"EL AMOR ES EL SECRETO Y EL 

PRECEPTO DE LA GLORIA"

 


 

#JESÚS SE DESPIDE DE LA VIUDA DE COROZAIM Y LLEVA consigo a Josesito   

#JESÚS SE DIRIGE ADONDE ESTÁN LOS APÓSTOLES    

#LOS APÓSTOLES PREGUNTAN A JESÚS DONDE ESTUVO TODA LA SEMANA SE ESCANDALIZAN DE QUE HAYA ESTADO TRABAJANDO EN LA CARPINTERÍA PARA UNA VIUDA    

#LA PARÁBOLA DE LOS HUESOS DE FRUTA    

#LA HIPOCRESÍA ES UN PECADO Y QUE LA PALABRA ES VIENTO SI NO ES LA FUERZA DE LA ACCIÓN EL AMOR ES EL PRECEPTO Y EL SECRETO DE LA GLORIA  

 #LA CARIDAD NO SOLO SE HACE CON PALABRAS O DINERO. LA CARIDAD SE HACE CON LA SOLA CARIDAD   

#METED EN VOSOTROS EL GERMEN QUE SANTIFICA Y QUE ABRE el hueso  

 #LA ESPERANZA ES COMO EL BRAZO TRANSVERSAL DEL DULCE yugo que sostiene la fe y la caridad que es el patíbulo del linaje humano y el trono de la salvación  

  #MI DOCTRINA ES UN YUGO QUE DOMINA el linaje humano culpable ¿Por qué se llama la Buena Nueva a mi doctrina?   

#VENID A MÍ, APÓSTOLES MÍOS, VENID A MÍ TODOS VOSOTROS, que sufrís por los dolores...

 


 

JESÚS SE DESPIDE DE LA VIUDA DE COROZAIM Y LLEVA 

CONSIGO A JOSESITO

 

Jesús llevando a su lado a Mannaén sale de la casa de la viuda y dice: "La paz sea contigo y con los tuyos. Nos volveremos a ver después del sábado. Adiós, Josesito. Mañana descansa y juega, porque después me ayudarás. ¿Por qué lloras?"

"Tengo miedo de que no regreses más..."

"Siempre digo la verdad. ¿Te desagrada tanto que me vaya?"

El niño hace señal con la cabeza.

Jesús lo acaricia diciendo: "Un día pasa pronto. Mañana estate con tu mamá y hermanitos. Yo estaré con mis apóstoles y les hablaré. Estos días te he estado enseñando a trabajar, ahora voy con ellos a enseñarles a predicar y a ser buenos. No estarías a gusto conmigo, en medio de tantos hombres."

"Oh, lo estaré, si estoy contigo."

"Entendí, mujer. Tu hijo hace como muchos y son los mejores. No me quiere dejar. ¿Tendrías desconfianza en dejármelo hasta mañana?"

"Oh, Señor. ¡Te puedo dar todos! Contigo están seguros como en el cielo... Este niño, era el que estaba casi siempre con su papá, y es el que ha sufrido más. En un momento se encontró solo... ¿Ves?... No hace más que llorar y penar. No llores, hijito mío. Pregúntale al Señor si no es verdad lo que digo. Maestro, para consolarlo le digo siempre que su padre no ha muerto, sino que sólo se fue lejos y por un tiempo."

"Es verdad. Es así como dice tu mamá, Josesito."

"Pero hasta que no me muera, no lo encontraré. Soy pequeño. ¿Cuánto deberé esperar para que me haga viejo como era Isaac ?"

"¡Pobre niño! No te preocupes, el tiempo pasa veloz."

"No, Señor. Hace tres semanas que no tengo a mi papá, y me parece mucho, mucho tiempo... No puedo vivir sin él... " y llora silencioso, pero amargamente.

"¿Lo ves? Así siempre hace y sobre todo cuando no hay nada que lo distraiga completamente. El sábado le es un tormento. Tengo miedo de que se me muera..."

