EVANGELIZAN YENDO HACIA FENICIA
#Se detiene cerca de una de estas casas que tiene pozo y herrería
#El matrimonio entre romanos y hebreas. Y de quién son los hijos De Dios o del paganismo"
#"¿Quién es ese? ¿Quién es?" se preguntan todos
El camino que viene de Fenicia a Tolemaida es muy cómodo, pasa derecho, derecho entre la llanura, el mar y los montes. Dado que está bien cuidada, muchos transitan por ella. Muchas veredas la atraviesan. En los cruces no deja de verse una casa, un pozo, o una herrería donde pueden ponerse herraduras a los animales.
Se detiene cerca de una de estas casas
que tiene pozo y herrería
Jesús y los seis que con El se han quedado, camina unos dos kilómetro viendo siempre lo mismo. Se detiene cerca de una de estas casas que tiene pozo y herrería, cerca de un cruce que está junto a un puente, que es ancho solo para que pase por él un carro. Esto da ocasión a los pasajeros, de razas diversas, por lo que puedo imaginar, esto es, fenicios e israelitas, que mutuamente se odian, de darse la mano para maldecir a Roma... Sin Roma no tendrían ni siquiera el puente, y con el río colmado nadie hubiera pasado. Pero así son las cosas, ¡el opresor siempre es odioso, aun cuando hace el bien!
Jesús se para cerca del puente, en el ángulo donde da el sol, donde está la casa, donde se percibe el mal olor de la herrería, donde se están poniendo herraduras a un caballo y a dos asnos que las perdieron. El caballo está uncido a un carro romano en que hay unos soldados que se divierten haciendo gestos a los israelitas que los maldicen. Y arrojan un pedazo de carne de caballo a un viejo narigudo, feo más que todos los demás, que maldice, que sería capaz de morderlos como una víbora... ¡Imagínese uno lo que sucede! El viejo escapa gritando como si le hubiesen arrojado lepra. Los demás hebreos se le unen. Los fenicios irónicos gritan: "¿Qué tal el nuevo maná? Comedlo, comedlo para que tengáis fuerzas de gritar contra los que son demasiado buenos. ¡Hipócritas víboras!" Los soldados se hacen guiños... Jesús no dice nada.
Finalmente se va el carro romano que se despide del herrero con el grito de: "¡Salve, Tito! ¡Y que la pases bien!" Tito, un hombre ya de edad, de cuello de toro, sin barba, con negrísimos ojos resplandecientes sobre una robusta nariz, y debajo de una frente ancha, donde hay pocos cabellos, y los que quedan son cortos y un tanto encrespados, levanta su pesado martillo con una señal de adiós, luego vuelve al yunque, donde ve que un joven ha puesto un hierro candente, entre tanto que otro prepara la pezuña de una asno para que le pongan su herradura.
Los herreros a lo largo del camino son casi
todos romanos. Soldados que se han quedado
después de su servicio
El matrimonio entre romanos y hebreas
¿Y de quién son los hijos? ¿De Dios o del paganismo?"
"Los herreros a lo largo del camino son casi todos romanos. Soldados que se han quedado después de su servicio. ¡Y que si ganan!... Jamás encuentran obstáculo alguno en curar a los animales... Un asno puede perder su herradura cuando el sol ya se pone en el día del sábado, o cuando son las Encenias... y ¡ellos como si nada!" hace notar Mateo.
"El que puso las herraduras a Antonio está casado con una hebrea" dice Juan.
"Hay más mujeres necias que inteligentes" picante observa Santiago de Zebedeo.
"¿Y de quién son los hijos? ¿De Dios o del paganismo?" pregunta Andrés.
"Generalmente son del que es más fuerte" contesta Mateo "Si la mujer no es una apóstata, los hijos son hebreos, porque ellos no se preocupan de más. No son demasiado... fanáticos ni siquiera cuando se trata de su Olimpo. Creo que no piensan en otra cosa más que en ganar dinero. Están llenos de hijos."
"Con todo son unos hombres dignos de desprecio. Sin fe, sin patria... odiados por todos..." objeta Tadeo.
"Te equivocas. Roma no los desprecia, antes bien los ayuda. Son más útiles así que cuando llevan las armas. Entran en nosotros corrompiéndonos más con su maldad que con la violencia. Quien sufre no es otro que la primera generación. Luego se desparraman... y el mundo olvida..." replica Mateo que parece conocer bien las cosas.
Dice Jesús: Son los hijos los que sufren, pero también
las mujeres hebreas casadas con ellos...
Nadie les habla de Dios
No existirán más
estas separaciones de hombres y de naciones,
porque las almas estarán unidas en una sola patria:
la mía
"Tienes razón. Son los hijos los que sufren, pero también las mujeres hebreas casadas con ellos... Por sí y por sus hijos. Me dan compasión. Nadie les habla de Dios. Pero no sucederá más en adelante. No existirán más estas separaciones de hombres y de naciones, porque las almas estarán unidas en una sola patria: la mía" interviene Jesús que hasta estos momentos había estado callado.
"¡Para entonces habrán muerto!..." exclama Juan.
"No. Se habrán acogido a mi nombre. No habrá más romanos o libios, griegos o iberos, galos, egipcios o hebreos, sino almas de Jesús. ¡Ay de aquellos que traten de hacer distinción entre las almas, a las que quiero igualmente, por las que he sufrido y sufriré, basándose solo en los lugares en que nacieron! El que hiciere así, demostrará no haber comprendido la caridad que es universal."
