JESÚS SE DESPIDE DE BÉTER

 


 

#Jesús en el palacio de Juana en Béter   

#está Elisa, su sirvienta y Anastásica. Está también Cusa, que tiene de la mano a Matías. Juana, que está al lado de Elisa, tiene a María a su lado. Jonatás está detrás de su patrona.    

#Jesús habla con Cusa   

#"Está bien. Pero recuerda que trocar los bienes eternos por un sencillo honor humano es como cambiar la primogenitura por un plato de lentejas. Y peor todavía..."  

  #Cusa y Juana, amigos amados, sirvientes de esta casa, escuchad.   

#Así pues, os exhorto a que no suceda lo que sucedió en el Edén: que no se introduzca la serpiente de la mentira, de la calumnia, del pecado y mordiéndoos en el corazón os separe de Dios.   

#Con todo el mal, el peor mal, el máximo, no es cuando sólo se le deja vivir en paz entre los hombres, sino cuando se le permite que penetre en el interior, y se le deja que haga su nido en el corazón del hombre. ¡Oh, es una desgracia!   

#Pero ¡ay! de aquellos que saben lo que soy, que se han alimentado de mi palabra y de mi amor, y ahora me arrojan, acogiendo a Satanás   

#Judas, que ha comprendido que Jesús sabe algo, tiene cara de ceniza y de bilis.  

  #Nabot el yezcaelita tenía una viña cerca del palacio de Acab, rey de Samaría. Acab le dijo: "Cédeme tu viña que está cerca de mi casa, y que me servirá para convertirla en un huerto para mí y para los que viven conmigo. En cambio te daré otra viña mejor o el dinero, si quieres así". Nabot respondió: "... Esta viña la recibí en herencia de mis padres y para mí es algo sagrado. Dios me guarde de darte la herencia de mis padres".   

#les recuerdo otras palabras que Moisés dijo a aquellos que querían ser más de lo que Dios les había determinado. Dijo Moisés a Coré, a Datán y a Abirón, "Mañana el Señor hará conocer quien le pertenezca y hará que se acerquen a Sí los santos, a los que eligió para que lo hiciesen. Poned fuego en vuestro incensario y sobre él incienso, ante el Señor, y venid vosotros y vuestros partidarios con Aarón. Veremos a quién elige el Señor. ¡Os enorgullecéis bastante, hijos de Leví!"  

  #Los que trocan la idea mesiánica, como la reveló el Altísimo, por una pobre idea suya, humana, insufrible, limitada, vengativa ¿no son acaso semejantes a los que quisieron juzgar al Santo que estaba en Moisés y Aarón?   

#Yo no trocaré la herencia del Padre y de nuestros padres, sino leal moriré a esta promesa que se dio desde que fue necesaria la redención, leal a la obediencia que siempre he tenido, porque jamás he desilusionado a mi Padre, y jamás lo desilusionaré por temor a la muerte por horrible que sea.   

#El Dios de Israel esté siempre con vosotros y la Redención haga que bajen sus rocíos sobre un campo limpio, a fin de que germinen en él todas las semillas que el Maestro que os ha amado hasta la muerte esparció en vuestros corazones."  

  #"Hablaré con esas creaturas, mientras pueda hacerlo. Juana, procura decirles que no vean en Mí sino al enemigo del Pecado y al Rey del espíritu. Acuérdate también de esto, Cusa, y no tengas miedo. Nadie debe tener miedo de Mí, ni siquiera los pecadores, porque Yo soy la Salvación. Sólo los que sean impenitentes hasta la muerte tendrán que tener miedo del Mesías, Juez después de haber sido todo amor...

 


 

Jesús en el palacio de Juana en Béter

 

Estoy viendo a Jesús ante el palacio de Juana en Béter. El jardín situado ante de la casa se alarga, formado como dos alas verdes a la manera de tenazas. forman una plazuela semicircular, en cuyo centro no hay árboles; en su periferia los hay muy altos, viejos y frondosos que se mueven levemente a la caricia de la brisa que sopla en las cimas de las colinas y proyectan su sombra benigna para protegerse del sol cuando está en el occidente. Bajo los árboles hay un seto de rosas que ofrece sus colores y fragancia. Está próximo el crepúsculo porque se ve claramente que el sol desciende en medio de un arco, pues el castillo está en un lugar elevado, y que va a esconderse detrás de los montes que están más allá. Andrés hace señas a Felipe recordando el miedo que tuvieron en Betginna cuando anunciaron al Señor. Se colige que sobre estos montes está Betginna donde el Señor, hace un año, curó a la hija del hospedero, cuando empezaba su peregrinación hacia las costas mediterráneas, si es que mal no recuerdo. Estoy sola. No puedo ver los cuadernos para confrontar lo que estoy diciendo, y mi cabeza apenas si puede recordar algo.

