EL SÁBADO DE LOS ÁCIMOS

 

 


 

#El Señor llega siempre a tiempo para salvar"   

#Es decreto de Dios que sufras."   

#es justo que le devuelva algo sometiéndome a su querer..." "Haz algo más, amigo mío. Ya es mucho el resignarse y el sufrir el dolor. Pero dales un valor superior.""¿Cuál, Señor mío?""Ofrece todo por la redención de los hombres."   

#Las obras de los justos se unirán a las mías a la hora de la redención. Las de los justos que murieron en tiempos pasados, las de los que viven, las de los que vendrán. 

  #"¿Soy tal vez yo la causante de estos sufrimientos de mi hermano?" ¡Así es! Pero esto no debe producirte trabajo alguno que te estorbe, sino más bien una voluntad de querer llegar a ser más perfecta, por lo que cuestas.   

#"¡...por haberte arrancado del demonio, se ha hecho digno de que Dios le de un premio futuro del que hablarán los pueblos y los ángeles. Y lo que digo de Lázaro, lo digo de otros, y sobre todo de otras, que con su heroísmo han arrancado a la presa de Satanás."    

#Pero Señor, una mujer, una hermana o una madre... que no lograra salvar a quienes ama, y los viera que se condenan ¿podría gozar del paraíso, estando aún en é? Estás equivocada, María. La vista de Dios, su posesión son fuente de una beatitud tan infinita que no persiste ningún dolor en los bienaventurados.   

#Los santos en Dios ayudan aun en las necesidades materiales para que sus favorecidos pasen de una voluntad pasiva a una activa.   

#Mannaén le cuenta lo sucedido a Salomé con Jesús en la casa de Juana y lo que Cusa le refirió a Herodes   

#Herodes dice: Quiero verlo, oírlo, que haga milagros. Que venga, y me convertiré en su protector".   

#"Patrón, está aquí Nicodemo, José, Eléazar y otros fariseos y jefes del Sanedrín. Quieren saludarte.   

#"Hubo una sesión extraordinaria." "¿Hoy? ¿Cuál fue el motivo tan urgente?"Sí. También se trató de él, pero el principal fue tratar de una cosa de consecuencias graves,   

#"Maestro, ayer en la mañana dijiste a Eléazar de Anás que no se contaminara ¿Por qué se lo dijiste? "El está contaminado."La que murió después de que la violentaron, y con ella su madre. No se sabe si fue el dolor el que las mató, o si se suicidaron, o si las mataron con veneno para que no hablasen."   

#Refieren la historia de la muerte de la doncella   

#Que Jerusalén me da asco, que en Jerusalén la cloaca más apestosa es el templo" dice Jesús. "¿Qué hizo Gamaliel?" Dijo "Que venga pronto el nuevo Sansón para que acabe con estos filisteos corrompidos". " "¡Dijo muy bien! Y no tardará en llegar."   

#¿También hablaron de El?" "Claro. Fue de lo primero. Se dijo que llamaste "mezquino, sin valor" al reino de Israel, y por lo tanto se te calificó de blasfemo, aun más de sacrílego, porque el reino de Israel viene de Dios."   

#"Sí. El rey de la corrupción. ¿Y queréis que no llame "mezquino, sin valor" un país en que tenemos a un Tetrarca deshonesto y homicida, a un Sumo Sacerdote cómplice de uno que viola a una doncella y de un asesina?" ¿Y ahora no es el turno de la tercera víctima para que no hable? ¿No se mancha y no se profana el altar al acercarse a él con tantos crímenes?   

#"¿Qué quieres, amigo mío?" "¡Oh, no seas así! ¡No eres más Tú! Cómo podemos esperar que alcanzaremos misericordia, mostrándote así tan terrible"   

#¡Ten valor, Lázaro! Quien cree en el Mesías está ya juzgado..." ¿Y cómo seremos juzgados nosotros? Seréis juzgados con toda rectitud.

 


 

Muchos discípulos y discípulas se han despedido regresando o a las casas hospitalarias o a las propias.

