DURANTE EL DÍA DE LA PARASCEVE
SEGUNDA PARTE: EN EL TEMPLO
#Diversos comentarios en pro y en contra de Jesús
#"Quisiera pedirle que me dejara ayudarle."
#Muertos de coraje vuelven al ataque los enemigos de Jesús,
#Aun las ofertas que habéis venido a cumplir no son justas.
y desde los primeros pasos que da
fácil es comprender
la mala voluntad que se le tiene.
Jesús entra en el templo, y desde los primeros pasos que da fácil es comprender la mala voluntad que se le tiene. Ojeadas, órdenes a los guardias del templo de que vigilen al "perturbador", órdenes dadas hasta en voz alta para que todos las oigan; palabras de desprecio; y hasta empujones intencionales a los discípulos... En una palabra, el odio es tal que los brillantes fariseos, escribas y doctores toman una actitud de cargadores, o lo que es peor, ni siquiera en esto reparan, cegados como están de su odio.
Jesús pasa sereno, como si nadie lo mirase. Es el primero en saludar apenas descubre a quien está revestido de alguna dignidad sagrada o es superior a El en el mundo hebreo. Si no se le responde, no por eso se conturba. Su rostro se ilumina, cuando lo aparta de uno de estos soberbios, y lo dirige a uno o a muchos de tantos humildes. Muchos de ellos son los mendigos y enfermos pobres que ayer estuvieron con El, y que gracias al óbolo recibido, pueden celebrar una pascua, como la que hacia año no celebraban, y que formando grupos van a comprar corderos que inmolen, felices de sentirse iguales por los vestidos y posibilidades con los otros. Benigno se detiene a escuchar sus pensamientos, su admiración y las alabanzas que le tributan... Viejo, niños, viudas, enfermos de ayer, hoy, sanos. Ayer con harapos, hambrientos, abandonados, ¡hoy con vestidos, felices por estar con los demás en el día de la gran fiesta de los Ácimos!
El tono de las voces es vario. Desde el argentado de los pequeños, al enmohecido de los ancianos, y en medio el cadencioso de las mujeres. Voces que saludan, que van detrás de Jesús. Le besan los vestidos, las manos. Jesús sonríe y bendice, entre tanto que sus enemigos, están pálidos de ira; impotentes ante la radiante paz que adorna su rostro.
Diversos comentarios en pro y en contra de Jesús
Oigo algunos comentarios.
"¡Dices bien! Pero si moviéramos un solo dedo, nos harían pedazos" ( dice un fariseo señalando a Jesús a quien sigue el pueblo).
..."¡Pensadlo! Ayer nos reunió, nos dio de comer, nos vistió, nos curó y muchos han encontrado trabajo y ayuda con los discípulos ricos. En verdad que todo nos ha venido por su causa. ¡Que Dios lo salve siempre!" dice un hombre que probablemente ayer estaba enfermo y era mendigo.
..."¡Apuesto a que compra de este modo a la poble, el sedicioso que es, para echárnosla!" dice un escriba a otro colega suyo, apretando los dientes de rabia.
"Una discípula suya me pidió mi nombre y me dijo que fuera a su casa después de la pascua, que me llevará a sus campos en Béter. ¿Comprendes, mujer? A mí y a mis hijos. Trabajaré ¡Y qué suerte! ¡Protegido y seguro! ¡Que si no da gusto! Mi Leví no se hará pedazos en los trigales, porque la discípula que nos va a tomar lo pondrá en sus jardines... ¡Es una fortuna, te lo aseguro! ¡Ah, el Eterno dé gloria y bendiga a su Mesías!" exclama la viuda de la llanura de Sarón ante una israelita acomodada que le hacía preguntas.
"Oh, ¿y no podría yo?... ¿Habéis encontrado lugar y puestos todos los que estuvisteis ayer con El? le replica.
"¡No! Todavía quedan algunas viudas con hijos y algunos hombres."
Una mujer dice: "Quisiera pedirle
que me dejara ayudarle."
"Si te comprometes a ser verdaderamente
madre de los huérfanos y hermana de las viudas,
ve al palacio de Cusa, en el Sixto,
y di a Juana que Yo te mando.
"Quisiera pedirle que me dejara ayudarle."
"¡Llámalo!"
"No me atrevo."
"Ve tú, Leví, a decirle que una mujer quiere hablarle..."
El muchacho corre a decírselo a Jesús.
En esos momentos un saduceo maltrata
a un anciano
JESÚS Ve que los guardias arrastran
al anciano que había hablado antes.
"¿Qué le estás haciendo?
¿Qué ha hecho?"
"Dejadlo. Está conmigo.
Dicho está:
"No desprecies al hombre
porque es viejo, pues es uno de los nuestros."
Y también:
"No desprecies las palabras de los anciano
prudentes sino procura aprender sus máximas,
porque así aprenderás la sabiduría
y palabras de gran valor"
"Insultó a los jefes que lo regañaban."
En esos momentos un saduceo maltrata a un anciano que en medio de la gente que vino de la Transjordania, entreteje un elogio al Maestro de Galilea.
