazo a nadie. Pero medítalo antes de venir. Y si te decidieres, ven."
"¿A dónde? No sé a dónde vas."
"Por el mundo voy. Donde quiera encontrarás discípulos que te llevarán a Mí. Que el Señor te ilumine lo mejor."
Jesús se dirige a su lugar y se pone a orar.
LLEGAN LOS ESCRIBAS, FARISEOS Y SADUCEOS Y ACUSAN A JESÚS
DE VIOLAR EL SÁBADO ¿QUIERES QUE SE TE RESPETE
COMO A ENVIADO DE DIOS?
¿ENVIADO? MUCHO MÁS: COMO A SU HIJO. PORQUE DIOS ES MI PADRE...
ESCRIBAS, FARISEOS Y SADUCEOS SE ESCANDALIZAN.
SE LLAMA HIJO DE DIOS. SACRILEGIO.
DIOS ES EL QUE ES Y NO TIENE HIJOS...
No sé si el hombre curado fuera espontáneamente a ver los judíos o si estos, que estaban en espera, lo hayan detenido para preguntarle si Él que le había hablado, era quien le había curado. Veo que el hombre habla con los judíos y que luego se va, mientras estos se acercan hasta la escalera por donde debe bajar Jesús para pasar a los otros patios y salir del templo. Cuando Jesús llega allí, sin siquiera saludarlo le dicen: "Así pues, ¿continúas violando el sábado, no obstante todos los reproches que se te han hecho? Y ¿quieres que se te respete como a enviado de Dios?"
"¿Enviado? Mucho más: como a su Hijo. Porque Dios es mi Padre. Si, no me queréis respetar, no lo hagáis, pero Yo no dejaré de cumplir mi misión por esto. No hay un momento en que Dios no deje de obrar. Ahora también mi Padre está trabajando, y Yo también, porque un buen hijo hace lo que hace su padre, y porque he venido a trabajar en la tierra."
Se acerca gente a la disputa. Entre ella hay quienes conocen a Jesús, otros que recibieron de Él algún beneficio, y otros que le ven por vez primera. Algunos le estiman, otros le odian, otros son indiferentes. Los apóstoles forman grupo con su Maestro. Marziam casi tiene miedo y pone cara como de querer llorar.
Los judíos, mezcla de escribas, fariseos y saduceos, gritan en voz alta lo que les parece escándalo: "¡Tienes osadía! ¡Oh! ¡Se llama Hijo de Dios! ¡Sacrilegio! ¡Dios es el que es y no tiene hijos! ¡Llamad a Gamaliel! ¡Llamad a Sadoc! Reunid a los rabíes para que oigan y le demuestren que está equivocado."
DIOS ES UNO Y TRINO: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO
EL VERBO, O SEA EL HIJO DEL PENSAMIENTO, HA VENIDO,
SEGÚN LAS PROFECÍAS PARA SALVAR A ISRAEL
Y AL MUNDO DEL PECADO.
YO SOY EL VERBO. SOY EL MESÍAS PREDICHO.
ME ACUSÁIS DE SER UN DEMONIO PORQUE OBRO PRODIGIOS ...
¿POR QUÉ ENTONCES NO HACE ÉL LO QUE HAGO YO?
"No os espantéis. Llamadlos y os dirán, si es verdad que sepan que Dios es Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo y que el Verbo, o sea el Hijo del Pensamiento, ha venido, según las profecías para salvar a Israel y al mundo del pecado. Yo soy el Verbo. Soy el Mesías predicho. No cometo por lo tanto ningún sacrilegio si al Padre lo llamo mi Padre. Estáis inquietos porque hago milagro, y porque de este modo me atraigo las multitudes y las convenzo. Me acusáis de ser un demonio porque obro prodigios. Pero Belzebú anda por el mundo desde hace tantos siglos y en realidad, que no le han faltado adoradores devotos... ¿Por qué entonces no hace él lo que hago Yo?"
La gente cuchichea: "Es verdad, es verdad, nadie hace lo que Él hace."
LA RAZÓN ES QUE YO SÉ LO QUE ÉL NO SABE
Y PUEDO LO QUE ÉL NO PUEDE.
SI HAGO OBRAS DE DIOS ES PORQUE SOY SU HIJO. POR SÍ MISMO
UNO NO PUEDE LLEGAR A HACER LO QUE NO HA VISTO.
