MERECE PERDER UNA AMISTAD POR 

CONQUISTAR UN ALMA

 


 

#Rogad, pues, al dueño de la tierra que mande muchos operarios a su mies.  

#¿es verdad que María de Mágdala pidió perdón en la casa del fariseo?   

#Simón el fariseo ardía en deseos de ver uno. Se lo di. Lo elegí para que fuese testigo, para que fuese el paraninfo de los esponsalicios de un alma con la gracia   

#"Encontré un alma. Merece perder un hombre con su amistad, la pobre amistad de un hombre, si con ello se hace regresar un alma a la amistad de Dios."   

#Es menester que hagamos transacciones con ellos, que nos adaptemos a ellos para que sean nuestros amigos."   

#"Esto jamás, Judas. En la verdad, en la honestidad, en la conducta moral, no existen adaptaciones ni transacciones" con voz fuerte dice Jesús.   

#JESÚS HABLA A LA GENTE  

 #PARÁBOLA DEL HOMBRE QUE AL EXCAVAR LA TIERRA encontró un filón de un metal precioso   

#MARTA QUIERE HABLAR A JESÚS PORQUE NO SABE DONDE está su hermana, y se encuentra muy angustiada. Jesús le consuela   

#¡BASTA! EXIJO DE TI FE EN MIS PALABRAS   

#¿No sabes que no hay nada desligado de cuanto sucede y existe en lo creado, sino que todo sigue una ley eterna de dependencia y de consecuencias, por la que la acción de uno tiene repercusiones naturales y sobrenaturales vastísimas?   

#También ella corrió al rayo que la llamaba... a la Madre universal. Y la veremos regresar a la aurora feliz... porque ha salido para siempre de las tinieblas, con una Mamá a su lado, la mía, para no ser jamás huérfana.

 


 

Jesús viene por el camino del lago de Merón al de Galilea. Están con Él Zelote y Bartolomé y parece como que esperan cerca de un riachuelo, que con su hilito de agua alimenta las plantas, a los demás que están llegando de dos direcciones opuestas.

Hace mucho calor y con todo ha venido mucha gente detrás de los tres grupos, que predicaron por la campiña, escoltando los enfermos al grupo de Jesús y reservándose el derecho de hablar de Él a los sanos. Muchos de los curados forman un grupo. Se sientan entre los árboles, y su alegría es tal que no experimentan ni el cansancio producido por el calor, ni el polvo, ni la luz deslumbradora, cosas que a los demás sí que molestan.

Cuando el grupo que capitanea Judas Tadeo llega a donde está Jesús, salta a los ojos el cansancio de todos los que lo forman y que lo siguen. El último en legar es el capitaneado por Pedro, en que hay muchos de Corozaim y Betsaida.

"Hicimos lo que se pudo, Maestro, pero sería necesario que hubiese más grupos... Ves. No se puede caminar mucho, por el calor. Y entonces ¿qué? Parece como si el mundo se extendiese cuanto más están esparcidas las poblaciones y crecen las distancias. Jamás me había imaginado que la Galilea fuese así tan vasta. Nos encontramos en un rincón de ella, exactamente en un ángulo suyo, y no logramos evangelizarla, pues es muy extensa y los que sienten necesidad y deseo de verte son muchos" dice Pedro.

"¡No es que el mundo se extienda, Simón, es que muchos conocen a nuestro Maestro!" explica Tadeo.

"Sí, es verdad. Mira cuánta gente. Algunos nos siguen desde esta mañana. Cuando el calor arreció nos refugiamos en un bosque. Y todavía ahora que la tarde va cayendo, cuesta trabajo caminar. Y estos pobrecitos viven mucho más lejos que nosotros. Si esto sigue creciendo así, no sé cómo haremos..." dice Santiago de Zebedeo.

"En octubre vendrán también los pastores," agrega Andrés con aire de querer dar ánimos.

