LA MUJER TULLIDA DE COROZAÍN
#Jesús en la sinagoga de Corozaín
#Jesús Habla: "Areuna respondió a David: 'Tome mi rey y señor y ofrezca como a él le agrade.
#Parábola: El hombre rico que quiere hacer de una sustancia color de oro una ánfora
#He sido mandado a modelar vuestros corazones según la Verdad y la Salvación.
JESÚS EN LA SINAGOGA DE COROZAÍN
Jesús está en la sinagoga de Corozaín que se va llenando lentamente. Probablemente los principales del pueblo hicieron que enseñase en ella en este sábado. Lo colijo por sus razone y por las respuestas que da Jesús.
"No somos rebeldes como los judíos o como los de la Decápolis" protestan, "y sin embargo vas con ellos no una sino varias veces."
"También aquí es lo mismo. Con mis palabras, obras, con mi silencio y actividad os he enseñado"
"Y si somos más duros que los otros, con mayor razón hay que insistir..."
"Está bien, está bien."
"Claro que está bien. Te permitimos que hagas de nuestra sinagoga el lugar en que enseñes, porque pensamos que está bien. Agradece, pues, la invitación, y habla."
JESÚS HABLA: AREUNA RESPONDIÓ A DAVID:
TOME MI REY Y SEÑOR Y OFREZCA COMO A ÉL AGRADE
Jesús abre sus brazos en señal de silencio, y empieza su discurso. Con tono de salmo, recitando lentamente, pero con énfasis dice: " 'Areuna respondió a David: 'Tome mi rey y señor y ofrezca como a él le agrade. Aquí están los bueyes para el holocausto, la carreta, y los yugos para leña. Todo da Areuna al rey. Y añadió: 'El Señor Dios se digne aceptar tu voto'. El rey le respondió: 'No será como quieres. No. Quiero comprar al contado y no quiero ofrecer al Señor mi Dios holocaustos que otros me dieron como regalo! ".
"¿Habéis comprendido el significado?"
"En verdad que sois lentos de inteligencia en
comprender los símbolos y vuestra fe es vacilante.
Jesús baja sus ojos, porque había hablado con el rostro como en dirección del techo. Mira fijamente al sinagogo, y a los cuatro principales que estuvieron con El y les pregunta: "¿Habéis comprendido el significado?" "Está este en el segundo de los Reyes, cuando el rey santo compró la era de Areuna... Pero no comprendemos por qué has dicho esto. Aquí no hay pestilencia, y no hay por qué ofrecer sacrificio. Tú no eres rey... Queremos decir, todavía no lo eres."
"En verdad que sois lentos de inteligencia en comprender los símbolos y vuestra fe es vacilante. Si no lo fuese veríais que soy ya Rey como os lo he dicho; si tuvieseis intuición, habríais comprendido que aquí hay una pestilencia muy peligrosa, más de la que preocupaba a David, la de la incredulidad que os pone en trance de perecer."
"¡Perfecto! Si somos tardos en entender e incrédulos danos inteligencia y fe y explícanos lo que dijiste."
Lo voy a hacer: no ofrezco a Dios holocaustos
forzados, como son los que se apoyan en algún
interés mezquino. No he aceptado hablar sólo
porque se me conceda.
Es derecho mío y lo tomo.
"Lo voy a hacer: no ofrezco a Dios holocaustos forzados, como son los que se apoyan en algún interés mezquino. No he aceptado hablar sólo porque se me conceda. Es derecho mío y lo tomo. Bajo el sol o entre paredes, sobre los montes o en los valles, en el mar, o sentado a la ribera del Jordán, donde quiera que sea tengo derecho y deber de enseñar, de comprar con mi fatiga los únicos holocaustos que agradan a Dios. Los corazones convertidos y fieles, gracias a mi palabra. Vosotros de Corozaín habéis concedido al Verbo la palabra no por respeto y porque tengáis fe, sino porque en vuestro corazón traéis clavada una espina que os lo hace sangrar: "El castigo de la horrible helada se debe a la dureza de nuestro corazón". ¡Oh, Corozaín pagana y testaruda! No todos sois de igual manera, y para vosotros he aquí una parábola.
