LA PARTIDA DE GERASA
JESÚS CURA A UN NIÑO Y A UN HOMBRE DE ÚLCERAS EN LOS OJOS
¿POR QUÉ EXIGES FE PARA HACER UN MILAGRO? ¿POR QUÉ QUIERES QUE SE ARREPIENTA?
¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA TESTIMONIAR QUE TENGO FE?
PARA TENER EL MILAGRO DE QUE VEA CON EL ALMA LA VERDAD ¿DEBO ARREPENTIRME DE MI PASADO?
JESÚS DIALOGA CON JUAN DE ENDOR Y LE ACONSEJA QUE SE UNA A SÍNTICA PARA FORMARLA
MI MADRE: LA MAESTRA ANGELICAL DE LA CIENCIA DE DIOS
¿NOS PUEDES DECIR LA VERDADERA RAZÓN DE ESTE VIAJE?
DEL RECUERDO QUE CONSERVAN LAS ALMAS ¿EXPLICAN POR QUÉ LOS PAGANOS TENGAN RECUERDOS VAGOS DE LA VERDAD?
EL ALMA JAMÁS SE LA EMPLEA PARA OTRAS REENCARNACIONES
EL ALMA UNA VEZ CREADA RECIBE LA LESIÓN DE LA CULPA DE ORIGEN
EL ALMA QUE SE ENCARNA EN EL CUERPO HUMANO TRAE EL RECUERDO DE LA VERDAD
La caravana sale del patio de Alejandro. Sale ordenada como si se tratase de un desfile militar. Los últimos son Jesús y los suyos. Los camellos avanzan columpiando rítmicamente su cuerpo con los grandes fardos que llevan con las cabezas metidas en un pescuezo largo. Parecen preguntar a cada paso: "¿Por qué? ¿Por qué?" de un modo típico, como suelen hacer los palomos que parece que siempre dicen: "sí, sí" a todo lo que ven. La caravana debe atravesar la ciudad. El aire de la mañana es transparente. Todos van envueltos porque hace fresco. Los jaeces de los camellos, el "arre, arre" de los camelleros, el sonido propio de los camellos que producen cuando caminan, avisan a los gerasenos que Jesús parte.
A UN HOMBRE DE UNAS ÚLCERAS EN LOS OJOS
La noticia se difunde rápida como el rayo, y los gerasenos llegan a saludarle, a traerle frutas y alimentos. Un hombre con un niñito enfermo corre: "Bendícelo, para que se cure. Compadécete de él."
Jesús levanta la mano, lo bendice y añade: "Vete en paz. Ten fe."
El hombre responde con un "sí" tan lleno de confianza, que una mujer pregunta: "¿Curarías también a mi marido que tiene úlceras en los ojos?"
"Si sois capaces de creer, sí."
"Entonces voy a traerlo. Espérame, Señor" y presta vuela como una golondrina.
¡Esperar! ¡Es una palabra! Los camellos siguen avanzando. Alejandro, a la cabeza de la columna, no sabe lo que pasa en la retaguardia. No hay más que enviar a alguien que le avise.
"Corre, Marziam. Ve a decir al mercader que se detenga antes de salir de los muros" dice Jesús, y el niño cual flecha corre a cumplir lo que le mandaron.
La caravana se detiene. El mercader viene a donde está Jesús: "¿Qué pasa?"
"Quédate y verás."
La mujer gerasena está ya de vuelta con su marido enfermo de los ojos. ¡Qué no son úlceras! Son dos cuevas de pus abiertas en medio del ojo. Este se ve en medio, empañado, enrojecido, casi ciego, entre gotas repugnantes de lágrimas. Apenas el hombre se quita el velo que le defiende los ojos de la luz, aumentan las lágrimas a causa del dolor.
El hombre entre gemidos dice: "¡Piedad. Me duele mucho!"
"También tienes muchos pecados ¿No te duelen? ¿Tan sólo te aflige no poder ver este mundo de miseria? ¿No conoces nada de Dios? ¿No te causan miedo las tinieblas eternas? ¿Por qué faltaste a tu deber?"
El hombre se echa a llorar. Se inclina. No pronuncia ni una palabra. La mujer también llora y dice. "Le he perdonado..."
"También Yo le perdonaré si me jura aquí de no volver a caer en su pecado."