"¡Ah, sí! Pastores, discípulos, ¡bonita ayuda! No sirven más que para decir: "Jesús es el Salvador. Allí está" "responde Pedro.

"Pero al menos la gente sabrá dónde se encuentra. Ahora, no. Nosotros estamos allá y ellos corren aquí, entre tanto que vienen aquí, nosotros estamos allá y deben correr detrás de nosotros. Y no es nada cómodo con niños y enfermos."

 

ROGAD, PUES, AL DUEÑO DE LA TIERRA 

QUE MANDE MUCHOS OPERARIOS A SU MIES.

 

Jesús habla: "Tienes razón, Simón Pedro. También siento compasión por esta almas y por esta gente. Puede ser causa de una desventura irremediable el que muchos no me encuentren en un determinado momento. Ved qué cansados y extraviados están los que todavía no poseen la certeza de mi verdad, y cuánta hambre experimentan los que gustaron mi palabra, y no pueden estar sin ella, ni tampoco ninguna otra palabra los satisface. parecen ovejas sin pastor que vagan por todas partes sin encontrar quien les conduzca y quien las lleve a los pastizales. vosotros debéis ayudarme con todas vuestras fuerzas espirituales, morales y físicas. Debéis aprender a ir no a grupos numerosos, sino a multitudes. Y a ellas mandaremos los mejores discípulos. Porque realmente la mies es mucha. ¡Oh! en este verano os prepararé ara esta gran misión. Para Tamuz se nos habrá reunido Isaac con los mejores discípulos y os prepararé. Todavía no daréis abasto, pues si la mies es verdaderamente, los operarios por su parte son pocos. Rogad, pues, al dueño de la tierra que mande muchos operarios a su mies."

"Sí, Señor mío. Pero no cambiará gran cosa la situación de estos que te buscan" dice Santiago de Alfeo.

"¿Por qué, hermano?"

"Porque no buscan solo doctrina y palabra de vida, sino que les cure en sus debilidades, enfermedades, en todo lo que Satanás o la vida pudo haberles causado de mal en su cuerpo o en su alma. Y esto Tú solo puedes hacerlo, porque en Ti existe el poder."

"Aquellos que conmigo formen una sola cosa, llegarán a hacer lo que Yo hago, y se socorrerá a los pobres en todas sus miserias. Pero todavía no poseéis en vosotros lo que es necesario para llegar a esto. Esforzaos en superaros a vosotros mismos, en pisotear vuestra debilidad humana para hacer triunfar el espíritu. Asimilad no sólo mis palabras, sino su espíritu, esto es, santificaos por medio de ella, y luego podréis todo. Y ahora vamos a decirles mi palabra, ya que no quieren irse si no les dirijo la palabra de Dios. Luego regresaremos a Cafarnaum. También hay allí quien nos está esperando..."

 

¿ES VERDAD QUE MARÍA DE MÁGDALA PIDIÓ PERDÓN 

EN LA CASA DEL FARISEO?

 

"Señor, ¿es verdad que María de Mágdala pidió perdón en la casa del fariseo?"

"Es verdad, Tomás."

"¿Y Tú se lo concediste?" pregunta Felipe.

"Se lo di."

"Hiciste mal" exclama Bartolomé.

"¿Por qué? Era un arrepentimiento sincero y merecía perdón."

"Pero no debías de habérselo dado en aquella casa, públicamente..." reprocha Iscariote.

"No veo en qué me haya equivocado."

"En esto: Tú sabes quiénes son los fariseos, cuántas cavilaciones tienen en su cabeza, cómo te espían, te calumnian, te odian. Tenías en Cafarnaum un amigo, y era Simón. Y llamas a su casa a una prostituta para profanarle la casa y hacer que se escandalicen de tu amigo Simón."

 

SIMÓN EL FARISEO ARDÍA EN DESEOS DE VER UNO (MILAGRO). 

SE LO DI. 

