CON LOS CAMPESINOS DE YOCANA
#Jesús Quiere estar pronto cerca de los pobres campesinos. Tal vez será la última vez que los vea
"¿Vendrán?" pregunta Mateo a sus compañeros que están sentados bajo la sombra de una especie de encinas verdes, situadas en las faldas de la colina donde está Séforis. No puede verse la llanura de Esdrelón porque está al otro lado de la colina de donde se hallan. Pero hay una llanura entre esta colina y las de la región de Nazaret que se ven claramente al resplandor de la luna.
"Así dijeron. Y estoy seguro que vendrán" responde Andrés.
"Por lo menos algunos. Dijeron que partirían en la primera vigilia, y que estarían al principio de la segunda" dice Tomás.
"Más tarde" dice Tadeo.
"A nosotros no nos costó más de tres horas" replica Andrés.
"Nosotros somos hombres fuertes, ellos están cansados y tal vez traen consigo a sus mujeres" dice una vez más Tadeo.
"¡Con tal de que no caiga en la cuenta el patrón!" dice Mateo con un suspiro.
"No hay peligro. Fue a Tezrael. Y se queda en la casa de un amigo suyo. Está el intendente. También viene porque no aborrece al Maestro" dice Tomás.
"¿Será sincero ese?" pregunta Felipe.
"Sí. No tiene motivo para no serlo."
"¡Bueno! podría hacerlo para congraciarse con su patrón y..."
"No, Felipe. Después de la vendimia él lo despidió porque no odia al Maestro, precisamente por esto" responde Andrés.
"¿Quién os lo dijo?" preguntan varios.
"El mismo y los campesinos... por separado. Y cuando dos personas de categoría diversa están de acuerdo en afirmar algo, señal es que es verdad. El nos dijo: "Soy un hombre y no un fantoche. El año pasado me dijo: 'Honra al Maestro. Ve a El. Sé uno de los que creen en El' Obedecí. Ahora me dice: '¡Ay de ti!, si quieres a mi enemigo y permites que ellos lo quieran... No quiero anatemas sobre mis tierras por dar cabida a ese maldito'. Pero ¿cómo puedo, después de haberlo conocido, obedecer sus órdenes? Dije al patrón: 'El año pasado hablabas de modo diverso, y El siempre es el mismo'. Una vez me pegó. Yo dije: 'No soy un esclavo. Y si lo fuese, tú no podrías ser dueño de mi pensamiento. Mi pensamiento cree que es Santo al que tú maldices' volvió a pegarme. Esta mañana me dijo: 'El anatema de Israel se encuentra en mis posesiones. ¡Ay de ti!, si desobedeces mis órdenes. No serás más un siervo mío' Le contesté: 'Has dicho bien. No seré más tu siervo. Busca otro que tenga tu mismo corazón y que te robe en tus bienes, del modo que tú te muestras cruel en los corazones de los otros'. Me echó por tierra y me golpeó... Pero el trabajo ya se acabó y con la luna de Tisri estoy libre. Lo siento mucho por éstos..." y señalaba a los campesinos" refiere Tomás.
"Pero ¿dónde lo visteis?..."
"En el bosque, como si fuésemos unos ladrones. Miqueas, con quien hablamos, le había dicho de antemano, y él vino a nosotros todavía sangrando, y poco a poco fueron llegando los siervos y las siervas..." dice Andrés.
"¡Oh, tenía entonces razón Judas! Conoce el humor de los fariseos..." dice Bartolomé.
"¡Judas sabe muchas cosas!..." dice Santiago de Zebedeo.
"¡Cállate, te puede oír!" aconseja Mateo.
"No. Se ha ido un poco allá diciendo que tiene sueño y que le duele la cabeza..." dice Santiago.
"¡Luna! Luna en el firmamento y luna en su cabeza... Así es: más variable que el viento" dice con seguridad Pedro que había estado callado.
"¡Oh, sí! ¡Una desgracia nada amable entre nosotros!" dice con un suspiro Bartolomé.
"No. No digas así. ¡No es una desgracia! Más bien, un modo de santificarse uno..." dice Zelote.
"O de condenarse, porque hace perder a uno la virtud..." dice claramente Tadeo.