"¡Sí, sí! perdón. Ahora comprendo qué cosa trae el pecado consigo. Perdón. Perdóname como mi mujer me ha perdonado. Tú eres bueno."
"Te perdono. Vete a lavar la cara en el río y te curarás."
"El agua está fría. ¡Le hará mal, Señor!" gime la mujer.
Pero el hombre no piensa más que en ir, y se va a tientas. Juan el apóstol, movido de compasión, le toma de una mano y le guía. Llega la mujer y lo toma de la otra. El hombre baja hasta donde está el agua fría que sale de entre piedras, se agacha, toma agua entre sus manos, se lava y vuelve a lavarse la cara. No dice que le duela algo, ni tampoco da señales de ello, antes bien parece como si sintiese alivio. Luego, con la cara bañada en agua, sube a la orilla, vuelve a donde está Jesús, quien le pregunta: "¡Y bien! ¿Estás ya curado?"
"No, Señor, todavía no. Pero Tú lo dijiste y me curaré."
La mujer pierde sus ilusiones. Llora... Jesús hace señal al mercader de que se puede emprender de nuevo la marcha. Y, desilusionado por lo que parece, hace pasar la voz. Los camellos empiezan nuevamente a caminar con su balanceo cual barcas que suben y bajan sobre las ondas, salen de las murallas, toman el camino ancho y polvoriento que va en dirección al sudoeste.
Los últimos del grupo apostólico, esto es, Juan de Endor y Simón Zelote, apenas han caminado unos veinte metros de los muros, cuando un grito rompe el aire tranquilo, grito que parece llenar el mundo. Se oye otra vez, es fuerte, resuena con notas de alegría, de júbilo: "¡Veo! ¡Jesús, bendito mío! ¡Veo. Veo. Veo! ¡Creí y veo! ¡Jesús! ¡Jesús, bendito mío!" y el hombre con la cara completamente sana, con los ojos que son ahora bellos, cual dos encendidos carbones, llenos de luz y de vida, atraviesa por entre los apóstoles, y cae a los pies de Jesús, llegando casi hasta las pezuñas del camello del mercader que apenas tiene tiempo de que su animal se retire un poco.
El hombre besa el vestido de Jesús repitiendo: "¡Creí! ¡Creí y veo! ¡Bendito mío!"
"Levántate y sé feliz. Sobre todo bueno. Di a tu mujer que tenga también fuerzas para creer completamente. Adiós." Y Jesús se separa del hombre curado y emprende el camino.
¿Y SI NO HUBIERA SEGUIDO CREYENDO...?
SE HUBIERA QUEDADO COMO ESTABA
¿POR QUÉ EXIGES FE PARA HACER UN MILAGRO?
PORQUE LA FE DA TESTIMONIO
DE QUE HAY ESPERANZA Y AMOR EN DIOS
¿POR QUÉ QUISISTE QUE SE ARREPINTIESE?
PORQUE EL ARREPENTIMIENTO
HACE AMIGO A DIOS
Pensativo el mercader se lisa la barba. Después pregunta: "¿Y si no hubiera seguido creyendo después de que se lavó y que nada le sucedió?"
"Se hubiera quedado como estaba."
"¿Por qué exiges tanta fe para hacer un milagro?"
"Porque la fe da testimonio de que hay esperanza y amor en Dios."
"¿Y por qué quisiste antes que se arrepintiese?"
"Porque el arrepentimiento hace amigo a Dios."
¿QUÉ DEBO HACER PARA TESTIMONIAR
QUE TENGO FE?
"VENIR A LA VERDAD"
¿NUNCA HAS SENTIDO EL DESEO DE CREER?
MUCHAS VECES
TU ALMA BUSCABA A DIOS
"Yo que no estoy enfermo, ¿qué debo hacer para testimoniar que tengo fe?"
"Venir a la Verdad."
"¿Y podré llegarme a ella sin tener la amistad de Dios?"
"No podrás venir sin la bondad de Dios. El Señor permite que quien, sin arrepentirse todavía lo busca, lo encuentre; porque el arrepentimiento suele venir cuando el hombre, a sabiendas o presintiendo remotamente lo que desea su alma, busca y conoce a Dios. Al principio es como un tonto que se guía tan sólo por el instinto. ¿Nunca has sentido el deseo de creer?"
"Muchas veces. No estaba yo satisfecho de lo que tenía. Eso es todo. Sentía que había otra cosa. Que había esperanzas más fuertes que el dinero y los hijos... pero no me preocupaba por investigar lo que a tientas buscaba."
