LECCIÓN A LOS DISCÍPULOS DESPUÉS 

 

DE LA TRANSFIGURACIÓN

 

 


 

#¡Qué hermoso es estar aquí todos reunidos! La voz del lunático curado al pie del monte ha corrido entre todos y todos hacen comentarios   

#"Pero ¿eh? ¡qué espíritu tan terco! ¡No se quería ir! ¡Pero cómo! no lo tenía siempre consigo ¿Era un espíritu arrojado, perdido, o bien el niño era tan santo que por sí mismo lo arrojaba?"  

  #"¿Y por qué si era una sencilla enfermedad, no pudimos nosotros nada?" pregunta Judas de Keriot.  

  #Cuando se tiene a Dios consigo, tiene uno autoridad, aun cuando el mundo se burle,   

#Entonces que cosa es necesaria para vencer a esta clase de demonios." La oración y el ayuno.  

#Jesús da instrucciones a Isaac y a Mannaén para el día siguiente en que partirán las discípulas y María...

 


 

¡Qué hermoso es estar aquí todos reunidos!

 

La voz del lunático curado al pie del monte ha 

corrido entre todos y todos hacen comentarios

 

Nuevamente están en la casa de Nazaret. O para ser más precisos, están entre los olivos, esperando la hora de descansar. Han prendido una pequeña antorcha para ver, porque es noche, y la luna sale tarde. No hace frío. Más bien el tiempo es "demasiado" tibio, dicen los expertos pescadores, previendo próximas lluvias. ¡Qué hermoso es estar aquí todos reunidos! Las mujeres en el huerto con María, los hombres aquí, sobre el lomo de esa subida con Jesús, el cual responde a las preguntas de todos. La voz del lunático curado al pie del monte ha corrido entre todos y todos hacen comentarios.

"¡Eras Tú el que hacías falta!" exclama su primo Simón.

"¡Pero ni siquiera viendo que sus mismos exorcistas no podrían nada, y eso que empleaban las fórmulas más duras, se persuadieron aquellos tercos!" comenta, moviendo la cabeza, Salomón el barquero

"!Ni aun cuando se diga a los escribas sus conclusiones, se persuadirán!"

"¿Bueno! Me parecía que hablaban bien ¿no es verdad?" pregunta uno a quien no conozco.

"Muy bien. Han descartado toda clase de sortilegio diabólico del poder de Jesús al decir que se sintieron invadidos de una paz profunda cuando el Maestro obró el milagro, mientras, afirmaban, cuando sale de un poder malo, lo sienten como algo que les turba" responde Hermas.

 

"Pero ¿eh? ¡qué espíritu tan terco! ¡No se quería ir! 

Pero cómo! ¿no lo tenía siempre consigo? 

¿Era un espíritu arrojado, perdido, o bien el niño 

era tan santo que por sí mismo lo arrojaba?"

 

"Pero ¿eh? ¡qué espíritu tan terco! ¡No se quería ir! ¡Pero cómo! ¿no lo tenía siempre consigo? ¿Era un espíritu arrojado, perdido, o bien el niño era tan santo que por sí mismo lo arrojaba?" pregunta un discípulo cuyo nombre tampoco sé.

Jesús responde espontáneamente: "Muchas veces he explicado que cualquier enfermedad, que es una molestia y un desorden, puede ocultar a Satanás y este emplearla, crearla para atormentar y hacer blasfemar contra Dios. El niño estaba enfermo, no era un poseído. Un alma pura. Por esto con gusto la libré del astutísimo demonio que quería dominarla para hacerla impura."

 

"¿Y por qué si era una sencilla enfermedad, no 

pudimos nosotros nada?" pregunta Judas de Keriot.

 

"¿Y por qué si era una sencilla enfermedad, no pudimos nosotros nada?" pregunta Judas de Keriot.

"¡Cierto! ¡Se comprende que los exorcistas no pudiesen nada, tratándose de una enfermedad! ¡Pero nosotros...!" observa Tomás.

Y Judas de Keriot, quien probó muchas veces, y no obtuvo más que el jovenzuelo repitiese sus locuras y hasta convulsiones, agrega: "Hasta parece que nosotros le causábamos mayor mal. ¿Recuerdas, Felipe? Tú que me ayudabas, oíste y viste los gestos burlones que me hacía. Hasta me gritó: "¡Lárgate, lárgate! ¡Entre mí y ti tú eres más demonio!" Lo que hizo reír a los escribas a mis espaldas.

"¿Te desagradó?" pregunta Jesús como si nada fuera.

"¡Claro! A nadie le gusta que se burlen de uno. Y no es bueno cuando se trata de tus apóstoles. Se pierde la autoridad."

 

Cuando se tiene a Dios consigo, tiene uno 

autoridad, aun cuando el mundo se burle,

 

"Cuando se tiene a Dios consigo, tiene uno autoridad, aun cuando el mundo se burle, Judas de Simón."

"¡Está bien! Pero aumenta, al menos en tus apóstoles, el poder. para que no nos sucedan más ciertas cosas."

"Que aumente el poder no es justo, ni útil. Lo debéis hacer por vosotros mismos. Se debió a vuestra insuficiencia que no pudisteis, y también por haber disminuido con elementos no santos, cuanto os había dado, esperando de este modo conseguir triunfos mayores."

"¿Lo dices por mí, Señor?" pregunta Iscariote.

"Tú lo sabrás. Hablo a todos."

 

"¿Entonces qué cosa es necesaria para vencer 

a esta clase de demonios?"

 

La oración y el ayuno.

 

Bartolomé pregunta: "¿Entonces qué cosa es necesaria para vencer a esta clase de demonios?"

"La oración y el ayuno. No más. Orad y ayunad. No sólo con el cuerpo. Es útil que vuestro orgullo ayune de satisfacciones. El orgullo satisfecho hace apática la inteligencia y el corazón y la oración se hace tibia, inerte, así como cuando se ha comido demasiado el cuerpo se hace pesado, soñoliento. Vamos ahora a descansar lo justo. Mañana al amanecer todos, menos Mannaén y los discípulos pastores, estén en camino de Caná. Idos. La paz sea con vosotros."

 

Jesús da instrucciones a Isaac y a Mannaén para 

el día siguiente en que partirán las discípulas

y María...

 

Después detiene a Isaac y a Mannaén y les da instrucciones especiales para el día siguiente, en que partirán las discípulas y María, que junto con Simón de Alfeo y Alfeo de Sara emprenden la peregrinación pascual.

"Pasaréis por Esdrelón para que Marziam vea a su abuelo. Daréis a los campesinos la bolsa que ordené a Judas de Keriot os entregara. En el viaje socorred a cuantos pobres encontraréis con la otra que os di. Llegados a Jerusalén id a Betania, y decid que me esperen para la nueva luna de Nisán. Podré llegar un poco tarde ese día. Os confío a la persona más amada, y a las discípulas. Estoy tranquilo porque nada les pasará. Idos. Nos volveremos a ver en Betania y estaremos juntos por un tiempo."

Los bendice y mientras ellos se alejan en medio de la oscuridad, El salta, hacia el huerto, y entra en casa donde están las discípulas, María y Marziam que están amarrando las alforjas, y arreglan todo para el tiempo en que estarán ausentes.

VI. 237-239

A. M. D. G.