"¡Es un infeliz!" dice con tristeza Andrés.
Un silencio. Luego Pedro pregunta: "¿Todavía está el Maestro orando?"
Jesús Quiere estar pronto cerca de los pobres campesinos.
Tal vez será la última vez que los vea
"No. Mientras dormitabas, pasó, y se juntó con Juan y su hermano Santiago que estaban de guardia en el camino. Quiere estar pronto cerca de los pobres campesinos. Tal vez será la última vez que los vea" responde Zelote.
"¿Por qué la última vez? ¿Por qué? no digas esa palabra. Parece como si nos trajese desgracia" dice excitado Tadeo.
"Tú lo estás viendo... cada vez nos vemos más perseguidos... No sé cómo vamos a arreglárnoslas en el porvenir..."
"Simón tiene razón... Qué cosa tan bella será que todos seamos algo espiritual... pero si hubiésemos podido tener algo de... bondad humana... un granito de protección de Claudia, no nos habría hecho mal" dice Mateo.
"No. Es mejor estar solos... sobre todo alejados del contacto con gentiles. Yo... no los puedo ver" dice francamente Bartolomé.
"Tampoco yo... hace poco... pero... el Maestro dice que su Doctrina debe propagarse por todo el mundo, y que nosotros lo tenemos que hacer... Sembrar por todas partes su palabra... Y que entonces deberemos adaptarnos para poder acercarnos a los gentiles e idólatras..." dice Tadeo.
"¡A los inmundos! Me parece que cometeríamos una acción sacrílega. ¡La Sabiduría a los cerdos!..."
"¿También ellos tienen un alma, Natanael.! Ayer te compadeciste de la niña."
"Porque es... alguien... que puede formarse. Es como si hubiere acabado de nacer... Pero los otros... Y luego, no es una romana..."
"¿Crees que los galos no son idólatras? Tienen también ellos sus dioses que son crueles. Lo comprenderás cuando tengas que ir a convertirlos..." dice Zelote que es más culto que los demás, algo así como más conocedor del mundo.
"Pero no pertenece a la raza de los que profanan a Israel. Jamás predicaré a los enemigos de Israel, bien sean actuales como pasados."
"Entonces... tendrás que irte muy lejos, entre las gentes ignoradas... pues Israel no ha llegado a todas partes..." dice Tomás.
Vamos a su encuentro.
¡Cuanta gente! ¡Vinieron todos! ¡Hasta los niños!...
"Me iré lejos... Pero, ved que el Maestro llega. Vamos a su encuentro. ¡Cuanta gente! ¡Vinieron todos! ¡Hasta los niños!..."
"Debe estar contento..."
Se reúnen con el Maestro que a duras penas camina hacia la pradera, rodeados de tantos.
"¿Todavía no ha venido Judas?" pregunta Jesús.
"Ya llegó, Maestro. ¿Quieres que lo llamemos?..."
"No es necesario. Mi voz hará que se nos junte. Su conciencia, libre, le está hablando en su propia voz. No es necesario que unáis vuestras fuerzas y forcéis una voluntad. Venid, sentémonos con estos hermanos nuestros. Y perdonadme si no pude comer con vosotros en medio de un banquete de amor."
Se sientan alrededor. Jesús está en el centro y quiere que estén junto a Sí todos los niños, que, deseosos de caricia y sin temor alguno, se le acercan.
"¡Bendícelos, Señor! Que ellos vean lo que suspiramos por ver: la libertad de poderte amar" grita una mujer.
"Sí. Hasta esa nos quitan. No quieren que en nuestro corazón se impriman tus palabras. Y ahora nos impiden que vengamos a verte... y ya no tendremos más palabras santas" dice entre lágrimas un hombre de edad.
"Volveremos a ser pecadores al vernos abandonados. Tú nos enseñabas que perdonásemos... Nos amabas tanto que podíamos aguantar al patrón con su malhumor... Pero ahora..." dice un joven. (No puedo ver bien sus caras, y no puedo decir con precisión quién habla; me guió solo por el tono de la voz).
"No os quejéis. No permitiré que os falte mi palabra. Vendré una vez más, mientras pueda..."
