JESÚS SE DESPIDE DE KERIOT

 


 

#Parábola: "Las dos voluntades"  

  #¿Se puede culpar al padre de haber dado diversa clase de educación a sus dos hijos? ¿Se puede decir que sea él cómplice? No. Y entonces, ¿cómo es posible que el uno sea santo y el otro un malvado? ¿Es acaso que la voluntad de antemano se da de modo diverso? No. Se da de igual modo. Mas el hombre la cambia como le viene en gana. Y quien es bueno, hace su voluntad buena; y quien es malvado, malvada.   

#Dios no mira las obras rimbombantes que el hombre emprende por iniciativa propia, sino la humilde obediencia, pronta, leal, a las obras que El quiere.   

#Os voy a recordar dos episodios de la historia de Israel. Dos pruebas de que Dios no está donde el hombre hace lo que quiere, despreciando órdenes recibidas.   

#Veamos lo de los Macabeos.   

#¿Y qué leemos en la historia de los Reyes?   

#¡Recordadlo, recordadlo! Cuando Samuel, obediente, llenó su cuerno de aceite y fue a la casa de Isaí en Belén   

#Tened siempre en cuenta que Dios escoge al que quiere, y deshecha al que lo merece por su voluntad corrompida con la soberbia y desobediencia.   

#Recordadlo. Sed buenos. No seáis injustos... Recordad que siempre he perdonado no sólo a los culpables, sino que he esparcido amor en todo Israel. ... sería una injusticia decir que toda una familia es mala porque uno de sus miembros lo sea.   

#Jesús levanta su mano y bendice... La gente cuchichea: "¡No regresa más!"

 


 

Jesús está dentro de la sinagoga de Keriot que, increíblemente, está llena de gente. Responde a éste, y a aquel que le pidieron sus consejos íntimos aparte. Luego que todos están satisfechos, empieza a hablar en voz alta.

 

Parábola

 

"Las dos voluntades"

 

"Gente de Keriot, escuchad mis palabras de despedida. Les daremos el nombre de "Las dos voluntades".

Un buen padre, intachable, tenía dos hijos. A ambos amaba. A ambos había puesto sobre el recto camino. No hacía diferencia en amarlos y educarlos. Sin embargo, en ellos se daban notables diferencias.

El primogénito era humilde, obediente, sin discutir cumplía con la voluntad de su padre, siempre alegre y contento de su trabajo.

El otro, aunque menor, frecuentemente estaba descontento y discutía con su padre y con sus propios humores. Siempre medía atentamente los consejos y órdenes que se le daban. En lugar de seguirlos como los oía, procuraba modificarlos en todo o en parte, como si quien se los hubiese dado fuese un tonto. El mayor le decía: "No hagas así. Así papá se aflige". Pero él contestaba: "Eres un tonto. Grandote y fuerte como eres, y por añadidura el primogénito, y sobre ello, adulto. Yo no querría estar en el lugar que papá te ha puesto. Quisiera hacer más. Imponerme a los siervos. Que comprendan que soy el patrón. Hasta tú pareces también uno de ellos con tu acostumbrada paciencia. ¿No caes en la cuenta de cómo pasas inadvertido, pese a tu primogenitura? No falta quien se burle hasta de ti..." El menor, -arrastrado de la tentación, y más que de ella,- se convertía en un aliado de Satanás, cuyas insinuaciones ponía en práctica para tentar al primogénito. Pero este, fiel al Señor, respetuoso para con la Ley, se mantenía fiel también para con su padre, a quien respetaba profundamente.

Pasaron los años; y el menor, aburrido de no poder reinar como soñaba, después de haber pedido a su padre muchas veces: "Dame las riendas para obrar en tu nombre, para honra tuya, en lugar de seguirlas dando a ese pedazo de tonto que parece más manso que un borrego"; después de haber tratado de empujar a su hermano a hacer más de lo que el padre les decía para imponerse sobre los siervos, sobre sus conciudadanos y vecinos, se dijo a sí mismo: "¡Basta ya! ¡Aquí se juega hasta nuestro propio nombre! Ya que nadie quiere hacerlo, lo haré yo". Y puso manos a la obra, practicando cuanto le venía en gana, entregándose a la soberbia, a la mentira y a la desobediencia sin escrúpulo alguno.

Su padre le decía: "Hijo mío, debes obedecer a tu hermano mayor. El comprende lo que hace". Añadía: "Me han contado que te portaste así. ¿Es verdad?" El menor respondía, levantando las espaldas, a las palabras de su padre: "¡Bueno, bueno! Es muy tímido, y no se resuelve a nada. ¡pierde las ocasiones de triunfar!" O bien decía: "No lo hice". El padre agregaba: "No vayas en busca de ayuda a este o a aquel. ¡Qué quieres que te ayuden para dar gloria a nuestro apellido! Son falsos amigos que te instigan para reírse luego a tus espaldas". El menor replicaba: "¿Estás celoso de que sea yo quien tome la iniciativa? Por otra parte yo sé lo que me hago, y lo hago bien".

