JESÚS HABLA A LOS APÓSTOLES 

DE LA CARIDAD

 


 #Jesús envía a cuatro de sus apóstoles a buscar a su Madre y A LA tía  

#Marziam edifica con su ejemplo a los apóstoles    

#Jesús explica a los apóstoles lo que es la caridad   

#¿Qué valor puede tener a los ojos de Dios la pompa de un culto?,   

#Parábola de la higuera que tiene dos ramas unidas por las cortezas  

#es el alma de toda la vida del alma que pierde la vida si pierde la caridad, porque pierde a Dios.   

#¿podéis imaginar que quien no tiene caridad, tenga a Dios?   

#La concepción de un ser humano, puede realizarse en un tálamo de oro, como en la paja de un pesebre.   

#esta igualdad de concepción, de formación del nuevo ser, de nacer, corresponde a otra igual en el cielo   

#Ahora os voy a revelar una gran verdad. No esperéis siempre a que el Espíritu Santo aclarezca la verdad después de años o siglos de oscuridad. 

#"Pero entonces ¿qué razón hay de pertenecer a la religión santa, si al fin del mundo seremos tratados de igual modo que los gentiles?"   

#Siempre dices que eres el Salvador y que redimirás a los que creen en Ti. Entonces los que no creen,...¿cómo pueden ser salvados?" pregunta Bartolomé.   

#¿No piensas, Bartolomé, en la inmensidad de valor que tendrán mis méritos de Dios-Hombre?" "Señor mío, siempre inferiores a los de Dios, a los que por tanto tienes desde siempre." Respuesta justa y no justa.   

#Nadie ama la muerte, sobre todo si es dolorosa, si es prematura e inmerecida. Y sin embargo todos debemos morir.   

#el más pobre de los hombres puede ser el más rico y puede hacer bien a un número incontable de hermanos, si sabe amar hasta el sacrificio.   

#"¡Oh, Señor, danos esta caridad!" suspira Juan.   

#"Enséñanos así a amar, Señor."

 


 

"¿Dónde dejaste las barcas, Simón, cuando fuiste a Nazaret?" pregunta Jesús, mientras camina en dirección al noroeste, dando las espaldas a la llanura de Esdrelón y continuando en dirección al Tabor.

 

Jesús envía a cuatro de sus apóstoles

 a buscar a su Madre y A SU tía

"Las devolví para la pesca, Maestro. Pero di órdenes de que estuviesen cada tres días en Tariquea... No sabía cuánto tiempo estaría contigo."

"Muy bien. ¿Quién de vosotros quiere ir a decir a mi Madre y a María de Alfeo que se nos reúnan en Tiberíades, en la casa de José?"

"Maestro... quisiéramos todos. Es mejor que digas quién debe ir, y será mejor."

"Entonces, Mateo, Felipe, Andrés y Santiago de Zebedeo. Los otros vendrán conmigo a Tariquea. Diréis a las mujeres el motivo de nuestro retardo. Les diréis que cierren la casa y que se vengan. Estaremos juntos por un mes. Id. Aquí está el cruce. La paz sea con vosotros." Besa a los cuatro que se separan y continúa la marcha con los demás.

 

Marziam edifica con su ejemplo a los apóstoles

 

Pero pocos pasos después se detiene, mira a Marziam que camina con la cabeza inclinada un poco detrás. Cuando el jovenzuelo lo alcanza, Jesús le pone la mano bajo el mentón haciéndole levantar la casa. Dos riachuelos de lágrimas le bajan por su morena cara.

"¿Irías gustoso también tú a Nazaret?"

"Sí, Maestro... Pero haz lo que Tú quieras."

"Quiero que te sientas bien, hijo mío... Vete... Córrele detrás de aquellos. Mi Madre te consolará" lo besa y lo deja ir. Marziam se  echa a correr y alcanza a los cuatro en un santiamén.

"Es todavía un niño"... dice Pedro.

"Y sufre mucho... Ayer en la tarde lo encontré llorando en un ángulo de la casa y me dijo: "Es como si ayer se me hubiesen muerto mi papá y mi mamá... La muerte del abuelo ha vuelto a abrirme todo el corazón...' "dice Juan.

"¡Pobre hijo!... Pero estuvo bien que lo hubiese visto morir..." dice Zelote.

"¡Tantas ganas que tenía de ayudar a su abuelo!... Porfiria me dijo que hacía sacrificios de cualquier clase para poder juntar la plata. Trabajaba en los campos, acarreaba leña para los hornos, pescaba, no se comía los quesos para poder venderlos, ni la miel; todo lo vendía... Llevaba ese clavo en su corazón y quería tener al abuelo consigo... ¡Pero!" dice Pedro.

