EL JUEVES ANTERIOR A LA PASCUA. 

 

TERCERA PARTE: 

 

DIVERSAS INSTRUCCIONES

 

 


 

#"Bueno, Señor, ahora que estamos solos ¿quieres decirme una cosa que desde ayer traigo clavada en la cabeza?" estoy pensando en la inmensa gracia que haces a Juan en Antigonia. Que él te vea a Ti estando tú aquí    

#Lo hago con Juan porque es un corazón lleno de voluntad, pero que a causa de su pasado, padece de algunas debilidades físicas mas que de otra cosa, que podrían arruinar el edificio que ha construido al elevarse a Dios.   

#¿Y sólo a él te muestras?" "No sólo a él, también a otros que están lejos para que construyan el edificio de su santidad, en el que fatigosamente trabajan y solos."   

#os lo prometo. Pero creedme que el Paráclito hará que vuestras almas lo entiendan. Yo vendré a deciros: "Santiago, haz esto y aquello. Simón Pedro, no está bien que hagas esto. Judas, toma fuerzas para que estés pronto para esto o para aquello"."   

#"No, hermano. El milagro hace mucho bien, sobre todo esta clase de milagros, cuando se conceden a su tiempo y lugar debidos, a personas que no son maliciosamente culpables. Si se concede a las que lo son, aumenta en ellas su culpabilidad, porque aumenta su soberbia.  

  #La prueba mayor y más segura del grado de elevación y de una santa voluntad en cualquier es verse beneficiado con dones extraordinarios. Muchas veces el hombre se embriaga humanamente, y de espiritual se hace humano, y luego desciende a lo satánico."   

#Como el Señor enseña a las almas   

#"Así Dios se comporta con las almas. Les concede dones y como una madre le hace advertencias, las enseña. Pero después cada uno debe razonar cómo emplearlos."   

#Llegan los demás apóstoles que también quieren saber y preguntan de qué están hablando   

#No es así como dices, Judas. Hubo un motivo de medidas santas para haber hablado así a aquellos antepasados. Como tantos otros preceptos del viejo Israel. Preceptos que tenían por mira la salud del pueblo. Conservarlo sano era un deber de los legisladores, era honrar a Dios y servirle porque el pueblo se compone de hijos de Dios  

  #¡Judas, Judas, es mejor tener excesiva vigilancia que ser imprudentes!" "Yo no soy una casa." "Eres la casa de tu alma. No dejes que en ella se infiltre el mal y que se agriete... Vela por el bienestar de tu alma. Velad, todos."   

#"¿Entonces quién va a ocuparse de las almas?" "Por ahora el Maestro. Después nosotros, cuando según su promesa, tendremos los medios para hacerlo."  

#la predicación debe apoyarse en hechos. Por esto hay que santificarse para decir: "Haced lo que digo porque es recto". Ved ahí la casa de Juana...

 


 

"Bueno, Señor, ahora que estamos solos 

¿quieres decirme una cosa que desde ayer traigo 

clavada en la cabeza?"

 

estoy pensando en la inmensa gracia que haces

 a Juan en Antigonia. 

Que él te vea a Ti estando tú aquí

 

Al regresar a la casa de Juana, mientras se ven un poco separados por el río de gente, Pedro que va con Jesús y los dos hijos de Alfeo le pregunta: "Bueno, Señor, ahora que estamos solos ¿quieres decirme una cosa que desde ayer traigo clavada en la cabeza?"

"¡Sí, Simón! Dime de lo que se trata y te responderé."

"Desde ayer estoy pensando en la inmensa gracia que haces a Juan en Antigonia. Sabes que es un gran favor. Algo único. Que solamente a él se lo concedes. También Síntica se lo merece... Bueno, también hay mucha buena gente que... merecería verte... y que no te ve, sino cuando te tiene cerca. Por ejemplo nosotros ¡qué gran consuelo hubiéramos experimentado cuando nos enviaste por el mundo! ¡Y ha habido veces en que una sola palabra tuya nos habría sacado de la duda!... Pero Tú nunca nos visitas... ¿Por qué esta diferencia?"

"En una palabra que estás celoso."

"¡Oh, no!... Pero quisiera saber tres cosas. ¿Por qué a Juan de Endor? si a él solo; y si no podrá suceder que algún día nos pase a nosotros, a mí, por ejemplo, verte milagrosamente y oír de tus labios cómo deba conducirme."

 

Lo hago con Juan porque es un corazón lleno 

de voluntad, pero que a causa de su pasado,

 padece de algunas debilidades físicas 

mas que de otra cosa, 

que podrían arruinar el edificio 

que ha construido al elevarse a Dios.