"No. Tengo otro niño huérfano. Estaba flacucho y triste. Ahora vive con una buena mujer de Betsaida. Tiene la seguridad de no estar separado de sus padres y con esto ha reflorecido en su cuerpo y corazón. Así le pasará al tuyo. Estará más tranquilo con lo que le diré, con el tiempo que es un buen médico, y con verte más tranquila sin preocupación por lo que tienen que comer. Adiós, mujer. Va a ocultarse el sol y debo irme. Ven, José. Despídete de tu mamá y hermanitos y de tu abuelita,  luego, alcánzame corriendo."

Jesús se va.

 

JESÚS SE DIRIGE ADONDE ESTÁN LOS APÓSTOLES

 

"¿Y qué vas a decir a los apóstoles?"

"Que tengo conmigo a un viejo discípulo y a uno nuevo."

Se dirige a Corozaim que se anima de gente. Un grupo de hombres detiene a Jesús: "¿Ya te vas? ¿No te quedas el sábado?"

"No. Voy a Cafarnaum."

"Sin habernos dicho una sola palabra toda la semana ¿No somos dignos de ella?"

"¿No os he dado la mejor predicación durante seis días?"

"¿Cuándo? ¿A quién?"

"A todos. Desde el banco de la carpintería. Durante estos días he predicado que al prójimo se le debe amar y ayudar en todos los modos, especialmente donde hay personas débiles como viudas y huérfanos. Hasta pronto, vosotros de Corozaim. En el sábado meditad sobre esta lección que os di." Y Jesús se pone nuevamente en camino, dejándoles sin contestar.

Pero el niño, que lo alcanza corriendo, hace que se despierte en ellos la curiosidad, y digan a Jesús a quien nuevamente hacen detener: "¿Le quitaste ya a la mujer su hijo? ¿Para qué?"

"Para enseñarle a creer que Dios es Padre y que en Dios encontrará también al padre muerto. Y también para que haya aquí alguien que crea en lugar del viejo Isaac."

"Con tus discípulos son tres los de Corozaim."

"Con los míos. No aquí. Este estará aquí. Hasta pronto:" Y tomado al niño entre Él y Mannaén se va rápido por la campiña en dirección a Cafarnaum, hablando con Mannaén.

Llegan a Cafarnaum cuando los apóstoles ya habían llegado.

Sentados en la terraza, bajo la sombra del emparrado, cuentan a Mateo, que todavía no está curado, sus hazañas. Se voltean al ligero ruido de sandalias en la escalera, y ven la rubia cabellera de Jesús que cada vez más emerge de la barda de la terraza. Corren a Él que les recibe con la sonrisa... y quedan como piedras cuando ven que detrás de Él viene un niño pobre. La presencia de Mannaén, vestido de una vestidura blanca de lino, a la que bellamente adorna un cinturón precioso, que trae un manto rojo de lino teñido de color de fuego, tan brillante que parece como si fuera de seda, que apoyándose levemente sobre las espaldas le cae en forma de cauda, y con un turbante de biso sostenido con una delgada lámina de oro burilada que le pasa por la mitad de la ancha frente dándole el aire de un rey egipcio, impide la avalancha de preguntas pero que los ojos las hacen muy claras.

Pero después de haberse saludado recíprocamente y sentados junto a Jesús los apóstoles le preguntan: "¿Y este?" señalando al niño.

"Este es mi última conquista. Josesito, carpintero, como el José que fue mi padre. Por esto lo quiero muchísimo, como él a mí también. ¿No es verdad, chiquito? Ven aquí que te presento a estos amigos míos de los que has oído hablar tanto. Este es Simón Pedro: el hombre más bueno con los niños que puedas imaginar. Y este es Juan: un niño grande que te hablará de Dios en medio de los juegos. Y este es Santiago su hermano, serio y bueno como un hermano mayor. Este es Andrés, hermano de Simón Pedro: estarás muy bien con él, porque es paciente como un cordero. Aquí tienes a Simón Zelote: a este le gustan mucho los niños que no tienen padre, y creo que giraría por toda la tierra para buscarlos, si no estuviese conmigo. Este es Judas de Simón y junto a él Felipe de Betsaida y Natanael. ¿Ves cómo te miran? Tienen ellos también niños y les gustan mucho los niños. Estos son mis hermanos, Santiago y Judas. Aman todo lo que amo, por eso te amarán. Ahora vamos con Mateo que tiene fuertes dolores en el pie, y que con todo no guarda rencor por los niños que juegan irreflexivamente y que le hirieron con una piedra picuda. ¿No es verdad, Mateo?