 

LO ELEGÍ PARA QUE FUESE TESTIGO, 

PARA QUE FUESE EL PARANINFO DE LOS ESPONSALICIOS 

DE UN ALMA CON LA GRACIA.

 

"No la llamé Yo. Ella vino. No era una prostituta. Era una arrepentida. Esto cambia mucho. Si antes no se sentía asco en acercarse a ella, y en desearla siempre, igualmente en mi presencia, ahora que no es más un cuerpo sino un alma, no se debe tener repugnancia en verla entrar para arrodillarse a mis pies y para llorar al acusarse, envilecerse en una confesión humilde, pública que manifestó con su llanto. La casa de Simón el fariseo se ha santificado con un gran milagro: "con la resurrección de un alma". Hace unos cinco días preguntó en la plaza de Cafarnaum: "¿Hiciste sólo este milagro?" él mismo se respondió: "Ciertamente no", pues ardía en deseos de ver uno. Se lo di. Lo elegí para que fuese testigo, para que fuese el paraninfo de los esponsalicios de un alma con la gracia. Debería estar orgulloso."

"Y al contrario, está escandalizado. Has perdido un amigo."

 

"Encontré un alma. 

Merece perder un hombre con su amistad, 

la pobre amistad de un hombre, 

si con ello se hace regresar un alma a la amistad de Dios."

 

"Encontré un alma. Merece perder un hombre con su amistad, la pobre amistad de un hombre, si con ello se hace regresar un alma a la amistad de Dios."

"Es inútil. Contigo no se puede reflexionar a la manera humana. Estamos en la tierra, Maestro. Acuérdate de ello. Rigen las leyes y las ideas de la tierra. Tú obras con el método del cielo, te mueves en tu cielo que tanto amas, todo lo ves a través de las luces del cielo. ¡Pobre Maestro mío! ¡Cuán divinamente inepto eres para vivir entre nosotros los perversos!" Judas Iscariote lo abraza entre admirado y triste. Termina diciendo: "Siento en el alma que te hagas de tantos enemigos por demasiada perfección."

"No te acongojes, Judas. Está escrito que así sea. Pero ¿cómo sabes que Simón se ofendió?"

"No dijo haberse ofendido. Sino que a mí y a Tomás nos dio a entender que eso no estaba bien. No debías haberla invitado a su casa a donde no entran sino personas honestas."

"¡Ja! Mejor ni toquemos la honestidad de Simón" dice Pedro. Y Mateo: "Podría asegurar que el sudor de las prostitutas se ha filtrado en el pavimento de Simón, en sus mesas y en otros lugares más."

"Pero no públicamente" objeta Iscariote.

"No. Con hipocresías para ocultar el hecho."

"Entonces todo cambia."

"Cambia también cuando una prostituta entra para decir: "Dejo mi pecado infame", como cambia cuando otra dice: "Ya vine. Aquí estoy para cometer juntos el pecado". "

"Mateo tiene razón" dicen todos.

 

ES MENESTER QUE HAGAMOS TRANSACCIONES CON ELLOS... 

PARA QUE SEAN NUESTROS AMIGOS.

 

ESTO JAMÁS... EN LA HONESTIDAD, EN LA CONDUCTA MORAL, 

NO EXISTEN ADAPTACIONES NI TRANSACCIONES...

 

"Sí, tiene razón. Pero ellos no piensan como nosotros. Es menester que hagamos transacciones con ellos, que nos adaptemos a ellos para que sean nuestros amigos."

"Esto jamás, Judas. En la verdad, en la honestidad, en la conducta moral, no existen adaptaciones ni transacciones" con voz fuerte dice Jesús. Y concluye: "Por otra parte me consta que hice bien. Y es suficiente. Vamos a despedir a estos que están cansados."

Se dirige a los que están sentados bajo los árboles y que miran a donde está Él con ansias de oírlo.

