JESÚS INSTRUYE A MARZIAM
#Me hubiera convertido en un ladrón si no hubieses venido."
#No lo habrías sido porque tu mamá rogaba por ti
#¿Pero no hubiera sido una prueba mejor si no hubiera muerto mi mamá?
JESÚS INSTRUYE A MARZIAM
Jesús sale de la casa con el niño de la mano. No pasan por el centro de Nazaret, sino por el mismo camino que tomó Jesús la vez primera que dejó su hogar para iniciar su vida pública. Al llegar a los primeros olivos dejan el camino principal y toman unas veredas que serpentean entre los árboles, buscando el tibio sol que brilla después de varios días de borrasca. Jesús invita al niño que vaya a correr y a brincar, pero él responde: "Prefiero estar cerca de Ti. Y soy grande y soy un discípulo."
Jesús se sonríe ante esta... profesión de edad y de dignidad de tenerse en cuenta. En realidad es un pequeño adulto el que camina a su lado. Nadie le echará más de diez años, pero nadie puede negar que sea un discípulo, y menos Jesús, que se limita a decir: "Te cansarás de estar quieto mientras Yo oro. Te traje conmigo para que te divirtieras."
"Durante estos días no lo haré... Sin embargo, estar cerca de ti me proporciona un gran alivio...Tanto que he pensado en Ti durante este tiempo... porque... porque..." El niño aprieta sus labios que tiemblan. Y no dice más.
Quien cree en mi palabra no debe estar triste
como los que no creen
Jesús le pone la mano sobre la cabeza: "Quien cree en mi palabra no debe estar triste como los que no creen. Siempre te digo la verdad. Aun cuando afirmo que no hay separación entre las almas de los justos que están en el seno de Abraham y las de los justos que están en la tierra. Yo soy la Resurrección y la Vida, Marziam. Y antes de realizar mi misión doy la Vida. Siempre me has dicho que tus padres anhelaban la venida del Mesías y rogaban a Dios que los dejase vivir para verlo. Creían, pues, en Mí. En esta fe se han dormido, y ella los ha salvado, ella los ha hecho resucitar y por ella viven. Porque esta es la fe que da vida al dar sed de justicia. Piensa cuántas veces habrán resistido a las tentaciones para que pudiesen ser dignos de encontrar al Salvador..."
Pero murieron, Señor, sin haberte visto...
Y muertos de ese modo...
"Pero murieron, Señor, sin haberte visto... Y muertos de ese modo... Sabes que vi cuando ya muertos los sacaron del pueblo... A mi mamá, a mi padre... a mis hermanitos... Qué me importa si me decían para consolarme: "A los tuyos no les ha pasado así. No han sufrido". ¡Oh, cómo que no sufrieron! ¿Acaso eran plumas las piedras que les cayeron encima? ¿Era acaso aire la tierra y agua que les ahogaron? ¿Y acaso al ver que morían no habrán sufrido pensando en Mí?..." El dolor sacude al niño. Con viveza gesticula, de pie, frente a Jesús, con aire agresivo...
Jesús comprende aquel dolor, esa ansia de decirlo y lo deja hablar. No es de los que dice: "Cállate. Me molestas" a quien sufre verdaderamente.
"Y luego ¿qué pasó después? ¡Tú sabes lo que sucedió!
El niño continúa: "Y luego ¿qué pasó después? ¡Tú sabes lo que sucedió! Si no hubieses ido Tú, sería yo como una fiera, o habría muerto como una serpiente en el bosque, y nunca habría ido con mamá, papá y mis hermanitos porque yo odiaba a Doras y... y no amaba a Dios como antes, cuando vivía mi mamá que me quería, y que me hacía que amase al prójimo. Casi había llegado a odiar a los pájaros que se llenaban el buche, que tenían su plumaje caliente, que volvían a hacer sus nidos, porque me moría de hambre, porque traía mis vestidos rotos, porque no tenía casa... Los espantaba yo, a quien le gustan los pájaros, porque me irritaba al compararme con ellos, y luego me echaba a llorar porque veía que era malo y que merecía el infierno..."