 

"Te voy a responder. Lo hago con Juan porque es un corazón lleno de voluntad, pero que a causa de su pasado, padece de algunas debilidades físicas mas que de otra cosa, que podrían arruinar el edificio que ha construido al elevarse a Dios. ¿Comprendes? El pasado, cuando dura mucho tiempo sobre nosotros, penetra como una costra hasta el fondo, y deja sus huellas indelebles. Pero no sólo esto, deja tendencias indelebles en cualquier hombre. Por ejemplo, mira aquella cabaña construida en las faldas del monte. La aguas, que corren del monte durante los días de lluvia, han penetrado poco a poco en ella. Ahora hace sol, y durará por varios meses. Pero la humedad que ha penetrado en las paredes presentan el aspecto como si hubiera manchas de lepra. La abandonaron porque fue declarada leprosa. En otros tiempos más rigurosos, la hubieran destruido, conforme a la ley. ¿Por qué ha llegado a este punto la pobre casa? Porque sus propietarios no le hicieron caños que desviasen las aguas del lado que bajan del monte. Ahora no tiene remedio. La humedad la carcome. Si alguien quisiera hacer estos trabajos y la limpiase, raspando sus paredes y cambiando sus ladrillos por otros nuevos, se le podría habitar, pero presentaría siempre puntos débiles en tal forma que un temblor la echaría abajo. Durante muchos años el veneno del mundo penetró en el corazón de Juan. Con su buena voluntad ha tratado de extirparlo, pero en la base escondida, en la carne, en la parte inferior han quedado ciertos puntos débiles... El espíritu es fuerte, pero su carne es débil, y la carne lanza algunas veces sus tempestades, cuando sus excitaciones se unen con elementos mundanos, capaces de sacudir la personalidad. ¡Juan!... ¡El extirpar las partículas del pasado ha sido la causa de lo que ha pasado! Yo le ayudo a que resista. Le ayudo a que limpie, le ayudo que se levante victorioso de su pasado, lo consuelo en sus sufrimiento. Lo merece. Es justo ayudar a una voluntad santa contra quien toda la maldad del mundo se ha lanzado. ¿Convencido?"

 

¿Y sólo a él te muestras?" 

"No sólo a  él, también a otros que están 

lejos para que construyan el edificio 

de su santidad, en el que fatigosamente 

trabajan y solos."

 

"Sí... ¿Y sólo a él te muestras?"

Jesús sonríe mirando a Pedro que lo mira de abajo arriba y parece un muchacho que mirara la cara de su padre. Le responde: "No sólo a  él, también a otros que están lejos para que construyan el edificio de su santidad, en el que fatigosamente trabajan y solos."

"¿Quiénes son?"

"No es necesario saberlo."

Santiago de Alfeo pregunta: "¿Y a nosotros cuando estaremos solos y quién sabe cuán atormentados del mundo?... ¿Nos ayudarás con tu presencia?"

"Tendréis al Paráclito con sus luces."

"Está bien... Pero yo... no lo conozco... y pienso que no lograré jamás comprenderlo. Tú por el contrario... Diré: "¡Oh, ahí está el Maestro!" y te preguntaré qué hacer, sabiendo que eres Tú..." replica Pedro. Y concluye: "¡El Paráclito! ¡Demasiado alto para un pobre pescador! Quién sabe cómo hablará y cómo será... ¿Ligero cual un soplo que pasa?... Yo tengo necesidad de un empujón, de un grito, para que mi calabaza se despierte y pueda comprender. Pero si Tú te me apareces, si te veo... ¡entonces! Prométeme que... mejor, prométenos que te nos aparecerás también a nosotros. Pero así ¿eh? Con carne y huesos. Que se te vea bien y se te oiga mejor."

"¿Y si viniera a regañar?"

"¡No importa! Al menos -¿verdad, vosotros dos?- al menos sabremos lo que hay qué hacer."

Los dos hijos de Alfeo dicen con la cabeza que sí.

 

os lo prometo. 

 

Pero creedme que el Paráclito hará que 

vuestras almas lo entiendan. 

 

Yo vendré a deciros: "Santiago, haz esto y aquello. 

Simón Pedro, no está bien que hagas esto. 

Judas, toma fuerzas para que estés pronto p

ara esto o para aquello".

 

"Bueno, os lo prometo. Pero creedme que el Paráclito hará que vuestras almas lo entiendan. Yo vendré a deciros: "Santiago, haz esto y aquello. Simón Pedro, no está bien que hagas esto. Judas, toma fuerzas para que estés pronto para esto o para aquello"."

"¡Oh, muy bien! Ahora me siento tranquilo. Y procura venir con frecuencia ¿eh? Porque yo seré como un pobre niño extraviado y que no sabe hacer otra cosa más que llorar... y que no sabe hacer cosas buenas..." Y casi Pedro empieza a llorar.