En este brillante atardecer de un abril están todavía en la casa los propiamente llamados discípulos y sobre todo los que más se dedican a la predicación. Por ejemplo, los pastores, además Hermas, Esteban, Juan el sacerdote, Timoneo, Ermasteo, José de Emmaús, Salomón, Abel de Belén de Galilea, Samuel y Abel de Corozaín, Agapo, Aser e Ismael de Nazaret, Elías de Corozaín, Felipe de Arbela, José, el barquero de Tiberíades, Juan de Efeso, Nicolás de Antioquia. De las mujeres todavía quedan algunas discípulas conocidas. Analía, Dorca, la madre de Judas, Mirta, Anastásica, las hijas de Felipe. No veo más a Miriam, la hija de Yairo, ni a Yairo mismo. Tal vez han regresado donde se hospedan.

Pasean lentamente por los corredores, o bien sobre la terraza, mientras alrededor de Jesús, que está sentado cerca del lecho de Lázaro, están casi todas las mujeres y todas las antiguas discípulas. Escuchan a Jesús que está hablando con Lázaro, que le describe las regiones por donde estuvieron las últimas semanas antes del viaje pascual.

"Llegaste a tiempo para salvar al pequeñín" comenta Lázaro, después de haber oído lo sucedido en el castillo de Cesarea de Filipo, y que señala al pequeño que feliz duerme en los brazos de su madre.

"Es un niño muy lindo, mujer, ¿me permites verlo de cerca?"

Dorca se levanta y sin decir una palabra, pero sí con aire de triunfo, presenta a su pequeñín.

"¡Un lindo niño! ¡Verdaderamente bello! ¡Que el Señor te lo proteja y lo haga crecer sano y santo!"

"Y fiel a su Salvador. Si no lo fuera, preferiría verlo muerto ahora mismo. ¡Todo, menos que el que ha recibido un beneficio sea ingrato!" dice Dorca claramente, al regresar a su lugar.

 

El Señor llega siempre a tiempo para salvar" 

 

"El Señor llega siempre a tiempo para salvar" interviene Mirta, madre de Abel de Belén. "El mío no menos estaba cercano a la muerte y ¡a qué muerte! Pero El llego... lo salvó... ¡Que momentos tan duros!..." Mirta palidece nuevamente al recordarlos.

"¿Entonces llegarás a tiempo conmigo? ¿Verdad que sí? Para darme paz..." pregunta Lázaro, acariciando la mano de Jesús.

"¿No te sientes un poco mejor, hermano?" pregunta Marte. "Desde ayer te veo muy mejorado."

"Sí. Y yo mismo me sorprendo. Tal vez Jesús..."

 

Es decreto de Dios que sufras."

 

"No, amigo mío. Es que derramo en ti mi paz. Tu alma está llena de ella, y esto adormece los dolores. Es decreto de Dios que sufras."

"Y que muera. Dilo claro. Pues bien... que se haga su voluntad, como enseñas. desde este momento no pediré más la curación, ni alivio alguno. Dios me ha concedido tanto (e involuntariamente mira a Magdalena, su hermana) que es justo que le devuelva algo sometiéndome a su querer..."

 

es justo que le devuelva algo sometiéndome 

a su querer... 

 

"Haz algo más, amigo mío. 

 

Ya es mucho el resignarse y el sufrir el dolor. 

 

Pero dales un valor superior 

 

"¿Cuál, Señor mío?" 

"Ofrece todo por la redención de los hombres."

 

"Haz algo más, amigo mío. Ya es mucho el resignarse y el sufrir el dolor. Pero dales un valor superior."

"¿Cuál, Señor mío?"

"Ofrece todo por la redención de los hombres."

"Pero si también yo soy un pobre hombre, Maestro. No puedo aspirar a ser un redentor."

 

Las obras de los justos se unirán a las mías 

a la hora de la redención. 

 

Las de los justos que murieron en tiempos 

pasados, las de los que viven,

las de los que vendrán. 

 

Une las tuyas desde ahora. 

Es tan bello fundirse con la Bondad infinita, 

agregar lo que podamos dar de nuestra bondad 

limitada y decir: 

"También yo, ¡oh, Padre! coopero al bien de mis 

hermanos". 

 

No puede haber un amor más grande, 

ante el Señor y por el prójimo 

que  el de saber padecer y morir 

para dar gloria a Dios y la salvación 

eterna a nuestros hermanos.

