EL DÍA SIGUIENTE

 


#Celebración del día del sábado   

#Hablemos ahora de Dios, porque hablar de El, es prepararse a la misión.   

#Dios habló a su profeta, mandándole que excavasen fosos y fosos en el río seco, para que se llenasen de agua de la que beberían hombres y animales. A la hora del sacrificio de la mañana, sin que hubiera soplado viento alguno o hubiera llovido, se llenó como el Señor había dicho (4Rey. 3, 4-27)  

 #¿qué podemos aprender de este episodio?   

#Basta con tener caridad, que es el arpa espiritual y que produce melodías paradisíacas.   

#Yo soy el Agua de la Vida. Excavad fosos en vuestros corazones para poder recibirme. Escuchad.  

#Cuando murió el hijo de la Sunamites, quiso ir a donde estaba el profeta ¿Qué decís de esto?   

#¿Qué significa para vosotros la harina que quitó la amargura del potaje dado a los hijos de los   profetas?" (4Rey. 4, 38-41)   

#Las vidas de los profetas son un antecedente de lo que será en el tiempo nuevo:  en el mío, reflejan mi tiempo terrenal bajo símbolos y figuras.  

 #Después de tu sacrificio no producirá más amargura en el mundo porque habrás restablecido la amistad con Dios  

 #Un buen brinco y se encuentra uno en la isla tranquila y florida de la espiritualidad   

#Parábola: La barca para que no la lleve la corriente debe de estar sujeta al hilo   

#Pero en esta bella isla florida entró arrastrándose una serpiente diversa de las que Dios había creado   

#Todos los animales la miraban. Ninguno se le acercaba   

#  Sólo el hombre y la mujer se acercaron. La mujer fue la primera desobedeció al Señor e hizo desobedecer a Adán Se escondieron de Dios que los buscaba, y luego, le mintieron cuando les preguntó   

#Entonces Dios puso ángeles en los límites del Jardín y arrojó de él al hombre  

 #Lo mismo sucede a los hombres que se arrojan a la corriente de la tierra. Deben estar siempre en las manos de Dios, poniendo su voluntad, que es cual un junco en las manos del buen Padre que está en los cielos   

#Los niños hablan entre sí de las enseñanzas de su madre   

#¿Entonces no hay paraíso porque somos samaritanos? Para mí no hay diferencia entre el espíritu de un judío y de un samaritano. Y dentro de poco no habrá más divisiones entre Samaría y Judea, porque el Mesías tendrá un solo pueblo que llevará su nombre, y en el que estarán todos los que lo hubieran amado   

#Su alma puede ser que vea vuestra madre porque el buen Padre que está en los cielos puede conceder que el huérfano la sueñe y la conozca parcialmente   

#"¿Preferiste venir aquí más bien que a nuestra sinagoga? ¿No nos amas?"   

#Nos permitirás que te ayudemos con estos niños Sí, pero que no sea porque son de vuestra región, sino porque son inocentes   

#La idea mesiánica consiste en reunir a todos en el amor. Este es su emblema. Un solo pueblo en la tierra, bajo el cetro del Mesías. Un solo pueblo en el cielo, bajo la mirada de un solo Dios

 


 

Celebración del día del sábado

 

"Levantaos y vayamos al arroyo. Celebraremos el sábado como lo hacen los hebreos que se encuentran en lugares o naciones donde no hay sinagogas. Venid, muchachos..." dice Jesús a los apóstoles que están en el huerto de la casa y tiende su mano a los pequeñuelos que están en un ángulo.

Corren, pero con una cierta tímida alegría que se dibuja en las caras de quienes han saboreado el dolor antes de tiempo. Los dos mayorcitos ponen su mano en la de Jesús, pero el más pequeño quiere estar entre los brazos, y Jesús lo contenta diciendo al mayor: "Tú agárrate como ayer a mi vestido. Isaac está muy cansado y es muy pequeño para caminar..." El pequeño bebe la sonrisa de Jesús y contento camina a su lado como un hombrecito.

"Dame al niño, Maestro. Has de estar todavía cansado de ayer, y Rubén quisiera ir colgado de tu mano..." propone Bartolomé, y hace por tomar el niño que se prende al cuello de Jesús.

"Es testarudo, como buen judío" exclama Iscariote.

"No es verdad. Tiene miedo. Tú de hijos no sabes nada. Los pequeños son así. Cuando algo les pasa, o tienen susto buscan refugio en el primero que les sonríe, o consuele" replica Bartolomé, y no pudiendo tomar en brazos al más pequeño, da la mano al más grande, acariciándole los cabellos y sonriéndole como si fuera su padre.