"Es un joven de propósitos firmes. No le pesa ni el sacrificio, ni el trabajo. Buenas cualidades" dice Bartolomé.

"Es un buen hijo y será un buen discípulo entre los mejores. Ved: con disciplina se maneja aun en los momentos difíciles... Su corazón afligido anhelaba por encontrarse con María, pero no me lo pidió. De este modo comprendió la fuerza que hay en la oración, que supera a muchos adultos" dice Jesús.

"¿Crees que haga sus sacrificios por un motivo claro?" pregunta Tomás. 

"Estoy seguro."

"También yo lo creo. Ayer dio unas frutas a un anciano diciéndole: "Ruega por mi abuelo que se me murió hace poco", y yo le dije: "Está en paz, Marziam. ¿No crees que haya tenido valor la absolución de Jesús?" Me contestó: "Lo creo. Pero pienso en ofrecer sufragios por las almas de los que nadie ruega, y digo: si mi abuelo no necesita de esto, que sean para quien no tiene a nadie que ruegue por él". Me quedé edificado" dice Santiago de Alfeo.

"Ayer vino a donde estaba yo, y echándome los brazos al cuello, pues en realidad todavía es un niño, me dijo: "Ahora sí que de veras eres mi padre... te devuelvo lo que tu bondad me había permitido juntar. Esa plata no la necesita ya mi viejo abuelo... y tú y Porfiria hacéis mucho por mí..." Yo, que apenas me aguantaba las lágrimas, le contesté: "No, hijo mío. Emplearemos ese dinero en limosnas para los ancianos pobres o para los huérfanos, y Dios usará tu limosna para aumentar la paz a tu pobre abuelo" Y Marziam me dio dos besos tan fuertes que ... a la verdad, no pude contener las lágrimas. Y cuánto te agradece, Bartolomé, que hayas tomado a tu cuenta los gastos. Me dijo: "Para mí las honras que le tributaron a mi abuelo, no tienen precio. Diré a Bartolomé que me tome por siervo suyo". "

"¡Pobre hijo! ¡Ni siquiera por una hora! El sirve al Señor y nos edifica a todos. Tributé honores a un justo. Lo pude hacer porque soy conocido y fácilmente encontré quien anticipara el dinero. Desde Betsaida haré que se pague la pequeña deuda, que es nada, en realidad."

"Sí, como dinero no es gran cosa, porque los de Jezrael fueron generosos; pero el amor que mostraste por el condiscípulo no es una bicoca, porque cualquier acto de amor tiene gran valor.

 

Jesús explica a los apóstoles lo que es la caridad

 

Os estáis formando en esta clase de amor al prójimo, que es la segunda parte del precepto básico de la ley de Dios, pero que se le había descuidado bastante en Israel. Los muchos preceptos, las minuciosidades que se entrometieron en la Ley del Sinaí tan recta, tan completa, tan breve, han desfigurado la primera parte del precepto-base, lo han reducido a un montón de observancias exteriores a las que falta lo que da el nervio, el valor: la verdad, esto es, falta la adhesión activa de lo interno, en las obras que se cumplen, en las tentaciones que se vencen, a las formas del culto externo.

 

¿Qué valor puede tener a los ojos de Dios la pompa 

de un culto,...?

 

Parábola de la higuera 

que tiene dos ramas unidas por las cortezas

 

¿Qué valor puede tener a los ojos de Dios la pompa de un culto, si en lo interior del corazón no se le ama, si no se humilla uno en un amor de profundo respecto hacia El, cuando ni se le alaba, ni se le admira en las cosas que El creó, y sobre todo en el hombre que es la obra maestra de las cosas creadas en la tierra? Ved a dónde ha llegado el error de Israel. Convirtió un precepto en dos, y luego con el enfriamiento de los espíritus, separó el segundo del primero como si fuese una rama inútil. No lo es, ni nunca han sido dos ramas. Fue un solo tronco que desde las raíces se había adornado con cada una de las virtudes de los dos amores. Ved esa frondosa higuera que hay allí, en aquella loma. Brotó espontáneamente, y casi desde la raíz, tiene dos ramas tan unidas que las cortezas se juntaron. Pero cada rama echó su propio ramaje a los lados. El poblado que está allí se le conoce con el nombre de "Casa de la higuera gemela". Pues bien, si alguien quisiese separar los dos troncos, que no son en realidad más que uno, debería emplear la sierra o el hacha. pero ¿qué haría? Matar la planta. O bien, supongamos que fuese muy hábil en cortar o segar uno de los dos troncos; uno de ellos se salvaría, pero el otro moriría sin remedio. El que sobreviviese, aunque vivo, no tendría igual lozanía, y tal vez se secaría poco a poco, o bien, produciría muy pocos frutos.

