JESÚS EN NAZARET CON SUS PRIMOS Y
CON PEDRO Y TOMAS
#Judas se ofende por lo dicho por Tomás
#¿Quién te ha herido, corazón mío?. "¡El haber tenido que causar un dolor, Madre!"
Jesús con los suyos va por el camino que de la llanura de Esdrelón lleva a Nazaret. Deben haber pernoctado en algún lugar, porque es de mañana. Por un tiempo caminan en silencio. Jesús va adelante, luego llama a Pedro y a Simón, y juntos siguen hasta un cruce en que se corta el camino que lleva a Nazaret con otro que va hacia el nordeste. Los montes de ambas partes están cerca.
Yo voy a Nazaret con mis hermanos,
con Pedro y Tomás.
Vosotros,
bajo la guía de Simón Zelote iréis por el
camino del Tabor y de las caravanas a Debaret,
Tiberíades, Mágdala, Cafarnaum y ahí a Merón,..."
Jesús hace señal a los que vienen hablando de que se callen. Dice: "Ahora dividámonos. Yo voy a Nazaret con mis hermanos, con Pedro y Tomás. Vosotros, bajo la guía de Simón Zelote iréis por el camino del Tabor y de las caravanas a Debaret, Tiberíades, Mágdala, Cafarnaum y ahí a Merón, deteniéndoos en casa de Jacobo para ver si se ha convertido y llevaréis mi bendición a Judas y a Ana. Os quedaréis donde más insistan. Y por una noche en cada lugar, por que la tarde del sábado nos encontraremos en el camino de Sefet. Yo pasaré el sábado en Corozaín en casa de la viuda. Pasad a avisárselo. De este modo daremos paz al corazón de Judas, que terminará por convencerse de que Juan no está ni siquiera en rincones hospitalarios..."
"Maestro, lo creo..."
"Pero siempre es mejor que te convenzas, que para que no vayas a avergonzarte ante Caifás y Anás, como Yo no me avergüenzo ante ti y ante nadie al afirmar que Juan no está más con nosotros. Me llevo a Tomás a Nazaret. Así también podrá tranquilizarse allí al ver con sus propios ojos..."
"Maestro, ¿y crees que me importa a mí? antes bien me desagrada no haberlo visto. Habrá sido lo que habrá sido, pero desde que lo conocimos, fue siempre mejor que otros muchos famosos fariseos. Me basta con saber que no ha renegado de ti, que no te ha causado ninguna pena... ¡Y que esté todavía en la tierra, o en el seno de Abraham, poco me importa! Créemelo. Aunque estuviese en mi casa... no tendría ningún escrúpulo por ello. Espero que no pensarás que tu Tomás no tiene más que una curiosidad natural, y que no abriga ninguna inclinación al espionaje voluntario, involuntario o autorizado, ningunas ganas de hacer daño..."
JUDAS SE OFENDE POR LO DICHO POR TOMÁS
"¡Me estás ofendiendo! ¡Insinúas! ¡Mientes! Tú mismo viste que mi conducta en todo este tiempo ha sido muy buena. ¿Por qué has dicho eso? ¿Qué puedes achacarme? ¡Habla!" Judas está furioso.
"¡Silencio! Tomás me ha respondido. A Mí que le hablé. Creo a las palabras de Tomás. Pero quiero así, y así se hará. Nadie entre vosotros tiene el derecho de reprochar mi modo de proceder."
"No te lo reprocho... Es que me hirió su insinuación y..."
"Sois doce. ¿Por qué te ha herido sólo a ti, lo que dije a todos?" pregunta Tomás.
"Porque fui yo quien buscó a Juan."
La ira y la soberbia son dos pésimas
compañeras, Judas!
Arrastran a perder el seso.
¡Líbrate de estas malas esclavas!...
Dice Jesús: "También tus otros compañeros lo hicieron, y otros discípulos lo harán pero nadie se sentirá ofendido por las palabras de Tomás. No es ningún pecado preguntar con honradez por el condiscípulo. No hay razón para sentirse mal ante palabras semejantes, cuando en nosotros no existe más que amor y honradez, cuando nada remuerde al corazón, cuando no es quisquilloso a no ser que el diente del remordimiento lo haya mordido. ¿Por qué quieres ante la presencia de tus compañeros hacer estas bravatas? ¿Quieres hacerte sospechoso de algún pecado? ¡La ira y la soberbia son dos pésimas compañeras, Judas! Arrastran a perder el seso. Y uno que lo ha perdido ve lo que no hay, dice lo que no debería decir... así como la avaricia y la lujuria arrastran a acciones culpables con tal de sentirse satisfechas... ¡Líbrate de estas malas esclavas!... Entre tanto recuerda que durante mucho y muchos días en que no estuviste hubo concordia entre nosotros, siempre, y siempre hubo obediencia y respeto. Nos hemos amado ¿comprendes?... ¡Adiós, queridos amigos! Idos y amaos. ¿Comprendéis? Amaos, compadeceos, hablad poco y haced el bien. ¡La paz sea con vosotros!"
Los bendice. Mientras toman la derecha, Jesús continúa su camino con sus primos, con Pedro y Tomás. El silencio los acompaña.
Después Pedro explota en un: "¡Pero!" solitario, como si fuera la conclusión de algo que venía meditando. Los otros lo miran...
Jesús pronto impide que se haga alguna pregunta y dice: "¿Estáis contentos de venir vosotros dos a Nazaret conmigo?" y pone sus manos sobre los hombros de Pedro y Tomás.