Salen de la casa, donde no queda más que la viejecita, y se van, siguiendo el arroyo fuera del poblado. Sus riberas son hermosas. Las florecillas las tapizan. El agua es clara y parlanchina entre las piedra que se le oponen, o bien se cuela entre los vericuetos de algún pequeño islote cubierto de juncos. Los pajarillos que hay en los árboles escapan con trinos de alegría, o se posan en alguna rama que el sol calienta, y entonan sus canciones amorosas de principios de primavera, o descienden con gracia y veloces a buscar insectos y gusanos, o a beber junto a la ribera. Dos tórtolas selváticas se bañan en un recoveco, sacudiendo sus plumas levantan el vuelo, llevando en su pico una vedija de lana que encuentran en un majoleto que al lado del río empezó a florecer.

"Es para su nido" dice el niño mayor. "Han de tener polluelos..." Baja la cabeza, y después de haber sonreído levemente cuando decía las primeras palabras, llora quedamente, secándose las lágrimas con la mano.

Bartolomé lo toma en sus brazos, comprendiendo que hay una herida que volvieron a abrir las tortolillas. Él, que tiene corazón de un buen padre, suspira. El niño llora sobre su hombro. El otro al verlo llorar, también se pone a llorar. El tercero no se deja esperar. Llama a su padre con su vocecita.

"¡Hoy será esto nuestra oración sabatina! ¡Podías dejarlos en casa! La mujer sabe mejor de estas cosas que nosotros..." observa Iscariote.

"¡Pero si ella no hace más que llorar! Como también yo tengo ganas de hacerlo... Son cosas... que provocan el llanto..." responde Pedro tomando en sus brazos al segundo niño.

"Son cosas que hacen llorar. Es verdad. María de Jacob, una pobre anciana llena de dolores, no es muy capaz para consolar..." confirma Zelote.

"También yo soy del mismo parecer. El único que puede consolar es el Maestro. Y no lo ha hecho."

"¿Que no lo hizo? ¡Y qué más podía haber hecho! convenció a los ladrones, trajo cargando a los niños desde lejos, ha hecho que se avisase a sus familiares..."

"Cosas sin importancia. Él, que manda aun sobre la muerte, podía, debía bajar al redil y resucitar al pastor. ¡Lo hizo con Lázaro que no hace falta a nadie! Aquí se trata de un padre, viudo por añadidura, de niños que quedan solos... A este debía resucitársele. No te comprendo, Maestro."

"Y nosotros no comprendemos por qué eres tan irrespetuoso..."

"¡Paz, paz! Judas no comprende. No es el único en no comprender las razones de Dios y las consecuencias del pecado. Tampoco tú, Simón de Jonás, comprendes porqué los inocentes deban sufrir. No juzguéis, pues, a Judas de Simón que no comprende porqué no resucité al padre de estos. Si Judas reflexionare, él que siempre me echa en cara que vaya solo y lejos, comprenderá que no podía ir así... Porque el redil está en la llanura de Jericó, más allá de la ciudad, cerca del vado. ¿Que habríais dicho si hubiera estado ausente por tres días?"

"Podías ordenar con tu voluntad que resucitase el muerto."

"¿Eres más empecinado que los fariseos y escribas, que pidieron la prueba de un muerto ya corrompido, para poder decir que Yo realmente resucito los muertos?"

"Ellos la pidieron porque te odian. A mí me gustaría tenerla porque te amo y quisiera verte pisotear a todos tus enemigos."

"Tu viejo y desordenado sentimiento de amor. No has sabido arrancar de tu corazón las viejas plantas para sembrar nuevas, y las antiguas, fertilizadas con la Luz a la que te has acercado, se hacen más robustas. Muchos participan de tu error. Muchos que viven hoy, que vivirán mañana. Ellos que no obstante los auxilios de Dios no se transforman porque no responden con una voluntad heroica a la ayuda de Dios."

"¿Acaso estos, que como yo son tus discípulos, han arrancado las viejas plantas?"

"Por lo menos las han podado e injertado. Tú ni esto. Ni siquiera te has puesto a meditar si tus viejas plantas tienen necesidad de injerto, de ser podadas, o de ser arrancadas. Eres un jardinero tonto, Judas."

"En lo que se refiere a mi alma. Porque de jardines sé."

"Es verdad, eres experto en lo que es terrenal. Quisiera que lo fueras también en las cosas del cielo."