"¡Ah! ¿luego te arrepentías de ser malo?"
Me hubiera convertido en un ladrón
si no hubieses venido."
No lo habrías sido porque tu mamá rogaba por ti
"Sí, Señor. Pero ¿cómo podía ser bueno? Mi abuelo lo fue. Me decía: "Todo pasará dentro de poco. Ya estoy viejo..." ¡Pero yo no lo estaba! ¿Todavía cuántos años debían pasar para que pudiese trabajar y comiese como un ser humano y no como un perro vagabundo? Me hubiera convertido en un ladrón si no hubieses venido."
"No lo habrías sido porque tu mamá rogaba por ti. Ves que fui a donde estabas y que te acogí. Esto es una prueba de que Dios te amaba y de que tu mamá velaba por ti."
¿Pero no hubiera sido una prueba mejor si no hubiera
muerto mi mamá?
EJEMPLO DEL PAJARITO
"El niño se calla, pensativo. Parece como si quisiese encontrar luz en el suelo que pisotea, porque lo mira fijamente, al ir caminando al lado de Jesús sobre la hierbecilla doblegada por los aires de los días anteriores. Luego levanta la cabeza y pregunta: "¿Pero no hubiera sido una prueba mejor si no hubiera muerto mi mamá?"
Jesús se sonríe ante la lógica humana del niño. Sería pero dulcemente añade: "Mira, voy a proponerte un ejemplo para que puedas entender lo que pasó. Me acabas de decir que te gustan los pajaritos ¿no es así? Pues bien, escucha. ¿Para que fueron hecho los pajaritos, para volar o para estar en la jaula?"
"Para volar."
"Así es. ¿Qué hacen las mamás-pájaras cuando son pequeñitos?"
"Los alimentan."
"Sí, pero ¿con qué?"
"Con granitos, moscas, gusanos, migajas de pan o pedacitos de fruta que encuentran volando aquí y allí."
"Perfectamente. Ahora bien escucha. Si en esta primavera encontrases por tierra un nido y en él los pajaritos y la hembra ¿qué harías?"
"Me la llevaría."
"¿El nido? ¿Tal como está? ¿Te llevarías también a la mamá?"
"Sí, porque es muy feo que los pequeñuelos estén sin su mamá."
Solo que en el Deuteronomio está escrito que se
tomen tan solo los pajaritos
"Solo que en el Deuteronomio está escrito que se tomen tan solo los pajaritos, y que se deje libre a la madre que es necesaria para la propagación."
"Pero si la mamá es buena, no se va. Vuela a donde están los pequeñuelos. La mía habría obrado así. Ni siquiera me hubiera dado a Ti para siempre, porque todavía soy un niño. Ella no podía venir conmigo porque mis hermanos eran más pequeños que yo, y por esto no me habría dejado ir."
"Está bien. Pero óyeme: según tú ¿preferirías dejar abierta la puerta de la jaula para que la mamá entrase y saliese a alimentar a sus pequeñuelos, o bien, tener también encerrada a ella?"
"¡Eh!... Preferiría que fuese y viniese hasta que los pajaritos hubiesen crecido... y mostraría yo que la quería mucho, si después de que me los alimentó y de que ellos crecieron, la dejase libre, porque el pájaro fue hecho para volar... Verdaderamente... si soy muy bueno... debo dejar también volar los pequeñuelos y dejarlos libres. Sería el mejor modo de mostrar mi amor por ellos. Es lo más razonable... Creo que sí. Y lo es porque no haría otra cosa que cumplir lo que Dios ha dispuesto acerca de los pajaritos..."
"¡Muy bien Marziam! Has hablado como si fueses un sabio. Serás un maestro cuando hables de tu Señor. Y quien te escuche, te creerá porque hablarás sabiamente."