"Tu alma buscaba a Dios. La bondad de Dios te permitió que lo encontrases. El arrepentimiento de tus años pasados inútilmente, y alejado de Dios te darán su amistad."
DE QUE VEA CON EL ALMA LA VERDAD
¿DEBO ARREPENTIRME DE MI PASADO
CIERTAMENTE
"Entonces... para tener el milagro de que vea yo con el alma la verdad, ¿debo arrepentirme de mi pasado?"
"Ciertamente. Arrepentirse y resolverse a cambiar completamente de vida..."
El mercader vuelve a alisarse la barba. Parece como si estuviese revisando y contando los cabellos del cuello de su camello, pues los ojos los tiene fijos ahí. Sin sentirlo, con los talones incita al animal, que al sentirlos, cree que debe aligerar el paso y lo hace llevándose al mercader a la cabeza de la caravana. Jesús no lo detiene, espera que pasen adelante las mujeres y los apóstoles, hasta que llegan Simón Zelote y Juan de Endor que se unen a Él.
"¿De qué venís hablando?" pregunta.
"De la desilusión que debe experimentar quien no cree en nada, o quien ha perdido la fe que tenía. Síntica estaba ayer realmente angustiada, aun cuando ha avanzado en una fe perfecta" responde Zelote.
"Yo decía a Simón que si es penoso pasar del bien al mal, lo es mucho más de este a aquel. En el primer caso están los remordimientos de la conciencia que no se acalla. En el segundo uno está desgarrado. Algo así como sucederá a quien se llevara a un país extraño, completamente desconocido... O como el susto que pasaría, quien siendo un pobretón e ignorante, se encontrase de pronto en medio de la corte real, entre doctos y señores. Sería un sufrimiento... Yo conozco estos sufrimientos... No se puede creer que eso sea verdadero... que pueda durar... que se pueda merecer... sobre todo cuando se tiene el alma manchada... como la mía..."
"¿Y ahora, Juan?" pregunta Jesús.
La cara extenuada de Juan de Endor, extenuada y triste, se ilumina con una sonrisa que lo pinta menos descarnado. Dice: "Y ahora no más. Queda la gratitud hacia el Señor, mejor dicho, sigue siempre creciendo, porque Él así lo quiso. Permanece el recuerdo del pasado para que seamos humildes. Pero también está la seguridad. Me siento ya aclimatado, y no me siento más extranjero en este dulce mundo que es el tuyo, mundo de perdón y de amor. Tengo paz, serenidad y dicha."
"¿Tienes por buena tu experiencia?"
"Sí. Si no fuese que me duele el haber pecado, porque así contristé a Dios, diría que experimento que ese pasado mío ha sido bueno. Me puede servir de mucho para sostener las almas llenas de voluntad, pero extraviadas en los primeros momentos de su nuevo abrirse a la fe."
"Simón, ve a decirle al muchacho que no ande correteando, por la tarde está agotadísimo."
Simón mira a Jesús, pero comprende la razón de la orden. Una sonrisa inteligente le brilla por su cara. Se va y deja a los dos solos.
JESÚS DIALOGA CON JUAN DE ENDOR
Y LE ACONSEJA QUE SE UNA A SÍNTICA
PARA FORMARLA
"Ahora que estamos solos, Juan, te quiero decir algo. Escúchame. Por muchas razones tu tienes una amplitud de juicio y de pensamiento que ningún otro de los que me siguen, tiene. Posees una cultura más vasta que la común de los israelitas, por esto te ruego que me ayudes..."
"¿Ayudarte yo? ¿En qué?"
"Con Síntica. ¡Tú eres un buen educador! Marziam aprende muy bien y pronto contigo, tanto es así que pienso dejaros juntos algunos meses, porque quiero que él tenga un conocimiento más vasto que el de sus coetáneos de Israel. Tú gozas en ocuparte de él. También yo me alegro al veros unidos, al ver que tú eres el maestro, y él, el discípulo; al ver que tú rejuveneces, y él se hace maduro en sus deberes. Pero también deberías ocuparte de Síntica, como si fuese una hermana extraviada. Hace poco hablaste de un "extravío"... Ayúdala a que se aclimate en mi atmósfera. ¿Me quieres hacer este favor?"