"¡Tu luz debería obrar en nosotros toda clase de prodigios! ¿No es buena, acaso? Si hace fértil el mal y lo robustece, entonces no es buena, y culpa suya es de que uno se haga bueno."

"Es dilo por ti, amigo. No veo que el Maestro me haya hecho más fuertes las malas inclinaciones" protesta Tomás.

"Tampoco yo." "Y yo" dicen Andrés y Santiago de Zebedeo.

"Su poder me libró del mal y me hizo nuevo. ¿Por qué hablas así? ¿No reflexionas en lo que dices?" le grita Mateo.

Pedro está por hablar, pero prefiere irse, llevando al niño en sus brazos e imitando el balanceo de una barca para hacerlo reír, y al pasar toma por un brazo a Tadeo y grita. "¡Ea! Vamos a aquella islita. Está llena de flores como un racimo. Venid, Natanael, Felipe, Simón, Juan... Hay una bella caída de agua. Y el arroyo se divide en dos partes..." Salta sobre un saliente arenoso de unos cuantos metros de largo, lleno de hierba, cubierto de las primeras florecillas como una alfombra, en cuyo centro hay un álamo alto y esbelto que en su cima se mueve al impulso de un viento ligero. Los demás se le unen. Jesús queda atrás hablando con Iscariote.

"¿Pero todavía no acaba ese?" pregunta Pedro a su hermano.

"El Maestro le está trabajando el corazón" responde Andrés.

"¡Eh! Es más fácil que yo haga producir higos a esta planta que en el corazón de Judas pueda nacer la justicia."

"Y en su inteligencia" agrega Mateo.

"Es un necio porque lo quiere, y en lo que quiere" añade Tadeo.

"Está irritado porque no se le mandó a evangelizar. Lo sé" explica Juan.

"Por lo que se refiere a mí... si quiere ir en mi lugar... No tengo muchas ganas de ir por acá y por allá" exclama Pedro.

"Ninguno de nosotros lo quiere, pero él sí. Mi hermano no lo quiere enviar. Se lo dije esta mañana porque comprendo el mal humor de Judas y la razón. Pero Jesús me respondió: "Como es un corazón enfermo, lo tengo cerca de Mí. Los que sufren y los débiles tienen necesidad del médico y de quien los sostenga"."

"¡Ea, niños! Venid, muchachos. Cortemos estas bellas cañas y hagamos barquitas con ellas. ¡Ved qué buenas están! Y en lugar de pescados, pondremos flores. Ved si no parecen ser cabezas, con un velo blanco y rojo... Aquí hacemos el puerto, allí las chozas de los pescadores... Ahora ligamos las barcas con estas bellas y delgadas hierbas. Vosotros las echáis al agua, así... y después de la pesca las traéis a la ribera... Podéis dar vueltas por la isla... pero atentos con las piedras..." Pedro es admirable con su paciencia. Con su cuchillo ha estado cortando las cañas de modo que pueda hacer barquitas con ellas. Ha puesto velloritas de prado todavía sin reventar en lugar de pescadores, y ha hecho un agujero en la arena como si fuera un puerto, y con arena húmeda ha hecho a manera de casuchas. Lo único que se ha propuesto es que los niños se alegren. Se sienta y entre dientes murmura: "¡Pobres criaturas!..."

Jesús llega a la isla cuando los dos pequeñuelos empiezan a jugar. Los acaricia, pone en el suelo al pequeñín que se junta a sus hermanitos.

 

Hablemos ahora de Dios, porque hablar de El, 

es prepararse a la misión

 

"Bueno, aquí estoy. Hablemos ahora de Dios, porque hablar de El, es prepararse a la misión. Después de la oración, esto es, después de haber hablado con Dios, hablaremos de Dios que está presente en todas las cosas para enseñar a las cosas buenas. ¡Ea, levantaos y oremos!" y entona algunos salmos en hebreo a los que los apóstoles se unen.

Los niños que se habían alejado con sus barquitas, al oír que cantan, suspenden su juego. Atentos escuchan con los ojos clavados en Jesús que es todo para ellos, y luego con el instinto infantil de imitar, toman el aire de quienes oran y tratan de seguir el canto, con la entonada, pues ignoran las palabras. Jesús baja sus ojos y los mira con una sonrisa que entusiasma a los niños a cantar más. Se sienten animados. Ven que se aprueba lo que hacen.

 

Dios habló a su profeta, mandándole que excavasen fosos 

y fosos en el río seco, para que se llenasen de agua 

de la que beberían hombres y animales. 