"No, Maestro y Señor. El es malo, lo mismo que sus amigos. Podrían causarte algún daño y por culpa nuestra. Soportamos el sacrificio de perderte, pero no nos aflijas con decirnos: que por nosotros te hicieron preso."
"Sálvate, Maestro."
En Jeremías se lee cómo él mismo dijo a su secretario Baruc
que escribiese lo que el Señor le dictaba
y que fuese a leer lo escrito a los que se habían reunido
en la casa del Señor,
que fuese a leerlo en lugar suyo que estaba encerrado
y que no podía ir.
Igual conducta seguiré Yo...
"No tengáis miedo. En Jeremías se lee cómo él mismo dijo a su secretario Baruc que escribiese lo que el Señor le dictaba y que fuese a leer lo escrito a los que se habían reunido en la casa del Señor, que fuese a leerlo en lugar suyo que estaba encerrado y que no podía ir. Igual conducta seguiré Yo... Tengo muchos discípulos que son como Baruc, fieles. Vendrán y os transmitirán la palabra del Señor y vuestras almas no perecerán. Y así Yo no seré preso por causa vuestra, porque el Altísimo Dios me esconderá a sus ojos hasta que no llegue la hora en que el Rey de Israel no deba presentarse a las turbas para que todo el mundo lo conozca.
Se lee igualmente en Jeremías,
que aun después de que el rey Joaquín quemó el rollo
creyendo con ello acabar con las palabras eterna y
verdaderas,...
el Señor ordenó nuevamente al profeta:
Toma otro rollo y escribe todas las cosas
que había en el anterior que quemó el rey".
No tengáis miedo ni siquiera de perder las palabras que están en vosotros. Se lee igualmente en Jeremías, que aun después de que el rey Joaquín quemó el rollo creyendo con ello acabar con las palabras eterna y verdaderas, quedó intacto el designio de Dios, porque el Señor ordenó nuevamente al profeta: Toma otro rollo y escribe todas las cosas que había en el anterior que quemó el rey". Y Jeremías dio otro rollo a Baruc, un rollo limpio, y nuevamente dictó a su secretario las palabras eternas y otras más, porque el Señor repara los equívocos humanos cuando dicha reparación hace bien a las almas, y no permite que el odio destruya la acción que mana del amor.
¿creéis que el Señor dejaría que perecieseis
sin la ayuda de otros rollos,
en que estarán mis palabras,
y las de mis testigos que dirán lo que no pude decir,
porque la Violencia me hizo prisionero suyo, me destruyó?
¿Y pensáis que lo que está escrito en el rollo de vuestros
corazones pueda borrarse?
Ahora bien, Yo aunque, comparándome con un rollo en que haya palabras santas, fuese destruido, ¿creéis que el Señor dejaría que perecieseis sin la ayuda de otros rollos, en que estarán mis palabras, y las de mis testigos que dirán lo que no pude decir, porque la Violencia me hizo prisionero suyo, me destruyó? ¿Y pensáis que lo que está escrito en el rollo de vuestros corazones pueda borrarse? No. El ángel del Señor os repetirá las palabras. Las conservará frescas en vuestros corazones deseosos de Sabiduría. No sólo ésto, sino que os las explicará y seréis sabios con la palabra de vuestro Maestro. Vosotros mostráis vuestro amor por Mí mediante el dolor. ¿Puede, acaso, morir lo que resiste aun a la persecución? No. Yo os lo aseguro.
El don de Dios no se pierde. Sólo el pecado puede destruirlo. Pero vosotros no queréis seguramente pecar ¿o no es así, amigos míos?"
"No, Señor. Te perderíamos también en la otra vida" dicen muchos.
"Pero nos obligarán a pecar. Nos ha ordenado que no salgamos de sus posesiones ni aun el sábado... y no celebraremos más la Pascua. Así pues pecaremos..." dicen varios.
"No. No pecaréis. El pecará. El sólo, el que violenta el derecho de Dios y los hijos de Dios que quisieron abrazarse y amarse en una dulce conversación amorosa y de aprendizaje en el día del Señor."
"El repara con muchos ayunos y ofertas. Nosotros no lo podemos, porque es muy poco lo que nos dan de comer en comparación del trabajo que soportamos y de todo lo que tenemos que sufrir... Somos unos pobres..."