Todos los apóstoles están presentes. No sé cómo tuvo lugar el encuentro entre Jesús y Judas. Parece que se desenvolvió en la mejor manera posible, porque no noto inquietud y sobresalto en las caras, y Judas se muestra desenvuelto, alegre, como si nada hubiese pasado; de modo que muestra toda educación aun con los más humildes, cosa muy difícil para él, que se retira cuando se siente intranquilo.

 

está Elisa, su sirvienta y Anastásica. 

Está también Cusa, que tiene de la mano a Matías. 

Juana, que está al lado de Elisa, 

tiene a María a su lado. 

Jonatás está detrás de su patrona. 

 

Todavía está Elisa, y con ella su sirvienta y Anastásica que de seguro vinieron con los apóstoles. Está también Cusa, que se deshace en obsequios, y que tiene de la mano a Matías. Juana, que está al lado de Elisa, tiene a María a su lado. Jonatás está detrás de su patrona. 

Han puesto una tienda de cuerdas y palos para que defienda a Jesús del sol que viene del poniente, algo así como un baldaquín. Todos los siervos y jardineros de Béter y hasta los que antes no habían estado allí, los que fueron contratados por la temporada, están reunidos allí. El grupo de árboles en semicírculo les da aire, los defiende del sol. Ellos, silenciosos, en línea, esperan la bendición de Jesús que parece que está a punto de partir, tan pronto como el crepúsculo dé la señal de que el día de descanso, el sábado, ya terminó.

 

Jesús habla con Cusa

 

En lugar separado Jesús habla con Cusa. No sé qué le dice, porque hablan en voz baja, pero veo que Cusa se inclina y se inclina una vez más y que lleva la mano derecha al pecho como para decir: "Te doy mi palabra. Te aseguro que por lo que me toca..." etc. etc.

Los apóstoles se han ido discretamente a un ángulo, y nadie puede impedirles ver. Si por ejemplo en la cara de Pedro y de Bartolomé no hay más que una mirada sencilla de alguien que ve algo que ya sabe; en la cara de los otros, menos en la de Judas, hay inquietud, un sabor a tristeza, sobre todo en la cara de Santiago de Alfeo, de Juan, de Simón y Andrés, entre tanto que Judas de Alfeo parece sentirse intranquilo y fuerte; y el otro Judas, que se muestra despreocupado y que mira más que todos los demás, y que parece como si quisiera descifrar el movimiento de las manos, de los labios, de lo que Jesús y Cusa dicen entre sí.

Las discípulas, en silencio, respetuosas, también miran. Juana sin querer se sonríe. Su sonrisa es un tantico irónica, mezclada de tristeza, y que parece como si compadeciera a su esposo Cusa, que levantando la voz, dice claro: "Mi agradecimiento es tal que de ningún modo podré olvidarlo. Por esto te doy lo que para mí es más querido: mi Juana.... Pero debes comprender que mi amor trataba de prever por ella... El desprecio de Herodes... el defender sus propios derechos... se hubieran desencadenado  contra nuestras posesiones... contra nuestra... influencia... y Juana está acostumbrada a estas cosas, es delicada... tiene necesidad de ello... Yo protejo sus intereses. Pero te juro que desde el momento en que estoy seguro de que Herodes no tendrá razón alguna por despreciarme, como un sirviente cómplice de un enemigo suyo, no haré otra cosa que servirte con todo mi corazón, y que daré a Juana toda la libertad..."

 

"Está bien. 

Pero recuerda que trocar los bienes eternos 

por un sencillo honor humano 

es como cambiar la primogenitura 

por un plato de lentejas. 

Y peor todavía..."

 

"Está bien. Pero recuerda que trocar los bienes eternos por un sencillo honor humano es como cambiar la primogenitura por un plato de lentejas. Y peor todavía..."

Las discípulas han oído las palabras, lo mismo que los apóstoles. Y mientras a los demás parece que les produjeron el efecto de un discurso académico, Judas de Keriot parece como si experimentase un sabor especial. Cambia de color y de fisonomía. Lanza miradas de temor y de ira a Juana. Intuyo que hasta el momento Jesús no ha dicho ni una palabra de lo ocurrido, y que sólo Judas es el único que sospecha que su jugada ha sido descubierta.

Jesús se vuelve a Juana y la dice: "Bueno, ahora demos contento a la buena discípula. Hablaré, como lo deseaste, a tus sirvientes antes de partir."

