"MARTA, MARTA, TE PREOCUPAS
POR MUCHAS COSAS"
#Magdalena lanza un grito de alegría. "¡Ya vino, Marta! Nos dijeron la verdad. El Rabí está aquí"
#El Maestro y los discípulos son recibidos con mucho cariño en la casa de Lázaro en Betania
#"Id a avisar a los que creen, que esta tarde les hablaré."
#Magdalena lava y besa los pies de Jesús
#Llega Marta ansiosa: "¿Todavía estás aquí, María? ¡Y yo tan afanada!...
Al punto comprendo que se trata de Magdalena porque como primera cosa, veo que trae un vestido rosa-lila, color de malva. Nada de adornos preciosos. Su cabellera se la ha amarrado tras de la nuca. Parece más joven de cuando llevaba mundanal vida. No tiene esa mirada desvergonzada de "pecadora", ni siquiera la abatida de cuando escuchaba la parábola de la oveja, ni la avergonzada y llorosa de cuando estuvo en la sala del fariseo... Su mirada ahora es tranquila, limpia como la de un niño, su sonrisa serena.
Magdalena lanza un grito de alegría.
"¡Ya vino, Marta!
Nos dijeron la verdad.
El Rabí está aquí"
Está apoyada a un árbol que hay en los límites de la propiedad de Betania y mira hacia el camino. Está aguardando a alguien. Luego lanza un grito de alegría. Se vuelve a la casa y lanza otro, para que la oigan, y luego con su hermosa e inconfundible voz: "¡Ya vino, Marta! Nos dijeron la verdad. El Rabí está aquí" y corre a abrirle el pesado cancel que rechina. No da tiempo de que lo hagan los siervos. Sale al camino con los brazos extendidos, como hace un niño cuando corre al encuentro de su madre: "¡Oh, Raboni!" y se arrodilla a los pies de Jesús, besándoselos entre el polvo del camino.
"La paz sea contigo. Vengo a descansar bajo tu techo."
El Maestro y los discípulos son recibidos
con mucho cariño
en la casa de Lázaro en Betania
"¡Oh, Maestro mío!" repite levantando su cara con una expresión de reverencia, de amor, de alegría, de júbilo.
Jesús le ha puesto la mano sobre la cabeza y parece como de nuevo la absolviera.
Se levanta y al lado de Jesús entra. Los criados y Marta han acudido. Los criados con jarras y vasos, Marta, sólo con su amor.
Los apóstoles, encalorizados, beben de las bebidas preparadas. Quieren ofrecerle a Jesús primero, pero Marta se les adelanta. Toma una taza llena de leche y se la da. Ha de saber que le gusta mucho.
que esta tarde les hablaré."
Después que los discípulos han bebido, les dice: "Id a avisar a los que creen, que esta tarde les hablaré."
Los apóstoles se desparraman en diversas direcciones.
Jesús entra en medio de las dos hermanas.
"Ven, Maestro" dice Marta. "Mientras llega Lázaro descansa, y toma algo."
Magdalena lava y besa los pies de Jesús
Entran en una habitación fresca que da al portal sombreado. Regresa Magdalena que había ido a traer una jarra de agua, y a quien sigue un criado con una palangana. Quiere lavarle personalmente los pies. Desata las sandalias polvorientas, se las da al criado para que las limpie junto con el manto. Luego mete los pies en el agua ligeramente teñida de color rosa, los seca y los besa. Luego cambia el agua, y le ofrece otra limpia a Jesús para las manos. Mientras espera al criado con las sandalias, acaricia los pies de Jesús. Antes de ponérselas, los besa, diciendo: "Santos pies que caminasteis tanto por buscarme."
Marta, bastante práctica, pregunta: "Maestro, ¿fuera de tus discípulos vendrá alguien más?"
"No sé exactamente. Pero puedes preparar para otros cinco."
Marta se va.
Magdalena sale junto con Jesús.
Caminan por senderos en medio de jardines,
hasta la fuente donde hay peces.
Jesús sale al jardín sombreado. Trae sólo su vestidura azul oscura. El manto, que cuidadosamente ha doblado Magdalena, se queda sobre un banco de la habitación. Magdalena sale junto con Jesús. Caminan por senderos en medio de jardines, hasta la fuente donde hay peces.
Apenas una que otra salida de los peces, o el chorrito delgadísimo y alto se eleva del grifo, turba el agua tranquilísima. Hay asientos cerca de la amplia piscina de donde salen algunos pequeños caños para irrigación, y creo que uno de ellos sea el que alimente la fuente de los peces, y los demás vayan a regar plantas o flores.
Jesús se sienta teniendo el borde de la piscina enfrente. Magdalena a sus pies, sobre la verde hierba. Al principio ninguno de los dos habla. Se ve que Jesús goza del silencio y del lugar fresco. Magdalena se siente dichosa de contemplarlo.
Jesús juega con el agua. Mete sus dedos, la peina, luego mete toda la mano. "¡Qué bella es esta agua pura!"
Magdalena: "¿Te gusta mucho, Maestro?"
