YENDO HACIA ENGANNÍM
#"Llegaron cuando la Osa indicaba el canto del gallo."
#Vámonos... El camino comienza a poblarse. ... El Padre siempre vigila por sus hijos amados
Ya amaneció, Juan. Levántate y vámonos" dice Jesús moviendo al apóstol para que se despierte.
"Maestro, ya salió el sol. ¡Cuánto he dormido! ¿Y Tú?"
"También Yo, a tu lado bajo nuestros mantos."
"¡Bueno! Te convenciste de que los campesinos no vendrían y te acostaste. Lo había previsto..."
"Llegaron cuando la Osa indicaba el canto del gallo."
Jesús sonríe y responde: "Llegaron cuando la Osa indicaba el canto del gallo."
"¡Oh, no sentí nada..." Juan está apenado. "¿Por qué no me despertaste?"
"Porque estabas cansado. Parecías un niño que duerme en su cuna. ¿Para qué despertarte?"
"Para hacerte compañía."
"Me acompañabas con tu sueño tranquilo. Te dormiste hablando de ángeles, estrellas, almas, luz... y ciertamente que en el sueño habrás visto ángeles, estrellas, y a tu Jesús... ¿Para qué volverte a la maldad del mundo cuando estabas tan lejano de él?"
"Y si... si en vez de los campesinos hubieran llegado algunos malhechores?"
"Entonces te habría despertado. ¿Pero quién podía venir?"
"Bueno... No sé... Por ejemplo, Yocana... Te odia..."
"Lo sé. Pero vinieron sólo sus siervos. Nadie traicionó... porque también en esto estás pensando, esto es, que alguien hubiera hablado para causarme daño a mí y a ellos. Ninguno traicionó. Hice bien en haberlos esperado aquí. El nuevo mayordomo es digno de su patrón y ha dado órdenes muy severas. No falto a la caridad si digo que son crueles. Si se les diese otro nombre, sería mentira... Se vinieron a toda prisa apenas anocheció y rogaban al Señor que les permitiese encontrarme. Dios premia siempre la fe y consuela a sus hijos infelices. Si no me hubieran encontrado, hubieran estado aquí hasta muy tarde y luego hubieran regresado pronto para poder amanecer en sus campos... Pero los vi y los bendije..."
"Estás triste por haberlos visto tan oprimidos."
Estoy muy triste... Parte por lo que dijiste, parte porque no
tenía nada que dar a sus cuerpos agotados,
y parte por la idea de que no los veré más...
"Tienes razón. Estoy muy triste... Parte por lo que dijiste, parte porque no tenía nada que dar a sus cuerpos agotados, y parte por la idea de que no los veré más..."
"¿Se lo dijiste?"
"No. ¿Para qué añadir un dolor más donde ya hay demasiado?"
"Los habría saludado también yo, contento, por última vez."
"Para ti no es la última vez. Más bien, con tus condiscípulos tendrás mucho cuidado de ellos, cuando ya me haya ido. Os confío a vosotros todos mis seguidores, y sobre todo los que son más infelices y que sólo cuentan con su fe como su único apoyo, y con su única alegría de que tendrán el cielo."
"¡Maestro mío! También diré como tu hermano José: vete en paz, Maestro. A mi modo haré tus veces. Créelo."
Vámonos... El camino comienza a poblarse. ...
El Padre siempre vigila por sus hijos amados
"Estoy cierto de ello. Vámonos... El camino comienza a poblarse. Las nubes se amontonan en el cielo y la luz aumenta cada vez más. Hoy lloverá y todos se apresuran hacia una nueva etapa. Las nubes fueron buenas con nosotros. La noche fue tibia y no llovió, ahora que estuvimos a la intemperie. El Padre siempre vigila por sus hijos amados."
"Tú eres el amado, Maestro. Yo..."
"El te quiere mucho, porque me amas."
"¡Eso sí! Hasta la muerte."
Y mezclados entre la multitud se alejan hacia el sur.
VIII. 323-325
A. M. D. G.