Vosotros ofrecéis lo que agrada a Dios: vuestro corazón.
Dice Isaías al hablar en nombre de Dios
a los falsos penitentes
"Vosotros ofrecéis lo que agrada a Dios: vuestro corazón. Dice Isaías al hablar en nombre de Dios a los falsos penitentes: "Ved, el día de ayuno se deja ver vuestra voluntad y ponéis en aprieto a vuestros deudores. Ved. Ayunáis para disputar y practicar toda clase de investigaciones y llegar hasta los puños. No queráis ayunar más como hasta ahora para que se escuchen en lo alto vuestros gritos. ¿Es, acaso, este el ayuno que quiero? ¿Que el hombre no haga más que atormentar por un día su corazón y su cuerpo y que duerma en ceniza? ¿Diréis que este es un día de ayuno y que el Señor lo acepta? El ayuno que quiero es muy diferente: rompe las cadenas del pecado, suelta los lazos que estrechan, pon en libertad al que está en dificultades, quita todo lo que pesa sobre otros. Reparte tu pan con quien tiene hambre, acoge al pobre, al peregrino, vista a los desnudos y no desprecies a tu prójimo".
Pero Yocana no obra así. Vosotros, por el trabajo que hacéis para él y con el que se hace rico, sois sus acreedores, pero él os trata peor que a sus deudores morosos y levanta su voz para amenazaros y su mano para azotaros. No tiene misericordia, y os desprecia porque sois siervos. Pero el siervo es tan hombre como el patrón; y si está obligado a servir, tiene también el derecho de recibir lo necesario de un ser humano, tanto para el cuerpo como para el espíritu. No se honra el sábado, aunque se transcurra dentro de la sinagoga, si en el mismo día, quien lo observa, pone cadenas y da a beber áloe a sus hermanos. Observad vosotros el sábado pensando en el Señor, y el Señor estará con vosotros. Perdonad y el Señor os glorificará.
Yo soy el Buen Pastor y tengo piedad de todas las ovejas.
Pero amo con predilección
a las que azotan los pastores-ídolos,
a fin de apartarlas de mis caminos.
Por ellas, más que por otras, he venido.
Yo soy el Buen Pastor y tengo piedad de todas las ovejas. Pero amo con predilección a las que azotan los pastores-ídolos, a fin de apartarlas de mis caminos. Por ellas, más que por otras, he venido. Porque mi Padre y vuestro me dio esta orden: "Apacienta estas ovejas destinadas al degüello, matadas sin compasión, a las que vendieron sus dueños diciendo: '¡Nos hemos enriquecido!' y por las que los pastores no tuvieron compasión".
Pues bien, apacentaré las ovejas destinadas al matadero, y entregaré a su maldad a los que os afligen y afligen al Padre que sufre en sus hijos. Extenderé la mano a los pequeños entre los hijos de Dios y los traeré a Mí para que disputen de mi gloria.
Lo promete el Señor por boca de los profetas, que celebran la piedad y la potencia de Mí que soy el Pastor. Os lo prometo a vosotros directamente, a vosotros que me amáis. Yo pensaré en mi grey. Diré a quien acusa a las buenas ovejas de que enturbian el agua y echan a perder la pastura, porque vienen a Mí: "Retiraos. Sois vosotros los que hacéis que la fuente se acabe, y sois vosotros quienes secáis el pasto que buscan mis hijos. Los he llevado a otros pastos y los llevaré siempre. A esos pastos que calman el hambre del espíritu. Os dejaré el pasto para vuestras barrigas llenas, dejaré el manantial amargo que hicisteis brotar, y me iré con estos. Y separaré las falsas ovejas de las verdaderas, y nadie atormentará mis corderos, ni les hará mal alguno, sino que se alegrarán para siempre en los cielos".
¡Perseverad, hijos amados! Tened un poco más de paciencia, como Yo la tengo. Sed fieles, haciendo lo que os permite vuestro injusto patrón. Dios juzgará lo que hicisteis y os premiará. No odiéis aunque todo os empuje a odiar. Tened fe en Dios. Estáis viendo: Jonás dejó de padecer y Yabé fue llevado al amor. Y así como el Señor se portará con el viejo y el niño, de igual modo con vosotros en esta vida, en la que es posible, y en la otra con toda la abundancia.