El anciano se defiende diciendo: "¿Qué mal hago? ¿Quisieras ser tú el alabado? No tienes que hacer sino lo que El hace. Pero tú, que Dios te perdone, desprecias las canas, y pisoteas mi pobreza. No me amas. falso israelita que no respetas el Deuteronomio, que no tienes piedad de los pobres."
"¿Habéis oído? ¡He ahí el fruto de la doctrina del soliviantador! Enseña a la plebe a ofender a los santos de Israel."
Le hace coro un sacerdote del templo: "¡La culpa es nuestra! ¡No lanzamos más que amenazas!"
...Jesús entre tanto dice a la mujer israelita. "Si te comprometes a ser verdaderamente madre de los huérfanos y hermana de las viudas, ve al palacio de Cusa, en el Sixto, y di a Juana que Yo te mando. Ve y que tus tierras fructifiquen como las del Edén por tu piedad. Y más frutos de amor produzca tu corazón para con tu prójimo." Ve que los guardias arrastran al anciano que había hablado antes. "¿Qué le estás haciendo? ¿Qué ha hecho?"
"Insultó a los jefes que lo regañaban."
"No es verdad. Un saduceo me maltrató porque hablaba de Ti a esos peregrinos. Al levantar su mano contra mí, porque soy viejo y pobre, le dije que es un falso israelita que pisotea las palabras del Deuteronomio."
"Dejadlo. Está conmigo. Dijo la verdad. No sólo Dios habla por los labios de los pequeñuelos, sino también por los de los ancianos. Dicho está: "No desprecies al hombre porque es viejo, pues es uno de los nuestros." Y también: "No desprecies las palabras de los anciano prudentes sino procura aprender sus máximas, porque así aprenderás la sabiduría y palabras de gran valor", y en otra parte: "No hables mucho, donde hay ancianos". Ténganlo presente los que se creen perfectos, porque de otro modo el Altísimo se encargará de desmentirlos. Padre, ven a mi lado."
El viejo se va con Jesús, mientras los saduceos se van masticando y escupiendo ira.
"Soy una mujer hebrea de la Diáspora, ¡oh Rey esperado! ¿Podría servirte como aquella mujer que enviaste a casa de Juana?" "Eres viuda ¿no es así?" Sí, pero no tengo hijos. Te ruego que me tomes por tu sierva.
"Soy una mujer hebrea de la Diáspora,
¡oh Rey esperado!
¿Podría servirte como aquella mujer
que enviaste a casa de Juana?"
"Eres viuda ¿no es así?"
Sí, pero no tengo hijos.
Te ruego que me tomes por tu sierva.
"Soy una mujer hebrea de la Diáspora, ¡oh Rey esperado! ¿Podría servirte como aquella mujer que enviaste a casa de Juana?" pregunta una mujer que se parece muchísimo a Nique, la que le secó el rostro en el camino del Gólgota. Sin embargo, hay que decir que las hebreas se parecen mucho entre sí y podría equivocarme sin estar cerca de ella.
Jesús la mira. Es una mujer como de cuarenta años, bien vestida, franca en sus gestos. Le pregunta: "Eres viuda ¿no es así?"
"Sí, pero no tengo hijos. Hace poco que regresé y compré algunas tierras en Jericó, para poder estar cerca de la ciudad santa. Mas ahora veo que mayor que ella eres Tú. Te sigo. Te ruego que me tomes por tu sierva. Te conozco por medio de tus discípulos, pero superas lo que me contaron."
¿Qué quieres en concreto?"
Ayudarte en los pobres, y como puedo,
hacer que te amen, que te conozcan.
Ve también tú a la casa de Juana,
y que Dios sea contigo."
"Está bien. ¿Qué quieres en concreto?"
"Ayudarte en los pobres, y como puedo, hacer que te amen, que te conozcan. Conozco a muchos de las colonias de la Diáspora, porque acompañé a mi marido en sus negocios. Tengo posibilidades. Con poco me contento. Puedo hacer mucho. Y mucho por tu amor, por ayudar el alma de quien hace veinte años me tomó por su esposa, y que siempre fue cariñoso conmigo hasta su último momento. Al morir parece como si me hubiera dicho una profecía al decirme: "Cuando haya muerto, ponme en la tumba y regresa a nuestra patria. Encontrarás al Prometido. ¡Oh, lo verás! Búscalo. Síguelo. Es el Redentor y Resucitador. Me abrirá las puertas de la vida. Sé buena en ayudarme para que pronto El abra los cielos a los que no tienen ninguna deuda ante la Justicia, y sé buena para que merezcas encontrarlo lo más pronto posible. Jura que lo harás y que cambiarás las estériles lágrimas de una viudez, en una alegre actividad. Toma a Judit como ejemplo tuyo, y todas las naciones conocerán tu nombre". ¡Pobre esposo mío! Solo te pido me conozcas."
"Te conoceré por una buena discípula. Ve también tú a la casa de Juana, y que Dios sea contigo."