"Para mí lo es el que yo lo haga. No platicaba con ella porque me parecía que era superfluo. Pero si Tú lo quieres. Ella suele leer mis rollos. Son solamente unos asuntos de religión y de cultura: libros de Roma y Atenas. Veo que medita y sopesa. Nunca había querido tratar de ayudarla. Si Tú lo quieres..."
Mi Madre: la maestra angelical de la ciencia de Dios
"Sí, lo deseo. Quiero que seáis amigos. Ella, Marziam y tú os quedaréis en Nazaret por un tiempo. Será muy bello. Mi Madre y tú cual maestros de dos almas que se abren a Dios. Mi Madre: la maestra angelical de la ciencia de Dios; tú: el experto educador en el saber humano, que puede ahora emplear sus conocimientos sobrenaturales. Será algo bello."
"Así se hará ¡Señor mío! ¡Será algo muy bello para el pobre Juan!..." y sonríe al pensar en los días de paz al lado de la Virgen, en la casa de Jesús...
El camino se desenmaraña en medio de un sol tibio cada vez más fuerte, en medio de una hermosa campiña plana, después de haber bordeado las pequeñas colinas que hay a la salida de Gerasa. La senda es muy buena. Se puede caminar muy bien por ella, sobre todo después del descanso de mediodía. Casi es ya tarde cuando por vez primera oigo que ríe de gusto Síntica, porque no sé qué le habrá contado Marziam. Ríen también las otras mujeres. Veo que la griega se inclina a acariciarlo y le da un beso en la frente. El niño vuelve a dar brincos como si no estuviese nada cansado.
Pero todos los demás sí lo están y reciben con alegría la noticia de que acamparán en la Fuente de los Camelleros. Dice el mercader: "Yo siempre pernocto allí. La etapa de Gerasa a Bozra es muy larga, no sólo para nosotros sino también para los animales."
"Este mercader es humano" dicen entre sí los apóstoles, al compararlo con Doras...
LA VERDADERA RAZÓN DE ESTE VIAJE?
La "Fuente de los Camelleros" no es más que un puñado de casas alrededor de muchos pozos, algo así como un oasis aunque no sea desierto, porque aquí no hay sequedad, pero es un oasis en medio de los campos solitarios y da a las huertas que se suceden sin fin, y que al llegar los atardeceres de octubre, despiden la misma tristeza que el mar cuando el sol lo besa por última vez. Por esto ver casas, oír voces y llantos de niños, percibir el olor de las chimeneas que arrojan humo y ver las primeras luces encendidas, es dulce, como cuando uno vuelve a casa.
Mientras los camelleros se detienen para abrevar los camellos, los apóstoles y las mujeres siguen a Jesús y al mercader y entran en el prehistórico albergue que los hospedará durante la noche...
... En el salón ahumado donde tomaron sus alimentos, donde dormirán los hombres, los siervos preparan los lugares con heno amontonado en forma de pacas contra las paredes. Todos están reunidos a la grande hoguera. Se ha encendido fuego porque la noche es húmeda y fría.
"Con tal de que no vaya a llover" dice Pedro con pena.
El mercader lo tranquiliza: "Hasta que se acabe esta luna, no habrá mal tiempo Aquí la noche es así, pero mañana tendremos sol."
"Es por las mujeres, no por mí. Soy pescador y vivo en el agua. Te aseguro que prefiero el agua a las montañas y al polvo."
Jesús está hablando con las mujeres y con sus primos. Le escuchan Juan de Endor y Zelote. Por su parte Timoneo, Ermasteo y Mateo están leyendo los rollos de Juan y los dos israelitas explican a Ermasteo los pasos bíblicos que menos puede entender.
Marziam los escucha encantado, pero su cara ya revela el sueño. María de Alfeo lo ve y dice: "Ese niño está cansado. Ven, querido, ven a dormir con nosotros. Venid, Elisa, Salomé. Los ancianos y los niños están mejor en el lecho, y haríais bien en iros todos. Estáis cansados."
Aparte de las mujeres de edad, exceptuando a Marcela y Juana de Cusa, nadie se mueve.
Después de que Jesús las bendice, se van. Mateo dice en voz baja: "Quien hubiera dicho que estas mujeres fuesen a dormir en la paja, lejos de sus casas."
"¡Nunca he dormido mejor!" replica Magdalena. Marta asegura lo mismo.