Judas pegunta: "¿No podrías hacerlo a todos desde ahora? Quiero decir: ¿a los dudosos, a los culpables, a los que reniegan? Tal vez un milagro..."

 

"No, hermano. 

El milagro hace mucho bien, 

sobre todo esta clase de milagros, 

cuando se conceden a su tiempo y lugar debidos, 

a personas que no son maliciosamente culpables. 

 

Si se concede a las que lo son, aumenta en ellas 

su culpabilidad, porque aumenta su soberbia.

 

"No, hermano. El milagro hace mucho bien, sobre todo esta clase de milagros, cuando se conceden a su tiempo y lugar debidos, a personas que no son maliciosamente culpables. Si se concede a las que lo son, aumenta en ellas su culpabilidad, porque aumenta su soberbia. Toman el don de Dios como si fuera nuestra debilidad suya, como si suplicase a su orgullo, como si les pidiera que lo amaran. Toman el don de Dios como una consecuencia de sus grandes méritos. Se dicen a sí mismos: "Dios se humilla conmigo porque soy santo". Es entonces cuando la ruina es completa. La ruina, por ejemplo, de un Marcos de Yosía, y la de otros tantos...¡Ay de aquel que toma este camino satánico! La prueba mayor y más segura del grado de elevación y de una santa voluntad en cualquier es verse beneficiado con dones extraordinarios. Muchas veces el hombre se embriaga humanamente, y de espiritual se hace humano, y luego desciende a lo satánico."

"¿Entonces por qué Dios los concede? Sería mejor que no lo hiciera."

 

Como el Señor enseña a las almas

 

"¿Simón de Jonás, cuando tu madre quiso que aprendieras a caminar te tuvo siempre de los brazos o del vestido?"

"No. Me echaba por tierra y a pierna suelta."

"¿Te caíste?"

"¡Muchísimas veces! Tanto más cuanto que era muy ...Bueno, desde pequeño quise hacerlo todo por mí mismo y hacerlo bien."

"¿Ahora ya no te caes, verdad?"

"¡Faltaría eso! Ahora sé que caminar sobre el borde de una silla es peligroso, que querer usar las canaleras para bajar del techo al patio es un error, que tratar de volar  de la higuera hacia dentro de la casa, como pájaro, es cosa de locos. Pero de pequeño no lo sabía. Y si no me maté es por algún misterio. Poco a poco aprendí a hacer buen uso de mis piernas y también del cerebro."

"¿Entonces hizo Dios bien en darte piernas y cerebro, y tu madre en dejarte que aprendieras a tu costa?"

"¡Claro!"

 

"Así Dios se comporta con las almas. 

Les concede dones y como una madre le hace 

advertencias, las enseña. 

 

Pero después cada uno debe razonar cómo 

emplearlos."

 

"Así Dios se comporta con las almas. Les concede dones y como una madre le hace advertencias, las enseña. Pero después cada uno debe razonar cómo emplearlos."

"¿Y si se trata de un tonto?"

"Dios no concede sus dones a los tontos. Los ama porque son infelices, pero no les da lo que no sabrían que tuviesen."

"¿Pero si se los concediese y ellos los empleasen mal?"

"Dios los trataría por lo que son, como a unos incapaces, y por lo tanto irresponsables. No los juzgaría."

"Supongamos que alguien cuando los recibe es inteligente, pero que después se hace necio o loco ¿entonces qué?"

"Si es por enfermedad no es culpable de no emplear bien el don recibido."

"Veamos. Por ejemplo, uno de nosotros. Digamos, Yosía o cualquier otro."

"Entonces... ¡Sería mejor para él que no hubiera nacido! De este modo se separan los buenos de los malvados... Algo penoso, pero justo."

 

Llegan los demás apóstoles que también 

quieren saber 

y preguntan de qué están hablando

 

"¿De qué estáis hablando? ¿Y a nosotros nada?" preguntan los demás apóstoles cuando se reúnen con Jesús.

"Hablábamos de muchas cosas. Jesús me ha dicho una parábola acerca de la lepra de las casas. Después os la contaré" responde Pedro.

"¡Qué supersticiones! ¡Dignas de otros tiempos! La paredes no se enferman de lepra. Los antepasados que eran unos tontos, aplicaban a vestiduras y a muros propiedades de los animales. ¡Cosas ridículas y que nos hacen aparecer así!" dice Iscariote con tono magistral.

 

No es así como dices, Judas. 

Hubo un motivo de medidas santas para haber 

hablado así a aquellos antepasados. 

 

Como tantos otros preceptos del viejo Israel. 

Preceptos que tenían por mira 

la salud del pueblo. 