"Sí, porque está muy limpia. Mira, no tiene trazas de fango. El agua está tan pura que parece no haya nada. Podemos leer las palabras que se dicen los pececillos..."
"Como se lee en el fondo de las almas puras. ¿No es así, Maestro?" y da un suspiro.
"¿Dónde están las almas puras, Magdalena?
Es más fácil que un monte camine
que no un hombre sepa mantenerse puro
con las tres clases de pureza.
"¿Dónde están las almas puras, Magdalena? Es más fácil que un monte camine que no un hombre sepa mantenerse puro con las tres clases de pureza. Muchas cosas rodean al adulto, fermentan a su alrededor, y no siempre puede impedirse que le penetren. No tenemos más que a los niños que tienen un alma angelical, una alma que ignora lo que puede convertirse en fango. Por esto los amo mucho. Veo en ellos un reflejo de la Pureza infinita. Son los únicos que traen consigo un recuerdo de los cielos.
es la Mujer de alma de niño.
Mucho más.
Es la Mujer con alma angelical,
como lo fue Eva
cuando salió de las manos del Padre
es más pura que el primer lirio
que perfumó los vientos.
Su perfume de Virgen inviolada
llena cielos y tierra,
y al percibirlo en pos de él
irán los buenos
en el correr de los siglos.
Mi Madre es la Mujer de alma de niño. Mucho más. Es la Mujer con alma angelical, como lo fue Eva cuando salió de las manos del Padre. ¿Puedes imaginar como habrá sido el primer lirio que floreció en el jardín terrenal? Son tan bellos, como estos que besa el agua. ¡Pero el primero que salió de las manos del Creador! ¿Era flor? ¿Era diamante? ¿Eran pétalos u hojas de plata finísima? Y sin embargo mi Madre es más pura que el primer lirio que perfumó los vientos. Su perfume de Virgen inviolada llena cielos y tierra, y al percibirlo en pos de él irán los buenos en el correr de los siglos.
luz, perfume, armonía.
Pero si en él
el Padre
no gozase al contemplar a la Toda Hermosa
que hace de la tierra un paraíso,
si este tuviera algún que carecer del Lirio vivo
en cuyo seno están
los tres pistilos de fuego de la Divina Trinidad,
su luz, su perfume, su armonía,
su alegría padecerían mengua.
La pureza de mi Madre
será la piedra preciosa del Paraíso.
El paraíso es luz, perfume, armonía. Pero si en él el Padre no gozase al contemplar a la Toda Hermosa que hace de la tierra un paraíso, si este tuviera algún que carecer del Lirio vivo en cuyo seno estás los tres pistilos de fuego de la Divina Trinidad, su luz, su perfume, su armonía, su alegría padecerían mengua. La pureza de mi Madre será la piedra preciosa del Paraíso. ¡Y qué inmenso es! ¿Qué dirías de un rey que tuviese una sola piedra preciosa en su tesoro? ¿Aunque fuese la joya por excelencia?.
después que la doctrina verdadera y santa
la conozcan los hombres,
después que mi muerte
haya devuelto la gracia a los hombres,
podrán los adultos conquistar los cielos,
que de otro modo no,...
¿Será el paraíso sólo de los pequeñuelos?
¡Oh, no!
Conviene ser como ellos,
pero también para los adultos
está abierto el reino.
Cuando habré abierto las puerta del reino de los cielos... -no suspires, para esto he venido- muchas almas de justos y de niños entrarán, sombra de candor, detrás de la púrpura del Redentor. Pero serán pocos para poblar de joyas los cielos y convertirse en ciudadanos de la eterna Jerusalén. Y luego... después que la doctrina verdadera y santa la conozcan los hombres, después que mi muerte haya devuelto la gracia a los hombres, podrán los adultos conquistar los cielos, que de otro modo no, porque la pobre vida humana es un fango que mancha. ¿Será el paraíso sólo de los pequeñuelos? ¡Oh, no! Conviene ser como ellos, pero también para los adultos está abierto el reino.
Parece límpida.
Pero observa:
basta con que con una caña
la remueva en el fondo que se enturbia
Pero si saco la caña,
torna el agua a ser pura, a ser límpida y bella.
El junco: el pecado.
Lo mismo sucede con las almas,
el arrepentimiento es lo que las limpia,
créeme..."
Como pequeñuelos... ¡He aquí la pureza! ¿Ves esta agua? Parece límpida. Pero observa: basta con que con una caña la remueva en el fondo que se enturbia. Se ve el fango, el lodo. La clara agua, se pone amarilla, nadie bebería de ella. Pero si saco la caña, torna el agua a ser pura, a ser límpida y bella. El junco: el pecado. Lo mismo sucede con las almas, el arrepentimiento es lo que las limpia, créeme..."
"¿Todavía estás aquí, María?
¡Y yo tan afanada!...
Llega Marta ansiosa: "¿Todavía estás aquí, María? ¡Y yo tan afanada!... Pasa el tiempo. Pronto vendrán los convidados y hay mucho quehacer. Las criadas están haciendo el pan, los siervos despellejando y cociendo la carne. Yo estoy preparando las mesas, las bebidas. Todavía falta la fruta. Hay que preparar el agua de menta y de miel..."