Pedro se pone al lado de su compañero: "Mateo tiene razón. Yo me pregunto sin poder encontrar explicación, por qué el Maestro os trajo aquí."
"Porque somos discípulas."
"Entonces si se fuese a donde hay leones, ¿iríais?"
"Claro, Simón Pedro. ¡Es una dicha dar un paso con Él, estarle cerca!"
"Y ya son miles; y para mujeres no acostumbradas a esto..."
Las mujeres protestan tanto que Pedro no tiene más que encogerse de hombros y callarse.
Santiago de Alfeo levanta la cabeza y ve que en el rostro de Jesús brilla una sonrisa, le pregunta: "¿Nos puedes decir la verdadera razón de este viaje en el que vienen las mujeres... y del que hay poco fruto comparado con la fatiga?"
"¿Puedes ver el fruto de la semilla que acaba de sembrarse en los campos por los que atravesamos?"
"No. Lo veré en primavera."
"También Yo te lo digo: "lo verás a su tiempo". "
Los apóstoles no contradicen. Se oye la voz argentina de la Virgen: "Hijo mío, hoy hablábamos de lo que dijiste en Ramot. Y cada una de nosotras tuvo impresiones e ideas diversas. ¿Querrías aclararnos tu pensamiento? Yo dije que era mejor llamarte al punto, pero venías hablando con Juan de Endor."
"Yo fui en realidad la que suscitó la cuestión, pues soy una pobre pagana, y no tengo las luces brillantes de vuestra fe. Os ruego me compadezcáis."
"Quisiera tener tu alma, hermana mía," Magdalena dice impulsiva, y con esos ímpetus suyos, la abraza estrechamente. Grande en medio de su belleza parece como que por sí sola iluminase la pobre casucha y trajese la opulencia de su espléndido hogar. La griega da otra nota con su persona, es una nota de reflexión junto al grito de amor que parece volar de María la apasionada. La Virgen está sentada con su dulce rostro dirigido hacia su Hijo. Las manos las tiene entrelazadas como si orase. Su blanquísimo perfil se refleja contra la negra pared. Siempre es la misma María en adoración.
Susana está en la penumbra del rincón cabeceando. Marta aprovecha la luz de la hoguera para sujetar las cintas de los vestidos de Marziam. Es la activa Marta, siempre laboriosa aunque está cansada.
Jesús dice a Síntica: "No se trataba de un pensamiento que te causase dolor. Oí que reías."
DEL RECUERDO QUE CONSERVAN LAS ALMAS
¿EXPLICAN POR QUÉ LOS PAGANOS
TENGAN RECUERDOS VAGOS DE LA VERDAD?
ESTO NO EXPLICA
LA TEORÍA DE LA REENCARNACIÓN,
NI DEMUESTRA QUE VIVIMOS MÁS VIDAS
"Sí, porque el niño resolvió muy fácilmente la dificultad diciendo: "No quiero regresar si no regresa Jesús, pero si quieres saberlo todo, vete allí, y luego regresa a decirnos lo que te dijo, si de ello te acuerdas"..." Otra vez vuelven a reírse y dicen que Síntica pide a la Virgen explicaciones sobre la aclaración dada acerca del recuerdo que conservan las almas y que explican cierta posibilidad de por qué los paganos tengan recuerdos vagos de la Verdad.
"Yo dije: "¿Confirman estas palabras la teoría de la reencarnación en que creen muchos paganos?" y tú Mamá, Maestro, me dijo que era distinto lo que Tú habías querido decir. ¿Me harías el favor de explicármelo ahora?"
EN EL CUERPO DEL HOMBRE
DIOS PONE UNA SOLA ALMA
ESTA ES CREADA VEZ POR VEZ
PARA OTRAS REENCARNACIONES
EL ANIMAL NO PUEDE RECORDAR NADA
EL HOMBRE PUEDE RECORDAR
¿DE DÓNDE VIENE EL ALMA?
DE DIOS
EL ESPÍRITU INTELIGENTÍSIMO,
PODEROSÍSIMO, PERFECTO
EL ALMA NO DEJA DE SENTIR LAS DOTES PROPIAS
DE LA PATERNIDAD SANTÍSIMA DE QUIEN LA CREÓ.
ES, PUES, INTELIGENTE, ESPIRITUAL,
LIBRE, INMORTAL
COMO EL PADRE QUE LA CREÓ.