 

JESÚS HABLA A LA GENTE

 

"La paz sea con todos vosotros. Despreciando distancias y calores habéis venido a oír la Buena Nueva. En verdad os digo que habéis empezado a comprender realmente lo que significa el reino de Dios, que el poseerlo es una cosa preciosa, y que es una felicidad el pertenecer a él. Para vosotros no es fatiga lo que para otros es, porque el corazón manda en vosotros, y dice a la carne: "Alégrate de que te aflija. Lo hago por tu felicidad. Cuando te habrás reunido conmigo, en la resurrección final, me amarás, porque te pisoteé y verás en mí tu segundo salvador". ¿No habla de este modo vuestro corazón? Claro que así habla. Apoyáis vuestras acciones en la enseñanza de mis palabras lejanas. Ahora os doy otras luces para haceros siempre más enamorados de este reino que os espera, y cuyo valor es inapreciable.

 

PARÁBOLA DEL HOMBRE QUE AL EXCAVAR LA TIERRA 

ENCONTRÓ UN FILÓN DE UN METAL PRECIOSO

 

Escuchad: un hombre fue al campo a coger una poca de tierra para su huerto. Al excavar con todas sus fuerzas en la tierra dura, encontró, después de una cierta profundidad, un filón de un metal precioso. ¿Qué hará? Cubre con la tierra lo que descubrió. No le importa trabajar más todavía porque el descubrimiento merece la fatiga. Se va a su casa, recoge todas sus riquezas que tenía en dinero y las cosas que tenía las vende para tener más dinero. Después va a la casa del dueño del campo y le dice: "Tu campo me gusta. ¿En cuánto me lo vendes?" "Si yo no quiero venderlo" responde el otro. El hombre ofrece cada vez sumas mayores, desproporcionadas con el valor del campo, lo cual termina por seducir al dueño quien está pensando: "Este hombre está loco, y como lo es, me aprovecho de ello. Acepto la suma que me ofrece. no es un logro inmoderado porque él es quien me lo ofrece. Con esa cantidad me compraré al menos otros tres campos, y mejores". Vende, pues, su terreno, convencido de haber hecho un magnífico negocio. Sin embargo, es el otro el que ha hecho un negocio incomparable. Se privó de cosas que los ladrones le pueden robar, o puede perder, o se le pueden acabar, y se ha hecho dueño de un tesoro que es inagotable por ser verdadero, natural. Merece pues sacrificar todo cuanto tiene para adquirirlo. Por algún tiempo se queda tan sólo con la posesión del campo, pero en realidad, se ha hecho dueño del tesoro que en él está escondido.

Esto lo habéis entendido y os comportáis como el hombre de la parábola. Dejáis las efímeras riquezas para poseer el reino de los cielos. Las vendéis a los necios del mundo. Se las entregáis. Aceptáis ser objeto de burla a los ojos del mundo por comportaros aparentemente de una manera necia. Haced siempre de este modo, hacedlo, y vuestro Padre que está en los cielos con gozo os dará un día vuestro lugar en el reino.

Regresad a vuestros hogares antes de que venga el sábado, y en el día del Señor pensad en la parábola del tesoro que es el reino celestial. La paz sea con vosotros."

La gente se dispersa lentamente por caminos y veredas de la campiña, mientras Jesús a su vez  se dirige a Cafarnaum envuelto en la tarde que va bajando.

Llega allí cuando ha entrado la noche. En silencio atraviesan la ciudad bajo la luz de la luna que es la única lámpara que hay por las callejuelas oscuras y mal empedradas. También en silencio entran en el huerto que da al lado de la casa, pensando que todos estén ya dormidos. Sin embargo hay una luz que arde en la cocina y tres sombras, que se mueven al movimiento de la llama, se proyectan en la pared blanca del horno.

"Hay gente, Maestro, que te está esperando. Pero las cosas no pueden seguir así. Ahora mismo voy a decirles que estás muy cansado. Vete entre tanto a la terraza."

"No. Simón. Voy a la cocina. Si Tomás entretuvo a esas personas, señal es que hay un motivo serio."