Magdalena escucha sí y no las quejas de su hermana. Con una sonrisa de felicidad sigue mirando a Jesús, sin moverse de su lugar.
Marta acude a Jesús: "¡Maestro, mira cómo estoy de acalorada! ¿Te parece justo que sea la única en quebrarme los huesos? Dile que me ayude." Marta está turbada.
Jesús la mira con una sonrisa mitad dulce, mitad un poco irónica, mejor dicho, un poco burlona.
Marta repite: "Lo digo en serio, Maestro. Mira ¡qué vida tan descansada y ociosa tiene, mientras yo me muero de fatiga! ¡Y aquí!..."
Con esta cosa "nueva" debe olvidar el pasado
y conquistarse lo eterno...
que no se consigue sólo con el trabajo,
sino también con la adoración.
Quien haya dado un pan al apóstol
y al profeta tendrá recompensa,
pero
doble tendrá
quien se olvide de comer por amar,
porque más que el cuerpo vale el espíritu,
porque sus voces son más poderosas
que las del otro.
Te afanas por muchas cosas, Marta.
Esta por una sola.
La que basta a su corazón y sobre todo a su Señor
y a tu Señor.
Imita a tu hermana.
Ella ha escogido la mejor parte,
que jamás se le quitará.
Cuando los ciudadanos del reino
no tendrán necesidad de virtudes,
la única que restará será
la caridad,
y para siempre.
La única, cual soberana.
Jesús se pone serio y le responde: "No está de ociosa, Marta. Muestra su amor. Antes sí que era una ociosa. Y tú lloraste tanto por esa ociosidad indigna. Tus lágrimas me impulsaron a que cuanto antes la salvara y la entregara a tu casto amor. ¿Quieres que no ame a su Salvador? ¿Quisieras verla lejos de aquí para que no te viera trabajar, lejos también de Mí? ¿Tendré que decir que esta (y le pone una mano sobre la cabeza) que vino de lejos, te ha sobrepujado en el amor? ¿Tengo que decir que esta que no conocía ni una palabra de bien, es ahora una maestra en la ciencia del amor? ¡Déjala en su tranquilidad! ¡Estuvo muy enferma! Ahora está convaleciendo al beber lo que le da fuerzas. Se vio tan atormentada... ahora, despertada de su pesadilla, mira a su alrededor, se mira a sí misma y ve que es nueva, y un mundo nuevo. Deja que se asegure. Con esta cosa "nueva" debe olvidar el pasado y conquistarse lo eterno... que no se consigue sólo con el trabajo, sino también con la adoración. Quien haya dado un pan al apóstol y al profeta tendrá recompensa, pero doble tendrá quien se olvide de comer por amar, porque más que el cuerpo vale el espíritu, porque sus voces son más poderosas que las del otro. Te afanas por muchas cosas, Marta. Esta por una sola. La que basta a su corazón y sobre todo a su Señor y a tu Señor. Despreocúpate de las cosas inútiles. Imita a tu hermana. Ella ha escogido la mejor parte, que jamás se le quitará. Cuando los ciudadanos del reino no tendrán necesidad de virtudes, la única que restará será la caridad, y para siempre. La única, cual soberana. Magdalena ha escogido esta y esta será su escudo y su bordón. Con esta, como sobre alas de algún ángel, llegará a mi cielo."
Marta baja la cabeza mortificada y se va.
"Mi hermana te ama mucho y se muere por honrarte..." dice por excusarla.
con las palabras que le he dicho...
Tú...
por la sinceridad de tu arrepentimiento.
"Lo sé y recibirá su recompensa, pero hay que pulirle, como se va limpiando esta agua, su mentalidad humana. ¡Mira cómo se ha ido limpiando mientras hablábamos! Marta se pondrá más limpia con las palabras que le he dicho... Tú... por la sinceridad de tu arrepentimiento.
porque me has perdonado, Maestro.
Mi arrepentimiento no hubiera sido suficiente
para lavar mi gran pecado..."
"No, porque me has perdonado, Maestro. Mi arrepentimiento no hubiera sido suficiente para lavar mi gran pecado..."
y bastará a tus hermanas que te imitarán.
A todos los pobres enfermos del espíritu.
El arrepentimiento sincero
es un filtro que depura;
el amor
es la sustancia que preserva
de toda contaminación.
Esta es la razón
por la que los adultos pecadores
podrán volver a ser inocentes como niños
y entrar también en mi reino.
"Bastaba y bastará a tus hermanas que te imitarán. A todos los pobres enfermos del espíritu. El arrepentimiento sincero es un filtro que depura; el amor es la sustancia que preserva de toda contaminación. Esta es la razón por la que los adultos pecadores podrán volver a ser inocentes como niños y entrar también en mi reino. Vamos ahora adentro, para que Marta no sufra mucho. Llevémosle la sonrisa de un Amigo y de una hermana."
VII. 447-451
A. M. D. G.