SIMÓN PEDRO EN NAZARET.
GENEROSIDAD DE MARZIAM
#Pedro saluda a Jesús y llama a Marziam
#"Marziam hizo un voto para obtener un favor. Durante cuatro semanas no puede probar miel."
#PEDRO REFIERE A JESÚS DE LA PERSECUCIÓN QUE ESTÁN HACIENDO A JUAN DE ENDOR Y SÍNTICA
#¿A dónde los mandas? "A Antioquia."A una casa de Lázaro Se irán por mar... Jesús refiere su plan
#"Ya inventaré una excusa para que su partida no sea dolorosa." "¿Cual?" la de trabajar por Mí."
Ya está entrado el día cuando Pedro llega solo y sin que se le esperase a la casa de Nazaret. Viene cargado de canastos y bolsitas, pero se siente feliz bajo ese peso.
Brinda a María una sonrisa de felicidad y alegre y respetuosamente la saluda. Luego pregunta: "¿Dónde están el Maestro y Marziam?"
"Están por el borde, arriba de la gruta, como quien va a la casa de Alfeo. Me parece que Marziam esté cortando uvas, y que Jesús esté meditando. Ahora los voy a llamar."
"Yo lo hago."
"Entonces, quítate eso de encima."
"No, no. Es una sorpresa para el niño. Me gusta mucho verlo cómo abre los ojos y registra con ansia... Su dicha, pobre niño mío."
Pedro saluda a Jesús y llama a Marziam
Se va la huerto. Se esconde bien dentro del hueco de la gruta y luego fingiendo un poco su voz grita: "La paz sea contigo, Maestro" y luego con voz natural: "¡Marziam!"
Marziam que con su vocecilla saturaba el aire, guarda silencio. Una pausa, luego la vocecilla, como si fuese de una niña, de Marziam pregunta: "¿Maestro, no era mi padre el que me llamó?"
Probablemente Jesús estaba tan sumergido en sus pensamientos que no oyó nada, y así sencillamente lo dice.
Pedro de nuevo torna a gritar: "¡Marziam!" Luego una carcajada se escapa de sus labios.
"Si es él. ¡Papá mío! ¿Dónde estás?"
Busca en el huerto pero nada descubre... También Jesús da unos cuantos pasos y mira... Ve a María que sonríe en el umbral de la puerta y a Juan y Síntica que también se están riendo.
Marziam no soporta más. Se echa del borde para caer cerca de la gruta pero Pedro lo coge antes de que toque tierra.
Es conmovedor el saludo. Todos lo observan y en todos los rostros hay una sonrisa. Luego se acercan.
Pedro se quita como puede al niño para poder inclinarse a saludar a Jesús. Este le abraza, y abraza al mismo tiempo al niño que no se desprende del apóstol, y que le pregunta: "¿Mamá?"
Pedro responde a Jesús que le pregunta a su vez: "¿Por qué te has venido tan pronto?"
"¿Y te parecía que podía estar más tiempo sin verte? Luego... esa Porfiria que no dejaba de decirme: "Vete a ver a Marziam. Llévale esto. Llévale aquello". Parecía como si estuviese viendo a Marziam entre ladrones o en un desierto. La otra noche se levantó a cocer las empanadas, y apenas si estuvieron pronto me hizo partir..."
"¡Oh, las empanadas!..." grita Marziam, pero al punto guarda silencio.
"Así. Aquí dentro están con higos secos al horno y aceitunas y manzanas rojas. Te preparó un pan con mantequilla. Te manda quesos hechos de tus ovejitas. También un vestido que no deja pasar el agua. Además, además... No sé qué mas. ¿Cómo? ¿No tienes prisa? ¿Vas a llorar? ¿Por qué?"
"Porque prefería que me hubiese traído a ella y no estas cosas... la quiero mucho, ¿sabes?"
"¡Divina Misericordia! ¡Pero quién se lo iba a imaginar! Si lo oyese ella se derretiría como la manteca..."
"Marziam tiene razón. Podías haberla traído. Hace tiempo que quiere verla. Nosotras las mujeres somos así con nuestros hijos..." dice María.
"Está bien... dentro de poco la verá ¿o no es así, Maestro?"