 

"Eso dice, pero estás equivocado. Dios se ha hecho Hombre para ayudar a los hombres, y estos pueden ayudarlo. Las obras de los justos se unirán a las mías a la hora de la redención. Las de los justos que murieron en tiempos pasados, las de los que viven, las de los que vendrán. Une las tuyas desde ahora. Es tan bello fundirse con la Bondad infinita, agregar lo que podamos dar de nuestra bondad limitada y decir: "También yo, ¡oh, Padre! coopero al bien de mis hermanos". No puede haber un amor más grande, ante el Señor y por el prójimo que  el de saber padecer y morir para dar gloria a Dios y la salvación eterna a nuestros hermanos. ¿Salvarse por sí mismo? ¡Es poco! Es un "mínimo" de santidad. Cosa bella es salvar. Entregarse para salvar. Empujar el amor hasta convertirse en una hoguera que inmola para salvar. Entonces el amor es perfecto. La santidad del generoso será muy, muy grande."

"¡Qué bello es todo esto! ¿o no es así, hermanas mías?" pregunta  Lázaro con una sonrisa soñadora, pintada en su enflaquecida cara.

Marta asiente con la cabeza, llena de emoción. 

 

"¿Soy tal vez yo la causante de estos sufrimientos 

de mi hermano?" 

 

¡Así es! 

Pero esto no debe producirte trabajo alguno 

que te estorbe, sino más bien una voluntad 

de querer llegar a ser más perfecta, 

por lo que cuestas.

 

Magdalena, sentada sobre un cojín, a los pies de Jesús, en su habitual posición de humilde y ardiente adorador pregunta: "¿Soy tal vez yo la causante de estos sufrimientos de mi hermano? ¡Dímelo, Señor, para que mi aflicción sea completa!..."

"¡No, Magdalena, no!..." exclama Lázaro. "Yo... tenía que morir de esto. No te claves flechas en el corazón."

Jesús, sincero hasta donde no más, agrega. "¡Así es! Yo sentí a tu buen hermano en sus plegarias, en las palpitaciones de su corazón. Pero esto no debe producirte trabajo alguno que te estorbe, sino más bien una voluntad de querer llegar a ser más perfecta, por lo que cuestas. Y alégrate, porque Lázaro por haberte arrancado del demonio..."

"¡No fui yo, Maestro, sino Tú!..."

 

"¡...por haberte arrancado del demonio, 

se ha hecho digno de que Dios le de 

un premio futuro 

del que hablarán los pueblos y los ángeles. 

 

Y lo que digo de Lázaro, 

lo digo de otros, 

y sobre todo de otras, 

que con su heroísmo han arrancado 

a la presa de Satanás."

 

"¡...por haberte arrancado del demonio, se ha hecho digno de que Dios le de un premio futuro del que hablarán los pueblos y los ángeles. Y lo que digo de Lázaro, lo digo de otros, y sobre todo de otras, que con su heroísmo han arrancado a la presa de Satanás."

"¿Quiénes son?" preguntan curiosas las mujeres, esperando ser una de ella.

María de Judas no habla, pero mira, mira al Maestro... Jesús también la mira. Podría hacerle cobrar esperanzas, pero no lo hace. No la mortifica. Responde a todas: "Lo sabréis en el cielo."

La angustiosa madre de Judas pregunta: "Y si una no lo lograse, aunque quisiera ¿qué suerte le toca?"

"Lo que merece su buena alma."

 

Pero Señor, una mujer, una hermana 

o una madre... 

que no lograra salvar a quienes ama,

 y los viera que se condenan 

¿podría gozar del paraíso, estando aún en él?

 

"Estás equivocada, María. 

La vista de Dios, su posesión 

son fuente de una beatitud tan infinita 

que no persiste ningún dolor 

en los bienaventurados.

 

"¿El cielo? Pero Señor, una mujer, una hermana o una madre... que no lograra salvar a quienes ama, y los viera que se condenan ¿podría gozar del paraíso, estando aún en él? ¿No crees que jamás podrá disfrutar de la alegría porque... la carne de su carne y la sangre de su sangre se han condenado para siempre? Pienso que no podrá jamás gozar al ver al ser amado en atroces penas..."

"Estás equivocada, María. La vista de Dios, su posesión son fuente de una beatitud tan infinita que no persiste ningún dolor en los bienaventurados. Atentos, activos en ayudar a los que todavía pueden salvarse, no sufren más por los que Dios ha alejado de Sí, y por lo tanto de ellos mismos, que están con El. La comunión de los santos es para los santos.

"Pero si ayudan a los que todavía pueden salvarse, es prueba de que es todavía no son santos" objeta Pedro.

