HACIA ENGADDI. 

JUDAS Y SIMÓN SE VAN

 


 

#cuando hayamos subido a esos montes que veis, estaremos mejor y os prometo miel silvestre en abundancia y aguas frescas   

#En los primeros siglos del mundo estos lugares fueron un pequeño Edén. Luego...vino la ruina Pero creedme: fue la voluntad de Dios la que hizo que los elementos saliesen de su orden; los del cielo llamaron a los de las profundidades, chocaron entre sí el uno contra el otro en ciclón vertiginoso   

#"¿Crees que se pueda secar la capa de las espesas aguas, y puedan encontrarse en el fondo del Mar las ciudades castigadas?" Ciertamente. Y casi intactas, porque el espesor del agua hace de argamasa de las ciudades sepultadas.   

#"¿Acá se refugió Matatías de Juan de Simón, el justo asmoneo que es gloría de todo Israel, junto con sus hijos?" "Sí. Entre los montes y el desierto. Acá reorganizó al pueblo y al ejército, y Dios estuvo con él."   

#Simón Zelote va a una caverna, y sale con lonjas de miel de oro, y luego más y más hasta que alcanzan para todos. Las ofrece al Maestro y a sus amigos que, contentos, se las comen.  

#El panorama sobre la cima de estos montes, es bello. Se contemplan extensiones verdes sobre otros montes y llanuras fértiles hacia el sur y algo del Mar Muerto, que se ve muy bien hacia el oriente...   

#"Ahora bajaremos al valle del Cedrón. Hay mucha sombra..." Caminando por el valle, presto se llega a Jerusalén Y a Betania... Debo mandar a algunos de vosotros a Betania, para que digan a las dos hermanas que lleven a Egla a la casa de Nique.   

#Judas quiere ir a Keriot. Jesús le hace meditar antes lo que puede significar para él su separación  

  #Zelote se ofrece a acompañar a Judas en vez de Santiago de Alfeo   

#Jesús detiene a Judas de Keriot. le toma las manos y le habla de muy cerca. Oh, si pudiese Yo, si pudiese, a costa de toda mi Sangre, mantenerte así, destruir hasta el último baluarte en que se anida un gran enemigo tuyo, hacer de todo tu ser un espíritu! "¿Dañarme?¿Último baluarte? ¿Cuál es...?"   

#¿Qué cuál? Cultivar pensamientos de grandeza humana y amistades que supones te serán útiles para conseguir esta grandeza. Israel no te ama. Créemelo. Te odia como me odia a Mí y odia a quien no tiene la apariencia de un probable vencedor.   

#Pero vosotros, amados y muy amados, vosotros sangre de mi sangre, pupila de mis ojos, no no, ¡perdidos no! ¡No habrá tormento igual al de que un elegido mío se pierda! Aún cuando Satanás me clavase sus uñas infernales de azufre y me mordiese, y me estrujase en ellas, él, el Pecado, el Horror, el Asco, no habrá tormento igual al mío... ¡Judas, Judas, Judas mío! ¿Quieres que pida al Padre padecer tres veces mi horrenda Pasión, y, que de las tres, dos sean sólo para salvarte? Dímelo, amigo, y lo haré.   

#Se dan el beso y se separan mientras los otros a la carrera regresan por las colinas

 


 

Debieron de haber continuado caminando bajo la luna, haber descansado un poco en alguna caverna y vuelto a emprender el camino hacia el amanecer. Se ve claramente que están cansados porque el camino de fragmentos de roca destrozada es muy difícil; además de los espinos y zarzas y lianas que los punzan y les impiden caminar. Esta vez Simón Zelote es el guía y parece que conoce muy bien el lugar. Pero pide excusa del camino, como si él tuviese la culpa.

 

cuando hayamos subido a esos montes que veis, 

estaremos mejor y os prometo 

miel silvestre en abundancia y aguas frescas

 

"Ahora, cuando hayamos subido a esos montes que veis, estaremos mejor y os prometo miel silvestre en abundancia y aguas frescas hasta no más..."

"¿Agua? ¡Que me zambullo! La arena me ha quemado los pies como si hubiese andado sobre sal, y la piel la traigo toda quemada. ¡Malditos lugares estos! Se comprende. Se comprende que estemos cerca de los lugares que el cielo castigó con su fuego. Ha quedado en el viento, en la tierra, en las espinas, en todas las cosas" exclama Pedro.