Pasó el tiempo. El primogénito crecía cada vez más en rectitud y el otro en malas pasiones. En fin el padre dijo: "Es hora de señalar la raya. O te doblegas a lo que se te dice, o pierdes mi amor". El rebelde fue a decirlo a sus falsos amigos: "¿Y te preocupas de esto? ¡Pero no, hombre! Hay modo de hacer que el padre no pueda preferir a un hijo más que al otro. Ponlo en nuestras manos, y ya pensaremos. Tú no tendrás ninguna culpa material; y la posesión de las riquezas florecerá nuevamente porque, quitado de en medio tu hermano bueno, podrás dar mayor gloria. ¿No sabes que es mejor una acción decidida, aunque cueste dolor, que la indecisión?" le dijeron.

El menor, empachado ya de mala voluntad, hizo caso del infame complot.

 

¿Se puede culpar al padre 

de haber dado diversa clase de educación 

a sus dos hijos? 

 

¿Se puede decir que sea él cómplice? 

No. 

 

Y entonces, ¿cómo es posible que el uno sea santo

 y el otro un malvado? 

¿Es acaso que la voluntad de antemano 

se da de modo diverso? 

No. 

 

Se da de igual modo. 

Mas el hombre la cambia como le viene en gana. 

Y quien es bueno, hace su voluntad buena; 

y quien es malvado, malvada.

 

Decidme ahora. ¿Se puede culpar al padre de haber dado diversa clase de educación a sus dos hijos? ¿Se puede decir que sea él cómplice? No. Y entonces, ¿cómo es posible que el uno sea santo y el otro un malvado? ¿Es acaso que la voluntad de antemano se da de modo diverso? No. Se da de igual modo. Mas el hombre la cambia como le viene en gana. Y quien es bueno, hace su voluntad buena; y quien es malvado, malvada.

 

Dios no mira las obras rimbombantes 

que el hombre emprende por iniciativa propia,

 sino la humilde obediencia, pronta, leal, 

a las obras que El quiere.

 

Os exhorto a vosotros de Keriot -y será la última vez que os exhorto a seguir los senderos de la sabiduría- a seguir únicamente la buena voluntad. Ya casi al fin de mi ministerio os digo las palabras que se cantaron cuando nací: "Hay paz para los hombres de buena voluntad".  ¡Paz! Esto es, éxito, victoria en la tierra y en el cielo, porque Dios está con quien tiene buena voluntad de obedecerle. Dios no mira las obras rimbombantes que el hombre emprende por iniciativa propia, sino la humilde obediencia, pronta, leal, a las obras que El quiere.

 

Os voy a recordar dos episodios 

de la historia de Israel. 

Dos pruebas de que Dios no está donde el hombre 

hace lo que quiere, 

despreciando órdenes recibidas.

 

Os voy a recordar dos episodios de la historia de Israel. Dos pruebas de que Dios no está donde el hombre hace lo que quiere, despreciando órdenes recibidas.

 

Veamos lo de los Macabeos.

 

Veamos lo de los Macabeos. Se refiere que mientras Judas Macabeo con Jonatás se había ido a combatir a Galaad, y mientras Simón había partido para libertar a los de Galilea, se había ordenado a José de Zacarías y a Azarías, jefes del pueblo, que estuviesen en Judea para defenderla. Judas les había dicho: "Cuidad del pueblo y no trabéis ninguna batalla con los pueblos hasta que regresemos". Pero José y Azarías, al conocer las grandes victorias de los Macabeos, quisieron hacer lo mismo diciendo: "Ganémonos también nosotros una fama, y vayamos a combatir a los pueblos que están a nuestro alrededor". Y fueron vencidos y destruidos. "La derrota del pueblo fue grande, porque no atendieron las órdenes de Judas ni de sus hermanos, pensando que podían ser otros héroes". La soberbia es la desobediencia.

 

¿Y qué leemos en la historia de los Reyes?

 

¿Y qué leemos en la historia de los Reyes?. Se lee que Saúl fue reprendido una vez. Y la siguiente tanto lo fue, por haber desobedecido, que fue elegido David en su lugar. ¡Por haber desobedecido! Recordadlo, recordadlo. "¿Quiere acaso el Señor holocaustos o víctimas, y no más bien que se le obedezca? La obediencia vale más que los sacrificios; el hacer caso más que el ofrecer cebados machos cabríos; porque la rebelión es como un pecado de magia; el no querer sujetarse es como un crimen idolátrico. Ahora bien, como tú no seguiste las órdenes del Señor, el Señor te ha rechazado y no serás más rey".