 

 Los santos en Dios ayudan 

aun en las necesidades materiales 

para que sus favorecidos pasen 

de una voluntad pasiva a una activa.

 

"Pero tienen voluntad, al menos pasiva, de serlo. Los santos en Dios ayudan aun en las necesidades materiales para que sus favorecidos pasen de una voluntad pasiva a una activa. ¿Me comprendes?"

"Si y no. Por ejemplo, si estuviese yo en el cielo y viese por mera suposición, un movimiento fugitivo de bondad, en... Elí el fariseo, ¿qué cosa haría yo?"

"Reunirías todos los medios para aumentar los buenos movimientos suyos."

"¿Y si mi ayuda, luego no sirviese para nada?"

"Cuando él se condenare, tú te desinteresarías de él."

"Y si como lo es ahora, fuese en verdad digno de condenación, pero que lo amara yo -cosa que no sucederá nunca- ¿qué debería hacer?"

 

Habrá espíritus que se salven 

en el último momento 

 

después de una vida de oraciones por ellos.

 

"Ante todo piensa que corres peligro de condenarte tú con decir que no puedes amarlo, y luego ten en cuenta que si estuvieras en el cielo, unido con la Caridad, rogarías por él, por su salvación hasta el momento de su juicio. Habrá espíritus que se salven en el último momento después de una vida de oraciones por ellos."

 

Llega Mannaen que quiere hablar 

de cosas importantes

 

Entra un criado diciendo: "Está aquí Mannaén. Quiere ver al Maestro."

"Que venga. Ha de querer hablar de cosas importantes."

Las mujeres discretamente se retiran. Los discípulos las siguen, pero Jesús llama a Isaac, a Juan el sacerdote, a Esteban, a Hermas, a Matías y a José, de los discípulos pastores. "Es bien que os enteréis vosotros" explica.

Entra Mannaén. Se inclina.

"La paz sea contigo" lo saluda Jesús.

"La paz sea contigo, Maestro. El sol ya va desapareciendo. Los primeros pasos después del reposo sabático es justo que sean por Ti, mi Señor."

"¿Tuvisteis una buena pascua?"

"¿Buena? ¡Nada de bueno puede haber donde están Herodes y Herodías! Espero haber comido por última vez el cordero con ellos. Aunque me cueste la vida no me quedaré más allá."

"Creo que estás cometiendo un error. Puedes servir al Maestro quedándote..." lo objeta Iscariote.

"Es verdad. Es lo único que hasta ahora me ha entretenido allí. Pero ¡qué nauseas! Podría cambiarme Cusa..."

Bartolomé interviene: "Cusa no es Mannaén. Cusa es... Sí. El contemporiza. No denunciaría jamás a su patrón. Tú eres más sincero."

 

Mannaén le cuenta lo sucedido a Salomé 

con Jesús en la casa de Juana 

y lo que Cusa le refirió a Herodes

 

 

Herodes dice: 

Quiero verlo, oírlo, que haga milagros. 

Que venga, y me convertiré en su protector". 

 

"Es verdad esto y es verdad lo que dices. Cusa es el cortesano. Se queda fascinado ante el esplendor de la corte... del palacio... ¿Pero qué estoy diciendo? ¡Del fango real! Pero le parece ser rey porque está con él... Y tiembla de que pierda el favor real. La otra noche estaba como un can a quien dado de golpes cuando, casi arrastrándose, se presentó ante Herodes que lo había mandado llamar, después que oyó las lamentaciones de Salomé, a quien Tú arrojaste. Cusa pasaba por momentos muy duros. El deseo de salvarse a toda costa, tal vez hasta acusándote, diciendo que habías hecho mal. Todo esto estaba escrito en su cara. ¡Pero Herodes!... El quería sólo reírse a costa de la muchacha por quien siente nauseas, así como por su madre. Se reía como un loco, oyendo repetir de Cusa tus palabras. Decía: "¡Fue muy bueno, muy bueno todavía con esa jovenzuela!... (y dijo una palabra desvergonzada que no la repito. Debía haberle pisoteado su seno desvergonzado... ¡No, se hubiera contaminado!" y seguía riéndose. Luego poniéndose un poco serio: "Con todo... la afrenta que ella mereció, no puede tolerarla la corona. Soy magnánimo (es la idea fija que tiene, y como nadie se lo dice, él mismo se lo repite) y perdono al Rabí, también porque dijo a Salomé las verdades. Mas Yo quiero que El venga a la corte para que le perdone todo. Quiero verlo, oírlo, que haga milagros. Que venga, y me convertiré en su protector". Así hablaba la otra tarde. Cusa no sabía qué responder. No quería decírselo al monarca. Sí, no podía. Porque en verdad no puedes acceder a los caprichos de Herodes. Hoy me dijo: "Seguro que vas donde El... Dile mi voluntad". Te la digo. Pero... ya sé la respuesta... Dímela para que se la transmita."