A la hora del sacrificio de la mañana, 

sin que hubiera soplado viento alguno o hubiera llovido,

 se llenó como el Señor había dicho (4Rey. 3, 4-27)

 

Los salmos terminan. Jesús se sienta en la hierba y empieza a hablar: "Cuando los reyes de Israel, el de Joram y el de Judá se juntaron para combatir al rey de Moab y pidieron su parecer al profeta Eliseo, este respondió al enviado del rey: "Si no respetase a Josafat, rey de Judá, ni siquiera te hubiera mirado. Tráeme a uno que suene el arpa". Y mientras sonaba el arpista Dios habló a su profeta, mandándole que excavasen fosos y fosos en el río seco, para que se llenasen de agua de la que beberían hombres y animales. A la hora del sacrificio de la mañana, sin que hubiera soplado viento alguno o hubiera llovido, se llenó como el Señor había dicho (4Rey. 3, 4-27). Decid ¿qué podemos aprender de este episodio?"

 

¿qué podemos aprender de este episodio?

 

Los apóstoles hablan entre sí. Alguien dice: "Cuando el corazón está turbado Dios no habla. Eliseo quiso calmar su irritación por haber visto al rey de Israel, y poder escuchar a Dios." Otro: "Es una lección de justicia. Eliseo para no castigar al buen rey de Judá, salva al culpable." Otros proponen: "Es una lección de obediencia y de fe. Excavaron fosos, obedeciendo a algo que parecía cosa tonta, y con fe esperaron el agua aun cuando el cielo estaba sereno y no soplaba el viento."

 

Basta con tener caridad, que es el arpa espiritual 

y que produce melodías paradisíacas.

 

"Habéis respondido bien, pero no completamente. Dentro de un corazón perturbado Dios no habla. Es verdad. Pero las arpas no son necesarias para tranquilizar un corazón. Basta con tener caridad, que es el arpa espiritual y que produce melodías paradisíacas. Cuando un alma vive en la caridad, su corazón está tranquilo, oye la voz de Dios y la comprende."

"Entonces Eliseo no tenía caridad, porque estaba conturbado."

 

Yo soy el Agua de la Vida. Excavad fosos en vuestros

 corazones para poder recibirme. Escuchad.

 

"Eliseo pertenece al tiempo de la Justicia. Hay que saber llevar al tiempo de la Caridad los episodios antiguos, y verlos no a la luz de sus fulgores, sino a la de los astros( Alusión a los rayos que acompañaron a la declaración de la Ley antigua y a la estrella que vino al nacimiento de Jesús). Vosotros pertenecéis a los tiempos nuevo. ¿Por qué más frecuentemente estáis turbados e irritados que los de tiempos idos? Despojaos del pasado. Lo repito, aun cuando a Judas no le gusta oírlo. Extirpad, podad, injertad, plantad árboles nuevos. Renovaos, abrid fosos de humildad, de obediencia, de fe. Aquellos reyes supieron hacerlo y eran dos contra uno, y aunque no eran ambos de Judá, ambos oyeron, si no a Dios, sí lo que el Altísimo ordenaba. Hubieran muerto de sed en el desierto si no hubieran obedecido. Pero como obedecieron, los fosos se llenaron de agua y así no sólo se salvaron de morir de sed, sino que también derrotaron a sus enemigos. Yo soy el Agua de la Vida. Excavad fosos en vuestros corazones para poder recibirme. Escuchad. No voy hablar mucho. Os doy la materia para que meditéis. Seréis siempre como estos pequeñuelos, y menos que ellos porque ellos son inocentes y vosotros no, y por lo tanto la luz en vosotros es menos clara, si no os acostumbráis a meditar. Siempre estáis atentos, pero no guardáis nada, porque vuestra inteligencia está dormida en lugar de estar activa.

 

Cuando murió el hijo de la Sunamites, 

quiso ir a donde estaba el profeta 

 

¿Qué decís de esto?

 

Oíd, pues. Cuando murió el hijo de la Sunamites, quiso ir a donde estaba el profeta, pese a que el marido le dijo que no era el primer día del mes, ni sábado (4 Rey. 4, 1-37). Pero ella quiso ir porque tratándose de ciertas cosas no puede haber dilación. Y como supo comprender la realidad de las cosas, su hijo fue resucitado. ¿Qué decís de esto?"

"Que con ello me regañas por lo del sábado" responde Iscariote.

"Ves, Judas, que cuando quieres comprender, comprendes. Abre tu espíritu a la justicia."