"Y con todo hubo un tiempo que fue un lugar muy bello ¿verdad, Maestro?"

 

En los primeros siglos del mundo 

estos lugares fueron un pequeño Edén. 

 

Luego...

vino la ruina 

Pero creedme: fue la voluntad de Dios la que hizo 

que los elementos saliesen de su orden; 

los del cielo llamaron a los de las profundidades, 

chocaron entre sí el uno contra el otro 

en ciclón vertiginoso

 

"Bellísimo. En los primeros siglos del mundo estos lugares fueron un pequeño Edén. El suelo era fertilísimo. ¡Había tanta agua en él! Luego... el desorden de los hombres trató de apoderarse de estos elementos. Y vino la ruina. Los sabios del mundo pagano explican de varias maneras este castigo terrible. Pero, a su manera, con un terror supersticioso. Pero creedme: fue la voluntad de Dios la que hizo que los elementos saliesen de su orden; los del cielo llamaron a los de las profundidades, chocaron entre sí el uno contra el otro en ciclón vertiginoso; los rayos incendiaron el asfalto que la tierra había vomitado. Fuego de las entrañas de la tierra y fuego sobre ella. Fuego del cielo en ayuda del de la tierra, para hacer -con sus violentos rayos- nuevas aberturas en la tierra que se estremecía en medio de convulsiones, llena de terror, y quemó, destruyó, acabó con kilómetros y kilómetros de un lugar que fue antes un vergel, y lo convirtió en un infierno que estáis viendo y en el que no hay vida."

Los apóstoles escuchan atentamente.

 

"¿Crees que se pueda secar 

la capa de las espesas aguas, 

y puedan encontrarse en el fondo del Mar 

las ciudades castigadas?"

 

 Ciertamente. 

Y casi intactas, 

porque el espesor del agua 

hace de argamasa de las ciudades sepultadas.

 

Bartolomé pregunta: "¿Crees que se pueda secar la capa de las espesas aguas, y puedan encontrarse en el fondo del Mar las ciudades castigadas?"

"Ciertamente. Y casi intactas, porque el espesor del agua hace de argamasa de las ciudades sepultadas. Pero el Jordán ha arrojado sobre ellas mucha arena. Se diría que están sepultadas dos veces, y que no volverán más a la vida, símbolo de los que, obstinados en su culpa, están sepultados para siempre bajo la maldición de Dios y de la prepotencia de Satanás, al que con tanto afán sirvieron durante su vida."

 

"¿Acá se refugió Matatías de Juan de Simón, 

el justo asmoneo que es gloría de todo Israel, 

junto con sus hijos?"

 

"Sí. 

Entre los montes y el desierto. 

Acá reorganizó al pueblo y al ejército, 

y Dios estuvo con él."

 

"¿Acá se refugió Matatías de Juan de Simón, el justo asmoneo que es gloría de todo Israel, junto con sus hijos?"

"Sí. Entre los montes y el desierto. Acá reorganizó al pueblo y al ejército, y Dios estuvo con él."

"Pero, al menos... lo pudo hacer más fácilmente ¡porque los Asideos eran hombres más justos de lo que son los fariseos contigo!"

"¡Oh, ser más justo que los fariseos es cosa fácil! Más fácil de lo que hace este espino en pincharme las piernas... ¡Vedlo!" dice Pedro, que por estar oyendo, no se fijó dónde pisaba y se ha encontrado de improviso en medio de zarzas que le provocan sangre en las pantorrillas.

"Hay menos en los montes. ¿Ves cómo van desapareciendo?" dice Zelote por consolarlo.

"Se ve que conoces muy bien el lugar..."

"Acá viví proscrito y perseguido..."

"¡Ah, entonces!..."

 

Simón Zelote va a una caverna, 

y sale con lonjas de miel de oro, 

y luego más y más hasta que alcanzan para todos. 

 

Las ofrece al Maestro y a sus amigos que, 

contentos, se las comen.

 

De hecho las colinillas van cubriéndose de un verdor que consuela. No hay mucha sombra. Las hierbas no son muy altas, pero sí muy olorosas y cubiertas de flores que parecen un tapiz de colores. Hay aquí abejas y más abejas. Luego van a las cavernas que hay en los lados de los montes, y allí, bajo colgantes tiendecillas de hiedra y madreselvas, depositan su miel en sus avisperos naturales. Simón Zelote va a una caverna, y sale con lonjas de miel de oro, y luego más y más hasta que alcanzan para todos. Las ofrece al Maestro y a sus amigos que, contentos, se las comen.