No tengo más que un poco de plata que quiero daros
para hacer menos dura vuestra condición material.
Os la doy.
Dásela, Mateo.
Que se la repartan.
Sois muchos y tan necesitados.
Pero no tengo otra cosa que daros... que sea material.
Pero tengo mi amor ...
No tengo más que un poco de plata que quiero daros para hacer menos dura vuestra condición material. Os la doy. Dásela, Mateo. Que se la repartan. Sois muchos y tan necesitados. Pero no tengo otra cosa que daros... que sea material. Pero tengo mi amor, la potencia que soy el Hijo del Padre, para pedir para vosotros infinitos tesoros sobrenaturales que consuelen vuestras lágrimas, y os den luz en vuestras tinieblas. ¡Oh, triste vida que Dios puede hacer luminosa! ¡El sólo! ¡El sólo!...
"Padre, te ruego por éstos,
no te ruego por los felices y ricos del mundo,
sino por éstos que no tienen más que a Ti y a Mí
Yo digo: "Padre, te ruego por éstos, no te ruego por los felices y ricos del mundo, sino por éstos que no tienen más que a Ti y a Mí. Haz que suban así por el camino del espíritu, que encuentren todo consuelo en nuestro amor, y démonos a ellos con el amor, con todo nuestro amor infinito, para llenar de paz, tranquilidad, valor, sus días de trabajo, sus ocupaciones, para que como separados del mundo, por nuestro amor puedan soportar sus sufrimientos y después de la muerte poseerte, poseernos, beatitud eterna"."
Jesús, al recitar esta oración, se ha puesto de pie, alejándose algo de los niños estaban a su alrededor. Majestuoso y dulce es su rostro.
"Me voy.
Es la hora de que regreséis a tiempo a vuestras casas.
Nos volveremos a ver otra vez.
Traeré a Marziam.
Baja los ojos y dice: "Me voy. Es la hora de que regreséis a tiempo a vuestras casas. Nos volveremos a ver otra vez. Traeré a Marziam. Pero, aun cuando ya no pueda venir, mi Espíritu estará siempre con vosotros y estos apóstoles míos os amarán como Yo os he amado. El Señor derrame sobre vosotros su bendición. ¡Podéis iros!" Se inclina a acariciar a los niños somnolientos y se entrega a las expansiones de la multitud que no quisiera separarse de El...
Cada uno se va por su parte. Los dos grupos se separan, mientras la luna se va escondiendo, y deben encenderse antorchas para ver el camino. El humo acre de las ramas todavía un poco húmedas es una buena excusa para las lágrimas que se asoman a los ojos.
Judas los espera apoyado en un tronco. Jesús lo mira y no le dice nada, ni siquiera cuando Judas le dice: "Me siento mejor."
Como pueden, van caminando, pero cuando llega el alba lo hacen más ligeros.
Al divisar un lugar en que hay cuatro caminos Jesús se detiene y dice: "Separémonos. Vengan conmigo Tomás, Simón Zelote y mis hermanos. Los otros vayan al lago, a esperarme."
"Gracias, Maestro. No me atrevía a pedírtelo. Te me has adelantado. Estoy muy cansado. Si me lo permites, me detendré en Tiberíades..."
"En casa de un amigo" añade Santiago de Zebedeo que no puede menos de decirlas.
Judas abre tamaños ojos... pero no más que ésto.
Jesús se apresura a añadir: "Me basta con que el sábado estés en Cafarnaum con tus compañeros. Venid, que os dé el beso de despedida a vosotros que no venís conmigo." Los besa, cariñosamente dando a cada uno un consejo en voz baja...
Nadie replica. Tan sólo Pedro, cuando está ya para irse, dice. "Ven pronto, Maestro."
"Sí, ven pronto" dicen los demás. Juan concluye con : "El lago sin Ti estará muy triste."
Jesús los bendice nuevamente y les promete: "¡Pronto!" Luego cada uno se va por su parte.
VII. 757-763
A. M. D. G.