Conservarlo sano 

era un deber de los legisladores, 

era honrar a Dios y servirle porque 

el pueblo se compone de hijos de Dios

 

"No es así como dices, Judas. Hubo un motivo de medidas santas para haber hablado así a aquellos antepasados. Como tantos otros preceptos del viejo Israel. Preceptos que tenían por mira la salud del pueblo. Conservarlo sano era un deber de los legisladores, era honrar a Dios y servirle porque el pueblo se compone de hijos de Dios. No puede olvidársele entre tanto que se piensa en las bestias y en las plantas. Las casas que se les llama leprosas no han contraído, es verdad, tal enfermedad, pero tienen defectos de construcción y de ubicación que las hacen malsanas, lo que aparece con las manchas declaradas "lepra de paredes". Con el correr del tiempo se convierten no sólo en malsanas para el que vive en ella, sino peligrosas porque pueden derrumbarse. Esta es la razón por la cual la ley prescribe e impone que se le abandone  o que se le reconstruya, y hasta que se le destruya en caso de que vuelva aparecer enfermas."

"¡Oh, pero es un poco de humedad! ¿Qué puede hacer? Se le seca con braceros." 

 

¡Judas, Judas, 

es mejor tener excesiva vigilancia que ser 

imprudentes!" 

 

"Yo no soy una casa."  

 

"Eres la casa de tu alma. 

No dejes que en ella se infiltre el mal y que se 

agriete... Vela por el bienestar de tu alma. 

 

Velad, todos."

 

"Y como la humedad no aparece exteriormente, el engaño aumenta. La humedad crece dentro, corroe y un buen día la casa se cae y sepulta a quien en ella estuviere. ¡Judas, Judas, es mejor tener excesiva vigilancia que ser imprudentes!"

"Yo no soy una casa."

"Eres la casa de tu alma. No dejes que en ella se infiltre el mal y que se agriete... Vela por el bienestar de tu alma. Velad, todos."

"Así lo haré, Maestro. Pero dime sinceramente ¿te causaron aluna impresión las palabras de mi madre? Está enferma. Ve fantasmas. Debo hacer que la curen. Cúramela Tú, Señor."

"La consolaré. Pero tú eres el único que puedes curarla, calmando sus ansias."

"Ansias sin fundamento. Créemelo, Señor."

"¡Ojalá así sea, Judas! ¡Ojalá así sea! pero tú con una conducta más recta procura que desparezcan. Si nacieron, habrá sido por algún motivo. Haz que se borre aun ese recuerdo y tu madre y Yo te bendeciremos."

"Maestro ¿tienes miedo de que me hubiera puesto de acuerdo con Marcos de Yosía?"

"¡No tengo miedo a nada!"

"Ah, entonces está bien! Porque trataba de convencerlo. Creo que era mi deber. ¡Nadie lo hace! ¡Tengo celo por las almas!"

"¡Atento que no te vaya a suceder algún mal!" dice Pedro por hablar.

"¿Qué insinúas?" pregunta agresivo Judas.

"Nada más que lo que dije. Que para tocar algo que quema hay que tomar algo que defienda."

"¿Y en nuestro caso?"

"¡Cómo!  ¿En nuestro caso? Una gran santidad."

"De la que carezco ¿o no es así?"

"Ni tú, ni yo, ni ninguno de nosotros es santo... por esto... podríamos quemarnos y quedarnos con la señal."

 

"¿Entonces quién va a ocuparse de las almas?" 

"Por ahora el Maestro. 

 

Después nosotros, cuando según su promesa, 

tendremos los medios para hacerlo."

 

"¿Entonces quién va a ocuparse de las almas?"

"Por ahora el Maestro. Después nosotros, cuando según su promesa, tendremos los medios para hacerlo."

"Pero yo quiero hacerlo antes. Nunca se trabaja antes por el Señor."

"Mira. Pienso que tienes razón. Pero pienso que el primer trabajo por El, es el que hagamos en nosotros. Ir a predicar la santidad a los demás antes que a sí mismo..."

"¡Eres un egoísta!..."

"¡No es verdad!"

"¡Claro que sí!"

"¡Claro que no!"

 

la predicación debe apoyarse en hechos. 

Por esto hay que santificarse para decir: 

"Haced lo que digo porque es recto". 

 

Ved ahí la casa de Juana...

 

Surge la disputa. Interviene Jesús: "En la mayoría de lo que habéis dicho Pedro tiene razón. También tú tienes un poco de ella. Porque la predicación debe apoyarse en hechos. Por esto hay que santificarse para decir: "Haced lo que digo porque es recto". Esto está en favor de lo que dijo Pedro. Pero el trabajar también en los corazones de los demás sirve para formar el propio porque obliga a uno a mejorarse para que no tengamos que oír amonestaciones de parte de los que tratamos de convertir... Ved ahí la casa de Juana... Entremos a participar del amor de encontrarnos entre obreros del Señor, y de predicar con los hechos la era que está por venir."

VI. 384-389

A. M. D. G.