"Así es, Maestro. ¿Es hijo de la viuda?"

"Sí. Es muy listo pero está muy triste."

"¡Pobre niño! Te llamaré a Santiaguito y jugarás con él " Mateo lo acaricia atrayéndolo a sí.

Jesús termina la presentación con Tomás que, práctico, la concluye ofreciendo al niño un racimo de uvas arrancado del emparrado.

"Ahora sois amigos" dice Jesús. Se sienta de nuevo, mientras el niño se come sus uvas y charla con Mateo.

 

LOS APÓSTOLES PREGUNTAN A JESÚS DONDE ESTUVO TODA 

LA SEMANA

 

SE ESCANDALIZAN DE QUE HAYA ESTADO TRABAJANDO EN LA 

CARPINTERÍA PARA UNA VIUDA

 

"¿Dónde estuviste toda la semana?"

"En Corozaim, Simón de Jonás."

"Esto lo sé. ¿Pero que hiciste? ¿Estuviste en casa de Isaac?"

"Isaac el viejo ya murió."

"¿Y entonces?"

"¿No te lo contó Mateo?"

"No. Dijo sólo que estuviste en Corozaim desde el día en que partimos.

"Mateo es mejor que tú. Sabe callar, y tú no sabes refrenar tu curiosidad."

"No sólo la mía, la de todos."

"Pues bien: fui a Corozaim para predicar la caridad con la práctica."

"¿La caridad con la práctica? ¿Qué quieres decir?" le preguntan varios.

"En Corozaim hay una viuda con cinco niños y con su madre enferma. Su marido murió improvisamente en el taller de carpintería, y detrás de sí dejó miseria y trabajos no terminados. Corozaim no ha sabido encontrar una brizna de compasión por esta familia infeliz. Fui a terminar los trabajos y ..."

Surge una gritería. Quien pregunta, quien protesta, quien reprende a Mateo por haberlo permitido, quien admira, quien critica. Y por desgracia quienes protestan o critican son la mayoría.

Jesús deja que termine la borrasca como empezó y por toda respuesta añade: "Y mañana regresaré allí. Terminaré un trabajo. Espero que al menos vosotros comprendáis. Corozaim es un hueso de fruta cerrado sin semilla. Sed por lo menos vosotros huesos de fruta con ella. Tú, muchachito, dame la nuez que te dio Simón y también tú escucha.

 

LA PARÁBOLA DE LOS HUESOS DE FRUTA 

 

¿Veis esta nuez? La tomo porque no tengo otros huesos de fruta en la mano, pero para que entendáis la parábola imaginaos los huesos de piñón o de palma, los más duros, los de las aceitunas, por ejemplo. Son cofrecitos cerrados, sin hendiduras, durísimos, compactos por todas partes, parecen cajitas mágicas que sólo con fuerza pueden abrirse. Y sin embargo, si uno de esos se arroja en tierra, sencillamente sobre la tierra y algún viandante lo oprime al pisarlo, lo suficiente para que entre un poco en el suelo ¿Qué sucede? La cajita se abre y echa raíces y hojas. ¿Cómo lo logró? Nosotros tenemos que emplear el martillo para hacerlo, y sin embargo, sin golpes el hueso se abrió. ¿Tiene algo de mágico esa semilla? No. Tiene dentro una pulpa. ¡Oh! ¡Una cosa débil respecto a la dura cáscara! Y con todo alimenta algo todavía más pequeña: la semilla. Esta es la palanca que forcejea, abre, produce la planta con raíces y hojas. Haced la experiencia de enterrar huesos de fruta y esperad. Veréis que algunos nacen, que otros no. Sacad los que no nacieron. Abridlos con el martillo y veréis que están semi-vacíos. No es pues, ni la humedad del suelo ni el calor lo que hacen abrir el hueso sino la pulpa y algo más: la fuerza de la pulpa, el germen, que hinchándose hace de palanca y abre. 