Lo mismo sucede en Israel. Se trató de dividir, separar las dos partes, tan unidas que son en realidad una sola cosa; se trató de dar pincelazos a lo que ya era perfecto, porque cualquier obra de Dios, cualquier pensamiento, cualquier palabra es perfecta. Por eso, si Dios en el Sinaí dio la orden de amar al Dios Santísimo y al prójimo con un precepto único, es claro que no son dos preceptos que pueden practicarse independientemente el uno del otro, sino que son uno solo.

 

es el alma de toda la vida del alma que pierde

la vida si pierde la caridad, porque pierde a Dios.

 

Y nunca me contento con formaros en esta sublime virtud, la mayor de todas, la que con el corazón sube al cielo porque es la única que en él subsiste. Insisto en esta virtud que es el alma de toda la vida del alma que pierde la vida si pierde la caridad, porque pierde a Dios.

Oídme. Imaginaos que un día a vuestra casa llegan a tocar la puerta dos riquísimos esposos, pidiendo que los hospedéis por toda la vida. Podríais decir. "¿Aceptamos al esposo, pero no a la esposa?" sin que este os contestase: "¡Esto no puede ser!, porque no me puedo separar de la carne de mi carne. Si no la queréis aceptar, tampoco puedo yo estarme con vosotros, y me voy con todos mis tesoros de los que os habría hecho participantes".

Dios está unido a la Caridad. Es en realidad mas que dos esposos que se amen intensamente, es espíritu de su Espíritu. Dios mismo es la Caridad. La caridad no es más que la forma más clara, más visible de Dios. Entre todos sus atributos es el atributo soberano, y el atributo-fuente, porque todos los demás atributos de Dios nacen de la caridad. ¿Qué es la Potencia si no caridad que obra? ¿Qué es la Sabiduría sino caridad que enseña? ¿Qué es la Misericordia sino caridad que perdona? ¿Qué es la Justicia sino caridad que da a cada uno lo suyo? Y podría continuar así con todos los innumerables atributos de Dios.

 

¿podéis imaginar que quien no tiene caridad, 

tenga a Dios? 

 

Ahora bien, por lo que acabo de decir, ¿podéis imaginar que quien no tiene caridad, tenga a Dios? No lo tiene. ¿Podéis imaginar que pueda acoger a Dios y no a la Caridad? La Caridad que es única, y abraza al Creador y a las criaturas, y no puede uno quedarse con una sola mitad: la que se da al prójimo. Dios está en las criaturas. Está en ellas con sus derechos imborrables, con sus derechos de Padre, Esposo, Rey. El alma es su trono; el cuerpo su templo. Ahora bien, quien no ama a un hermano suyo, lo desprecia; desprecia, causa dolor, desconoce al Señor, al Dueño de la casa de su hermano, al Rey, al Padre del hermano y es natural que este supremo Ser que es Todo, y que está presente en el hermano, en todos los hermanos, tome por ofensa lo que se hace a un menor, a la parte del Todo, esto es al hombre en particular. Por esto os he enseñado las obras de misericordia corporales y espirituales; por eso os he enseñado a no escandalizar a los hermanos; por esto os he enseñado a no juzgar, a no despreciar, a no rechazar a los hermanos, sean buenos o no, creyentes o gentiles, amigos o enemigos, ricos o pobres.

 

La concepción de un ser humano, puede realizarse 

en un tálamo de oro, como en la paja de un pesebre.

 

La concepción de un ser humano, puede realizarse en un tálamo de oro, como en la paja de un pesebre. El ser que se forma en el seno de una reina, no es diverso del que se forma en el de una mendiga. El concebir, el formar un nuevo ser, es igual en todos los puntos de la tierra, cualquiera que sea la religión que haya allí. Todas las criaturas nacen como Abel y Caín del seno de Eva.