Los apóstoles comprenden la reprehensión velada, y bajan la cabeza...
Los golpes sobre el yunque van cesando poco a poco. Los golpes sobre la pezuña del asno van terminando. Jesús se aprovecha de esto para hablar en voz alta a la gente que hay. Parece como si continuara hablando con los discípulos, pero en realidad se dirige a los que pasan, y tal vez a las mujeres que hay dentro de la casa porque se oyen gritos femeninos.
Aun cuando parece que no existe un parentesco,
este siempre existe entre los hombres.
Todos provienen de un solo Creador.
"Aun cuando parece que no existe un parentesco, este siempre existe entre los hombres. Todos provienen de un solo Creador. Si los hijos de un solo padre se han separado, esto no quita el lazo de origen, de igual modo como no se cambia la sangre de un hijo cuando abandona la casa paternal. Por las venas de Caín corría la misma sangre de Adán, aun después de que cometió su crimen y empezó a huir por el vasto mundo. Por las venas de los hijos nacidos de Eva que lloraba por el hijo asesinado, corría la misma sangre que bullía por las del lejano Caín.
Con mayor razón existe esta igualdad entre los hijos del Creador. ¿Desparramados por doquier? ¿Desterrados? ¿Apóstatas? ¿Culpables? ¿Hablando diversas lenguas o profesando una religión distinta? ¿Impuras por haberse casado con paganos? Todo esto puede ser cierto, pero el alma ha procedido de Uno solo, y el alma no cambia jamás, aun cuando se vea dilacerada, perdida, desterrada, impura.. Aun cuando sea causa de dolor para el Padre, no por eso deja de ser algo que El creó.
Los hijos buenos de un Padre tan bueno deben abrigar también sentimientos buenos, para con el Padre, para con sus hermanos, pese a lo que fueren, porque tienen un mismo origen. Deben tener sentimientos buenos para con el padre tratando de consolarlo al devolverle los hijos que le causan dolor, con sus pecados, con su apostasía, o con su paganismo. Deben ser buenos porque tienen un alma que ha venido del Padre, alma encerrada dentro de un cuerpo culpable, alma afeada, atontada por una religión equivocada, pero siempre un alma que es del Señor, como la nuestra.
Tened en cuenta, vosotros de Israel,
que no hay nadie, ni aun el más grande idólatra,
ni el más pagano entre los paganos...
que no tenga dentro de sí una huella de su origen
Tened en cuenta, vosotros de Israel, que no hay nadie, ni aun el más grande idólatra, ni el más pagano entre los paganos, o el más ateo de entre los hombres que no tenga dentro de sí una huella de su origen. No olvidéis quienes separándoos de la verdadera religión, os habéis casado con alguien, con el que según nuestra religión no era permitido, que aun cuando penséis que lo que era de Israel ha muerto en vosotros, que ha sido ahogado por un amor hacia otro, no lo es. El Israel en vosotros no ha muerto. Tenéis el deber de soplar en el fuego que se está extinguiendo, de sostener la chispa que sigue viviendo porque Dios así lo quiere, para que se sobreponga a un amor carnal, que cesa solo con la muerte, pero no así vuestra alma. Tenedlo presente. Y vosotros, quienes fuereis, que os escandalizáis de los matrimonios mixtos, del matrimonio de una hebrea con otro de raza o religión diferente, pensad que tenéis la obligación de ayudar caritativamente a la hermana extraviada a que encuentre el camino que lleva al Padre.
Esta es la nueva ley, que ama el Señor: que los
seguidores del Redentor rediman donde hay
alguien a quien debe redimirse, para que Dios sonría
al ver las almas que regresan a El, y para (que)
no sea estéril o demasiado poco el sacrificio del
Redentor.
Esta es la nueva ley, que ama el Señor: que los seguidores del Redentor rediman donde hay alguien a quien debe redimirse, para que Dios sonría al ver las almas que regresan a El, y para (que) no sea estéril o demasiado poco el sacrificio del Redentor.
Para hacer fermentar mucha harina, la mujer de casa toma un poco de levadura que hizo la semana anterior. ¡Todos ven que es una poca cosa para tanta masa! La echa dentro de la harina, y la protege contra cualquier cosa.
Haced lo mismo, vosotros que sois verdaderos seguidores del bien, y obrad de igual modo, vosotros que os habéis alejado del Padre y de su reino. Sed vosotros los primeros en dar una partecica de vuestro fermento para que ayude a lo poco que hay en el hermano. Defendedlo de los vientos contrarios del Malo, conservadlo dentro del calor tibio de la caridad, según sea esta poca o grande. Levantad los muros de la casa, de la correligión, alrededor del alma extraviada para que se sienta amada de Israel, para que piense que sigue siendo hija de Sión y hermana vuestra, para que en toda buena voluntad exista el fermento de venir al reino de los cielos."
¿Quién es ese? ¿Quién es?" se preguntan todos
"¿Quién es ese? ¿Quién es?" se preguntan todos, que han detenido sus pasos, que no han querido seguir adelante.
"Un rabí."
"Un rabí de Israel."
"¿Por estas partes? ¿En los confines de Fenicia? ¡Es la primera vez que esto se ve!"
"Y sin embargo lo estás viendo. Aser me dijo que es al que llaman el Santo."
"Entonces se refugia entre nosotros porque allá lo persiguen."
"¡Una cierta clase de víboras!""¡Contento de que venga entre nosotros! Obrará milagros..."
Mientras ellos hablan de este modo Jesús se aleja por una vereda que va por los campos...
VI. 88-91
A. M. D. G.