"¡Si hubiese pan! ¡Qué sabrosa sería!" dice Tomás.

"Sin pan no está mal. Mejor que las espigas filisteas. Y... esperamos que ningún fariseo venga a decirnos que no podemos comer miel" dice Santiago de Zebedeo.

Y, comiendo, siguen caminando. Llegan a una cisterna en que se juntan las aguas de varios arroyuelos, y que luego no sé a dónde se van. El agua que sobra sale fresca del estanque, cristalina, porque el sol no le da, pues el peñasco inmenso donde está cavada la cisterna la protege. Al caer el agua forma como una especie de lago en miniatura en la roca silíceo-negruna.

Con todas las ganas los apóstoles se desnudan y, uno por uno, se meten en el estanque que no se habían imaginad. Pero, antes de cualquier otro, tiene que entrar Jesús "para que las aguas sean más puras" dice Mateo.

Continúan la marcha ya refrescados, aunque con más hambre que antes, que los obliga a cortar flores de peucédano y otras cuyos nombres ignoro.

 

El panorama sobre la cima de estos montes, 

es bello. 

 

Se contemplan extensiones verdes 

sobre otros montes y llanuras fértiles 

hacia el sur y algo del Mar Muerto, 

que se ve muy bien hacia el oriente...

 

El panorama sobre la cima de estos montes, que parece que los hubieran decapitado con espada, es bello. Se contemplan extensiones verdes sobre otros montes y llanuras fértiles hacia el sur y algo del Mar Muerto, que se ve muy bien hacia el oriente, con sus montes lejanos del otro lado de sus costas, cubiertos con delgadas nubes que ascienden del sudeste; al norte, en medio de crestas de montes, se observa la lejana llanura del Jordán envuelta en verdor, al oeste de los altos montes de Judea.

El sol empieza a quemar y Pedro solemnemente dice: "Esas nubes sobre los montes de Moab son señal de un día caluroso."

 

"Ahora bajaremos al valle del Cedrón. 

Hay mucha sombra..." 

 

Caminando por el valle, 

presto se llega a Jerusalén Y a Betania... 

 

Debo mandar a algunos de vosotros a Betania, 

para que digan a las dos hermanas 

que lleven a Egla a la casa de Nique.

 

"Ahora bajaremos al valle del Cedrón. Hay mucha sombra..." dice Simón.

"¡¿El Cedrón?! Oh, ¿cómo se hizo para llegar tan pronto al Cedrón?"

"Así es, Simón de Jonás. El camino fue áspero, ¡pero cuánto nos ahorró! Caminando por el valle, presto se llega a Jerusalén" explica Zelote.

"Y a Betania... Debo mandar a algunos de vosotros a Betania, para que digan a las dos hermanas que lleven a Egla a la casa de Nique. Mucho me lo pidió y es una petición justa. Ella, que es viuda y sin hijos, la mará mucho, y la joven es huérfana. Nique, una verdadera madre israelita, la hará crecer en nuestra antigua fe y en la mía. Quisiera también ir Yo... Un descanso para el corazón amargado... En la casa de Lázaro el corazón del Mesías no encuentra sino amor... Pero ¡es largo el viaje que quiero hacer antes de Pentecostés!"

 

Judas quiere ir a Keriot. 

Jesús le hace meditar antes lo que puede 

significar para él su separación

 

"Mándame, Señor, y conmigo a alguno de buenas piernas. Iremos a Betania y luego subiré nuevamente a Keriot y allí nos encontraremos" dice entusiastamente Keriot. Los otros, que presienten que se va a escoger a uno de ellos por compañero y que no quieren separarse del Maestro, no muestran tanto gusto. jesús piensa, y , al hacerlo, mira a Judas. No sabe si asentir o no. Judas insiste: "Sí, Maestro. Di que sí. Dame este gusto..."

"Eres el menos apto de todos, Judas, para ir a Jerusalén."

"¿Por qué, Señor? ¡La conozco mejor que cualquier otro!"

"¡Por esto mismo!... No sólo la conoces, sino que penetra en ti, mejor que en cualquier otro."

"Maestro, te doy mi palabra de que no me detendré en Jerusalén, y no veré a nadie de Israel por mi voluntad... Pero déjame ir. Te esperaré en Keriot y..."

