LA MISIÓN DE LOS CUATRO APÓSTOLES
EN JUDEA
#Maestro, ¿sabes qué debo decirte? Que me da la impresión de que quieres deshacerte de mí
Jesús regresa con sus apóstoles después de una gira apostólica por los alrededores de Betania. Debe de haber sido corta, porque no traen ni siquiera las alforjas de los alimentos. Entre sí hablan y dicen: "Fue una buena idea la de Salomón el barquero. ¿No crees, Maestro?"
"Sí. Fue una buena idea."
Naturalmente Iscariote no es del mismo parecer: "No veo nada bueno en esto. Nos dio lo que a él, que es discípulo, no sirve para nada. No hay por qué alabarlo..."
"Una casa siempre sirve para algo" dice serio Zelote.
"Siquiera hubiera sido como la tuya. Pero ¿qué fue? ¡Una casucha apestosa!"
"Eso es todo lo que tiene Salomón" replica Zelote.
"Pero si durante tantos años a él no le ha pasado nada, podíamos también nosotros estarnos un poco. Qué quieres, ¿que todas sean como la de Lázaro?" pregunta Pedro.
"No quiero nada. No veo la necesidad de este regalo. Si uno está allá, puede uno mejor estar en Jericó. No hay más que unos cuantos kilómetros de distancia. Y para gente como nosotros, que parecemos perseguidos, obligados de ir acá a allá, ¿qué valen unos cuantos kilómetros?"
"Salomón, en proporción a sus riquezas ha dado más
que todos, porque dio todo. Lo dio por amor. ..."
Jesús interviene antes de que la paciencia de los demás se acabe, como se deja entrever. "Salomón, en proporción a sus riquezas ha dado más que todos, porque dio todo. Lo dio por amor. Lo dio para proporcionarnos un asilo en caso de que la lluvia nos sorprendiese en esos lugares poco hospitalarios, y sobre todo si llegase a suceder que la mala voluntad de los judíos fuese tan grande que nos aconsejase a poner el río de por medio. Esto por lo que se refiere al regalo. A mí ha causado una gran alegría que un discípulo pobre y vulgar, pero muy fiel y lleno de voluntad, haya llegado a esta generosidad, que muestra a las claras que tiene deseo de ser siempre mi discípulo. En verdad estoy viendo que muchos discípulos, con las pocas lecciones que les di, superan a vosotros, que tantas habéis escuchado. No sabéis sacrificar por Mí -sobre todo tú- ni lo que os cuesta menos: el juicio personal. Tú eres terco en tu modo de pensar, y nada te puede doblar."
"Tú dices que la lucha contra sí mismo es la más difícil..."
"¿Y con esto quieres darme a entender que me equivoco diciendo que no es difícil? ¿O no es así? Tú has comprendido muy bien lo que he querido decir. Para el hombre -y eso eres netamente tú- no tiene valor sino lo que puede venderse o comprarse. El "juicio personal" no se vende ni se compra con dinero. A no ser que... a no ser que uno lo venda a alguien esperando alguna utilidad a la manera de un comercio ilícito semejante al que el alma contrae con Satanás, y hasta más vasto. Porque comprende además del alma, el pensamiento, o juicio, o libertad propia. Dale el nombre que tú quieras. Existe también esta clase de desgraciados. Por el momento no pensemos en ellos. Elogié a Salomón porque veo todo el bien que hubo en su acción. Y basta con ello."
Dentro de pocos días Ermasteo estará en disposición
de caminar sin ningún daño, y Yo volveré a Galilea,
pero no vendréis todos conmigo
Se abre un silencio; luego Jesús continúa hablando: "Dentro de pocos días Ermasteo estará en disposición de caminar sin ningún daño, y Yo volveré a Galilea, pero no vendréis todos conmigo. Una parte irá por Judea para que regrese allá con los discípulos judíos, de modo que todos estén unidos para la fiesta de las Luces."
"¿Tanto tiempo? ¡Oh no! ¿A quién le tocará?" dicen los apóstoles entre sí.
Jesús escucha el murmullo y dice: "Tocará a Judas de Simón, a Tomás, a Bartolomé y a Felipe. Pero no dije que estéis sólo en Judea hasta la fiesta de las Luces, quiero más bien que recojáis o aviséis a los discípulos para que se encuentren en la fiesta. Por esta razón ahora iréis a buscarlos, los juntaréis y se lo diréis. Los ayudaréis en todo y después me seguiréis, llevando con vosotros los que hayáis encontrado, y recomendando a otros que esparzan la noticia de que se reúnan. Tenemos ya amigos en los lugares principales de la Judea. Nos harán el favor de avisar a los discípulos. Yo subiré por Galilea a lo largo del otro lado del Jordán. Iré por Gerasa, Bosra, Arbela hasta Aera. Recogeréis también a los que cuando pasé no se atrevieron a venir, o a pedir que se les instruyese o se les diese algún milagro, porque luego se arrepentirán de no haberlo hecho. Los traeréis a Mí. Me quedaré en Aera hasta que lleguéis."
"Entonces es mejor que nos vayamos pronto" dice Iscariote.
"No. Partiréis la tarde anterior a la mía. Os quedaréis con Jonás en Getsemaní hasta el día siguiente y luego partiréis por la Judea. De este modo podrás ver a tu mamá y ayudarle en estos tiempos de contratos comerciales."
"Ya aprendió a hacerlo por sí misma desde hace años."
"¿No te acuerdas que el año pasado le fuiste indispensable para la vendimia?" le pregunta Pedro con sorna.
Judas se pone colorado como una rosa. Su cara se afea con la ira y vergüenza, pero Jesús se adelanta a cualquier respuesta. Dice: "Un hijo siempre sirve para ayudar a su madre y para consolarla. Después, hasta Pascua, no la verás otra vez. Por esto vete a hacer lo que te digo."
Judas dice a Jesús: Maestro, ¿sabes qué debo decirte?
Que me da la impresión de que quieres deshacerte de mí
Judas no se revuelve contra Pedro, pero sí arroja su ira contra Jesús: "Maestro, ¿sabes qué debo decirte? Que me da la impresión de que quieres deshacerte de mí; por lo menos alejarme, porque me crees sospechoso, porque injustamente me crees culpable de algo, y porque faltas a la caridad contra mí porque..."
"¡Judas! ¡Basta! Podría decirte muchas cosas. Tan sólo te digo: "Obedece". " Jesús es majestuoso cuando pronuncia estas palabras. Alto, con ojos que centellean, con severo rostro... Infunde respecto. Judas se atemoriza. Se pone detrás de todos, mientras Jesús, solo, se pone a la cabeza. Entre el uno y el otro, el grupo mudo de los apóstoles.
V. 947-949
A. M. D. G.