Los que estaban dentro oyeron el cuchicheo, y Tomás, el dueño de la casa, se asoma al umbral.

 

MARTA QUIERE HABLAR A JESÚS PORQUE NO SABE DONDE 

ESTÁ SU HERMANA, Y SE ENCUENTRA MUY ANGUSTIADA. 

 

JESÚS LA CONSUELA

 

"Maestro, está la mujer de siempre. Desde ayer por la tarde se está esperando. Está con un siervo", y luego en voz baja: "Está muy excitada. llora sin descanso..."

"Está bien. Dile que venga arriba ¿En dónde durmió?"

"No quería dormir, pero al final se retiró, por alguna hora, ya al amanecer, a mi recámara. Hice que el siervo durmiera en uno de vuestros lechos."

"Está bien. También esta noche dormirá, y tú dormirás en el mío."

"No. Maestro. Iré a la terraza y me dormiré en las esteras. Dondequiera puedo dormir."

Jesús sube a la terraza y también Marta.

"La paz sea contigo, Marta."

Un sollozo es la respuesta.

"¿Todavía lloras? ¿Pero no eres feliz?"

Marta con su cabeza dice que no.

"¡Qué pues!"...

Una larga pausa llena de sollozos, luego: "Hace muchas noches que María no ha regresado, y no se le encuentra. Ni yo, ni Marcela, ni la nodriza la encontramos... Salió con su carro que había mandado preparar. Iba pomposa en sus vestiduras... ¡Oh! no quiso ponerse otra vez las mías... No iba semidesnuda, pero iba muy provocativa... Se llevó consigo joyas y perfumes... No ha regresado. Devolvió al siervo en las primera casas de Cafarnaum, diciéndole: "Volveré con otra compañía". Pero no ha regresado. ¡Nos engañó! Tal vez se sintió sola, tal vez se sintió tentada... o le pasó algún mal... No ha vuelto..." Y Marta se deja caer de rodillas llorando con la cabeza reclinada sobre el antebrazo que se recarga sobre un montón de sacos vacíos.

Jesús con su mirada dominadora le dice despacio y con tono seguro: " No llores. Hace tres noches que María vino a Mí. Me embalsamó los pies, y junto a ellos puso todos sus joyeles. De este modo se ha consagrado y para siempre; y ocupa un lugar entre mis discípulas. No la denigres en tu corazón. Te ha ganado."

"¿Pero dónde, dónde está mi hermana?" grita Marta levantando su rostro desencajado. "¿Por qué no regresó a casa? ¡Ha sido acaso asaltada? ¿Subió acaso a una barca y se ahogó? ¿O bien algún amante a quien haya rechazado la raptó? ¡Oh María, María mía! ¡La había encontrado y muy pronto la perdí!" Marta está fuera de sí. No piensa en que los que están abajo, pueden oírla. No piensa en que Jesús puede decirle dónde está su hermana. Se desespera sin querer reflexionar en algo.

 

¡BASTA! EXIJO DE TI FE EN MIS PALABRAS

 

Jesús la toma por los puños y la hace que se aquiete con su fuerza hercúlea y que lo escuche, con su mirada magnética: "¡Basta! Exijo de ti fe en mis palabras. Exijo de ti generosidad. ¿Has entendido?" Y no la suelta sino hasta que ve que se tranquiliza un poco.

"Tu hermana fue a disfrutar de su alegría en medio de una soledad santa porque existe en ella el pudor supersensible de los redimidos. Te lo había dicho antes. No puede soportar que sus familiares le miren dulce, pero escrutadoramente, su vestido de esposa de la gracia. Lo que digo es siempre verdad. Me debes creer."

"Sí, Señor, sí. Pero mi María ha sido por mucho tiempo presa del demonio. La ha vuelto a tomar, el..."