Esta es la parábola. Apliquémosla a nosotros mismo.

 

LA HIPOCRESÍA ES UN PECADO Y QUE LA PALABRA ES VIENTO 

SI NO ES LA FUERZA DE LA ACCIÓN

 

EL AMOR ES EL PRECEPTO Y EL SECRETO DE LA GLORIA

 

¿Qué hice que no estuviese bien? ¿Nos hemos entendido todavía tan poco para no comprender que la hipocresía es un pecado y que la palabra es viento si no es la fuerza de la acción? ¿No os he dicho acaso siempre: "Amaos los unos a los otros. El amor es el precepto y el secreto de la gloria" Yo que predico ¿debería no tener caridad? ¿Daros ejemplo de un maestro mentiroso? No ¡jamás!

 

LA CARIDAD NO SOLO SE HACE CON PALABRAS O DINERO. LA 

CARIDAD SE HACE CON LA SOLA CARIDAD

 

¡Amigos míos! Nuestro cuerpo es el hueso duro, en el que está encerrada la pulpa: el alma, y en ella el germen que Yo deposité, y que se compone de varios elementos, pero el principal es la caridad, que es la que hace palanca para abrir el hueso y dejar libre el espíritu de las ligaduras de la materia, haciéndolo que se una con Dios que es caridad. La caridad no se hace sólo con palabras o dinero. La caridad se hace con la sola caridad. Y no os parezca un juego de palabras. Yo no tenía dinero y las palabras no eran suficientes para el caso que se me presentaba. Se trataba de siete personas sentadas en el umbral del hambre y de la angustia. La desesperación extendía sus negras alas para asirlas y ahogarla. El mundo egoísta y duro se retiraba ante esta desgracia. El mundo mostraba que no había entendido al maestro en sus predicaciones. El maestro evangelizó con las obras. Tengo capacidad y libertad de hacerlo, y tenía la obligación de amar por el mundo a estos pobrecitos que el mundo no quiere. Esto lo hice. ¿Podéis nuevamente criticarme? ¿Debo ser Yo quien os critique ante la presencia de un discípulo que no se acobardó de meterse entre el aserrín y las virutas con la condición de no abandonar al Maestro, y estoy convencido que se convenció más de Mí viéndome inclinado sobre la madera de lo que se hubiera persuadido viéndome sobre un trono, o ante la presencia de un niño que ha experimentado lo que soy, no obstante su ignorancia, la desventura que lo oprime, y su absoluta falta de conocimiento del Mesías como tal?

 

METED EN VOSOTROS EL GERMEN QUE SANTIFICA Y QUE ABRE

 EL HUESO.

 

¿No respondéis? No os apenéis sólo cuando levanto mi voz para corregir ideas equivocadas -lo hago por amor- sino meted en vosotros el germen que santifica y que abre el hueso. De otro modo seréis siempre seres inútiles. Lo que hago debéis hacerlo con prontitud también vosotros. Ningún trabajo por amor del prójimo, por llevar a Dios un alma, os debe pesar. El trabajo, cualquiera que sea, jamás humilla. Pero sí humillan las acciones bastardas, la falsedad, las acusaciones mentirosas, la dureza, las vejaciones, las usuras, las calumnias, la lujuria. Estas matan al hombre y con todo las hacen si experimentar vergüenza aun aquellos que quieren ser llamados perfectos y que ciertamente se han sentido mal al verme trabajar con la sierra y el martillo. Sí ¡el martillo! ¡El indigno martillo se convierte en un objeto noble si se usa para meter un clavo en un leño con el que se hace un objeto que dará de comer a huérfanos! El martillo, objeto vil si está en mis manos y para un fin santo, no lo será más, y ¡cómo lo querrán todos los que ahora ponen el grito en el cielo contra él!

¡Oh hombre! creatura que deberías ser luz y verdad, cuán tenebroso y mentiroso eres. Pero vosotros, vosotros al menos, comprended qué cosa sea el bien, qué cosa sea la caridad, qué la obediencia. En verdad os digo que los fariseos son muchos y que no faltan entre los que me rodean."