"Lo haré... pero Tú no violaste el sábado para resucitar al hombre." 

"Hice mucho más. Impedí la muerte de estos, su ruina completa. Recordé a los ladrones que..."

"¡Oh, con tan poca cosa te consuelas! No creo que te hubieran obedecido..."

"Si el Maestro lo dice..."

"En la narración de la Sunamites Eliseo dijo: "El Señor me lo ha ocultado" (4 Rey. 4, 27.). Así pues ni siquiera los profetas saben todo" replica Iscariote.

"Nuestro hermano es más que un profeta" afirma sin ambages Tadeo.

"Lo sé. Es el Hijo de Dios. Pero también es Hombre. Como tal puede verse sujeto a ignorar cosas secundarias como la de una conversión o de un regreso... Maestro, ¿sabes verdaderamente siempre todo? Frecuentemente me lo pregunto..." insiste Iscariote arrastrado por sus ansias íntimas.

"¿Y con qué espíritu te lo preguntas? ¿Para tranquilizarte, para decirte lo que hay que hacer, para perder la paz?" pregunta Jesús.

"No puedo decirlo. Pero quisiera saberlo y..."

"Y al preguntárselo, se ve que no tienes paz en ti" objeta Tomás.

"¿Yo? Es que la duda turba."

"¡Cuántas sutilezas! Yo no me las hago Creo sin investigar y no siento ni turbación, ni dudas. Pero dejemos que hable el Maestro. Esta lección no me gusta. Dinos una parábola bella, Maestro. Agradará hasta los niños" pide Pedro.

 

¿Qué significa para vosotros la harina que quitó 

la amargura del potaje dado a los hijos de los profetas?"

 (4Rey. 4, 38-41)

 

"Tengo algo más que preguntar. ¿Qué significa para vosotros la harina que quitó la amargura del potaje dado a los hijos de los profetas?" (4Rey. 4, 38-41).

Nadie responde.

"¿No respondéis?"

"Puede ser, porque la harina quita lo amargo..." responde dudoso Mateo.

"Todo se hubiera hecho amargo, aun la harina."

"Porque el profeta obró un milagro para que el criado no se sintiese afligido" sugiere Felipe.

"Puede ser, pero no es todo".

"El Señor quiso mostrar el poder del profeta aun en cosas comunes y corrientes" propone Zelote.

 

Las vidas de los profetas son un antecedente de lo

 que será en el tiempo nuevo:  en el mío, 

reflejan mi tiempo terrenal bajo símbolos y figuras

 

"Tal vez, pero todavía el significado no es el justo. Las vidas de los profetas son un antecedente de lo que será en el tiempo nuevo:  en el mío, reflejan mi tiempo terrenal bajo símbolos y figuras. Así pues..."

Silencio. Se miran. Juan con la cabeza inclinada y colorado sonríe.

"¡Habla, Juan!" le incita Jesús. "No es falta a la caridad, porque no lo haces por mortificar a nadie."

 

Después de tu sacrificio no producirá más amargura 

en el mundo porque habrás restablecido 

la amistad con Dios

 

"Pienso que esto sea el significado. En el tiempo del hambre por la Verdad y en que faltaba la Sabiduría, en que viniste, todos los árboles eran selváticos y producían frutos amargos, que no podían comer los hombres por ser veneno, y que en vano los cortan para alimentarse con ellos. Pero la bondad del Eterno te envió, harina de trigo precioso, que con tu perfección quitas el veneno del alimento, haciendo que sea bueno, como también el árbol de la Escritura, que en el correr de los años abandonó su ser natural, y el paladar de los hombres que la concupiscencia corrompió. En el caso presente quien manda que se lleve la harina y la eche es tu Padre y Tú eres la harina que se sacrifica para hacerse alimento de los hombres. Después de tu sacrificio no producirá más amargura en el mundo porque habrás restablecido la amistad con Dios. Tal vez me he equivocado."

"No. Tal es el símbolo."

"¡Oh!, ¿cómo pudiste pensarlo?" pregunta admirado Pedro.