 

esta igualdad de concepción, 

de formación del nuevo ser, de nacer, 

corresponde a otra igual en el cielo

 

Y esta igualdad de concepción, de formación del nuevo ser, de nacer, corresponde a otra igual en el cielo: a la creación de un alma que se infunde en el embrión, lo acompaña desde ese momento hasta que muere, y sobrevive en espera de la resurrección universal para volverse a unir al cuerpo resucitado y recibir con él premio o castigo. El premio o el castigo según las acciones realizadas en la vida terrena. Porque no vayáis a pensar que la caridad sea injusta, y sólo porque muchos no sean de Israel o del Mesías, y pese a que sean virtuosos en sus religiones que siguen como la verdadera, vayan a quedarse eternamente sin premio. Después del fin del mundo ninguna otra virtud sobrevivirá sino la caridad, esto es, la unión con el Creador de todas las criaturas que vivieron justamente. No habrá muchos cielos, uno para Israel, otro para los cristianos, uno para los católicos, otro para los gentiles, otro para los paganos. No habrá más que un solo cielo. De igual modo no habrá más que un solo premio: Dios, el Creador que reúne consigo a todos sus hijos que vivieron justamente, en los que, a causa de la belleza de sus espíritus y de los cuerpos, se admirará a Sí mismo con alegría de Padre y de Dios. Será uno solo el Señor. No un Señor para Israel, otro para el catolicismo, otro para todas las demás religiones.

 

Ahora os voy a revelar una gran verdad. 

No esperéis siempre a que el Espíritu Santo 

aclarezca la verdad después de años 

o siglos de oscuridad.

 

Ahora os voy a revelar una gran verdad. Recordarla. Transmitidla a vuestros sucesores. No esperéis siempre a que el Espíritu Santo aclarezca la verdad después de años o siglos de oscuridad.

 

"Pero entonces 

¿qué razón hay de pertenecer a la religión santa, 

si al fin del mundo seremos tratados de igual modo 

que los gentiles?"

 

Escuchad. Tal vez diréis: "Pero entonces ¿qué razón hay de pertenecer a la religión santa, si al fin del mundo seremos tratados de igual modo que los gentiles?" Os respondo: la misma razón que hay -y es verdadera justicia- para los que, aunque hubieren pertenecido a la religión santa, no serán bienaventurados porque no vivieron como santos. Un pagano virtuoso, que vivió virtuosamente, convencido de que su religión era buena, alcanzará el cielo ¿Cuándo? Al fin del mundo, cuando de las cuatro partes en que pueden estar los muertos, dos subsistirán: el paraíso y el infierno. Porque la Justicia, en ese momento, no podrá sino conservar y dar dos reinos eternos a quienes con el empleo de su libre albedrío escogieron frutos buenos o malos. Pero ¡cuánto debe esperar un pagano virtuoso para que llegue a ese premio!... ¿No lo pensáis? Esta espera, sobre todo desde el momento en que la Redención con todos sus prodigios que traerá consigo se realice, y se predique el Evangelio en el mundo, se verificará la purificación de las almas que vivieron cual justas en otras religiones, pero no pudieron entrar en la fe verdadera, después de haberla conocido como existente, y real. Ellos estarán en el Limbo hasta el fin del mundo. Los creyentes en el Dios verdadero, que no supieron ser heroicamente santos, en el largo Purgatorio; y para algunos podrá terminar con el fin del mundo.

Pero después de la espera y expiación, los buenos, cualquiera que sea el lugar de donde vinieren, estarán a la derecha de Dios, los malvados, cualquier que sea el lugar de donde vinieren, a la izquierda, y luego al horrible infierno. El Salvador entrará con los buenos en el Reino eterno."

 

Siempre dices que eres el Salvador y que redimirás 

a los que creen en Ti. 

Entonces los que no creen,...¿cómo pueden ser 

salvados?" pregunta Bartolomé.

 

"Señor, perdona que te interrumpa. Lo que estás diciendo, es muy difícil de comprender, al menos para mí... Siempre dices que eres el Salvador y que redimirás a los que creen en Ti. Entonces los que no creen, bien porque no te conocieron, pues vivieron antes que Tú, o bien porque -¡es tan extenso el mundo!- no tuvieron ninguna noticia de Ti ¿cómo pueden ser salvados?" pregunta Bartolomé.

"Te lo dije: por su vida de justos, por sus buenas obras, por su fe que creen ser verdadera."

"Pero no se acercaron al Salvador..."

 

¿No piensas, Bartolomé, 

en la inmensidad de valor que tendrán 

mis méritos de Dios-Hombre?" 

 

"Señor mío, siempre inferiores a los de Dios, 

a los que por tanto tienes desde siempre."  

 

Respuesta justa y no justa.

 

"Mas el Salvador sufrirá también por ellos, sí por ellos. ¿No piensas, Bartolomé, en la inmensidad de valor que tendrán mis méritos de Dios-Hombre?"

"Señor mío, siempre inferiores a los de Dios, a los que por tanto tienes desde siempre."