"¡No iré!" La respuesta parece un rayo.

"¿No te echarás encima un enemigo bastante poderoso?" pregunta Tomás.

"Aunque fuera un verdugo. Pero no puedo responder más que con un "no iré". "

"Nos perseguirá."

"¡Oh, dentro de tres días no se acordará más!" contesta Mannaén, encogiéndose de hombros. Añade: "Le han prometido... algunas danzas... Llegarán mañana... Y se olvidará de todo..."

 

"Patrón, está aquí Nicodemo, José, 

Eléazar y otros fariseos y jefes del Sanedrín. 

Quieren saludarte.

 

Regresa el criado: "Patrón, está aquí Nicodemo, José, Eléazar y otros fariseos y jefes del Sanedrín. Quieren saludarte."

Lázaro mira a Jesús interrogativamente. Jesús comprende: "¡Qué pasen! Los saludaré con gusto."

Momentos después entran José, Nicodemo, Eléazar (el justo del banquete de Ismael), Juan (el del lejano banquete en casa de José de Arimatea, y otro que oigo que llaman Josué, un tal Felipe, un tal Judas y Joaquín. Los saludos no llevan trazas de terminar. La ventaja es que la sala es amplia, si no ¿cómo hubieran hecho para tantas inclinaciones y con tantos vestidos? Pero por más que amplia sea, los discípulos comprenden que deben salir. Se quedan además de los recién llegados Jesús y Lázaro.

"¡Supimos que estabas en Jerusalén, Lázaro, y hemos venido!" dice Joaquín.

"Siento alegría y admiración. No podía acordarme de tu cara..." responde un poco irónico Lázaro.

"Sabes... Uno quiere venir... Pero... Te habías hecho desaparecer."

"¿Y no es verdad? ¡De veras que es muy difícil ir donde vive el infeliz!"

"¡No, no digas eso! Tenemos en cuenta tu deseo. Pero ahora que... ahora que... ¿verdad, Nicodemo?"

"Sí, Lázaro. Los viejos amigos regresan y también por el deseo de saber cómo sigues y por presentar nuestros respetos al Rabí."

"¿Me traéis algunas noticias?"

"¡Umh!... Las acostumbradas... El mundo... Bueno..." miran de reojo a Jesús que inmóvil en su asiento parece absorto en algo.

"¿Qué razón hay de que apenas terminado el sábado estéis juntos?"

 

"Hubo una sesión extraordinaria." 

"¿Hoy?

 ¿Cuál fue el motivo tan urgente?"

 

Sí. También se trató de él, 

pero el principal fue tratar de una cosa 

de consecuencias graves,

 

"Hubo una sesión extraordinaria."

"¿Hoy? ¿Cuál fue el motivo tan urgente?"

Los recién llegados miran a Jesús, pero El sigue absorto... "Muchos..." responden.

"¿No tienen nada que ver con el Rabí?"

"Sí. También se trató de él, pero el principal fue tratar de una cosa de consecuencias graves, ahora que nos hemos encontrado todos en la ciudad..." explica José de Arimatea.

"¿Un caso grave? ¿Cuál?

"¡Un... error ... de juventud!... ¡Umh! ¡Bueno! La discusión fue dura, porque... Rabí, escúchanos por favor. Estás entre personas honradas. Si no somos discípulos, tampoco somos tus enemigos. En casa de Ismael me dijiste que no estoy lejos de la justicia" dice Eléazar.

"Es verdad, y lo confirmo."

"Yo te defendí en el banquete de José atacando a Félix" recuerda Juan.

"También es verdad esto."

"Estos son de los mismos sentimientos. Fuimos convocados para dar nuestra sentencia... y no quedamos contentos de la decisión tomada, porque ellos siendo más que nosotros, nos ganaron. Tú que eres más sabio que Salomón, escucha y juzga."

Jesús los mira profundamente. Luego dice: "Hablad."