"¡No, Maestro, no lo digas! Nosotros... porque te amamos no nos gustan ciertas cosas..."

 

LA ESPERANZA ES COMO EL BRAZO TRANSVERSAL DEL DULCE 

YUGO QUE SOSTIENE LA FE Y LA CARIDAD 

QUE ES EL PATÍBULO DEL LINAJE HUMANO 

Y EL TRONO DE LA SALVACIÓN

 

"Y porque no habéis todavía entendido nada. Os hablé de la fe y de la esperanza y pensaba que no era necesario volver a hablaros de la caridad, porque tanto fluye de Mi, que deberíais estar saturados, pero comprendo que la conocéis solo de nombre, sin conocer su naturaleza y forma, igual como conocéis la luna.

¿Recordáis que os dije que la esperanza es como el brazo transversal del dulce yugo que sostiene la fe y la caridad, que es el patíbulo del linaje humano y el trono de la salvación? ¿Sí? Pero no habéis comprendido mis palabras en su verdadero significado. ¿Y por qué no me pedisteis alguna explicación? Os la daré. Es yugo porque obliga al hombre a tener dominada su necia soberbia bajo el peso de las verdades eternas. Es el patíbulo de esta soberbia. El hombre que espera en Dios su Señor forzosamente humilla su orgullo, que desearía proclamarse como "dios", y no reconoce que no es nada y que Dios es todo; que él no puede nada y que Dios puede todo, que él, hombre, es polvo que pasa y que Dios es eternidad que eleva al polvo a una altura superior, y le da un premio eterno. El hombre se enclava en su cruz santa para llegar a la vida. Lo crucifican las llamas de la fe, de la caridad, pero lo levanta en dirección al cielo la esperanza que está en medio de ambas. No olvidéis lo que quiero enseñaros: si falta la caridad el trono está sin luz y el cuerpo, desenclavado de una parte, queda colgando hacia el fango, y no puede ver más el cielo. De este modo se quitan los efectos saludables de la esperanza, y se termina con hacer estéril también a la fe, porque separados de una de las tres virtudes, se cae en languidez y en un frío mortal.

No rechacéis a Dios ni siquiera en las mínimas cosas. Rechazar a Dios es no ayudar al prójimo por orgullo pagano.

 

MI DOCTRINA ES UN YUGO QUE DOMINA 

EL LINAJE HUMANO CULPABLE.

 

¿POR QUÉ SE LLAMA LA BUENA NUEVA A MI DOCTRINA?

 

Mi doctrina es un yugo que domina el linaje humano culpable. Es un mazo que destroza la corteza dura para libertar el espíritu. Es un yugo y un mazo. Pero quien la acepta no siente el cansancio que emana en las otras doctrinas humanas y en todo lo humano. Aun el que se hace golpear no siente el dolor de haber sido fracturado en su yo humano, sino que experimenta una sensación de libertad. 

¿Porqué queréis libraros de ella para cambiarla por lo que es plomo y dolor? todos tenéis vuestros dolores y vuestras fatigas. Todos los hombres tienen dolores y fatigas, superiores, quizás a sus fuerzas humanas. Desde el niño como este, que lleva sobre sus espalditas un gran fardo que lo dobla y que le quita la sonrisa infantil de sus labios y la despreocupación de su edad, que -hablando humanamente- jamás habría sido siempre así; hasta el viejo que se dobla ante la tumba con todos los desengaños y fatigas y fardos y heridas de su larga vida. Pero en mi doctrina y en mi fe está el alivio de estos pesos agobiadores. Por esto se le llama la "Buena Nueva", y quien acepta y obedece será bienaventurado desde la tierra porque tendrá a Dios como su ayuda y las virtudes le harán fácil y luminoso el camino, como si fuesen buenas hermanas que teniéndolo por la mano, con lámparas encendidas alumbrasen su sendero y vida y le cantasen las eternas promesas de Dios, hasta que doblando su cansado cuerpo en paz, despierte en el paraíso.