PARÁBOLA. EL HOMBRE RICO QUE QUIERE HACER DE UNA
SUSTANCIA COLOR DE ORO UNA ÁNFORA
Escuchad. Un hombre rico, pero necio, llevó a un artífice una masa de una sustancia color de oro como la miel más refinada, y le dijo que hiciese con ella una hermosa ánfora.
"La masa no es apta para esta clase de trabajo" dijo el artífice al ricachón. "¿Ves? Es elástica, suave. ¿Cómo puedo esculpirla y modelarla?"
"¡Cómo! ¿No es buena? Es resina de gran precio. Un amigo mío tiene una pequeña ánfora en que su vino adquiere un sabor delicioso. Pagué por la masa a peso de oro, porque quiero tener un ánfora más grande, y quiero ganarle a mi amigo que se enorgullece de la suya. Házmela, ¡y pronto! o propalaré que eres un artífice incapaz".
"La de tu amigo ha de ser de alabastro color ambarino".
"No. Es de esta sustancia".
"Será de fino ámbar".
"No. Es de esta sustancia."
"Aceptemos que así sea, pero se tratará de una sustancia compacta, que ha endurecido a través de los siglos, o que tiene sustancias que la han solidificado. Pregúntaselo y regresa a decírmelo cómo hicieron la suya".
"No. El mismo me la vendió y me dijo que así hay que usarla".
"Entonces te ha tomado el pelo para vengarse de la envidia que tienes por su ánfora".
"¡Ten cuidado de lo que dices! Trabaja o te castigará quitándote la bodega, cuyo precio no puede compararse con lo que me costó esta resina".
Desolado, el artífice puso manos a la obra. Trataba de hacer una pasta dura, pero se le iba de entre las manos. Trató de que fuera sólida empleando polvos y otras cosas... pero la resina perdía su transparencia de oro. La puso cerca del horno de fundir esperando que el calor la endureciese, y arrancándose los cabellos tenía que quitarla porque se hacía líquida. Mandó a traer del alto Hermón hielo y la metió en él... Se puso dura. Era bella. Pero no podía modelarse. "La modelaré con el escarpelo y la espátula".. Al primer golpe de escarpelo la resina se hizo pedazos.
El artista, del todo desesperado, convencido de que no había manera de trabajar aquella materia, intentó una última prueba. Reunió los trozos, los fundió nuevamente en el horno, los enfrió, pero no demasiado, con la nieve, y probó a trabajar en la masa, apenas maleable, con el buril y la espátula. La resina iba tomando forma, mientras ayudaban la espátula y el escarpelo; quitados volvía a ser una masa, como la harina fermentada.
El artífice se dio por vencido. Para escapar de la represalia del rico y de la ruina, por la noche puso en su carreta a su mujer, hijos, muebles, instrumentos de trabajo. En el centro del taller dejó la masa de resina de color oro con un cartel en el que estaba escrita: "No puede trabajarse", y huyó a tierras lejanas.
He sido mandado a modelar vuestros corazones
según la Verdad y la Salvación.
He sido mandado a modelar vuestros corazones según la Verdad y la Salvación. Han venido a mis manos corazones de hierro, de plomo, bronce, alabastro, mármol, plata, oro, piedras preciosas, diaspro. Han venido a Mi corazones duros, selváticos, demasiado tiernos, volubles, endurecidos por el dolor, preciosos, corazones de todas las clases. He trabajado en todos ellos. Muchos los he modelado según el deseo de quien me envió. Algunos me han herido mientras trabajaba en ellos, otros han preferido romperse antes de dejarse modelar completamente. ¡Ojalá que aun con odio se acuerden siempre de Mí!
A vosotros no se os puede modelar.
Nada sirve en vosotros, ni el calor del amor, la
paciencia en instruiros, falta de reproches,
fatiga en el cincel.
Una sola cosa deberíais hacer para cambiar:
que os entreguéis completamente a Mí.
A vosotros no se os puede modelar. Nada sirve en vosotros, ni el calor del amor, la paciencia en instruiros, falta de reproches, fatiga en el cincel. Una sola cosa deberíais hacer para cambiar: que os entreguéis completamente a Mí. Pero no lo hacéis ni lo haréis. Yo, el artífice cansado, os dejo a vuestro destino. Pero como soy justo, no os abandono a todos de igual modo. En medio de mi tristeza sé escoger todavía a los que se hacen dignos de mi amor, los conforto, bendigo. Mujer, acércate aquí" dice señalando a una mujer que está recargada contra la pared, tan encorvada que parece una interrogación.