"¿De veras, Jesús?" La carita que antes aparecía angustiada y triste, que luego parecía cubierta con las nubes del razonamiento, esforzándose con juzgar qué sería lo mejor, se descubre y en ella brilla la alegría por la alabanza recibida.
Imagínate cómo pensará Dios, que es todo
perfección, con respecto a las almas
y al bien de ellas.
"De veras. Ahora mira. Como eres un buen muchacho, por eso juzgas de este modo. Imagínate cómo pensará Dios, que es todo perfección, con respecto a las almas y al bien de ellas. Las almas son como pajaritos que la carne aprisiona dentro de sí, como en una jaula. La tierra es el lugar en donde viven con su jaula. Pero anhelan por la libertad del firmamento, por el sol que es Dios, por el alimento necesario para ellos que es la contemplación de Dios. Ningún amor humano, ni siquiera el amor de la madre por sus hijos o de estos por ella, es tan fuerte que pueda ahogar este deseo de las almas que sienten por reunirse con su origen que es Dios. Así también Dios, que por su perfecto amor que experimenta por nosotros, no encuentra que haya motivo alguno que pueda vencer su deseo de unirse con el alma que lo busca anhelante. ¿Y qué sucede entonces? A veces la ama tanto que le dice: "¡Ven! ¡Te voy a dejar en libertad! Y lo dice aun cuando haya pequeñuelos al lado de la mamá. El ve todo. Sabe todo. Todo lo que hace, lo hace bien. Cuando deja en libertad un alma -podrá parecer a los hombres de inteligencia mediocre que no lo es- cuando deja en libertad un alma lo hace siempre por un bien mayor para ella misma y para sus familiares. Y entonces Él, como ya te lo he dicho varias veces, une al ministerio del ángel custodio el ministerio del alma que llamó a Sí, la cual ama con un amor limpio de toda impureza humana a sus familiares al amarlos en Dios. Cuando liberta una alma, también Él toma bajo su cuidado a los que sobreviven. ¿Acaso no lo ha hecho contigo? ¿No te ha hecho a ti, pequeño israelita, mi discípulo, mi sacerdote del día de mañana?"
"Sí, Señor."
Yo libertaré a tu madre y no tendrá necesidad
de tus sufragios
"Ahora reflexiona un poquitín. Yo libertaré a tu madre y no tendrá necesidad de tus sufragios. Pero tú, si ella hubiese muerto después de la redención y hubiese tenido necesidad de sufragios, podrías haberla ayudado como sacerdote. Piensa en esto: no habrías podido haber hecho otra cosa que presentar una ofrenda a algún sacerdote del Templo para que ofreciese un sacrificio de corderos, palomos o de alguna otra cosa por ella. Esto hubiera sucedido si hubieras continuado siendo el campesinito Yabé en la casa de tu madre. Ahora al contrario, tú, Marziam, sacerdote de Cristo, podrás celebrar por ella directamente el sacrificio verdadero de la Víctima perfecta en cuyo nombre se obtiene todo perdón."
"¿Y no lo podré ofrecer?"
"Por tu padre, madre y hermanos, no. Lo podrás por amigos y discípulos tuyos. ¿No es algo bello todo esto?"
"Sí, Señor."
"Regresemos ahora a casa ya tranquilos."
"Sí... ¡Pero no te he dejado orar!...
"¡Ya hicimos oración!
"Sí... ¡Pero no te he dejado orar!... Me desagrada..."
"¡Ya hicimos oración! Hemos contemplado la verdad, hemos contemplado a Dios en su bondad... Todo esto es oración y tú has orado como una persona adulta. ¡Ea, ánimo! Cantemos un hermoso salmo de alabanza por la alegría que hay en nosotros."
Y empieza a cantar: " 'Un hermoso canto ha brotado de mi corazón...' " Marziam une su voz de plata a la de bronce y oro de la de Jesús.
V. 1071-1076
A. M. D. G.