Avanza hasta el límite de la sombra que se alarga más, cuanto más el sol baja, baja lentamente, que parece una naranja cortada en la base, que siempre se alarga más la cortadura, cuanto más el astro rey desciende detrás de los montes de Betginna, dejando un color rojizo de fuego en el cielo azul.

 

Cusa y Juana, amigos amados, 

sirvientes de esta casa, 

escuchad.

 

"Cusa y Juana, amigos amados, sirvientes de esta casa, que ya conocéis al Señor por boca de mi discípulo Jonatás desde hace muchos años, y por boca de Juana desde que se convirtió en mi discípula fiel, escuchad.

Me he despedido de todos los poblados judíos donde mis discípulos son más numerosos por obra de mis primeros discípulos, los pastores; y que por medio de ellos el Verbo ha pasado instruyendo. Ahora me despido de vosotros porque nunca más regresaré a este Edén, tan hermoso, que no lo es tan sólo por los rosales y quietud que en ellos hay, ni por el buen orden que en él existe, sino porque se cree en el Señor y se vive según su Palabra. ¡Un paraíso! No cabe duda. ¿Qué fue el paraíso de Adán y Eva? Un espléndido jardín donde se vivía sin pecado, y donde resonaba la voz amada de Dios, la voz que sus primeros hijos acogían con júbilo...

 

Así pues, os exhorto a que no suceda 

lo que sucedió en el Edén: 

que no se introduzca la serpiente de la mentira, 

de la calumnia, del pecado 

y mordiéndoos en el corazón os separe de Dios.

 

 

Con todo 

el mal, el peor mal, el máximo, 

no es cuando sólo se le deja vivir en paz 

entre los hombres, 

 

sino cuando 

se le permite que penetre en el interior, 

y se le deja que haga su nido 

en el corazón del hombre. 

¡Oh, es una desgracia!

 

Así pues, os exhorto a que no suceda lo que sucedió en el Edén: que no se introduzca la serpiente de la mentira, de la calumnia, del pecado y mordiéndoos en el corazón os separe de Dios. Vigilad y estad firmes en la Fe... No perdáis el control. No os entreguéis a la incredulidad. Lo cual puede suceder, porque el Maldito podría entrar, procurará entrar por todas partes, como ya entró en muchos lugares para destruir la obra de Dios. No importa que entre en los lugares, el Sutil, el Astuto, el Incansable; que escudriñe, pare sus orejas, insidie, eche baba, trate de seducir. Nadie se lo puede impedir. Lo hizo en el Paraíso terrestre... Pero es un mal muy grande dejar de arrojarlo. El enemigo a quien no se expulsa, termina por adueñarse del lugar, porque pone trampas, levanta sus trincheras y sus ataques. Echadlo afuera al punto; hacedlo huir con las armas de la Fe, de la Caridad, de la Esperanza en el Señor. Con todo el mal, el peor mal, el máximo, no es cuando sólo se le deja vivir en paz entre los hombres, sino cuando se le permite que penetre en el interior, y se le deja que haga su nido en el corazón del hombre. ¡Oh, es una desgracia! Y sin embargo muchos hombres lo han aceptado ya en sus corazones: contra el Mesías.

 

Pero

 ¡ay! de aquellos que saben lo que soy, 

que se han alimentado de mi palabra y de mi amor, 

y ahora me arrojan, 

acogiendo a Satanás 

 

Han acogido a Satanás con sus malvadas pasiones, arrojando al Mesías. Si no hubieran conocido todavía al Mesías en lo que es, si su conocimiento fuese superficial, como sucede entre los viajeros, que por acaso se encuentran en el camino, que muchas veces tan sólo se miran por un momento; desconocidos que se ven pro primera y última vez, tan sólo cuando preguntan por una calle, o bien piden un puñado de sal, la yesca para prender fuego, o el cuchillo para cortar la carne; si hubiera sido de esta forma el conocimiento del Mesías en estos corazones, que ahora, y mañana ciertamente y con mayor decisión, arrojan al Mesías para dar lugar a Satanás, podrían ser compadecidos y tratados con misericordia porque no conocían al Mesías, Pero ¡ay! de aquellos que saben lo que soy, que se han alimentado de mi palabra y de mi amor, y ahora me arrojan, acogiendo a Satanás que los seduce con promesas mentirosas de triunfos humanos, pero que no conseguirán sino su eterna condenación.