Muertos de coraje vuelven al ataque
los enemigos de Jesús,
...Muertos de coraje vuelven al ataque los enemigos de Jesús, cuando El, después de haber inmolado al cordero y esperando que lo sean los de los discípulos, regresa a la muralla del templo"¿Cuándo vas a terminar con tus fingidos gestos de rey? ¡No lo eres! ¡No eres profeta! ¿Hasta cuándo vas a seguir abusando de nuestra bondad, hombre pecador, rebelde, causa de los males en Israel? ¿Cuántas veces debemos decirte que no tienes derecho de hacerla de rabí aquí dentro?"
"He venido a inmolar el cordero. No podéis impedírmelo. Por otra parte os recuerdo a Adonías y a Salomón."
"No.
Adonías se hizo rey por medios fraudulentos,
pero la Sabiduría velaba y aconsejaba,
y Salomón fue el único rey.
No soy Adonías.
Soy Salomón."
"¿Qué tenemos que ver con ellos? ¿Qué insinúas? ¿Eres Tú, Adonías?"
"No. Adonías se hizo rey por medios fraudulentos, pero la Sabiduría velaba y aconsejaba, y Salomón fue el único rey. No soy Adonías. Soy Salomón."
"¿Y quién es Adonías?"
"Todos vosotros."
"¿Nosotros? ¡Mira cómo hablas!"
"Con verdad y justicia."
"Nosotros observamos la ley en todos sus puntos, creemos en los profetas y..."
Aun las ofertas que habéis venido a cumplir
no son justas.
"No. Es cierto. No creéis en los profetas. Ellos me mencionaron y vosotros no creéis en Mí. No es verdad que observéis la ley. Ella aconseja a que se hagan cosas rectas, justas, y vosotros no las hacéis. Aun las ofertas que habéis venido a cumplir no son justas.
Está dicho: "Es inmunda la ofrenda de quien sacrifica cosa malamente adquirida". También: "El Altísimo no acepta las ofertas de los inicuos, ni vuelve sus ojos a sus oblaciones, ni se mostrará propicio a los pecados por la multitud de sus sacrificios". También "Quien ofrece sacrificios con los bienes de los pobres es como quien degüella a un hijo ante los ojos de su padre". ¡Esto está escrito, Yocana!
Está dicho: "El pan de los necesitados es la vida de los pobres, quien se lo quita es un asesino". ¡Tenlo en cuenta Ismael!
Está dicho: "Quien quita el pan del sudor es como si matase al pobre". ¡Óyelo bien, Doras, hijo de Doras!
Está dicho: "Quien derrama sangre y quien defrauda de su salario al obrero son hermanos". Escuchadlo vosotros, Yocana, Ismael, Cananías, Doras, Jonatás. Recordad que también está dicho: "El que se tapa las orejas para no oír los gritos del pobre, cuando él gritare no será escuchado".
Y tú, Eléazar ben Anás, acuérdate y recuerda a tu padre que está dicho: "Sean santos mis sacerdotes y no se contaminen por ningún motivo".
Y tú, Cornelio, también recuerda que está dicho: "Quien hubiere maldecido a su padre o madre, sea castigado con la muerte", y muerte no sólo es la que inflige el verdugo. Una mayor espera a los que pecan contra sus padres. ¡Eterna! ¡Horrible!
Y tú, Tolmé, recuerda que está dicho: "A quien ejerce la magia lo exterminaré".
Y tú, Sadoc, escriba de oro, recuerda que entre el adúltero y su alcahuete de adulterio no hay ninguna diferencia ante los ojos de Dios. Y está dicho que el que jura en falso es presa de las llamas eternas. Y di a quien ha olvidado que quien toma una virgen, y descontento la rechaza, interponiendo acusaciones, será condenado, ¡oh! no aquí, sino en la otra vida, por la mentira, por el falso juramento, por el daño infligido a la mujer, y por el adulterio.
¿Os vais, huyendo de Mí que no tengo armas,
pero que he citado palabras de aquellos
que tenéis por santos en Israel,
y por lo tanto
no podéis llamarme blasfemo,
porque si lo dijerais condenaríais
a los libros de los Sabios,
a los de Moisés que Dios dictó?
¿Y ahora qué? ¿Os vais, huyendo de Mí que no tengo armas, pero que he citado palabras de aquellos que tenéis por santos en Israel, y por lo tanto no podéis llamarme blasfemo, porque si lo dijerais condenaríais a los libros de los Sabios, a los de Moisés que Dios dictó? ¿Huís? ¿Han sido acaso mis palabras piedras que despiertan, al tocar el duro bronce de vuestros corazones, la conciencia, y siente ella que debe purificarse en esta Parasceve, no sólo en el cuerpo, para poder comer sin pecado de inmundicia el cordero santo? ¡Oh, si así fuera, alabado sea el Señor! Porque verdadera sabiduría, oídme, vosotros que queréis que por tales se os tenga, es conocerse a sí mismo, reconocer los propios, errores, arrepentirse de ellos e ir a cumplir con lo mandado con una "verdadera" devoción, y no sólo con un rito exterior...
¡Ya se fueron! También nosotros vayamos a llevar la paz a quien nos está aguardando..."
VII. 418-423
A. M. D. G.