"Respuesta justa y no justa. Los méritos de Dios son infinitos, lo acabas de decir. En Dios todo es infinito, pero Dios no tiene méritos en el sentido que se le ha dado. Tiene atributos, virtudes. El es El que es: la Perfección, el Infinito, el Omnipotente. Pero para merecer es necesario realizar un esfuerzo algo superior a nuestra naturaleza. Por ejemplo, el comer no es un mérito. Pero puede serlo si se come parcamente, haciendo verdaderos sacrificios para dar lo que no comemos a los pobres. No es un mérito estar callados, pero lo es cuando se está sin responder a la ofensa recibida. Y así en lo demás.

Ahora bien, puedes comprender que Dios no tiene necesidad de esforzarse porque es Perfecto, Infinito. Pero el Hombre-Dios puede esforzarse a Sí mismo, humillado su infinita naturaleza divina a la limitación humana, venciendo la naturaleza humana que existe en realidad, que no es una metáfora, con todos sus sentidos y sentimientos, con sus posibilidades de sufrimientos y muerte, con su libre voluntad.

 

Nadie ama la muerte, sobre todo si es dolorosa, 

si es prematura e inmerecida. 

Y sin embargo todos debemos morir.

 

Nadie ama la muerte, sobre todo si es dolorosa, si es prematura e inmerecida. Nadie la ama. Y sin embargo todos debemos morir. Por esto debemos mirar la muerte con la misma calma con que se ve todo lo que debe terminar. Pues bien, yo ensayo a mi Humanidad para que ame la muerte. No sólo esto, yo elegí la vida para poder recibir la muerte. Por causa del linaje humano. Por esto en mi aspecto de Hombre-Dios adquiero esos méritos que siendo sólo Dios no hubiera podido conseguir. Y con estos méritos que son infinitos, por la forma con que los adquiero, por la Naturaleza divina unida a la humana, por las virtudes de caridad, obediencia, por medio de las cuales me he puesto en condición de merecerlos, por la fortaleza, justicia, templanza, prudencia, por todas las virtudes que he puesto en mi corazón para hacerlo acepto a Dios, mi Padre, tendré un poder infinito no solo como Dios, sino como Hombre que se inmola por todos, esto es, que alcanza el límite máximo de la Caridad. Es el sacrificio lo que produce el mérito. Y se le puede emplear según la voluntad santa de la víctima a la que el Padre dice. "Sea como quieres", porque lo amó sin medida, y amó al prójimo también sin límite alguno.

 

el más pobre de los hombres puede ser el más rico 

y puede hacer bien a un número incontable de 

hermanos, si sabe amar hasta el sacrificio.

 

Os lo digo: el más pobre de los hombres puede ser el más rico y puede hacer bien a un número incontable de hermanos, si sabe amar hasta el sacrificio. Os lo digo: aunque no tengáis ni siquiera una migaja de pan, un vaso de agua, un pedazo de vestido, podéis siempre hacer el bien. ¿De qué modo? Orando y sufriendo por los hermanos. ¿A quién se hace el bien? A todos. ¿En qué forma? De muchos modos, todos santos, porque si sabéis amar, sabréis obrar como Dios, enseñar, perdonar, servir, y redimir como el Hombre-Dios."

 

"¡Oh, Señor, danos esta caridad!" suspira Juan.

 

"¡Oh, Señor, danos esta caridad!" suspira Juan.

"Dios os la da, pero debéis aceptarla y practicarla cada vez más perfectamente. Ningún momento de la vida debe ser separado de la caridad, desde los terrenales, hasta los espirituales. Sea hecho todo con caridad y por la caridad. Santificad vuestros actos, vuestro día; poned sal en vuestras oraciones, luz en vuestros actos. La Caridad es luz, sabor, santificación. Sin ella son nulas exterioridades y vanas las plegarias; y falsas las ofrendas. En verdad os digo que la sonrisa con que os saluda un pobre como a hermanos, tiene más valor que la bolsa llena de dinero que uno puede arrojar a los pies para que lo vean  todos. Sabed amar y Dios estará siempre con vosotros."

 

"Enséñanos así a amar, Señor."

 

"Enséñanos así a amar, Señor."

"Hace dos años que os lo estoy enseñando. Haced lo que yo haga, y estaréis en la Caridad y la Caridad estará en vosotros, y sobre vosotros estará el sello, el crisma, la corona que harán que seáis reconocidos como servidores del Dios-Caridad. Ahora vamos a detenernos en este lugar lleno de sombra. hay mucha hierba y el follaje mitiga el calor. Cuando llegue la tarde continuaremos..."

VIII. 63-70

A. M. D. G.