SALE PERFECTA DEL PENSAMIENTO DIVINO,
Y EN EL MOMENTO DE SU CREACIÓN, ES IGUAL,
POR UN INSTANTE MOMENTÁNEO,
A LA DEL PRIMER HOMBRE.
UNA PERFECCIÓN QUE COMPRENDE
LA VERDAD POR UN
FAVOR QUE SE LE CONCEDE GRATUITAMENTE
LA LESIÓN DE LA CULPA DE ORIGEN
"Escucha. No debes creer que porque las almas conservan recuerdos espontáneos de la Verdad, se demuestra que vivimos más vidas. Sabes ya muy bien cómo fue creado el hombre, cómo pecó y cómo fue castigado. Se te ha dicho cómo en el cuerpo del hombre Dios pone una sola alma. Esta es creada vez por vez, y jamás se le emplea para otras reencarnaciones. Esta aclaración debe anular lo dicho sobre el recuerdo de las almas, y debe serlo, para cualquier otro ser que no sea el hombre, a quien Dios dotó de un alma que hizo. El animal no puede nada recordar. Nace una sola vez. El hombre puede recordar, aunque también nace una sola vez. Puede recordar por su parte mejor: el alma. ¿De dónde viene ésta? ¿De dónde viene el alma de cada hombre? De Dios. ¿Quién es Dios? El espíritu inteligentísimo, poderosísimo, perfecto. Esta cosa admirable que es el alma, que Dios crea para dar al hombre su imagen y semejanza como señal indiscutible de su Paternidad Santísima, no deja menos de sentir las dotes propias de quien la creó. Es, pues, inteligente, espiritual, libre, inmortal como el Padre que la creó. Sale perfecta del pensamiento divino, y en el momento de su creación es igual, por un instante momentáneo, a la del primer hombre: una perfección que comprende la verdad por un favor que se le concede gratuitamente. "Un instante de instante momentáneo". Luego, una vez creada, recibe la lesión de la culpa de origen. Para hacértelo entender mejor, te diré que es como si Dios diese a luz el alma que crea, y que al nacer, fuese herida con una señal imborrable. ¿Me comprendes?"
"Sí. Entre tanto que es objeto de pensamiento, es perfecta. Un instante de instante momentáneo. Luego el pensamiento se convierte en realidad, realidad sujeta a la ley que provocó la culpa."
EL ALMA SE ENCARNA EN EL CUERPO HUMANO
TRAYENDO CONSIGO COMO PERLA SECRETA
EN EL MISTERIO DE SU SER ESPIRITUAL,
EL RECUERDO DEL SEÑOR CREADOR,
ESTO ES, DE LA VERDAD
ESTA ES LA RAZÓN PORQUE LOS VIRTUOSOS DE
CUALQUIER PAÍS SIENTEN LA VERDAD
LA RELIGIÓN EN QUE SE PRACTICAN
HEROICAMENTE LAS VIRTUDES
PREDISPONE EL ALMA A LA RELIGIÓN VERDADERA
Y AL CONOCIMIENTO DE DIOS.
"Respondiste bien. Por esto el alma se encarna en el cuerpo humano trayendo consigo como perla secreta en el misterio de su ser espiritual, el recuerdo del Señor creador, esto es, de la verdad. Nace el niño. Puede ser bueno, óptimo, o bien, perverso. Todo puede suceder porque es libre en su voluntad. Sobre sus "recuerdos" arroja luces la ayuda de los ángeles y el insidiador tinieblas. Según que el hombre anhele las luces, y con esto, virtudes siempre mayores, hace el alma señora de su ser, y con esto aumenta en él la facultad de recordar como si la virtud hiciese cada vez más sutil la pared que se interpone entre el alma y Dios. Esta es la razón por qué los virtuosos de cualquier país sienten la verdad, no claramente porque tienen el paño de doctrinas contrarias o de ignorancia muy grande, pero lo suficiente para ser como maestros de formación moral en el pueblo a que pertenecen. ¿Entendido? ¿Estás convencida?"
"Sí. En resumen la religión en que se practican heroicamente las virtudes predispone el alma a la religión verdadera y al conocimiento de Dios."
Es así. Ahora vete a descansar y que Dios te bendiga. Tú también, Mamá... Y vosotras hermanas y discípulas. La paz de Dios cuide vuestro descanso."
V. 982-991
A. M. D. G.