YO, EL HIJO, NO PUEDO HACER SINO LO QUE HE VISTO QUE HACE
EL PADRE, PUES SOY UNO CON ÉL POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS
, Y TENEMOS IGUAL NATURALEZA E IGUAL PODER
TODAS LAS COSAS QUE HACE EL PADRE TAMBIÉN LAS HAGO
YO QUE SOY SU HIJO
EL PADRE ME AMA A MÍ, SU HIJO, Y ME AMA SIN MEDIDA
ASÍ COMO YO LE AMO.
POR ESTO ME HA MOSTRADO TODO CUANTO HACE,
PARA QUE YO HAGA TODO LO QUE ÉL HACE...
Jesús continúa: "Os lo diré: la razón es que Yo sé lo que él no sabe y puedo lo que él no puede. Si hago obras de Dios es porque soy su Hijo. Por sí mismo uno no puede llegar a hacer lo que no ha visto. Yo, el Hijo, no puedo hacer sino lo que he visto que hace el Padre, pues soy uno con Él por los siglos de los siglos, y tenemos igual naturaleza e igual poder. Todas las cosas que hace el Padre, también las hago Yo que soy su Hijo. Ni Belzebú, ni otros pueden hacer lo que Yo hago, porque Belzebú y los otros no saben lo que Yo sé. El Padre me ama a mí, su Hijo, y me ama sin medida así como Yo le amo. Por esto me ha mostrado todo cuanto hace, para que Yo haga todo lo que Él hace: Yo sobre la tierra, en este tiempo de gracia, Él en el cielo, antes de que el templo existiese en la tierra. Y me mostrará cosas mucho mayores para que las haga y para que quedéis admirados.
SU PENSAMIENTO ES INAGOTABLE EN EL PENSAR.
NO HAY LIMITACIÓN PARA NOSOTROS,
NI EXISTE COSA QUE NO PUEDA APLICARSE EN LOS TRES GRADOS
DEL HOMBRE: EL INFERIOR, EL SUPERIOR, EL ESPIRITUAL
POR EL AMOR INFINITO QUE EL PADRE TIENE POR EL HIJO,
SE ME HA CONCEDIDO NO SOLO DEVOLVER
LA VIDA A LA PARTE INFERIOR,
SINO TAMBIÉN A LA SUPERIOR, LIBRANDO AL PENSAMIENTO
DEL HOMBRE Y SU CORAZÓN DE LOS ERRORES MENTALES
Y DE LAS MALA PASIONES,
Y A LA PARTE ESPIRITUAL HACER QUE EL ESPÍRITU
SE LIBERTE DEL PECADO,
PORQUE EL PADRE NO JUZGA A NADIE, SINO QUE HA DEJADO
QUE EL HIJO JUZGUE, PUES ÉL ES CON SU SACRIFICIO
HA COMPRADO LA HUMANIDAD PARA REDIMIRLA...
Su pensamiento es inagotable en el pensar. Yo lo imito siendo inagotable en cumplir lo que el padre piensa y quiere con el pensamiento. No comprendéis todavía cuanto el amor creó inagotablemente. nosotros somos el Amor. No hay limitación para Nosotros, ni existe cosa que no pueda aplicarse en los tres grados del hombre: el inferior, el superior, el espiritual. Pues así como el Padre resucita los muertos y les devuelve la vida, de igual modo Yo, Hijo, puedo dar la vida a los que quiera, y también por el amor infinito que el Padre tiene por el Hijo, se me ha concedido no sólo devolver la vida a la parte inferior, sino también a la superior, librando al pensamiento del hombre y su corazón de los errores mentales y de las malas pasiones, y a la parte espiritual hacer que el espíritu se liberte del pecado, porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha dejado que el Hijo juzgue, pues Él es quien con su sacrificio ha comprado la humanidad para redimirla; y esto lo hace el Padre con justicia, porque a quien le paga a Él con su moneda es justo que se le dé, y para que todos honren al Hijo como honran al Padre.