 

Un buen brinco y se encuentra uno en la isla tranquila 

y florida de la espiritualidad

 

Jesús le responde: "Te lo diré con tus palabras de hace poco. Un buen brinco y se encuentra uno en la isla tranquila y florida de la espiritualidad. Pero hay que tener valor de dar el salto abandonando la ribera, el mundo. Brincar sin pensar que pueda haber alguien que se ría de nosotros, o de nuestra sencillez por preferir un islote solitario al mundo. Brincar sin tener que pensar en poder herirse, mojarse, o sufrir un chasco. Dejar todo para refugiarse en Dios. Entrar en la isla separada del mundo y salir de ella únicamente para distribuir a los que están en la ribera, flores y aguas limpias recogidas en la isla del espíritu, donde hay un árbol solo: el de la Sabiduría, cuyas palabras si está uno cerca, lejos del mundanal ruido, puede uno captar, y llegar a ser maestro, porque se ha sabido ser discípulo. También esto es un símbolo. Pero ahora vamos a decir una parábola a los pequeños. Acercaos más."

Parábola 

La barca para que no la lleve la corriente debe de estar 

sujeta al hilo

 

Los tres niños están tan cerca que se sienten sobre sus rodillas. Jesús los abraza y empieza a hablar:

"Un día, el Señor Dios dijo: 'Haré el hombre y el hombre vivirá en el paraíso terrenal donde está el gran río que se divide luego en cuatro ramas, que son el Fisón, el Geón, el Eúfrates, y el Tigris, que corren por la región. El hombre se sentirá feliz al poseer todas las bellezas y bondad de lo creado y mi amor, para alegría de su espíritu'. Y así lo hizo. Era como si el hombre estuviese en una gran isla, pero, más florida que ésta, y con árboles y animales de toda clase. En él vivía el amor de Dios que servía de sol para su alma, y la voz de Dios estaba en los vientos, más melodiosa que el trino de los pajarillos.  

Pero en esta bella isla florida entró arrastrándose 

una serpiente diversa de las que Dios había creado 

 

Todos los animales la miraban Ninguno se le acercaba

 

Pero en esta bella isla florida, en medio de los animales y plantas, entró arrastrándose una serpiente diversa de las que Dios había creado y que eran buenas, que no tenían veneno en los colmillos, que no aterrorizaban al enrollarse. La dicha serpiente se había vestido con colores bellísimos que tenían las otras, aun más, se había hecho más bella, en tal forma que parecía un collar real, que anduviese adornando los árboles del jardín.  Fue a enrollarse cerca de un árbol que se erguía en medio del jardín, un árbol frondoso, solitario, con bellos frutos. La serpiente parecía una piedra preciosa a su alrededor. Brillaba al sol. Todos los animales la miraban, porque ninguno se acordaba de haberla vista cuando fue creada, ni haberla vista antes. Ninguno se le acercaba, más bien, todos se alejaban del árbol, desde que la tenía a su alrededor.  

   

Sólo el hombre y la mujer se acercaron. 

La mujer fue la primera desobedeció al Señor e hizo

 desobedecer a Adán 

Se escondieron de Dios que los buscaba, y luego, 

le mintieron cuando les preguntó

 

  Sólo el hombre y la mujer se acercaron. La mujer fue la primera, porque le agradaba lo que lucía, lo que brillaba al sol, que movía su cabeza semejante a una flor que se abre, dio oídos a lo que decía la serpiente, desobedeció al Señor e hizo desobedecer a Adán. Después de haber cometido el acto de desobediencia, vieron la serpiente en lo que era y comprendieron su pecado, porque habían perdido ya la inocencia de su corazón. Se escondieron de Dios que los buscaba, y luego, le mintieron cuando les preguntó.  

Entonces Dios puso ángeles en los límites del Jardín 

y arrojó de él al hombre

 

Entonces Dios puso ángeles en los límites del Jardín y arrojó de él al hombre. Fue como si, de la ribera segura del Edén, los hombres hubieran sido arrojados a los ríos terrenales, como cuando vienen las avenidas en primavera. Dios dejó en el corazón de los expulsados el recuerdo de su destino eterno, esto es, del paso del hermoso jardín, donde oían la voz y amor de Dios, al Paraíso, donde hubieran podido gozar de Dios completamente. Y con el recuerdo, les dejó el estímulo santo para subir con una vida justa al lugar perdido.  


Hijos míos, acabáis de ver que, mientras la barca desciende siguiendo la corriente, su camino es fácil, pero, cuánto le cuesta estar derecha al subir contra corriente, cuánto para que no la volteen las ondas, para no naufragar entre las hierbas y la arena o piedras que hay. Si Simón Pedro no hubiera armado vuestras barquitas con tiras de juncos, las habríais perdido, como sucedió a Isaac por haber dejado ir el junco.  