"¿Pero no vas a hacer presión para que me tributen honores humanos?"

"No, Maestro. Te lo prometo."

Jesús vuelve a pensar.

"¿Por qué titubeas tanto, Maestro? ¿Desconfías tanto de mí?"

"Eres un débil, Judas. Y como te alejas de la Fuerza, caes. ¡Desde hace varios días que eres tan bueno! ¿Por qué quieres buscar la intranquilidad y causarme dolor?"

"No, Maestro, no es esto lo que quiero. ¡Llegará el día en que estaré sin Ti! ¿Y entonces? ¿Cómo podré comportarme, si no estoy preparado?"

"Judas tiene razón" dicen varios.

"Está bien... Vete. Vete con mi hermano Santiago."

Los otros respiran. Santiago lo siente en el alma, pero dócilmente dice: "Sí, Señor mío. Bendícenos para partir."

 

Zelote se ofrece a acompañar a Judas 

en vez de Santiago de Alfeo

 

Simón Zelote siente compasión por él y dice: "Maestro, los padres con gusto sustituyen a sus hijos por darles gusto. A éste lo tomé por hijo mío junto con Judas. Ya pasó el tiempo, pero mi decisión es siempre la misma. Acepta mi petición... Mándame con Judas de Simón. Soy viejo, pero resisto como un joven, y Judas no tendrá que lamentarse de mí."

"No, no es justo que te sacrifiques apartándote por mí del Maestro. Te duele que no vayas con El..." dice Santiago de Alfeo.

"El dolor se mitiga con el placer de dejarte con el Maestro. Me contarás luego lo que os pasó y lo que hicisteis... Por otra parte... gustoso voy a Betania..." concluye Zelote como para quitar fuerza a su petición.

"Está bien. Iréis los dos. Entre tanto juntos vayamos hasta ese poblado.¿Quién va a buscar pan en nombre de Dios?"

"¡Yo, yo!" Todos quieren ir. Jesús detiene a Judas de Keriot.

 

Jesús detiene a Judas de Keriot. 

le toma las manos y le habla de muy cerca. 

 

Oh, si pudiese Yo, si pudiese,

a costa de toda mi Sangre, mantenerte así, 

destruir hasta el último baluarte 

en que se anida un gran enemigo tuyo, 

hacer de todo tu ser un espíritu!

 

"¿Dañarme? 

¿Último baluarte? 

¿Cuál es...?"

 

Cuando ya se han ido todos, Jesús le toma las manos y le habla de muy cerca. Parece como si quisiera infundirle sus ideas, sugestionarlo hasta el punto que Judas no tenga otros pensamientos que los de Jesús. "Judas... ¡No te hagas el mal! ¡No te hagas el mal, Judas mío! ¿No es verdad que desde hace días te sientes tranquilo y feliz, libre del pólipo de ti mismo, que es peor que ese otro "pensamiento" humano que es un fácil señuelo de Satanás y del mundo? ¿De verdad que te sientes así? Pues bien, conserva esta paz, tu bienestar. No te hagas daño, Judas. Lo estoy leyendo en ti. ¡Eres tan bueno en este momento! Oh, si pudiese Yo, si pudiese, a costa de toda mi Sangre, mantenerte así, destruir hasta el último baluarte en que se anida un gran enemigo tuyo, hacer de todo tu ser un espíritu! ¡Espíritu en la inteligencia, espíritu en el amor, espíritu nada más!"

Judas, que está enfrente de Jesús, y cuyas manos están sujetas por las del Maestro, queda como atolondrado. Con voz entrecortada pregunta: "¿Dañarme? ¿Último baluarte? ¿Cuál es...?"

 

¿Qué cuál? 

Cultivar pensamientos de grandeza humana 

y amistades que supones te serán útiles 

para conseguir esta grandeza. 

 

Israel no te ama. 

Créemelo. 

Te odia como me odia a Mí 

y odia a quien no tiene la apariencia 

de un probable vencedor.