"Sí. Después de las Encenias, cuando vayamos; mejor dicho, cuando regreses después de las Encenias, vendrás con ella. Estará un poco aquí con él y luego juntos regresaremos a Betsaida."
"¡Qué bonito! ¡Con mis dos mamás!" El niño está tranquilo y feliz.
PEDRO DESCARGA TODO LO QUE TRAE
Todos entran en casa y Pedro se carga de sus fardos.
"Mira: pescado seco en escabeche y fresco. Le gustarán a tu Mamá... Este queso suave que te gusta mucho, Maestro. Estos huevos para Juan. Esperamos que no se hayan pasado... No. Menos mal. También hay uvas. Me las dio en Caná Susana, donde pernocté. ¡También, también esto! Mira Marziam, qué color tan hermoso, parece como si hubiera sido hecho con los cabellos de María"... Abre un tarrito lleno de miel que corre.
"¿Por qué tantas cosas? Te has sacrificado, Simón" dice María al ver los bultos y bultos, vasos, jarros que van cubriendo la mesa.
"¿Sacrificado? No. He tenido buenas pescas y me han dejado bastante. Esto por lo que se refiere al pescado; por lo demás, es cosa del hogar. Nada cuesta y sí causa tanta alegría el traer algo. Además... las Encenias están ya a la puerta. Es costumbre. ¿No? ¿No quieres probar la miel?"
"No puedo" dice seriamente Marziam.
"¿Por qué? ¿Estás malo?"
"No, pero no puedo comérmela."
"Pero ¿por qué?"
"Marziam hizo un voto para obtener un favor.
Durante cuatro semanas no puede probar miel."
Quien desde su niñez se habitúa a la penitencia fácil
encontrará el camino de la virtud durante
toda su vida" dice Jesús
El niño se pone rojo pero no responde, mira a Jesús y no añade ni una palabra. Jesús se sonríe y dice: "Marziam hizo un voto para obtener un favor. Durante cuatro semanas no puede probar miel."
"Está bien. Se la comerá después... Da lo mismo, toma el vaso... Pero mira, que apenas si lo puedo creer..."
"Ha sido muy generoso, Simón. Quien desde su niñez se habitúa a la penitencia fácil encontrará el camino de la virtud durante toda su vida" dice Jesús mientras el niño se va con el jarrito de miel en las manos.
Pedro le mira alejarse. Está sorprendido. Luego pregunta: "¿No está Zelote?"
"Está en casa de María de Alfeo. Pronto regresará. Esta noche dormiréis juntos. Ven acá, Simón Pedro."
Salen mientras María y Síntica ponen todo en orden en la pieza llena de envoltorios y otros dones.
PEDRO DICE A JESÚS DE LA PERSECUCIÓN QUE ESTÁN
HACIENDO A JUAN DE ENDOR Y SÍNTICA
"Maestro... Vine a verte a Ti y al niño. Es verdad, pero también durante estos días he pensado mucho, sobre todo desde que llegaron tres zánganos venenosos... a los que dije más mentiras que peces hay en el mar. Ahora deberán estar llegando a Getsemaní pensando que se encontrarán con Juan de Endor, y luego irán a casa de Lázaro para ver a Síntica y a Ti. ¡Que les aproveche la caminata!... Pero luego regresarán y... Maestro, te quieren dar dolores de cabeza por estos infelices..."
"Desde hace meses he provisto a todo. Cuando regresen, estos ya no estarán aquí, ni en ningún lugar de Palestina. ¿Ves estos cofres? Son para ellos. Mira esos vestidos doblados cerca del telar. Son para ellos. ¿Te sorprende?"
"A Antioquia."A una casa de Lázaro
Se irán por mar...
Jesús refiere su plan
"Sí, Maestro. Pero ¿a dónde los mandas?"
"A Antioquia."
Pedro lanza un chiflido y luego: "¿A casa de quién? ¿Cómo se irán?"
"A una casa de Lázaro, la última que tiene allí donde su padre gobernó en nombre de Roma. Se irán por mar..."
"Eso está bien, porque si Juan tuviese que irse por sus propios pies..."