Lo mismo sucede a los hombres que se arrojan 

a la corriente de la tierra. Deben estar siempre 

en las manos de Dios, poniendo su voluntad, que es 

cual un junco en las manos del buen Padre 

que está en los cielos

 

Lo mismo sucede a los hombres que se arrojan a la corriente de la tierra. Deben estar siempre en las manos de Dios, poniendo su voluntad, que es cual un junco en las manos del buen Padre que está en los cielos y que es Padre de todos, sobre todo de los inocentes, y deben estar vigilantes para evitar las hierbas y espadañas, las piedras, remolinos y lodo que pudieran detener, quebrar o trabarse la barca de su alma, rompiendo el hilo de la voluntad que los tiene unidos a Dios. Porque la serpiente, que no está más en el jardín, está ahora en la tierra, y trata de hacer naufragar las almas; busca el medio de que no suban por el Eúfrates, el Tigris, el Geón, el Fisón, el gran Río que corre en el paraíso eterno y alimenta los árboles de la vida y salud, que producen perpetuos frutos de que gozarán todos los que pudieron subir la corriente para reunirse con Dios y sus ángeles y llegar a la seguridad completa." 

 

Los niños hablan entre sí de las enseñanzas de su madre

 

"También lo decía mi mamá" dice el mayor de los niños.

"Sí, lo decía" balbucea el pequeño.

"No puedes saberlo. Yo sí, porque soy grande. Si dices cosas que no son ciertas, no entrarás en el paraíso."

"Papá decía que nada era verdadero" objeta el de en medio.

"Porque no creía en el Señor de mamá."

"¿Era tu padre samaritano?" pregunta Santiago de Alfeo.

"No. Era de otros lugares. Pero mamá sí era, y nosotros somos porque ella nos quería. Nos hablaba del paraíso y del jardín, pero no tan bien como Tú lo has hecho. Yo tenía miedo de la serpiente y de la muerte porque mamá decía que aquella era el diablo y porque papá decía que la muerte acaba todo. Por esto me sentía infeliz de estar solo, y también decía yo que era inútil ser buenos, porque, mientras vivieron nuestros padre, era agradable ser buenos, y que ahora no había más quien se alegrase de nuestro buen corazón. Pero ahora sé... Seré bueno. No quitaré mi hilo de las manos de Dios para que no me arrastren las aguas de la tierra."

"¿A dónde se fue mamá, arriba o abajo?" pregunta con sencillez el niño mediano.

"¿Qué quieres decir?" pregunta Mateo.

"Quiero decir que dónde está. ¿Ha ido al río del paraíso eterno?"

"Así lo esperamos, niño. Si fue buena..."

"Era samaritana..." responde con desprecio Iscariote.

 

¿Entonces no hay paraíso porque somos samaritanos? 

Para mí no hay diferencia entre el espíritu de un judío 

y de un samaritano. Y dentro de poco no habrá más divisiones

 entre Samaría y Judea, porque el Mesías tendrá un solo

 pueblo que llevará su nombre, y en el que estarán todos los

 que lo hubieran amado

 

"¿Entonces no hay paraíso porque somos samaritanos? ¿Entonces no tendremos a Dios con nosotros? Él lo ha llamado "Padre de todos". A mí que soy huérfano me gusta pensar en que todavía tengo padre... Pero si para nosotros no hay..." baja su cabecita afligido.

"Dios es el padre de todos, hijo mío. ¿Te he amado menos porque eres samaritano? Te arrebaté de los ladrones y te arrebataré del demonio, del mismo modo como pelearía por el hijo del sumo sacerdote del templo de Jerusalén, sino pensara es un oprobio que el Salvador salvase a su hijo. Óyeme, estoy más contigo, porque estás solo y huérfano. Para mí no hay diferencia entre el espíritu de un judío y de un samaritano. Y dentro de poco no habrá más divisiones entre Samaría y Judea, porque el Mesías tendrá un solo pueblo que llevará su nombre, y en el que estarán todos los que lo hubieran amado."

"Yo te amo, Señor. ¿Y me llevas donde está mi mamá?" pregunta el mayor de los tres.

"No sabes dónde está. Lo dijo ese hombre. Que sólo hay que esperar..." replica el mediano.

"Yo no lo sé, pero lo sabe el Señor. El supo dónde estábamos, cosa que nosotros no sabíamos."

"Con los ladrones... Nos querían matar..." El espanto se dibuja en la carita del mediano.

"Los ladrones eran como demonios. Pero Él nos salvó porque nuestros ángeles lo llamaron."

"Los ángeles han salvado también a mamá. Lo sé porque la sueño siempre."