"¿Y lo preguntas?"dice Pedro con toda su impetuosidad.
Un amor que los sentidos desconocen. ¡Estos mueren
cuando pienso en Ella!
Es un amor que alegra mi espíritu.
"En Ella existe toda perfección, toda la gracia,
toda la belleza. Su agraciado corazón
es un jardín de hermosas flores...
su rostro es un bello poema..."
Tomás, más calmado, pero con su cara que resplandece de alegría añade: "¿No sabes que para mí estar cerca de tu Madre es una dulzura que no encuentro palabras para describírtela? María es mi amor. Antes de ser tu discípulo había pensado en formar una familia, y había ya puesto mis ojos en algunas muchachas, para escoger de entre ellas la que sería mi esposo. No había hecho promesa de no casarme. ¡Pero ahora! ¡Ahora mi amor es María! Un amor que los sentidos desconocen. ¡Estos mueren cuando pienso en Ella! Es un amor que alegra mi espíritu. Todo cuanto he visto en las mujeres, aun las más amadas como mi madre y mi hermana gemela, todo cuanto noto de bien en ellas, lo parangono con lo que noto en tu Madre y me digo: "En Ella existe toda perfección, toda la gracia, toda la belleza. Su agraciado corazón es un jardín de hermosas flores... su rostro es un bello poema..." ¡Oh qué tontos somos nosotros los de Israel que no nos atrevemos a pensar en los ángeles y con reverente temor elevamos nuestros ojos hacia los querubines del Santo de los Santos!... ¡Y ante ella no abrigamos iguales sentimientos! Ella, estoy seguro, supera ante los ojos de Dios a cualquier belleza angelical..."
Jesús mira a Tomás que ama tanto a su Madre, que parece como espiritualizarse, tan grande es su sentimiento por María que parece que se transforma su cara bonachona. "Bueno, por pocas horas estaremos con Ella. Nos detendremos hasta mañana. Luego iremos a Tiberíades a ver a los dos niños y tomaremos una barca para Cafarnaum."
"¿Y a Betsaida?" pregunta Pedro.
"Al regreso, Simón. Al regreso iremos para tomar con nosotros a Marziam para la peregrinación de Pascua."
JESÚS EN NAZARET EN LA CASA DE SU MADRE
Es la noche del mismo día. Están en Nazaret, en la casita donde Pedro y Tomás están ya durmiendo. La Madre y el Hijo hablan entre sí.
"Todo estuvo bien, Madre mía. Han encontrado la tranquilidad. Tus oraciones han ayudado a los peregrinos, y ahora, como rocío sobre flores quemadas, se están curando de su dolor."
¿Quién te ha herido, corazón mío?"
"¡El haber tenido que causar un dolor, Madre!"
"¡Quisiera y curar el tuyo, Hijo mío! ¡Cuánto habrás sufrido! Mira, en tus sienes hay un hoyo, y aquí en las mejillas. Una arruga te cruza la frente como señal de espada. ¿Quién te ha herido, corazón mío?"
"¡El haber tenido que causar un dolor, Madre!"
"¿Esto solo, Jesús mío? ¿No te han dado ninguna aflicción tus discípulos?"
"No, Madre. Se han portado como santos."
"Los que estaban contigo... Quiero decir: ¿todos?"
"Estás viendo que he he traído a Tomás para premiarlo. Hubiera traído también a los que no estuvieron aquí la otra vez, pero tuve que enviarlos a otra parte, a precederme...."
"Porque tengo miedo...
Quisiera que te abandonase...
Peco al desear esto ¿no es así?
Pero es que tengo mucho, mucho miedo de él por Ti."
"¿Y Judas de Keriot?"
"Judas va con ellos."
María abraza a su Hijo, reclina su cabeza sobre su espalda, llorando.
"¿Por qué lloras, Madre?" pregunta Jesús acariciándole los cabellos.
María no dice nada. Llora. Sólo a la tercera vez que se le pregunta, con voz apagada responde: "Porque tengo miedo... Quisiera que te abandonase... Peco al desear esto ¿no es así? Pero es que tengo mucho, mucho miedo de él por Ti."
"Sólo si la muerte lo llevase, las cosas cambiarían. Mas ¿por qué la muerte debería llevárselo?"
"No soy tan mala de desearlo... ¡También él tiene una madre! Y es un alma... un alma que puede todavía salvarse. ¡Oh, Hijo mío! ¿No sería para él un bien la muerte?"
Jesús lanza un suspiro y murmura: "Para muchos la muerte sería un bien..." Y luego con voz más inteligible: "¿No has sabido nada de la vieja Juana? ¿De sus campos?"
"Fui con María de Alfeo y Salomé de Simón después de la granizada. Si su trigo hubiera sido sembrado a tiempo, hubiera sido destruido. Pero todavía no había nacido. Tres días volvió María a verlo. Dice que parece una alfombra. Son los mejores campos de esta región. Raquel está bien y la anciana feliz. También María de Alfeo está contenta ahora que Simón me quiere mucho por causa tuya. Mañana sin duda que lo verás. Cada día viene. Cuando llegaste, apenas se había ido. ¿Sabes? Nadie cayó en la cuenta de lo que pasó. Alguien ya hubiera hablado si hubiera pensado que ellos estaban todavía aquí. Si no estás cansado, cuéntame algo de su viaje..."
Jesús cuenta todo, menos su aflicción en la gruta de Yiftael, a su Madre que con sus ojos clavados en su rostro escucha atentamente.
VI. 150-153
A. M. D. G.