LA MUJER TULLIDA, MARTA, SE ACERCA A JESÚS
"Mujer, te daré un recuerdo de mi visita
y un premio a tu fe silencios y humilde.
Sé libre de tu enfermedad"
La gente vuelve sus ojos a donde Jesús ha señalado, pero no puede verla. Y debido a su enfermedad tampoco ella puede ver a Jesús y su mano. "¡Ve, Marta, te está llamando!" le dicen varios. La pobrecita se va arrastrando con su bastón. Ambos son de igual tamaño.
Está ante Jesús que le dice: "Mujer, te daré un recuerdo de mi visita y un premio a tu fe silencios y humilde. Sé libre de tu enfermedad" dice, poniendo sus manos sobre la espalda de la mujer.
Al punto la mujer se endereza, y recta como una palma, levanta sus brazos y grita: "¡Hosanna! ¡Me ha curado! ¡Ha visto a su sierva fiel y la ha salvado! ¡Sea alabado el Salvador y Rey de Israel! ¡Hosanna al Hijo de David!"
La multitud responde a los hosannas de la mujer, que está ahora de rodillas a los pies de Jesús. Besa la orla de su vestido. Jesús le dice: "Vete en paz y persevera en la fe."
El sinagogo grita: "¡Hay seis días para trabajar,
seis días para pedir y para dar!
Venid durante estos, tanto para pedir
como para dar.
Venir a curaros durante ellos,
sin violar el sábado,
vosotros pecadores e incrédulos,
corrompidos y corruptores de la Ley"
El sinagogo, al que tan vez todavía estarán ardiendo las palabras que Jesús dijo al principio, quiere arrojar su veneno en forma de reproche, e indignado, mientras la multitud se abre para dejar pasar a la mujer, grita: "¡Hay seis días para trabajar, seis días para pedir y para dar! Venid durante estos, tanto para pedir como para dar. Venir a curaros durante ellos, sin violar el sábado, vosotros pecadores e incrédulos, corrompidos y corruptores de la Ley" y trata de echar fuera de la sinagoga a todos, como si quisiera arrojar del lugar de la oración la profanación.
Jesús teniendo los brazos cruzados sobre el pecho:
"Hipócritas! ¿Quién de vosotros no soltó su buey o
asno y lo llevó al abrevadero?
¿Quién no ha llevado manojos de hierba
a sus ovejas, y no ha ordeñado sus animales?
Entonces ¿por qué si tenéis seis días para hacerlo,
lo hacéis también hoy, por unos cuantos céntimos de
leche
Pero Jesús, que ve que se ponen del lado del sinagogo los cuatro principales de antes y otros que hay entre la multitud, que hacen gestos de haberse escandalizado por... por su crimen, grita imponente y severo a su vez, teniendo los brazos cruzados sobre el pecho: "Hipócritas! ¿Quién de vosotros no soltó su buey o asno y lo llevó al abrevadero? ¿Quién no ha llevado manojos de hierba a sus ovejas, y no ha ordeñado sus animales? Entonces ¿por qué si tenéis seis días para hacerlo, lo hacéis también hoy, por unos cuantos céntimos de leche, o por temor de que mueran de sed el buey y el asno? ¿No debía yo soltar a esta de sus cadenas después que Satanás la había tenido ligada por dieciocho años, sólo porque es sábado? Idos. Pude libertar a esta de su desgracia que no buscó, pero no podré libertaros de la vuestra que es voluntaria ¡oh enemigos de la Sabiduría y de la Verdad!"
La parte buena de Corozaín, que no es la mayoría, aprueba y alaba, mientras que la otra, pálida de rabia, se va, dejando plantado al embravecido sinagogo.
También Jesús lo deja y sale de la sinagoga, rodeado por los buenos que lo acompañan hasta que ha llegado a la campiña, lugar donde los bendice una vez más, y toma luego el camino principal junto con sus primos, Pedro y Tomás. ...
VI. 154-158
A. M. D. G.