"¿Podemos estar seguros de que nadie nos oye? ¡Es algo horrible!..." dice el que se llama Judas.

"Cierra la puerta y corre la cortina. Estaremos como en una tumba" le responde Lázaro.

 

"Maestro, ayer en la mañana dijiste 

a Eléazar de Anás que no se contaminara  

¿Por qué se lo dijiste?"

 

El está contaminado.

 

"La doncella que murió 

después de que la violentaron, 

y con ella su madre. 

No se sabe si fue el dolor el que las mató, 

o si se suicidaron, 

o si las mataron con veneno 

para que no hablasen."

 

"Maestro, ayer en la mañana dijiste a Eléazar de Anás que no se contaminara por ningún motivo. ¿Por qué se lo dijiste?" pregunta Felipe.

"Porque tenía que decírselo. El está contaminado. No Yo. Los libros sagrados lo dicen."

"Es verdad. ¿Cómo sabes que se contamina? La doncella acaso habló contigo antes de morir?" le pregunta Eléazar.

"¿Cuál doncella?"

"La que murió después de que la violentaron, y con ella su madre. No se sabe si fue el dolor el que las mató, o si se suicidaron, o si las mataron con veneno para que no hablasen."

"No sé nada de esto. Veía el alma corrompida del hijo de Anás. Sentí su hedor. Por eso hablé. Otra cosa no sabía, ni veía."

"¿Qué pasó?" pregunta Lázaro con interés.

 

Refieren la historia de la muerte 

de la doncella

 

"Sucedió que Eléazar ben Anás vio a una muchacha, hija única de una viuda... y con pretexto de encargarle que le hiciera algunos vestidos, pues de esto trabajaban... abusó de ella. La muchacha después de tres días murió y también su madre. Pero antes de morir, pese a las amenazas que le habían hecho, reveló todo a un pariente suyo... Este vino a Anás y le presentó la acusación. No contento con ello se lo comunicó a José, a mí y a otros... Anás lo hizo hecho aprender y lo arrojó en cárcel. De allí pasará a la muerte, o no volverá a ver jamás la luz del día. Este día Anás quiso saber nuestro parecer" explica Nicodemo.

"No lo hubiera pedido, si no hubiera sabido que lo sabíamos" refunfuña entre dientes José.

"Así es... En resumidas cuentas, con una máscara de votación se simuló que judicialmente se había tratado del honor, de la vida de tres infelices y del castigo del culpable" concluye Nicodemo.

"¿Y luego?"

"¡Pues bien! Como es natural nosotros votamos por la libertad del pariente de la joven, y por que se castigase a Eléazar. Se nos amenazó y arrojó como si fuéramos culpables. ¿Qué piensa Tú?"

 

Que Jerusalén me da asco, 

que en Jerusalén la cloaca más apestosa 

es el templo" dice Jesús.

 

 "¿Qué hizo Gamaliel?"

"Que venga pronto el nuevo Sansón para que 

acabe con estos filisteos corrompidos". " 

 

"¡Dijo muy bien! Y no tardará en llegar."

 

"Que Jerusalén me da asco, que en Jerusalén la cloaca más apestosa es el templo" dice lenta y duramente Jesús. Añade: "Podéis comunicarlo también a los del templo.

"¿Qué hizo Gamaliel?" pregunta Lázaro

"Apenas supo del caso se cubrió la cara y salió diciendo: "Que venga pronto el nuevo Sansón para que acabe con estos filisteos corrompidos". "

"¡Dijo muy bien! Y no tardará en llegar." Silencio...

 

¿También hablaron de El?" 

"Claro. 

Fue de lo primero. 

 

Se dijo que llamaste 

"mezquino, sin valor" al reino de Israel, 

y por lo tanto se te calificó de blasfemo, 

aun más de sacrílego, porque el reino de Israel 

viene de Dios."

 

"¿También hablaron de El?" pregunta Lázaro, señalando a Jesús.

"Claro. Fue de lo primero. Se dijo que llamaste "mezquino, sin valor" al reino de Israel, y por lo tanto se te calificó de blasfemo, aun más de sacrílego, porque el reino de Israel viene de Dios."

"¡ ¿Ah, sí ? !  ¿Y el Pontífice qué nombre dio al violador de una doncella? ¿El que es indigno de su ministerio? Responded" pregunta Jesús.