 

"¿Qué cuál? Tú lo conoces. Sabes lo que te hace mal. Cultivar pensamientos de grandeza humana y amistades que supones te serán útiles para conseguir esta grandeza. Israel no te ama. Créemelo. Te odia como me odia a Mí y odia a quien no tiene la apariencia de un probable vencedor. Y, exactamente como tú no ocultas tu pensamiento de querer serlo, te odia. No creas sus palabras mentirosas, ni sus falsas preguntas, hechas con la excusa de interesarse en tus planes para ayudarte. Te rodean para hacerte mal, para saber y luego causarte daño. No te lo pido por Mí, sino por ti solo. Yo, sea lo que fuere según ellos, seré siempre el Señor. Podrán atormentar mi Cuerpo, atarlo. Pero no más. ¡Pero tú, pero tú! A ti te matarán el alma... ¡Huye de la tentación, amigo mío! Prométeme que huirás de ella. Regala a tu pobre Maestro, perseguido, preocupado, esta promesa que le dará paz."

Jesús tiene a Judas entre sus brazos, y poco a poco le habla al oído. Los cabellos de oro un poco oscuro de Jesús se mezclan con las guedejas negras y abundantes de Judas.

 

Pero vosotros, amados y muy amados, 

vosotros sangre de mi sangre, 

pupila de mis ojos, 

 

no no, ¡perdidos no! 

¡No habrá tormento igual al de que un elegido mío 

se pierda! 

 

Aún cuando Satanás me clavase 

sus uñas infernales de azufre y me mordiese, 

y me estrujase en ellas, 

él, el Pecado, el Horror, el Asco, 

no habrá tormento igual al mío... 

 

¡Judas, Judas, Judas mío! 

¿Quieres que pida al Padre padecer tres veces 

mi horrenda Pasión, y, que de las tres, 

dos sean sólo para salvarte? 

Dímelo, amigo, y lo haré.

 

"Yo sé que debo padecer y morir. Sé que mi corona será la de un mártir. Sé que mi púrpura será la de mi Sangre. Por esto vine, porque por medio de este martirio redimiré a la Humanidad, y amor sin límites es lo que me empuja desde hace tiempo a ello. Pero no quisiera que uno de los míos fuese a perderse. Todos los hombres me son caros, porque en ellos está la imagen y semejanza de mi Padre, el alma inmortal que El creó. Pero vosotros, amados y muy amados, vosotros sangre de mi sangre, pupila de mis ojos, no no, ¡perdidos no! ¡No habrá tormento igual al de que un elegido mío se pierda! Aún cuando Satanás me clavase sus uñas infernales de azufre y me mordiese, y me estrujase en ellas, él, el Pecado, el Horror, el Asco, no habrá tormento igual al mío... ¡Judas, Judas, Judas mío! ¿Quieres que pida al Padre padecer tres veces mi horrenda Pasión, y, que de las tres, dos sean sólo para salvarte? Dímelo, amigo, y lo haré. Diré que se multipliquen hasta lo indecible mis sufrimientos por ello. Te amo, Judas. Mucho es lo que te amo. Quisiera, quisiera darme Yo Mismo a ti; convertirte en Mí, para que tú mismo te salves..."

"No llores, Maestro, no digas estas palabras. También yo te amo. Me entregaría también yo mismo para verte respetado, fuerte, temido, vencedor. No te amo tal vez perfectamente; tal vez no pienso como se debe, pero todo lo que soy lo empleo -quizás abuse- por el ansia de verte amado. Te juro, por Yeové juro, que no iré a ver a ningún escriba, ni a un solo fariseo, ni a saduceo alguno, ni a judías, ni sacerdotes. Dirán que estoy loco, pero no importa. Me basta que no estés preocupado por mí. ¿Estás contento ahora? Dame un beso, Maestro, dame uno como bendición y protección tuya."

 

Se dan el beso y se separan mientras los otros 

a la carrera regresan por las colinas

 

Se dan el beso y se separan mientras los otros a la carrera regresan por las colinas blandiendo en el aire pan y queso.

Se sientan en la verde hierba de la orilla y se reparten el pan. Cuentan que los acogieron bien, porque en las pocas casas que hay, la gente conoce a los pastores discípulos, y ve con buenos ojos al Mesías.

"No dijimos que estuvieses, porque si no..." termina Tomás.

"Trataremos de pasar por aquí alguna vez. No conviene descuidar a nadie" dice Jesús.

Termina la comida. Jesús levanta y bendice a los dos que van a Betania y que no esperan la tarde para volver a ponerse en camino, porque el valle está lleno de sombra y de agua cristalina.

Jesús, y los diez restantes, se tienden sobre la hierba y descansan hasta que llegue el crepúsculo para volver por el camino que lleva hacia Engaddi y Maseda, como oigo que dicen.

VII. 509-514

A. M. D. G.