Vosotros, que sois humildes y no soñáis con tronos y coronas, vosotros que no buscáis glorias humanas, sino la paz y el triunfo de Dios, su Reino, su amor, la vida eterna, y nada más esto, no queráis imitarlos jamás. ¡Vigilad, vigilad! Conservaos puros de la corrupción, fuertes contra las sugestiones, amenazas, contra de todo."

 

Judas, que ha comprendido que Jesús sabe algo, 

tiene cara de ceniza y de bilis.

 

Judas, que ha comprendido que Jesús sabe algo, tiene cara de ceniza y de bilis. Sus ojos lanzan flechas de odio contra el Maestro y contra Juana... Se va detrás de sus compañeros para apoyarse contra el muro; pero lo que pretende es que no se le note su estado de ánimo.

 

Nabot el yezcaelita tenía una viña 

cerca del palacio de Acab, rey de Samaría. 

 

Acab le dijo: 

"Cédeme tu viña que está cerca de mi casa, 

y que me servirá para convertirla en un huerto 

para mí y para los que viven conmigo. 

 

En cambio te daré otra viña mejor o el dinero,

 si quieres así".  

 

Nabot respondió:

 "... Esta viña la recibí en herencia de mis padres y 

para mí es algo sagrado. 

Dios me guarde de darte la herencia de mis padres".

 

Jesús, como si hubiera querido dividir su discurso en dos partes, ha hecho una interrupción. Ahora continúa nuevamente: "Nabot el yezcaelita tenía una viña cerca del palacio de Acab, rey de Samaría. Una viña que había heredado de sus padres. La estimaba muchísimo, era algo sagrado para él, porque era la herencia de su padre, el cual la había recibido de su abuelo y así sucesivamente. Generaciones habían sudado en aquella viña para hacerla bella y fértil. Nabot la quería mucho. Acab le dijo: "Cédeme tu viña que está cerca de mi casa, y que me servirá para convertirla en un huerto para mí y para los que viven conmigo. En cambio te daré otra viña mejor o el dinero, si quieres así". Nabot respondió: "Me desagrada mucho no poder contentarte, oh rey. No puedo darte gusto. Esta viña la recibí en herencia de mis padres y para mí es algo sagrado. Dios me guarde de darte la herencia de mis padres".

Meditemos esta respuesta, que muchos israelitas no lo hacen. Aquellos de los que hablé primero, que fácilmente arrojan al Mesías para acoger Satanás, no les importa gran cosa la herencia de sus padres y con la condición de tener mucho dinero, o muchos terrenos, esto es, honores y seguridad de que no se les sustituya con facilidad, consienten en ceder la herencia de sus padres, esto es, la verdadera idea mesiánica, como fue revelada a los santos de Israel y que debería ser algo sagrado hasta en sus mínimos detalles, sin ajarla, sin alterarla, ni envilecerla con pretextos humanos. Muchos, muchos hay que trocan la idea luminosa mesiánica, que es santa y espiritual, por un fantoche de realeza humana, que es perjuicio contra la autoridad, blasfemia contra la verdad.

Yo, la Misericordia, no puedo maldecirlos con las terribles maldiciones que Moisés lanzó contra los transgresores de la Ley. Pero detrás de la misericordia está la Justicia. Cada uno recuérdelo.

 

les recuerdo otras palabras que Moisés dijo 

a aquellos que querían ser más de lo que Dios 

les había determinado. 

 

Dijo Moisés a Coré, a Datán y a Abirón,...

 "Mañana el Señor 

hará conocer quien le pertenezca 

y hará que se acerquen a Sí los santos, 

a los que eligió para que lo hiciesen. 

 

Poned fuego en vuestro incensario 

y sobre él incienso, ante el Señor, 

y venid vosotros y vuestros partidarios 

con Aarón. 

 

Veremos a quién elige el Señor. 

¡Os enorgullecéis bastante, hijos de Leví!"

 

Por mi cuenta recuerdo a estos -y si entre los presentes hubiere alguno, tome nota de ellos- les recuerdo otras palabras que Moisés dijo a aquellos que querían ser más de lo que Dios les había determinado. Dijo Moisés a Coré, a Datán y a Abirón, que se decían santos como Moisés y Aarón y que no querían contentarse con ser solo hijos de Leví en medio del pueblo de Israel: "Mañana el Señor hará conocer quien le pertenezca y hará que se acerquen a Sí los santos, a los que eligió para que lo hiciesen. Poned fuego en vuestro incensario y sobre él incienso, ante el Señor, y venid vosotros y vuestros partidarios con Aarón. Veremos a quién elige el Señor. ¡Os enorgullecéis bastante, hijos de Leví!"