TENED EN CUENTA QUE SI SEPARÁIS AL PADRE DEL HIJO,
O AL HIJO DEL PADRE Y NO OS ACORDÁIS DEL AMOR,
NO AMÁIS A DIOS COMO SE DEBE AMAR: CON VERDAD Y SABIDURÍA,
MÁS BIEN SOIS CULPABLES DE HEREJÍA PORQUE DAIS CULTO
A UNO SOLO MIENTRAS ELLOS SON UNA ADMIRABLE TRINIDAD
Tened en cuenta que si separáis al Padre del Hijo, o al Hijo del Padre, y no os acordáis del Amor, no amáis a Dios como se debe amar: con verdad y sabiduría, más bien sois culpables de herejía porque dais culto a uno solo mientras Ellos son una admirable Trinidad. Por esto, quien no honra al Hijo es como si no honrase al Padre, porque el Padre, Dios no acepta que una parte suya se adorada, sino que quiere que sea adorada su plenitud. Quien no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió por un pensamiento perfecto de amor. Niega pues, que Dios sepa hacer cosas justas.
EN VERDAD OS DIGO QUE QUIEN ESCUCHA MI PALABRA
Y CREE EN QUIEN ME HA ENVIADO, TIENE LA VIDA ETERNA
Y NO ES AMENAZADO CON LA CONDENACIÓN...
En verdad os digo que quien escucha mi palabra y cree en quien me ha enviado, tiene la vida eterna y no es amenazado con la condenación, sino que pasa de la muerte a la vida, porque creer en Dios y aceptar mi palabra quiere decir infundir en sí mismo la vida que no muere. Está llegando la hora, mejor dicho, para muchos ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y quien la sintiere resonar llena de vida en el fondo de su corazón, vivirá.
¿Qué dices, tú, escriba?"
"Digo que los muertos no oyen nada, y que Tú eres un loco."
"El cielo te persuadirá que no es así, y que tu saber es nada respecto del de Dios. Habéis en tal manera materializado las cosas sobrenaturales, que no ponéis en las palabras sino que una significación inmediata y terrenal. Habéis enseñado el Haggada con fórmula fijas que son vuestras sin esforzaros en comprender las alegorías en su verdad, y ahora en vuestro corazón, que está cansado de ser oprimido de una humanidad, siempre victoriosa sobre el espíritu, no creéis ni siquiera en lo que enseñáis. Y esta es la razón por la que no podéis luchar contra las fuerzas ocultas.
La muerte de que os estoy hablando no es la de la carne, sino la del espíritu. Vendrán quienes oirán con sus orejas mi palabra y la aceptarán en su corazón y la pondrán en práctica. Estos, aunque muertos en el alma, volverán a vivir, porque mi palabra es vida que se infunde y la puede dar a quien quiera o, porque en Mí es perfección de vida, pues así como el Padre tiene en sí la vida perfecta, así también el Hijo consiguió del Padre la vida, en Sí mismo, perfecta, completa, eterna, inexhausta y fácil de transfundir. Con la vida el Padre me dio el poder de juzgar, porque el Hijo del Padre es el Hijo del hombre, y puede y debe juzgar al hombre.
No os maravilléis de esta primera resurrección, la espiritual que llevo a cabo con mi palabra. Veréis cosas mayores, mayores para vuestros pensamientos lerdos, porque en verdad os digo que no hay cosa mayor que la resurrección invisible pero real de un espíritu. Pronto llega la hora en que hasta los sepulcros llegará la voz del Hijo de Dios, y los que se encuentran en ellos, la escucharán; y los que hicieron el bien, saldrán de ellos para ir a la resurrección de la vida eterna, y los que hicieron el mal, a la resurrección de una condenación eterna.
No digo que haré esto y no lo haré por Mí mismo, por mi propia voluntad, sino por voluntad del Padre que está unido conmigo. Yo hablo y juzgo según escucho y mi juicio es recto porque no busco mi voluntad, sino la del que me envió.
Yo no estoy separado del Padre. Yo estoy en Él y Él está en Mí y conozco su pensamiento y lo traduzco en palabras y en acciones.
Lo que Yo digo para dar testimonio de Mí mismo no puede aceptarlo vuestro espíritu incrédulo que no quiere ver en Mí más que a un hombre semejante a todos vosotros. Hay también otro que da testimonio de Mí, y a quien veneráis como gran profeta. Yo sé que su testimonio es verdadero. Decís que lo veneráis, pero no aceptáis su testimonio porque no se adapta a vuestro pensamiento que me es contrario. No aceptáis el testimonio del hombre justo, el del último profeta de Israel, porque en lo que no os agrada, decís que no es más que un hombre, y que puede equivocarse.