"Por mar. También Yo tengo mucho gusto en hablarte de ello. Habría mandado a Simón para que te hubiese dicho que vinieses a preparar todo. Escucha. Dos o tres días después de las Encenias partiremos de acá a la buena de Dios para que nadie lo note. Formaremos parte de la comitiva Yo, tú, tu hermano, Santiago y Juan y mis dos hermanos; además Juan y Síntica. Iremos a Ptolemaide. De allí en barca los acompañarás a Tiro. En ese lugar subiréis en algún barco que vaya a Antioquia, como si fueseis prosélitos que regresan a sus casas. Luego regresaréis y me encontraréis en Aczib. Estaré arriba del monte diariamente. Por lo demás el Espíritu os guiará..."
"¿Cómo? ¿No vienes con nosotros?"
"Lo sabrían todos al punto. Quiero que el corazón de Juan esté tranquilo."
"¿Y cómo lo voy a hacer? ¡Nunca he salido fuera de acá!"
"No eres un niño... y dentro de poco tendrás que ir mucho más allá de Antioquia. Me fío de ti. Mira cuánto te aprecio."
"¿Y Felipe y Bartolomé?"
"Nos saldrán al encuentro en Jotapata, evangelizando mientras llegamos. Les escribiré y les llevarás la carta."
"¿Y esos dos saben ya su destino?"
"No, quiero que pasen la fiesta tranquilamente."
"Umh! ¡Pobrecitos! Piensa que si a uno tienen que perseguirlo criminales de corazón y ..."
"No te ensucies la boca, Simón."
¿Pero cómo voy a hacer para llevar estos cofres?
¿Y llevar a Juan? "Alquilaremos un asno."
"Dirás, una carreta."
"Está bien, Maestro. Oye... ¿Pero cómo voy a hacer para llevar estos cofres? ¿Y llevar a Juan? Me parece que está muy enfermo."
"Alquilaremos un asno."
"Dirás, una carreta."
"¿Y quién la guía?"
"Si Judas de Simón aprendió a remar, Simón de Jonás aprenderá a guiar. No creo que sea una cosa difícil guiar un asno por la rienda. En la carreta pones los cofres y a los dos y nosotros iremos a pie... Di. De este modo hay que hacerlo, créemelo."
"¿Y quién nos proporciona la carreta? Ten en cuenta que no quiero que se note la partida."
Pedro se pone a pensar... Halla una solución: "¿Tienes dinero?"
"Sí. Todavía resta mucho de las perlas de Misace."
"Entonces todo es fácil. Dame un poco de dinero. Tomaré un asno y una carreta de a ver quien... luego regalamos el asno a cualquier pobrecito y la carreta... la venderemos... Hice bien en haber venido. ¿De veras que tengo que volver con mi mujer?"
"Sí. Es conveniente."
"Así se hará. ¡Y esos dos pobrecitos! Me desagrada que no esté ya más Juan con nosotros. Poco nos iba a durar, pero, pobrecito. Podía morir aquí como Jonás...."
"No se lo habrían permitido. El mundo odia a quien se redime."
"Se sentirá apenado..."
"Ya inventaré una excusa para que su partida
no sea dolorosa."
"¿Cual?"
la de trabajar por Mí."
"Ya inventaré una excusa para que su partida no sea dolorosa."
"¿Cual?"
"La misma que sirvió para enviar lejos a Judas de Simón: la de trabajar por Mí."
"¡Ah!... Sólo que en Juan habrá santidad, pero en Judas tan sólo soberbia."
"Simón, no murmures."
"¡Más difícil que hacer cantar a un pescado! Es verdad, Maestro, no es murmuración... Pero creo que ya llegó Simón con tus hermanos. Vamos a verlos."
"Vamos. Y cuidado con chistar algo a alguien."
"¿Me lo pides? No puedo guardar la verdad cuando hablo, pero sé callar completamente si quiero. Y quiero. Lo juro por mí mismo. ¡Que vaya yo hasta Antioquia! ¡A la punta del mundo! ¡Oh! no veo la hora en que esté ya de regreso. No dormiré hasta que todo haya concluido..."
Salen y no veo otra cosa más.
V. 1095-1100
A. M. D. G.