 

¡Recordadlo, recordadlo! 

Cuando Samuel, obediente, 

llenó su cuerno de aceite 

y fue a la casa de Isaí en Belén

 

¡Recordadlo, recordadlo! Cuando Samuel, obediente, llenó su cuerno de aceite y fue a la casa de Isaí en Belén, porque allí el Señor había escogido otro para rey; Isaí después del sacrificio entró en la sala de comer con sus hijos y los presentó a Samuel. Eliab fue el primero. Era bello de cara, de edad, de estatura. Pero el Señor dijo a Samuel: "No tengas en cuenta su cara ni su estatura porque no lo elijo a él. Yo no juzgo conforme juzgan los hombres. Estos miran las cosas que ven con sus ojos, pero el Señor mira en el corazón". Samuel no tomó a Eliab por rey. Se le presentó Abinadab, y Samuel repuso: "El Señor no ha elegido a este tampoco". Isaí le presentó a Gamma. Samuel dijo: "Ni siquiera este es el elegido del Señor". Y así pasaron sucesivamente los siete hijos de Isaí, que estaban en la sala de comer. Samuel preguntó: "¿Son estos todos tus hijos?" "No" respondió. "Hay todavía uno que es muchacho y que apacienta las ovejas". "Mándalo llamar para que así podamos comer". Llegó David. Era rubio, era hermoso. Era un jovenzuelo. El Señor dijo: "Úngelo. El será el rey".

 

Tened siempre en cuenta 

que Dios escoge al que quiere, 

y deshecha al que lo merece por su voluntad 

corrompida con la soberbia y desobediencia.

 

Tened siempre en cuenta que Dios escoge al que quiere, y deshecha al que lo merece por su voluntad corrompida con la soberbia y desobediencia. No volveré a venir acá. El Maestro está para terminar su ministerio. Después de él será más que Maestro. Preparad vuestros corazones para esa hora, porque no olvidéis que como mi voluntad sirvió de provecho a los que tuvieron buena voluntad, de igual modo cuando se me haga subir lo será para los que habrán tenido buena voluntad en seguir mi doctrina, a Mí, y para los que me seguirán después de que ya no esté.

¡Adiós, varones, mujeres, niños de Keriot! ¡Adiós! No nos olvidemos. Procuremos que nuestros corazones, el mío y el vuestro, se fundan en abrazo de amor y de despedida, y que el amor continúe siempre vivo, aun después de que ya no esté entre vosotros...

La primera vez que vine, un hombre justo lanzó su último suspiro en el beso del Salvador, en medio de una visión de gloria... ahora, la última vez que os veo, os bendigo con el amor...

¡Adiós!... Que el Señor os dé fe, esperanza y caridad según lo necesitéis. Os dé amor y más amor. Para que le améis, para que Me améis. Amor hacia los infelices, los culpables, los que llevan el peso de una culpa que no es suya...

 

Recordadlo. Sed buenos. 

No seáis injustos... 

 

Recordad que siempre he perdonado no sólo a los 

culpables, sino que he esparcido 

amor en todo Israel.

 

 ... sería una injusticia decir 

que toda una familia es mala 

porque uno de sus miembros lo sea.

 

Recordadlo. Sed buenos. No seáis injustos... Recordad que siempre he perdonado no sólo a los culpables, sino que he esparcido amor en todo Israel. Israel que está compuesto de buenos y no buenos, así como en una familia hay buenos y no buenos, y sería una injusticia decir que toda una familia es mala porque uno de sus miembros lo sea.

Me voy... Si alguien quiere hablarme en particular que venga antes de que atardezca a la casa de campo de María de Simón."

 

Jesús levanta su mano y bendice... 

La  gente cuchichea: "¡No regresa más!"

 

Jesús levanta su mano y bendice; luego sale ligero, por la puerta secundaria. Los suyos le siguen.

La  gente cuchichea: "¡No regresa más!"

"¿Qué habrá querido decir?"

"Tenía lágrimas cuando se despedía..."

"¿Oísteis? Dice que cuando se le haga subir."

"Entonces Judas tiene razón. Es claro que como rey, no estará más entre nosotros, como ahora..."

"Yo hablé con sus hermanos. Dicen que no será rey como pensamos, sino un Rey redentor como dicen los profetas. Será. en una palabra, el Mesías."

"El Rey Mesías, ¡claro es!"

"Eso no. El Rey redentor. El hombre de dolores."

"Sí."

"No."

Jesús se va prontamente en dirección de la campiña.

VII. 537-541

A. M. D. G.