REGRESANDO DE LOS CONFINES 

SIRO-FENICIOS

 


 

#La forma de actuar de Jesús en su vida pública   

#¿Qué cosa serán sus recogimientos?   

#En los éxtasis de Jesús, cuando el incomprehensible misterio de la Unidad y Trinidad de Dios se repetía en su Sacratísimo Corazón, ¿qué completa, perfecta, incandescente, ...?   

#Y esto es la mirada del Hombre-Dios cuando como Hombre y como Dios levanta sus ojos   

#ninguna cosa creada "podrá separarnos de la caridad de Dios que está en Jesucristo Nuestro Señor"; repitiendo "las palabras de Azarías, de este invierno: "Jesús es el compendio del amor de los Tres" "

 


 

Los apóstoles, como hacen frecuentemente cuando caminan, tal vez para hacer menos pesada la monotonía del continuo andar, hablan entre sí volviendo a referir y comentar los últimos sucesos, y algunas veces preguntando al Maestro, que generalmente habla poco, aunque sin ser descortés, y lo hace largamente cuando se trata de amaestrar al pueblo o a sus apóstoles, o bien corregir ideas torcidas, o bien consolar a los infelices.

 

La forma de actuar de Jesús en su vida pública

 

Jesús era la "Palabra", pero no era un "hablador". Paciente, cortés como nadie, sin mostrar nunca estar de mal humor para repetir una idea uno, dos, diez, cien veces, para hacerla entrar en la cabeza endurecida con los preceptos farisaicos y rabínicos, que olvidaba su cansancio, que a veces era tal que se convertía en sufrimiento, con tal de aliviar el sufrimiento moral o físico de alguien. Pero se ve a las claras cómo prefiere guardar silencio, aislarse en un silencio de meditación capaz de durar varias horas, si no lo saca alguien para hacerle alguna pregunta. Siempre va un poco delante de sus discípulos y siempre con la cabeza un poco inclinada, levantándola de cuando en cuando para mirar el cielo, la campiña, las personas, los animales. Dije mirar, pero he dicho mal. Debo decir: para amar. Porque es una sonrisa, una sonrisa divina con que sus pupilas acarician el mundo y las criaturas, una sonrisa-amor.

Pues es un amor que se transparenta, que se expande, que bendice, que purifica la luz con su mirada, siempre viva, pero vivísima cuando sale de su recogimiento...

 

¿Qué cosa serán sus recogimientos?

 

¿Qué cosa serán sus recogimientos? Me imagino -y estoy segura de no equivocarme, porque basta observar la expresión de su rostro para ver lo que son- me imagino que son algo más que nuestros éxtasis en los que la criatura vive ya en el cielo. Son la "reunión sensible de Dios con Dios". Siempre presente y unida la Divinidad al Mesías que era Dios como el Padre. En la tierra como en el cielo el Padre está en el Hijo, y el Hijo en el Padre, que se aman y amándose generan la Tercera Persona. La potencia del Padre es la generación del Hijo, y el acto de engendrar y ser engendrado crea el fuego, esto es, al Espíritu del Espíritu de Dios. La Potencia se vuelve a la Sabiduría que ha engendrado y Esta a Aquella en el gozo de ser el Uno para el Otro y de conocerse por lo que son. Y puesto que todo conocimientos imperfectos - he aquí al Espíritu Santo... He aquí al que, si fuese posible poner una perfección en las perfecciones divinas, se llamaría la Perfección de la Perfección. ¡El Espíritu Santo! El que, con sólo pensar con El, llena de luz, de alegría, de paz...

 

En los éxtasis de Jesús, cuando el incomprehensible

 misterio de la Unidad y Trinidad de Dios se repetía en su

 Sacratísimo Corazón, ¿qué completa, perfecta,

 incandescente,...

 

En los éxtasis de Jesús, cuando el incomprehensible misterio de la Unidad y Trinidad de Dios se repetía en su Sacratísimo Corazón, ¿qué completa, perfecta, incandescente, santificante, gozosa, pacífica generación de amor debía brotar y derramarse como calor de un ardiente horno, como incienso de un incensario prendido, para besar con el beso de Dios las cosas que creó el Padre, por medio del Hijo-Verbo, por amor, por el solo Amor, pues todas las operaciones divinas son Amor.