¿Por qué queréis, oh hombres, estar fatigados, tristes, cansados, hastiados, desesperados, cuando podéis ser aliviados y confortados? ¿Por qué queréis, vosotros, apóstoles míos, sentir el cansancio de la misión, sus dificultades, dureza, cuando si tenéis la confianza de un niño podéis tener sólo una pronta diligencia, una luminosa facilidad para realizarla y comprender y sentir que ella es dura sólo para los impenitentes que no conocen a Dios, pero para los que le son fieles es como mamá que sostiene en el camino, señalando a los pies inciertos del niño las piedras y espinas, los nidos de serpientes y los fosos para que los vea y no corra ningún riesgo?

Ahora estáis tristes. Vuestra aflicción tuvo un principio muy lamentable. Estáis tristes ante mi humillación como si fuese un crimen cometido contra Mí mismo. Ahora estáis tristes porque habéis entendido que me causasteis dolor y porque todavía estáis muy lejos de la perfección. Pero en pocos esta segunda tristeza está privada de soberbia, porque comprueba que no es nada, y querríais ser perfectos... Tened tan sólo la humildad gozosa de aceptar la reprensión y de confesar que os equivocasteis, prometiendo dentro de vuestro corazón de desear la perfección por un fin sobrehumano. Y luego venid a Mí. Yo os sostengo, comprendo y compadezco.

 

VENID A MÍ, APÓSTOLES MÍOS, VENID A MÍ TODOS VOSOTROS, 

QUE SUFRÍS POR LOS DOLORES ...

 

Venid a Mí, apóstoles míos, venid a Mí todos vosotros, hombres, que sufrís por los dolores materiales, morales, espirituales. Dolores espirituales causados por la tensión de saber santificaros como querríais por amor de Dios y con solicitud y sin retrocesos hacia el mal. El camino de la santificación es largo y misterioso, y algunas veces se hace, sin que lo sepa el viandante que avanza entre las tinieblas con el sabor del veneno en la boca y cree que no adelanta, ni que bebe una bebida celestial, y no sabe que también esta ceguedad espiritual es un elemento de perfección.

Bienaventurados, tres veces bienaventurados los que continúan avanzando sin gozar de la luz y de las dulzuras y no se rinden porque no ven ni sienten nada, y no se detienen diciendo: "Hasta que Dios me consuele, no sigo adelante". Os lo digo: el camino más oscuro de pronto se ilumina descubriendo ante sí paisajes celestiales. El veneno que quitó todo gusto por las cosas humanas se cambiará en dulzura de paraíso para estos valientes que admirados dirán: "¿Pero cómo? ¿Por qué a mi tanta alegría y dulzura?" La razón es que perseveraron y Dios les hará preguntar desde la tierra lo que habrá en el cielo.

Pero para que podáis resistir, venid a Mí, apóstoles, que estáis fatigados y cansados, y con vosotros todos los hombres que buscan a Dios, que lloran a causa de los dolores que sufren, que casi apenas si tienen aliento, que Yo os confortaré. Tomad sobre vosotros mi yugo. No es un peso, es un sostén. Abrazad mi doctrina como si fuese una esposa amada. Imitad a vuestro Maestro que no se limita a bendecirle, sino que hace lo que enseña. 

Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón. Encontraréis descanso para vuestras almas porque mansedumbre y humildad conceden reinar en la tierra y en el cielo. Os lo dije ya, que los verdaderos triunfadores son los que conquistan el amor, y el amor siempre es manso y humilde. Nunca os impondría algo que fuese superior a vuestras fuerzas, porque os amo y os quiero conmigo en mi reino. Tomad, pues, mi bandera y tribunal, y esforzaos por ser semejantes a Mí, y como mi doctrina enseña. No tengáis miedo, porque mi yugo es dulce y su peso ligero, y la gloria de que gozaréis, si me sois fieles, será infinitamente grande, ilimitada, eterna...

Os dejo por un poco de tiempo. Voy con el niño cerca del lago. Encontrará amigos... Luego partiremos el pan juntos. Ven. José, te presentaré a los pequeñuelos que me aman."

V. 826-834

A. M. D. G.