"Eléazar es hijo del Sumo Sacerdote, porque en realidad Anás es el verdadero rey dentro" contesta Joaquín atemorizado al ver la majestad de Jesús, a quien tiene delante de sí, de pie, con el brazo extendido...

 

"Sí. El rey de la corrupción. 

¿Y queréis que no llame "mezquino, sin valor" 

un país en que tenemos a un Tetrarca deshonesto 

y homicida, a un Sumo Sacerdote cómplice 

de uno que viola a una doncella y de un asesino?" 

 

¿Y ahora no es el turno de la tercera víctima 

para que no hable? 

¿No se mancha y no se profana el altar 

al acercarse a él con tantos crímenes?

 

"Sí. El rey de la corrupción. ¿Y queréis que no llame "mezquino, sin valor" un país en que tenemos a un Tetrarca deshonesto y homicida, a un Sumo Sacerdote cómplice de uno que viola a una doncella y de un asesino?"

"Puede ser que la doncella se haya suicidado o muerto de dolor" se atreve a susurrar Eléazar.

"Fue el que la violó quien la mató... ¿Y ahora no es el turno de la tercera víctima para que no hable? ¿No se mancha y no se profana el altar al acercarse a él con tantos crímenes? ¿No se ahoga a la justicia con imponer silencio a los hombres probos, muy raros, que hay en el Sanedrín? Que venga pronto el nuevo Sansón y acabe con este lugar profanado, que extermine para rehacer todo... Sintiendo vómito, nauseas, no sólo llamo desgraciado a este país, sino que me alejo de su corazón podrido, criminal, cueva de Satanás... Me voy. No por miedo a la muerte. Os demostraré que no lo tengo. Me voy porque todavía no es mi hora y no doy perlas a los cerdos de Israel, sino que las llevo a los humildes que hay esparcidos por tugurios, montes, valles. Allí donde todavía creen y aman, si alguien les enseña. Allí donde hay corazones rectos bajo vestiduras campesinas, mientras acá las túnicas y mantos sagrados, aun más el Efod y el Racional sirven para encubrir carroñas y homicidios. Decidles que en nombre del Dios verdadero los entrego a su condenación, y cual nuevo Miguel los arrojo del paraíso. Y para siempre. Ellos que han querido ser dioses, y no son más demonios. No es necesario de que mueran para que sean juzgados. Ya lo están, y sin perdón alguno."

Los sanedristas y fariseos parecen achicarse, al ver la tremenda ira de Jesús, que parece agigantarse, despedir rayos.

Lázaro gime: "¡Jesús! ¡Jesús!"

 

"¿Qué quieres, amigo mío?"

 "¡Oh, no seas así! ¡No eres más Tú! 

 

¿Cómo podemos esperar que alcanzaremos 

misericordia, 

mostrándote así tan terrible?"

 

 

¡Ten valor, Lázaro! 

Quien cree en el Mesías está ya juzgado..."

 ¿Y cómo seremos juzgados nosotros...?

 

 Seréis juzgados con toda rectitud.

 

Lo oye y cambiando de tono y aspecto pregunta: "¿Qué quieres, amigo mío?"

"¡Oh, no seas así! ¡No eres más Tú! ¿Cómo podemos esperar que alcanzaremos misericordia, mostrándote así tan terrible?"

"Y sin embargo así, y será peor cuando juzgue a las doce tribus de Israel. ¡Ten valor, Lázaro! Quien cree en el Mesías está ya juzgado..." Se sienta nuevamente.

Silencio.

Finalmente Juan pregunta: "¿Y cómo seremos juzgados nosotros que preferimos los insultos antes que cometer una injusticia?"

"Seréis juzgados con toda rectitud. Perseverad y llegaréis a ser lo que es ya Lázaro: amigo de Dios."

Se ponen de pie.

"Maestro, nos retiramos. La paz sea contigo, y contigo, Lázaro."

"La paz sea con vosotros."

"Que lo que aquí se dijo, aquí quede" suplican algunos.

"¡No temáis! Idos. Que Dios os guíe en vuestras acciones." Salen

Se quedan solos Jesús y Lázaro. Después de unos instantes exclama: "¡Qué horror!"

"Tienes razón. ¡Qué horror!... Lázaro, voy a disponer la partida de aquí. Seré tu huésped en Betania hasta el fin de los Ácimos." Y sale...

VII. 438-447

A. M. D. G.