Mandasteis preguntar a Juan, esperando que dijese de Mí lo que deseabais, esto es, lo que pensáis de Mí, lo que queréis pensar. Pero Juan dio un testimonio verdadero y no pudisteis aceptarlo. Pues como el profeta dice que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, vosotros en lo secreto de vuestros corazones, ya que tenéis miedo a las multitudes, decís que el Profeta es un loco como lo es el Cristo. Yo también no recibo el testimonio del hombre, aun cuando sea el más santo de Israel. Yo os digo: él era la lámpara que ardía e iluminaba y vosotros quisisteis por un poco tiempo gozar de su luz. Cuando esta luz se proyectó sobre Mí, para daros a conocer el Cristo por lo que es, permitisteis que la lámpara fuese puesta bajo el almud, y antes de esto levantasteis entre ella y vosotros un muro, para no ver en su luz al Cristo del Señor.
Agradezco a Juan el que haya dado testimonio de mí, y también se lo agradece el Padre. Juan recibirá un gran premio por este testimonio, brillando en el cielo como el primer sol entre todos los hombres, que también brillarán, porque fueron fieles a la verdad, y tuvieron hambre de justicia. Sin embargo Yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, y son mis obras, porque las que el Padre me encomendó que llevase a cabo, las hago, y ellas dan testimonio de que el Padre me envió al darme todo poder. Y así es el Padre mismo quien me envió, quien da testimonio a mi favor.
Jamás habéis oído su voz, ni visto su rostro. Yo lo he visto y lo estoy viendo, y lo he oído y lo estoy oyendo. En vosotros su palabra no permanece, porque no creéis en el que Él envió.
Investigáis las Escrituras porque creéis obtener por su conocimiento la vida eterna, y ¿no caéis en la cuenta que son exactamente ellas las que hablan de Mí? Y ¿por qué entonces seguís en vuestra resolución de no acercaros a Mí para tener la vida? Os lo diré: porque cuando una cosa es contraria a vuestras ideas inveteradas, la rechazáis. Os falta humildad. No podéis llegar a decir: "Me he equivocado. Este o aquel libro dice lo cierto y yo me encuentro en error". Así hicisteis con Juan, así con las Escrituras, así con el Verbo que os está hablando. No podéis ver ni entender porque estáis envueltos de soberbia y aturdidos con vuestras voces.
¿Creéis que os hablo así porque tengo deseos de que me glorifiquéis? No, tenedlo en cuenta. yo no busco y no acepto la gloria de los hombres. Lo que busco y quiero es vuestra salvación eterna. Esta es la gloria que busco. Mi gloria de Salvador no puede existir si no tengo a los que salve, que aumenta tanto más cuanto más aumente el número de los salvados, gloria que me darán los espíritus, y el Padre y el Espíritu Purísimo. Pero vosotros no os salvaréis. Os conozco por lo que sois. No tenéis en vosotros el amor de Dios. Estáis sin amor, y por esto no venís al Amor que os habla , y no entraréis en el reino del Amor. Allí sois unos desconocidos. El Padre no os conoce porque no me conocéis a Mí que estoy en el Padre. No me queréis conocer.
Vine en nombre de mi Padre y no me recibís pero estáis prontos a recibir a cualquiera que venga en nombre propio, con tal de que diga lo que os agrada. ¿Decís que sois espíritus de fe? No. No lo sois. ¿Cómo podéis creer vosotros que mendigáis la gloria entre vosotros mismos, y no buscáis la gloria de los cielos que procede de Dios? La gloria que es verdad, y no juego de intereses que se quedan en la tierra y que brindan sólo sus caricias a la humanidad viciosa de los desgraciados hijos de Adán.
No os acusaré ante el Padre, ni os lo imaginéis. Hay quien os acuse. Moisés en quien esperáis, os echará en cara el que no hayáis creído en Mí, porque él escribió de Mí y no me reconocéis en lo que él dejó escrito de Mí. vosotros no creéis en las palabras de Moisés que es el gran personaje por el que juráis. ¿Cómo podéis creer entonces a las mías, a las del Hijo del Hombre, en las que no tenéis fe? Humanamente hablando es lógico. Pero aquí estamos en el campo del espíritu, y se trata fe vuestras almas, Dios las contempla a la luz de mis obras y compara las acciones vuestras con lo que enseño y os juzga.
Yo me voy. Por mucho tiempo no me volveréis a encontrar, y tened en cuenta que no es un triunfo, sino un castigo. Vámonos."
Jesús se abre paso por entre la multitud de entre la que algunos permanecen mudos, y otros dan su aprobación en voz baja por temor a los fariseos. La multitud poco a poco se retira.
IV. 542-552
A. M. D. G.