 

¿NO SABES QUE NO HAY NADA DESLIGADO DE CUENTO SUCEDE 

Y EXISTE EN LO CREADO, SINO QUE TODO SIGUE UNA LEY 

ETERNA DE DEPENDENCIA Y DE CONSECUENCIAS, POR LA QUE 

LA ACCIÓN DE UNO TIENE REPERCUSIONES NATURALES Y 

SOBRENATURALES VASTÍSIMAS?

 

"Él se está vengando de ti por la presa que para siempre perdió. ¿Acaso debo ver que tú, la fuerte, te conviertes en su presa por un miedo necio que no tiene razón de ser? ¿Debo ahora ver que por causa de ella, que cree en Mí, pierdes tú la radiante fe que siempre has manifestado? ¡Marta! Mírame bien. Escúchame. No escuches a Satanás. ¿No sabes que cuando se ve obligado a abandonar la presa porque Dios lo ha vencido, se da inmediatamente trazas, este incansable atormentador de los hombres, este incansable ladrón de los derechos de Dios, para encontrar otras presas? ¿No sabes que son los tormentos de un tercero, que resiste sus asaltos porque es bueno y fiel, los que dan consistencia a la curación de un corazón? ¿No sabes que no hay nada desligado de cuanto sucede y existe en lo creado, sino que todo sigue una ley eterna de dependencia y de consecuencias, por la que la acción de uno tiene repercusiones naturales y sobrenaturales vastísimas? Tú llora aquí, tú que conoces la duda cruel, y continúas siendo fiel a tu Mesías aún en esta hora de tinieblas. Allá, en un lugar no muy lejano, que no sabes, María siente que se despeja su última duda de haber sido perdonada y su llanto se cambia en una sonrisa y sus sombras en luz. Fue tu tormento el que la guió allá donde hay paz, allá donde se regeneran las almas, junto a la Mujer sin mancha, junto a la que es así vida que obtuvo al haber dado al mundo el Mesías que es la vida. Tu hermana está con mi Madre. ¡Oh! no es la primera que recoge las velas en ese puerto de paz después que el suave rayo de la hermosa estrella María la llamó a su seno de amor mudo y activo por amor de su Hijo. Tú hermana está en Nazaret."

"¿Pero cómo fue, si no conoce a tu Madre, tu casa?... Sola... De noche... Así sin medios.... con aquel vestido... Un camino tan largo... ¿Cómo?"

 

TAMBIÉN ELLA CORRIÓ AL RAYO QUE LA LLAMABA... A LA 

MADRE UNIVERSAL.

 

Y LA VEREMOS REGRESAR A LA AURORA FELIZ... PORQUE HA 

SALIDO PARA SIEMPRE DE LAS TINIEBLAS, CON UNA MAMÁ A 

SU LADO, LA MÍA, PARA NO SER JAMÁS HUÉRFANA.

 

"¿Cómo? Como regresa la golondrina cansada a su nido que la vio nacer, atravesando mares y montes, superando tempestades, nubes y vientos contrarios. Como regresan las golondrinas a sus lugares, por el instinto que les guía por la tibieza que las invita, por el sol que las llama. También ella corrió al rayo que la llamaba... a la Madre universal. Y la veremos regresar a la aurora feliz... porque ha salido para siempre de las tinieblas, con una Mamá a su lado, la mía, para no ser jamás huérfana. ¿Puedes creer esto?"

"Sí, Señor mío."

Marta está como fascinada. Realmente Jesús ha estado muy dominador. Alto, un poquitín doblado sobre Marta que está de rodillas. Lenta, pero firmemente habló, como para transfundirse en la discípula perturbada. Pocas veces le he visto tan severo para persuadir con su palabra a un oyente suyo. Pero al final, ¡qué de luz, qué sonrisa hay en su rostro! Marta en su cara refleja una sonrisa y una luz más calmada.

"Ahora vete a descansar tranquilamente."

Marta le besa las manos y baja ya serena...

IV. 598-606

A. M. D. G.