 

Y esto es la mirada del Hombre-Dios cuando como Hombre 

y como Dios levanta sus ojos

 

Y esto es la mirada del Hombre-Dios cuando como Hombre y como Dios levanta sus ojos, que han contemplado en Sí al Padre, a Sí mismo y al Amor, para mirar el universo, admirando la potencia creadora de Dios, como Hombre, regocijándose de poder salvarla en el hombre, rey de la creación, como Dios.

Oh, no se puede, nadie podrá, aunque sea poeta, artista o pintor, hacer visible a las multitudes esa mirada de Jesús que brotaba del abrazo, de la reunión sensible con la Divinidad, unida hipostáticamente siempre con el Hombre, pero no siempre tan profundamente sensible al Hombre que era Redentor y que por lo tanto debía añadir a sus muchos dolores, a sus muchos aniquilamientos también este grandísimo, de no poder estar más siempre en el Padre en el vórtice del Amor como estaba en el cielo: omnipotente... libre... gozoso. Maravillosa la potencia de su mirada cuando realiza un milagro, dulcísima la expresión de su mira de hombre, tristísima la luz de dolor en sus horas de sufrimientos... Pero no dejan de ser miradas humanas, aunque perfecta de expresión. Esta, esta mirada de Dios que se ha contemplado y amado en la Triniforme Unidad, no puede compararse con algo, no existe adjetivo para ella...

 

ninguna cosa creada "podrá separarnos de la caridad 

de Dios que está en Jesucristo Nuestro Señor"; 

repitiendo "las palabras de Azarías, de este invierno: 

"Jesús es el compendio del amor de los Tres" "

 

La Escritora continúa en una efusión personal, reverente de amor y de agradecimiento a Jesús, afirmando con S. Pablo que ninguna cosa creada "podrá separarnos de la caridad de Dios que está en Jesucristo Nuestro Señor"; repitiendo "las palabras de Azarías, de este invierno: "Jesús es el compendio del amor de los Tres" "; preguntándose quién podrá alcanzar del cielo este don "demasiado grande", este "asalto de amor", este "éxtasis", que no pide que se le regrese todavía, sino "que vaya a otros corazones" para que se conviertan al Amor. Y en una breve nota escribe lo siguiente: "Vuelvo a leer lo que escribí. Pienso en los teólogos que leerán estas páginas. Tal vez encontrarán errores en mi modo de expresarme sobre el éxtasis, sobre los recogimientos de Jesús. Tengan presente que soy una pobre ignorante, que no sé nada de teología, ni de términos teológicos y que me esfuerzo en decir lo que veo como puedo y con las frases que mi pobre inteligencia puede expresar..." Sigue, varias páginas después, un "dictado" en que se lamenta de haber perdido la "visión", porque "ayer me sentí arrastrada por Ti y todo se perdió en Ti". Se le respondió revelándosele el gozo del cielo por aquel canto de amor, "porque renunciar a la beatitud para que otros alcancen la Vida se concede sólo a quien estando en la tierra, es ya ciudadano del cielo". Tenga en cuenta el lector la humilde profesión de ignorancia teológica de la Escritora, al no usar términos técnicos sino populares con que se refirió al misterio de la Santísima Trinidad.

Y así los discursos de los apóstoles sobre el episodio de Giscala, sobre el milagro del niño ciego, sobre Tolemaida a la que se dirigían, sobre la vía a peldaños cortados en la roja por la que se han adentrado para llegar al último país de confín entre la Siro-Fenicia y la Galilea- y debe ser la misma vista por mi cuando se dirigían a Alejandroscene- sobre Gamaliel, etc. se acabaron. Esto es: quedaron en mi corazón, por cuanto me ha sido dado sentir. Digo únicamente que quería decir esto que los apóstoles, que en los primeros tiempos en que estaban espiritualmente menos formados, perturbaban al Maestro con toda facilidad, ahora que lo están mejor, respetan sus aislamientos y prefieren hablar entre sí, unos dos o tres metros detrás. Sólo cuando necesitan de alguna aclaración, algún juicio, o cuando su amor los empuja a El, entonces se le acercan.

VIII. 288-289

A. M. D. G.