"Mientes, Isaac. No puedes soñarla. Ni siquiera te acuerdas cómo era."

El pequeño replica: "No. No. La sueño. Que la sueño."

 

Su alma puede ser que vea vuestra madre porque 

el buen Padre que está en los cielos puede conceder 

que el huérfano la sueñe y la conozca parcialmente 

 

"No llames mentiroso a tu hermano, Rubén. Su alma puede ser que vea vuestra madre porque el buen Padre que está en los cielos puede conceder que el huérfano la sueñe y la conozca parcialmente como concede al hombre que lo conozca, para que de este conocimiento limitado le nazca una buena voluntad de conocerlo perfectamente, que se obtiene siendo siempre mejores... Ahora vámonos. Hemos hablado de Dios y el sábado ha sido santificado." Se ponen de pie y entonan otros salmos.

 

"¿Preferiste venir aquí más bien que a nuestra sinagoga? 

¿No nos amas?"

 

Alguna gente de Efraín que ha oído los cantos, ha venido a escuchar, respetuosa espera a que terminen, para saludar a Jesús: "¿Preferiste venir aquí más bien que a nuestra sinagoga? ¿No nos amas?"

"Ninguno de vosotros me invitó. Por esto vine aquí con mis apóstoles y estos tres niños."

"Tienes razón, pero pensábamos que tu discípulo te habría comunicado nuestro deseo."

Jesús mira a Juan y a Judas. Este: "Me olvidé de decírtelo ayer. Y hoy por causa de tres pequeñuelos me volví a olvidar."

Jesús sale de la islita y atravesando la parte del arroyuelo, se dirige donde están los de Efraín. Los apóstoles lo siguen. Los niños se quedan a soltar sus dos barquitas que les han quedado, y dicen a Pedro: "Las queremos tener para acordarnos de la lección."

"¿Y yo? Yo perdí la mía. No me acordaré. No iré al paraíso" llora el más pequeño.

"Espera. No llores. Te voy hacer otra barquita. De veras. También tú debes recordar la lección. ¡Eh! Sería necesario hacer a todos una barquita con su junco amarrado a la proa para que se recordasen. Más que vosotros, nosotros los adultos tenemos necesidad de ello." Pedro corta una caña, y hace una barquita con su junto, y agarrado a los tres pequeños con un solo brazo, salta el arroyuelo, yéndose donde está Jesús.

"¿Son estos?" pregunta Malaquías.

"Estos."

"¿Y son de Siquén?"

"El pastorcillo decía que sus parientes son de la campiña."

"Pobres niños. Si ni viniesen ¿qué haríais?"

"Los tendría conmigo. Pero vendrán."

"¿Los ladrones acaso también vendrán?"

"No vendrán. No tengáis miedo de ellos, aunque viniesen... Yo buscaría de robarlos, y no ellos a vosotros. Les arrebaté cuatro presas y espero haber arrancado un poco su alma del pecado, por lo menos en alguno."

 

Nos permitirás que te ayudemos con estos niños Sí, 

pero que no sea porque son de vuestra región, 

sino porque son inocentes

 

"Nos permitirás que te ayudemos con estos niños."

"Sí, pero que no sea porque son de vuestra región, sino porque son inocentes y el amor para los inocentes es el camino que conduce rápidamente a Dios."

"Tú eres el único que no haces distinción entre inocentes y culpables. Un judío no habría recogido a estos pequeños samaritanos, como tampoco un galileo. Nadie nos quiere. Y esto lo muestran no sólo con nosotros, sino con los pequeños que no saben lo que sea un samaritano o un judío. Esto es horrible."

 

La idea mesiánica consiste en reunir a todos en el amor.

 Este es su emblema. Un solo pueblo en la tierra, 

bajo el cetro del Mesías. 

 

Un solo pueblo en el cielo, bajo la mirada de un solo Dios

 

"Es verdad, pero no será cuando existirá mi ley. Míralos Malaquías, que están entre los brazos de Simón Pedro, de mi hermano, y de Simón Zelote. Ninguno de ellos es samaritano, ni padre de alguno de ellos, y sin embargo, ni siquiera tu estrechas contra tu corazón a tus hijos con tanto amor, como lo hacen estos discípulos míos. La idea mesiánica consiste en reunir a todos en el amor. Este es su emblema. Un solo pueblo en la tierra, bajo el cetro del Mesías. Un solo pueblo en el cielo, bajo la mirada de un solo Dios."

Se alejan... hablando en dirección de la casa de María de Jacob.

X. 100-110 

A. M. D. G.