Vosotros, buenos israelitas, conocéis cuál fue la respuesta que el Señor dio a los que se enorgullecían bastante, olvidando que sólo El es el que destina los lugares a sus hijos, y elige, y elige justamente, y elige en el momento preciso. También Yo debo decir: "Hay algunos que se quieren enorgullecer bastante y se les castigará de modo que los buenos comprenderán que blasfemaron contra el Señor".

 

Los que trocan la idea mesiánica, 

como la reveló el Altísimo,

 por una pobre idea suya, humana, insufrible,

 limitada, vengativa 

 

¿no son acaso semejantes 

a los que quisieron juzgar al Santo 

que estaba en Moisés y Aarón?

 

Los que trocan la idea mesiánica, como la reveló el Altísimo, por una pobre idea suya, humana, insufrible, limitada, vengativa ¿no son acaso semejantes a los que quisieron juzgar al Santo que estaba en Moisés y Aarón? Aquellos que con tal de lograr sus fines, la realización de su pobre idea, quieren tomar la iniciativa por sí mismos, que la creen más justa que la de Dios ¿no os parece que quieren enorgullecerse bastante, e ilegalmente convertirse de estirpe de Leví en descendencia de Aarón? Los que sueñan en un pobre rey de Israel y lo prefieren al Rey de reyes espiritual, aquellos cuyas pupilas están enfermas de soberbia y ambición, con las que ve deformadas las verdades eternas escritas en los libros santos, y a los que la fiebre de una humanidad llena de concupiscencia hace incomprensibles las palabras clarísimas de la Verdad revelada, ¿no son acaso los que cambian por una nada la herencia de toda su estirpe? ¿La herencia más sagrada que pueda haber?

 

Yo no trocaré la herencia del Padre 

y de nuestros padres, 

sino leal moriré a esta promesa 

que se dio desde que fue necesaria la redención, 

leal a la obediencia que siempre he tenido, 

porque jamás he desilusionado a mi Padre, 

y jamás lo desilusionaré 

por temor a la muerte por horrible que sea.

 

Pero ellos lo hacen, Yo no trocaré la herencia del Padre y de nuestros padres, sino leal moriré a esta promesa que se dio desde que fue necesaria la redención, leal a la obediencia que siempre he tenido, porque jamás he desilusionado a mi Padre, y jamás lo desilusionaré por temor a la muerte por horrible que sea. Pueden mis enemigos preparar los falsos testigos, pueden fingir celo y prácticas irreprehensible. Esto no cambiará su delito ni destruirá mi santidad. Pero el que o los que fueron sus cómplices después de haber sido los que lo corrompieron, creyeron poder extender su mano contra lo que es mío, encontrarán perros y buitres que se alimentarán de su sangre, de su cuerpo echado por tierra, y a los demonios que se apacentarán de su alma sacrílega, deicida, en el Infierno.

Esto os lo digo para que lo tengáis en cuenta. Cada uno medítelo. Quien comprenda que es culpable, todavía puede arrepentirse, imitando a Acab, y quien es bueno no pierda el control de sí en la hora de las tinieblas. 

 

El Dios de Israel esté siempre con vosotros 

y la Redención haga que bajen sus rocíos

 sobre un campo limpio, 

a fin de que germinen en él todas las semillas 

que el Maestro que os ha amado hasta la muerte 

esparció en vuestros corazones."

 

Hijos de Béter, hasta la vista. El Dios de Israel esté siempre con vosotros y la Redención haga que bajen sus rocíos sobre un campo limpio, a fin de que germinen en él todas las semillas que el Maestro que os ha amado hasta la muerte esparció en vuestros corazones."

Jesús los bendice, y ve cómo se van poco a poco. El crepúsculo llegó ya. Un color rojizo, que se cambia en violeta, es el recuerdo único del sol. El reposo sabático acaba de terminar. Jesús puede ponerse ya en marcha. Besa a los pequeñuelos, saluda a las discípulas, saluda a Cusa. En el umbral del cancel se vuelve una vez más y con voz fuerte dice, para que todos oigan: "Hablaré con esas creaturas, mientras pueda hacerlo. Juana, procura decirles que no vean en Mí sino al enemigo del Pecado y al Rey del espíritu. Acuérdate también de esto, Cusa, y no tengas miedo. Nadie debe tener miedo de Mí, ni siquiera los pecadores, porque Yo soy la Salvación. Sólo los que sean impenitentes hasta la muerte tendrán que tener miedo del Mesías, Juez después de haber sido todo amor... La paz sea con vosotros." Y es el primero en salir hacia la bajada.

VII. 571-577

A. M. D. G.