ENCUENTRO CON LÁZARO EN EL CAMPO 

DE LOS GALILEOS

 


 

#VIENE LÁZARO A AGRADECER A JESÚS LA CONVERSIÓN de su hermana  

 #"Gracias" por mi María que ahora no es más que una dulce niña, feliz, tranquila, pura, buena. Más buena de lo que era de pequeña.   

#Se te espera con ansia... Esa griega... ¡Qué cabeza! ¡Platico mucho con ella! Está deseosa de conocer a Dios. Es muy culta...

 


 

El famoso campo de los Galileos -esto me parece que significa la palabra que empleó Jesús para señalar el lugar donde se encontraría con los setenta y dos discípulos que envió por delante- no es sino una parte del monte de los Olivos más cercano al camino que lleva a Betania. Es exactamente el lugar donde, en una visión que tuve hace tiempo, vi que pernoctaban Joaquín y Ana con el entonces pequeño Alfeo cerca de otras chozas de ramas, en la fiesta de los Tabernáculos que precedió a la concepción de la Virgen.

El monte de los Olivos tiene una cima agradable. Todo lo es en aquel monte: las subidas, los panoramas, la cumbre, Respira paz, con sus vestidos de olivos y de silencio. Ahora no, porque está lleno de gente que va a construir sus chozas. Pero en general es lugar de quietud y meditación. A su izquierda, respecto a quien mira hacia el norte, hay una leve depresión, y luego una nueva cima todavía menos curva que la de los olivos. Es aquí en esta meseta donde acampan los galileos. No sé si sea por costumbre religiosa de siglos, o por órdenes de los romanos para evitar choques con los judíos o con los de otras regiones, poco corteses con los galileos. Esto no lo sé. Pero sí veo que hay muchos galileos, entre los que está Alfeo de Sara de Nazaret, Judas, el viejo hacendado de Merón; el sinagogo Jairo y otros que son de Betsaida, Cafarnaum y otras ciudades galileas, pero cuyos nombres ignoro.

 

VIENE LÁZARO A AGRADECER A JESÚS LA CONVERSIÓN 

DE SU HERMANA

 

Jesús señala el lugar que ocuparán para sus chozas, junto a los límites orientales del campo de los galileos. Los apóstoles, junto con algunos discípulos entre los que está el sacerdote Juan y el escriba Juan, el sinagogo Timoneo, además Esteban, Ermasteo, José de Emmaús, Abel de Belén de Galilea se ponen a construir las chozas. Están en esto y Jesús habla con los niños de Cafarnaum que lo han rodeado haciéndole miles de preguntas y confiándole tantas cosas, cuando por el camino que viene de Betania llega Lázaro con su inseparable Maximino. Jesús no lo ve porque tiene las espaldas volteadas, pero sí lo ve Iscariote y avisa al Maestro que deja al punto a los niños y se dirige sonriente a su amigo. Maximino se detiene para dejar en libertad a los dos en el primer encuentro. Lázaro camina los últimos metros, como puede, rápida y dolorosamente con una sonrisa en que se vislumbran el sufrimiento y las lágrimas, tanto en la boca como en los ojos. Jesús le abre los brazos y Lázaro cae en ellos en medio de una explosión de llanto.

"¿Qué pasa, amigo mío? ¿Lloras todavía?..." le pregunta Jesús besándole en las sienes, y como es más alto que él, la cabeza. Lázaro también es alto, pero se ve más bajo porque está inclinado abrazando a Jesús amorosa y respetuosamente.

 

"Gracias" por mi María que ahora 

no es más que una dulce niña, feliz, tranquila, pura, buena. 

Más buena de lo que era de pequeña. 

 

Al fin Lázaro levanta la cabeza y dice: "Lloro, sí. El año pasado te di las perlas de mi triste llanto, es justo que tengas las de mi alegría. ¡Oh Maestro, Maestro mío! Creo que no haya cosa más humilde y santa que el llanto bueno... Y te lo doy para decirte: "Gracias" por mi María que ahora no es más que una dulce niña, feliz, tranquila, pura, buena. Más buena de lo que era de pequeña. Yo que me creía más que ella, llevado de mi orgullo de israelita fiel a la Ley, ahora me siento muy pequeño, nada, respecto a ella que no es ya una creatura, sino una llama, una llama que santifica. Yo... yo no puedo comprender dónde encuentra sabiduría, palabras, acciones que realiza y que edifican toda la casa. La miro como se mira a un misterio. ¿Pero cómo podían estar ocultos tanto fuego, tantas piedras preciosas bajo tanta corrupción y estarse allí a sus anchas? Ni yo ni Marta subimos a donde ella sube. ¿Cómo puede, si tenía las alas cortadas por el vicio? No entiendo..."

"No hay necesidad de que lo entiendas, basta con que Yo lo entienda. Pero te lo aseguro: María ha dirigido hacia el bien las poderosas energías de su ser. Ha doblegado su temperamento hacia la perfección, y como es un temperamento de absolutismo poderoso, se arroja sin titubeos por este camino. Se aprovecha de su experiencia en el mal para ser poderosa en el bien, como lo fue en el mal, y empleando sus mismos sistemas que tenía cuando pecaba de entregarse toda, se ha entregado toda a Dios. Ha comprendido la ley que dice: "ama a Dios con todo tu ser, con todo tu cuerpo, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Si Israel fuese hecho de tantas Marías, si el mundo fuese hecho de Marías, tendríamos en la tierra el reino de Dios, como será en la excelsitud de los cielos."

"¡Oh, Maestro, Maestro! ¡Y es María de Mágdala la que merece estas palabras!..."

"Es María de Lázaro. La grande y querida hermana del gran amigo mío. ¿Cómo supiste que estaba Yo aquí, si mi Madre todavía no ha ido a Betania?"

"Llegó, a jornadas forzadas, el administrador de Aguas Claras y me dijo que ibas a venir. Cada día enviaba aquí un siervo. Hace poco fue y me dijo: "Y está allí, está en el campo galileo", al punto me vine..."

"Pero sufres mucho..."

"¡Mucho, Maestro! Estas piernas..."

"Y así viniste. Habría ido Yo más pronto..."

"Pero mi prisa de mostrarte mi alegría, me atormentaba. Hace meses que la tengo dentro. ¡Una carta! ¿Qué es una carta para expresar cosas semejantes? No podía esperar más... ¿Irás a Betania?"

"Claro. Después de la fiesta."

 

Se te espera con ansia... Esa griega... 

¡Qué cabeza! ¡Platico mucho con ella! 

Está deseosa de conocer a Dios. 

Es muy culta... 

 

"Se te espera con ansia... Esa griega... ¡Qué cabeza! ¡Platico mucho con ella! Está deseosa de conocer a Dios. Es muy culta... y yo no puedo, porque no conozco bien ciertas cosas. Tú haces falta."

"Iré. Ahora vamos con Maximino. Te ruego que seas mi huésped. Mi Madre te volverá a ver con alegría, y podrás descansar. Dentro de poco vendrá con el niño."

Jesús llega a donde está Maximino que se arrodilla para saludarlo...

V. 911-913

A. M. D. G.